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Congestión nasal y rinorrea

PorMarvin P. Fried, MD, Montefiore Medical Center, The University Hospital of Albert Einstein College of Medicine
Reviewed ByLawrence R. Lustig, MD, Columbia University Medical Center and New York Presbyterian Hospital
Revisado/Modificado Modificado mar 2025
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Vista para pacientes
La congestión nasal y la rinorrea (goteo nasal) son problemas muy comunes que suelen presentarse juntos, pero en ocasiones aparecen por separado.

Recursos de temas

Etiología de la congestión nasal y de la rinorrea

La causa más común de poliuria (véase tabla Algunas causas de poliuria) en adultos y en niños es

Tabla
Tabla

El aire frío y seco puede provocar congestión. La sinusitis aguda es algo menos común y un cuerpo extraño nasal es poco usual (y sucede sobre todo en niños).

Los pacientes que utilizan descongestivos tópicos durante > 3 a 5 días a menudo experimentan importante congestión de rebote cuando los efectos del descongestivo desaparecen, lo que determina que continúen con el uso del descongestivo en un círculo vicioso de empeoramiento persistente de la congestión. Esta situación (rinitis medicamentosa) puede persistir por algún tiempo y ser interpretada de manera errónea como una continuación del problema original en lugar de una consecuencia de un tratamiento prolongado.

Evaluación de la congestión nasal y la rinorrea

Anamnesis

La anamnesis de la enfermedad actual debe determinar las características de la secreción (p. ej., acuosa, mucoide, purulenta, sanguinolenta) y si es crónica o recurrente. En este último caso, debe establecerse toda relación con el lugar donde vive el paciente, la estación del año y la exposición a posibles alérgenos desencadenantes, que son numerosos. Una secreción unilateral, clara y acuosa, en particular después de un traumatismo craneoencefálico, puede indicar una pérdida de líquido cefalorraquídeo (LCR). La secreción de LCR también puede ocurrir espontáneamente en mujeres obesas en su quinta década como resultado de una hipertensión intracraneal idiopática.

Revisión por aparatos y sistemas: debe buscar los síntomas de las posibles causas, como fiebre y dolor facial (sinusitis), ojos llorosos y pruriginosos (alergias) y dolor de garganta, malestar general, fiebre y tos (infección viral de las vías respiratorias superiores).

Antecedentes personales: deben evaluar alergias conocidas y existencia de diabetes o inmunodepresión. Los antecedentes de consumo de medicamentos (de prescripción, de venta libre, ilícitos) deben incluir preguntas específicas sobre el uso de descongestivos tópicos.

Examen físico

Evaluar los signos vitales en busca de fiebre.

La exploración se centra en la nariz y el área sobre los senos. Se inspecciona la cara a fin de determinar la presencia de eritema focal sobre los senos frontal y maxilar; estas zonas también se palpan para ver si hay dolor. Se explora la mucosa nasal (centrándose en los cornetes) para evaluar la presencia de pólipos, el color (p. ej., si aparece enrojecida o pálida), la hinchazón, el color y las características de la secreción y, en especial en los niños, la presencia de un cuerpo extraño.

Signos de alarma

Los siguientes hallazgos en pacientes con congestión nasal o rinorrea deben considerarse preocupantes:

  • Secreción unilateral, en especial si es purulenta o sanguinolenta

  • Dolor facial espontáneo o a la palpación

Interpretación de los hallazgos

Los síntomas y el examen físico suelen ser suficientes para sugerir un diagnóstico (véase tabla Algunas causas de congestión nasal y rinorrea).

En los niños, la secreción maloliente unilateral sugiere la presencia de un cuerpo extraño nasal. Si no se observa ningún cuerpo extraño, se sospecha sinusitis aguda (bacteriana) cuando la rinorrea purulenta persiste durante > 10 días junto con fatiga y tos. En pacientes con fibrosis quística, rinitis alérgica, uso prolongado de aspirina o rinosinusitis crónica se pueden visualizar pólipos nasales, que son crecimientos suaves, carnosos, grises y translúcidos de la mucosa nasal.

