Cáncer tiroideo (cáncer de tiroides)

PorLaura Boucai, MD, Weill Cornell Medical College
Revisado/Modificado feb 2024
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Datos clave

No se conoce la causa del cáncer tiroideo, pero la glándula tiroidea es muy sensible a la radiación y esta provoca cambios tumorales. Es más frecuente si durante la infancia se recibió radioterapia en la cabeza, en el cuello o en el pecho, a menudo para tratar tumores benignos (aunque ya no se tratan con radiación en la actualidad).

(Véase también Introducción a la glándula tiroidea.)

Nódulos tiroideos

Un cáncer, más que causar la hipertrofia general de la glándula, produce pequeños tumores (nódulos) en el interior. Sin embargo, la mayoría de ellos son benignos. Es más probable que un nódulo sea maligno en los siguientes casos

  • Es sólido en vez de estar lleno de líquido (quístico)

  • No produce hormona tiroidea

  • Es duro

  • Crece con rapidez

  • La persona afectada es de sexo masculino

  • Se asocia a ganglios linfáticos engrosados y dolorosos en el cuello

El primer signo de cáncer tiroideo suele ser la presencia de un bulto indoloro en el cuello. Un cáncer de mayor tamaño puede presionar los tejidos cercanos al cuello, causando ronquera, tos o dificultad para respirar.

Al encontrar un nódulo en la glándula tiroidea, se realizan varias pruebas. Las primeras consisten en análisis de sangre de la función tiroidea, en las que se miden las concentraciones sanguíneas de la hormona estimulante del tiroides (TSH), y de las hormonas tiroideas T4 (tiroxina o tetrayodotironina) y T3 (triyodotironina). A veces se realizan pruebas para detectar anticuerpos de la glándula tiroidea.

Si los análisis de sangre indican que la glándula tiroides es hiperactiva (hipertiroidismo), se realiza una gammagrafía tiroidea para determinar si el nódulo produce hormonas tiroideas. Si el resultado es afirmativo (nódulos «calientes»), casi nunca son malignos. Si las pruebas no indican hipertiroidismo ni tiroiditis de Hashimoto, o si no hay nódulos «calientes», suele realizarse una biopsia con aguja fina.

En una biopsia con aguja fina, se realiza una ecografía para obtener imágenes del nódulo y luego se extrae una muestra del nódulo a través de una pequeña aguja para examinarla posteriormente al microscopio. Este procedimiento no es demasiado doloroso, se realiza en el consultorio del médico y requiere el uso de anestesia local, así como de ecografía para guiar la colocación de la aguja.

También se realiza una ecografía para determinar el tamaño del nódulo, si es sólido o está lleno de líquido, si hay otros nódulos y si presenta características de alto riesgo para el cáncer.

Tipos de cáncer de tiroides

Los cánceres tiroideos se desarrollan a partir de diferentes tipos de células de la glándula tiroidea:

  • Células foliculares, que secretan hormona tiroidea

  • Células parafoliculares (C), que secretan la hormona calcitonina

Los cánceres que se desarrollan a partir de las células foliculares son más frecuentes. Entre estos factores se incluyen los siguientes

  • Cáncer tiroideo papilar

  • Cáncer tiroideo folicular

  • Cáncer tiroideo oncocítico

  • Cáncer tiroideo anaplásico

La mayoría de los cánceres tiroideos son carcinomas papilares o foliculares. El cáncer oncocítico tiroideo es mucho menos frecuente. Los cánceres papilar, folicular y oncocítico suelen ser de crecimiento lento. Por el contrario, los carcinomas anaplásicos de tiroides crecen más rápidamente.

El cáncer medular de tiroides se desarrolla a partir de células parafoliculares. Por lo general crece lentamente, pero puede extenderse a los ganglios linfáticos del cuello al principio de su desarrollo.

Cáncer tiroideo papilar

El cáncer tiroideo papilar es el tipo más frecuente y representa del 80% al 90% de todos los tipos de cáncer tiroideo. Es cerca de 3 veces más frecuente en mujeres que en hombres. Se observa más a menudo en personas de entre 30 y 60 años, pero crece y se extiende con más rapidez en personas de edad avanzada.

Si se ha recibido radioterapia en el cuello, generalmente por una afección benigna en la infancia o por algún otro cáncer en la edad adulta, se corre un riesgo mayor de desarrollar cáncer papilar.

Este tipo de cáncer crece dentro de la glándula tiroidea, pero a veces se extiende (metastatiza) a los ganglios linfáticos adyacentes. Si no se trata, puede propagarse a zonas más distantes.

Casi siempre se puede curar.

