Los bultos en el cuello son inflamaciones que se pueden ver o palpar en el cuello.
Los bultos en el cuello son extremadamente frecuentes entre los niños.
La causa más frecuente de los bultos en el cuello en niños es
Uno o más ganglios linfáticos hipertrofiados ( Ver también Bultos en el cuello)
Un ganglio linfático puede aumentar de tamaño por las razones siguientes:
Está infectado (un trastorno denominado linfadenitis).
Hay una infección cercana, por ejemplo, en la garganta.
Hay una infección generalizada del organismo (como mononucleosis, tuberculosis o virus de la inmunodeficiencia humana [VIH]).
Entre otras causas de los bultos en el cuello se encuentra un quiste (un saco lleno de líquido) que ha estado presente desde el nacimiento, pero que se aprecia solo después de empezar a inflamarse o infectarse. Los bultos en el cuello también son resultado de hinchazón por traumatismos en el cuello, inflamación de las glándulas salivales o tumores no cancerosos (benignos). A veces, el agrandamiento de la glándula tiroidea (llamado bocio) puede causar una masa en el cuello. Con escasa frecuencia, la causa es un linfoma, un tumor tiroideo u otros tumores cancerosos (malignos).
La mayoría de los bultos en el cuello no causan síntomas y preocupan más a los padres que a los niños afectados. Sin embargo, los ganglios linfáticos o quistes infectados son dolorosos a la palpación y pueden provocar fiebre.
Diagnóstico de masas cervicales (bultos en el cuello) en niños
Pruebas de diagnóstico por la imagen, frotis, análisis de sangre y pruebas cutáneas de tuberculosis
Pruebas tiroideas
Biopsia
Dado que muchos bultos en el cuello tienen su origen en infecciones víricas y desaparecen sin tratamiento, la realización de pruebas no suele ser necesaria, a no ser que un bulto dura durante varias semanas.
Sin embargo, el médico toma una muestra de la parte posterior de la garganta para evaluar la presencia de una infección bacteriana o solicita un análisis de sangre para descartar enfermedades tales como mononucleosis infecciosa, leucemia, hipertiroidismo o problemas hemorrágicos.
El médico también solicita a veces radiografías torácicas y una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética nuclear (RMN) de la cabeza y el cuello para saber si el bulto es un tumor o un quiste y determinar con mayor precisión su tamaño y extensión. Se puede hacer una ecografía para determinar si una masa en el cuello es un quiste.
Se puede indicar una prueba cutánea para la tuberculosis.
Se puede extirpar un fragmento de la masa y analizarlo (biopsia) para descartar o confirmar la presencia de un tumor canceroso.
Puede realizarse un escáner y otros análisis que permitan determinar el funcionamiento de la glándula tiroidea.
Pueden ser necesarias otras pruebas, como el uso de un tubo de visualización para examinar la nariz, la garganta y la laringe (lo que se denomina nasofaringolaringoscopia); los pulmones (broncoscopia) o el esófago (esofagoscopia).
Tratamiento de las masas cervicales (bultos en el cuello) en niños
Depende de la causa
El tratamiento de las masas cervicales (bultos en el cuello) depende de la causa. Los antibióticos son eficaces para los ganglios linfáticos infectados y otras infecciones bacterianas. Si la causa no es una infección, puede ser necesaria la cirugía.
Los bultos causados por infecciones víricas y la hinchazón debida a traumatismos desaparecen gradualmente con el tiempo.
Los tumores y los quistes suelen necesitar cirugía.