Estudios complementarios

En general, no se indican estudios complementarios para los síntomas nasales agudos, a menos que se sospeche sinusitis invasiva en un paciente con diabetes o inmunodepresión; estos pacientes suelen requerir TC, biopsia y examen histopatológico para detectar la presencia de hifas fúngicas. En pacientes con síntomas nasales crónicos o recurrentes estacionales, las pruebas de alergia mediante pruebas cutáneas percutáneas o intradérmicas o inmunoglobulina E (IgE) sérica específica para alérgenos pueden ayudar a identificar una etiología alérgica.

Si se sospecha de una fístula de líquido cefalorraquídeo, se debe evaluar una muestra del líquido en busca de beta-2 transferrina, que es altamente específica para el líquido cefalorraquídeo.

Tratamiento de la congestión nasal y la rinorrea

Además del tratamiento sintomático, la enfermedad subyacente debe tratarse según corresponda.

La congestión y rinorrea virales se manejan principalmente con terapias de apoyo, como la humidificación del aire ambiente y solución salina nasal (la solución salina hipertónica puede reducir osmóticamente la congestión), seguida de antihistamínicos de segunda generación no anticolinérgicos (p. ej., cetirizina o fexofenadina) según sea necesario. Se han utilizado antihistamínicos orales de primera generación (p. ej., difenhidramina) debido a sus propiedades anticolinérgicas no relacionadas con sus propiedades bloqueadoras de H2. Sin embargo, se debe advertir a los pacientes que usan antihistamínicos orales de primera generación sobre el riesgo de sedación, así como sobre los posibles efectos paradójicos, como confusión, nerviosismo y, en casos raros, agitación.

La rinitis alérgica que causa congestión y rinorrea puede tratarse con antihistamínicos; en estos casos, se utilizan antihistamínicos de segunda generación no anticolinérgicos (p. ej., cetirizina o fexofenadina) según sea necesario, ya que tienen menos efectos adversos en comparación con los antihistamínicos de primera generación. Los corticosteroides nasales (p. ej., fluticasona 2 aerosoles en cada fosa nasal por día) también ayudan a aliviar los síntomas.

La rinosinusitis crónica con pólipos nasales se trata con corticosteroides intranasales como terapia de primera línea, con terapia antibiótica adicional (p. ej., amoxicilina-clavulanato) según sea necesario. (Véase también el tratamiento de la rinosinusitis crónica y los pólipos nasales.)

Aunque los descongestivos tópicos u orales pueden aliviar temporalmente la congestión, se deben evitar para prevenir la congestión de rebote y las complicaciones cardíacas. El uso prolongado de descongestivos tópicos puede causar rinitis medicamentosa, y el uso prolongado de descongestivos orales puede aumentar la tensión arterial y la frecuencia cardíaca.

Los antihistamínicos no se recomiendan para niños menores de 2 años y los descongestivos no se recomiendan para niños menores de < 6 años.

Conceptos esenciales en geriatría: tratamiento de la congestión nasal y la rinorrea

Los antihistamínicos, en particular los de primera generación como difenhidramina, pueden tener efectos sedantes y anticolinérgicos, lo que aumenta el riesgo de caídas y retención urinaria; por lo tanto, deben administrarse a los adultos mayores en dosificaciones más bajas. De manera similar, los agentes adrenérgicos deben utilizarse con la dosis más baja que sea clínicamente efectiva para prevenir episodios hipertensivos.

Conceptos clave

  • La congestión nasal y la rinorrea son causadas, en su mayor parte, por infección de las vías respiratorias superiores o por alergias.

  • Considerar un cuerpo extraño en los niños.

  • Se debe considerar la congestión de rebote debido al uso excesivo de descongestivo tópico.

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