Si el nódulo es más grande (en particular los mayores de 4 centímetros), se extirpa la mayor parte o la totalidad de la glándula tiroidea. A menudo, se administra yodo radiactivo para eliminar cualquier neoplasia maligna o tejido tiroideo remanente. También se administra hormona tiroidea en grandes dosis para inhibir el crecimiento de cualquier tejido tiroideo remanente.

Los nódulos con un tamaño menor de 1,5 pulgadas (4 centímetros) se extirpan junto con el tejido tiroideo circundante (lobectomía e istmusectomía), aunque muchos expertos recomiendan extirpar la glándula tiroidea por completo (tiroidectomía).

Los médicos sugieren una vigilancia activa para las personas con cánceres tiroideos papilares muy pequeños que no es probable que se diseminen a los tejidos cercanos. Durante la vigilancia activa, la persona afectada se somete a una ecografía tiroidea cada 6 meses para detectar cualquier diseminación del cáncer.

Cáncer tiroideo folicular

El cáncer tiroideo folicular representa alrededor del 4% de todas las formas de cáncer tiroideo y es más frecuente en las personas mayores. El cáncer folicular también es más frecuente en las regiones donde la carencia de yodo es también más frecuente.

El cáncer folicular de tiroides tiene más probabilidades de extenderse a otros órganos del cuerpo que el cáncer papilar. El cáncer folicular tiende a diseminarse (hacer metástasis) a través del torrente sanguíneo, diseminando células cancerosas a diversas partes del cuerpo.

El tratamiento requiere la extirpación quirúrgica de la mayor parte posible de glándula tiroidea y la destrucción con yodo radiactivo de cualquier tejido tiroideo remanente, incluidas las metástasis. Por lo general se cura, pero en menos ocasiones que el cáncer papilar.

Carcinoma oncocítico tiroideo

El cáncer oncocítico tiroideo (anteriormente denominado carcinoma de células de Hurthle) representa alrededor del 3 al 5% de los cánceres tiroideos. El cáncer oncocítico es más probable que se disemine a otras áreas del cuerpo. También es más probable que tenga un mal pronóstico. El tratamiento del cáncer oncocítico requiere la extirpación quirúrgica de la mayor cantidad posible de glándula tiroidea.

Cáncer tiroideo anaplásico

El cáncer tiroideo anaplásico representa alrededor del 1% de todos los tipos de cáncer tiroideo y es más frecuente en las mujeres mayores. Es ligeramente más frecuente entre las mujeres mayores. Muchos casos se deben a una mutación genética específica. Crece con rapidez y suele producir un tumor grande y doloroso en el cuello. Además, tiende a diseminarse por todo el organismo.

El tratamiento del cáncer anaplásico puede incluir cirugía para extirpar la glándula tiroidea (y a veces el tejido circundante), radioterapia, quimioterapia o una combinación de las anteriores. Muchos casos de este tipo de cáncer mueren en un año, aun si reciben tratamiento. Sin embargo, los nuevos fármacos contra el cáncer, incluyendo medicamentos llamados inhibidores de punto de control, auguran mejorar el pronóstico para las personas con cáncer tiroideo anaplásico. El yodo radiactivo no está indicado en este tipo de cáncer.

Cáncer tiroideo medular

Alrededor del 4% de los cánceres tiroideos son cánceres tiroideos medulares, que comienzan en la glándula tiroidea pero en un tipo de célula distinta de la que produce la hormona tiroidea. El origen de este cáncer es la célula C, que, en condiciones normales, está dispersa por toda la glándula tiroidea y segrega la hormona calcitonina, que ayuda a controlar el nivel de calcio en el torrente sanguíneo. El cáncer medular de tiroides produce cantidades excesivas de calcitonina. Dado que el cáncer medular de tiroides también produce otras hormonas, causa síntomas poco habituales.

Tiene tendencia a diseminarse (metastatizar) por el sistema linfático a los ganglios linfáticos y, a través de la sangre, al hígado, a los pulmones y a los huesos. Se desarrolla junto con otros tipos de cáncer endocrino en lo que se denomina síndrome de neoplasia endocrina múltiple.

El tratamiento consiste en la extirpación de la glándula tiroidea. Si el cáncer se ha extendido a los ganglios linfáticos, puede ser necesario realizar otra intervención quirúrgica. El yodo radiactivo no se usa en el tratamiento en este tipo de cáncer. Más de dos tercios de los casos cuyo cáncer medular de tiroides forma parte del síndrome de neoplasia endocrina múltiple se curan.

El cáncer tiroideo medular presenta a menudo un componente familiar, por tanto las personas afectadas se someten a pruebas genéticas para identificar la mutación genética que causa el cáncer. Si se identifica una mutación, los médicos pueden recomendar pruebas adicionales para los miembros de la familia y algunos de estos miembros incluso pueden someterse a una extirpación de la glándula tiroidea antes de que se desarrolle el cáncer.

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