Las infecciones neumocócicas están causadas por las bacterias grampositivas con forma esférica (cocos) (véase la figura Qué forma tienen las bacterias) Streptococcus pneumoniae (neumococos). Estas bacterias causan frecuentemente neumonía, meningitis, sinusitis e infecciones del oído medio.
Las bacterias neumocócicas se dispersan por el aire cuando las personas infectadas tosen o estornudan.
Las infecciones neumocócicas suelen causar fiebre y una sensación general de malestar, además de otros síntomas que dependen de cuál sea la parte del cuerpo infectada.
El diagnóstico se basa en los síntomas o la identificación de la bacteria en muestras de material infectado.
El tratamiento con penicilina u otro antibiótico suele ser efectivo.
Los niños pequeños se vacunan rutinariamente contra estas infecciones, y también se recomienda la vacunación a todas las personas de 65 años o más y a todas las personas con alto riesgo.
(Véase también Introducción a las bacterias.)
Existen más de 90 tipos de neumococos. Sin embargo, las infecciones más graves están provocadas por unos pocos tipos de neumococos.
Los neumococos suelen residir en las vías respiratorias altas de las personas sanas, que son su huésped natural, particularmente durante el invierno y la primavera. Las bacterias se propagan a otras personas cuando estas hacen lo siguiente:
Inhalan gotas infectadas dispersadas al estornudar o al toser
Mantienen contacto cercano con una persona infectada
El contagio es más probable entre grupos de personas en ambientes cerrados, como quienes viven, residen, o trabajan en hogares de ancianos, centros de atención a largo plazo, salas de hospitales, prisiones, bases militares, universidades o escuelas, centros de acogida para personas sin hogar o centros de día.
Factores de riesgo
Ciertos trastornos aumentan el riesgo de desarrollar infecciones neumocócicas, así como su gravedad:
Las enfermedades crónicas (como los trastornos cardíacos y pulmonares, la diabetes y la enfermedad hepática)
Trastornos que debilitan el sistema inmunitario, como la infección por el VIH
Medicamentos que deprimen el sistema inmunitario, como los corticoesteroides o los medicamentos de quimioterapia
Anemia de células falciformes (anemia drepanocítica o drepanocitosis)
Residencia en un centro de cuidados a largo plazo
Aborígenes australianos, nativos de Alaska y ciertos grupos de indios americanos
La gripe y la bronquitis crónica pueden dañar la mucosa del aparato respiratorio y, por lo tanto, facilitar la infección debida a bacterias neumocócicas.
Además, las personas mayores, aun estando sanas, tienden a sufrir síntomas más graves y mayores complicaciones en caso de infección neumocócica.
Síntomas y diagnóstico de las infecciones neumocócicas
Los síntomas de las infecciones neumocócicas varían según el lugar donde se produzca la infección.
La mayoría de infecciones neumocócicas se desarrollan en
Los pulmones (neumonía)
El oído medio (otitis media, que es frecuente en los niños)
Los senos paranasales (sinusitis)
Las bacterias se propagan a través del torrente sanguíneo (causando bacteriemia). Las infecciones pueden producirse en los tejidos que cubren el encéfalo y la médula espinal (meningitis) o, en menor medida, en las válvulas cardíacas (endocarditis), los huesos, las articulaciones o la cavidad abdominal.
Neumonía neumocócica
Por lo general, los síntomas de la neumonía neumocócica empiezan de repente. Las personas afectadas presentan fiebre, escalofríos, malestar general, dificultad respiratoria y tos. La tos produce esputo de color óxido.
Por lo general, aparecen dolores agudos y punzantes en un solo lado del pecho. La respiración profunda y la tos empeoran los dolores. En cerca del 40% de los afectados, el líquido se acumula entre las capas de tejido que recubren los pulmones (esta afección se denomina derrame pleural). El derrame pleural puede contribuir al dolor torácico y dificultar la respiración.
Se realizan radiografías de tórax para buscar signos de neumonía. El médico toma una muestra de esputo y la examina al microscopio; también puede enviarse una muestra de esputo, pus o sangre al laboratorio para realizar un cultivo bacteriano. Las bacterias neumocócicas son fácilmente identificables. También se examinan para ver qué antibióticos son eficaces (un proceso llamado prueba de sensibilidad).
Meningitis neumocócica
Los afectados por meningitis neumocócica sufren fiebre, cefalea y malestar general. El cuello se pone rígido de modo que bajar la barbilla hacia el pecho resulta doloroso y difícil, aunque esto no siempre puede detectarse al inicio de la enfermedad.
A diferencia de los niños mayores y de los adultos, la mayoría de los lactantes con meningitis no presentan rigidez de nuca. Es posible que los únicos síntomas sean rechazar la comida y estar irritables o decaídos.
