Tiroiditis subaguda

(Tiroiditis granulomatosa; tiroiditis de Quervain; tiroiditis de células gigantes)

PorLaura Boucai, MD, Weill Cornell Medical College
Revisado/Modificado feb 2024
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La tiroiditis subaguda es una inflamación aguda de la glándula tiroidea, probablemente causada por un virus.

(Véase también Introducción a la glándula tiroidea.)

Por lo general, comienza de forma repentina. En este trastorno, la inflamación provoca que la glándula tiroidea libere cantidades excesivas de hormonas tiroideas, lo que origina hipertiroidismo, casi siempre seguido de hipotiroidismo transitorio y, finalmente, de la normalización de las funciones tiroideas.

Síntomas de la tiroiditis subaguda

La tiroiditis subaguda suele aparecer después de una infección vírica y comienza con lo que muchos refieren como un dolor de garganta, pero que en realidad se trata de un dolor en el cuello, localizado en la glándula tiroidea. La glándula tiroidea se vuelve cada vez más sensible al tacto. El dolor puede desplazarse de un lado del cuello al otro, extenderse a la mandíbula y a los oídos, y hacerse más fuerte al girar la cabeza o al tragar. Al principio, la tiroiditis subaguda se suele confundir con un problema dental o con una infección de la garganta o del oído.

A menudo, se siente mucho cansancio. La persona, por lo general, presenta febrícula (entre 37 y 38° C).

Las personas con tiroiditis subaguda al principio pueden presentar síntomas de hipertiroidismo, como aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial, sudoración excesiva y sensación de calor excesivo, temblores en las manos y nerviosismo y ansiedad, y más tarde aparecen síntomas de hipotiroidismo, incluyendo fatiga, aumento de peso, estreñimiento, piel y cabello secos e intolerancia al frío.

Diagnóstico de tiroiditis subaguda

  • Análisis de sangre de la función tiroidea

  • Gammagrafía y captación tiroidea de yodo radiactivo

El diagnóstico de la tiroiditis subaguda se basa en los síntomas de la persona afectada y en los resultados de la exploración física y de las análisis de sangre de la función tiroidea.

A veces puede ser difícil diferenciar la tiroiditis subaguda de la enfermedad de Graves, en cuyo caso los médicos realizan una prueba de gammagrafía y captación tiroidea. En la tiroiditis subaguda, debido a la inflamación, la glándula tiroidea capta poca radiactividad o ninguna, mientras que, en la enfermedad de Graves, la captación aumenta.

La ecografía tiroidea también puede ayudar a diagnosticar la tiroiditis subaguda.

Tratamiento de la tiroiditis subaguda

  • En ocasiones, fármacos para aliviar el dolor y la inflamación

En la mayoría de los casos, la recuperación es completa. Por lo general, la dolencia remite por sí sola en unos pocos meses, pero a veces se producen recaídas o, con escasa frecuencia, provoca una lesión lo bastante importante en la glándula tiroidea como para causar un hipotiroidismo permanente.

La aspirina (ácido acetilsalicílico) y otros fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) alivian el dolor y la inflamación. Si los síntomas son graves o los medicamentos antiinflamatorios no son capaces de controlarlos, los médicos pueden recomendar corticoesteroides, como la prednisona, que se disminuyen gradualmente a lo largo de 6 a 8 semanas. Cuando los corticoesteroides se interrumpen bruscamente o demasiado pronto, los síntomas suelen reaparecer con más intensidad.

Si los síntomas del hipertiroidismo son graves, se recomienda administrar un beta-bloqueante.

Si los síntomas del hipotiroidismo son graves o si el hipotiroidismo se vuelve permanente, puede ser necesaria la administración de hormona tiroidea sintética (levotiroxina).

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