Hay muchos tipos de tumores esofágicos benignos; muchos se encuentran de manera incidental, permanecen asintomáticos y solo requieren observación. Algunos pueden causar síntomas durante la deglución y rara vez ulceración o sangrado.
Diagnóstico de los tumores esofágicos benignos
Esofagrama de bario o endoscopia digestiva alta
La evaluación inicial típica es semejante a la de la disfagia, comenzando con un esofagrama de bario o una endoscopia digestiva alta (con o sin ecografía por vía endoscópica).
Una vez que se visualiza una lesión, se pueden obtener muestras de tejido mediante endoscopia alta.
En algunos casos, una TC puede ser útil para la caracterización inicial y para controlar los cambios a lo largo del tiempo.
Tratamiento de los tumores esofágicos benignos
Extirpación quirúrgica o endoscópica
En general, se recomienda el tratamiento cuando los tumores benignos siguen aumentando de tamaño o los pacientes presentan síntomas.
El leiomioma, el tumor esofágico benigno más frecuente, puede ser múltiple y agrandarse. En función de su tamaño y su ubicación, el tumor puede extirparse o enuclearse. Enfoques mínimamente invasivos como la disección endoscópica submucosa y la cirugía toracoscópica videoasistida (VATS) han reemplazado en forma creciente a la toracotomía abierta en muchos casos, lo que reduce la morbilidad operatoria. Con tratamiento, este tumor suele tener un pronóstico excelente.
Los papilomas esofágicos y los tumores de células granulares, aunque raros, pueden malignizar y se recomienda su extirpación endoscópica completa.