La meningitis neumocócica puede llevar a complicaciones, como
Pérdida de audición (hasta en un 50% de las personas)
Convulsiones
Dificultades de aprendizaje
Disfunción mental
El diagnóstico de la meningitis neumocócica requiere una punción lumbar para obtener una muestra del líquido que rodea el encéfalo y la médula espinal (líquido cefalorraquídeo). La muestra se analiza para detectar signos de infección, como glóbulos blancos y bacterias.
Otitis media neumocócica
La otitis media neumocócica causa dolor en el oído y protrusión y enrojecimiento del tímpano o acumulación de pus detrás de él. Estas infecciones pueden causar
Pérdida de audición leve
Problemas para mantener el equilibrio
Infecciones en los huesos del cráneo cercanos al oído (mastoiditis)
Infección del oído interno (laberintitis)
Las bacterias neumocócicas causan alrededor del 30 al 40% de los casos de otitis media en los niños. La otitis media neumocócica acostumbra a reaparecer.
El diagnóstico de la otitis media neumocócica suele basarse en los síntomas y en los resultados de la exploración clínica. Generalmente no se realizan hemocultivos ni otras pruebas.
Sinusitis neumocócica
La sinusitis neumocócica afecta con mayor frecuencia a los senos paranasales situados en los pómulos (los senos maxilares) y a los senos situados a ambos lados de la cavidad nasal (senos etmoidales). La infección causa dolor sinusal y secreción de pus por la nariz. La infección se puede volver crónica. La infección se puede extender al cráneo y causar complicaciones como las siguientes:
Coágulo de sangre en ciertas venas cerebrales principales (como trombosis del seno cavernoso)
Abscesos cerebrales, epidurales o subdurales (bolsas de pus)
El médico basa el diagnóstico de sinusitis en los síntomas característicos. Cuando las personas tienen síntomas de complicaciones o cuando tienen sinusitis crónica se realiza una tomografía computarizada (TC).
Bacteriemia neumocócica
La bacteriemia neumocócica es una bacteria que está presente en el torrente sanguíneo. Puede ser la causa de una infección primaria o bien puede acompañar a cualquiera de las otras infecciones neumocócicas. Cuando se produce bacteriemia, se pueden provocar otras infecciones, como por ejemplo en las articulaciones (artritis infecciosa), en el revestimiento del corazón (endocarditis), o en los tejidos que recubren la médula espinal y el encéfalo (meningitis).
Si se sospecha bacteriemia, los médicos toman una muestra de sangre para intentar cultivar la bacteria en el laboratorio e identificarla.
A pesar del tratamiento con antibióticos, a menudo la bacteriemia neumocócica causa la muerte, especialmente en personas mayores, personas que tienen trastornos que debilitan su sistema inmunitario o personas que no tienen bazo.
Tratamiento de las infecciones neumocócicas
Antibióticos
La penicilina (o antibióticos del mismo grupo como ampicilina y amoxicilina) es el tratamiento de primera elección para la mayoría de las infecciones neumocócicas. Se suele administrar por vía oral, pero si la infección es grave puede administrarse por vía intravenosa.
Los neumococos resistentes a la penicilina son cada vez más frecuentes. Por lo tanto, se utilizan con frecuencia otros antibióticos, como ceftriaxona, cefotaxima, fluoroquinolonas (como levofloxacina), vancomicina, lefamulina, u omadaciclina.
La vancomicina no siempre es eficaz contra la meningitis causada por neumococos. Por lo tanto, a las personas con meningitis se les administra generalmente ceftriaxona o cefotaxima, rifampicina o ambos, así como vancomicina.
Prevención de las infecciones neumocócicas
Las infecciones neumocócicas se pueden prevenir con vacunas y, para ciertas personas, con antibióticos.
Vacunas
Para obtener más información, véase también Vacuna antineumocócicay los calendarios de vacunación para children y adults de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Los programas de vacunación varían según la edad y las condiciones médicas de la persona. Todos los niños de 2 meses a 6 años de edad deben recibir la vacuna antineumocócica como parte del calendario rutinario de vacunación infantil. La vacunación antineumocócica también se recomienda para adultos de 65 años de edad o mayores y para los de 19 a 64 años de edad que presentan ciertas enfermedades de alto riesgo.
Antibióticos
Si los niños menores de 5 años no tienen bazo o su bazo no está funcionando adecuadamente, se les puede administrar antibióticos (como la penicilina), además de la vacuna. En tales casos, los antibióticos se pueden continuar durante toda la infancia y la edad adulta.
Más información
Los siguientes son recursos en inglés que pueden ser útiles. Tenga en cuenta que el MANUAL no se hace responsable del contenido de estos recursos.
Centers for Disease Control and Prevention (CDC): Recommended vaccine schedule for children
CDC: Pneumococcal Disease: proporciona información sobre cómo se propaga la infección, los síntomas que causa y cómo prevenirla