El fósforo es uno de los elementos más abundantes en el cuerpo humano. La mayor parte del fósforo presente en el organismo constituye complejos con oxígeno en forma de fosfato.
Alrededor del 85% de los 500 a 700 g de fosfato en el organismo se encuentra en el hueso, donde es un componente importante de la hidroxiapatita cristalina. En los tejidos blandos, el fosfato se encuentra sobre todo en el compartimento intracelular dentro de varios compuestos orgánicos, como ácidos nucleicos y fosfolípidos de la membrana celular.
El fosfato también está comprometido en el metabolismo aerobio y anaerobio de la energía. El 2,3-difosfoglicerato (2,3-DPG) eritrocítico cumple un papel crucial en el aporte de oxígeno a los tejidos. El adenosíndifosfato (ADP) y el adenosintrifosfato (ATP) contienen fosfato y emplean enlaces químicos entre grupos fosfato para almacenar energía.
El fosfato inorgánico es un anión intracelular importante, pero también está presente en el plasma.
La concentración sérica normal de fosfato en los adultos oscila entre 2,5 y 4,5 mg/dL (0,81 y 1,45 mmol/L). La concentración de fosfato es 50% mayor en los lactantes y 30% mayor en los niños, lo que puede deberse a las funciones importantes de estos procesos dependientes de fosfato durante el crecimiento.
La concentración de fosfato puede tornarse
Demasiado alta (hiperfosfatemia), en general como resultado de una nefropatía crónica, hipoparatiroidismo, acidosis metabólica o acidosis respiratoria
Demasiado baja (hipofosfatemia), por lo general como resultado de un trastorno por consumo de alcohol, quemaduras, inanición o consumo de diuréticos
La dieta estadounidense típica contiene entre 800 y 1.500 mg de fosfato. La cantidad excretada en heces varía de acuerdo con la concentración de compuestos fijadores de fosfato (sobre todo calcio) en la dieta. Asimismo, al igual que lo observado con el calcio, la absorción gastrointestinal de fosfato aumenta en presencia de vitamina D.
La excreción renal de fosfato se compensa bastante con la absorción gastrointestinal para mantener el equilibrio de fosfato. La depleción de fosfato puede identificarse en varios trastornos y, en condiciones normales, promueve la conservación renal de fosfato. El fosfato óseo sirve como reservorio para amortiguar los cambios en las concentraciones plasmáticas e intracelulares de fosfato.