COVID-19 y lesión renal aguda

PorAnna Malkina, MD, University of California, San Francisco
Revisado/Modificado mar 2024
Vista para pacientes

COVID-19, una enfermedad causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, puede presentarse con lesión renal aguda, particularmente en pacientes en estado crítico.

    (Véase también Lesión renal aguda y COVID-19).

    La presencia de lesión renal aguda aumenta el riesgo de muerte en pacientes con COVID-19 (1). En una revisión sistemática y un metanálisis, la incidencia de LRA fue del 17%, aunque varió del 0,5 al 80% entre los estudios individuales dependiendo de la ubicación geográfica y del número de pacientes críticos. En este metanálisis, la tasa de mortalidad global fue del 11% y la LRA aumentó el riesgo de muerte; la utilización global de la terapia de reemplazo renal fue del 5% (2).

    Si bien los datos son nuevos y están evolucionando, los siguientes se han descrito como factores de riesgo independientes para la lesión renal aguda con COVID-19 (3) hasta el momento:

    • Edad

    • Etnia (mayor entre los negros)

    • Diabetes

    • Obesidad

    • Hipertensión

    • Enfermedad cardiovascular

    • Baja función renal basal

    • Ventilación mecánica

    • Shock que requiere vasopresores

    Los primeros estudios sugieren que la fisiopatología de la lesión renal aguda puede deberse a isquemia durante sepsis, respuesta inflamatoria sistémica al virus y toxicidad viral potencialmente directa a los riñones. La histopatología renal muestra con mayor frecuencia necrosis tubular aguda (NTA) y, con menor frecuencia, glomeruloesclerosis focal segmentaria colapsante (glomerulonefritis focal y segmentaria; [4]) o infarto renal.

    La presentación de la lesión renal aguda en pacientes con COVID-19 es similar a la de otras etiologías infecciosas, incluyendo creatinina elevada, oliguria o anuria, y en algunos casos proteinuria (incluyendo rango nefrótico) y hematuria (1). El tratamiento se centra en medidas sintomáticas, incluida la optimización del volumen intravascular (que se ajusta en función del riesgo de edema pulmonar en pacientes con dificultad respiratoria), el control de los electrolitos y, posiblemente, diálisis. Debido al mayor riesgo de trombosis del circuito de diálisis, los pacientes que requieren hemodiálisis se tratan con anticoagulación a menos que esté contraindicada por el riesgo de sangrado. El control de la infección es de suma importancia.

    Referencias generales

    1. 1. Chan L, Chaudhary K, Saha A, et al: AKI in hospitalized patients with COVID-19. J Am Soc Nephrol 32(1):151-160, 2021. doi: 10.1681/ASN.2020050615

    2. 2. Robbins-Juarez SY, Qian L, King KL, Set al: Outcomes for patients with COVID-19 and acute kidney injury: A systematic review and meta-analysis. . Kidney Int Rep 5(8):1149-1160, 2020.  

    3. 3. Hirsch JS, Ng JH, Ross DW, et al: Acute kidney injury in patients hospitalized with COVID-19. Kidney Int 98(1):209-218, 2020. doi:https://doi.org/10.1016/j.kint.2020.05.006

      4. Santoriello D, Khairallah P, Bomback AS, et al: Postmortem kidney pathology findings in patients with COVID-19. J Am Soc Nephrol 31(9):2158-2167, 2020. doi: 10.1681/ASN.2020050744

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