Las sulfamidas (véase tabla Sulfonamidas) son antibióticos bacteriostáticos sintéticos que inhiben de forma competitiva la conversión de ácido p-aminobenzoico en dihidropteroato, que las bacterias necesitan para sintetizar folato y, en última instancia, purinas y DNA. Los seres humanos no sintetizan folato, sino que lo adquieren en la dieta, por lo que su síntesis de DNA se afecta en menor medida.
Las sulfonamidas son las siguientes:
Mafenida
Sulfacetamida
Sulfadiazina
Sulfadoxina
Sulfametizol
Sulfametoxazol
Sulfanilamida
Sulfasalazina
Sulfisoxazol
Tres sulfamidas, el sulfisoxazol, el sulfametizol y la sulfasalazina, están disponibles como monodrogas para administración oral. El sulfametoxazol se formula en combinación con trimetoprima (como TMP/SMX). La sulfadoxina combinada con pirimetamina está disponible para uso oral.
Las sulfamidas disponibles para uso tópico son las cremas para las quemaduras de sulfadiazina de plata y mafenida, la crema vaginal y los supositorios de sulfanilamida y la sulfacetamida para uso oftálmico.
Resistencia
La resistencia a las sulfonamidas está muy difundida, y la resistencia a una sulfamida indica que existe resistencia a todas ellas.
Farmacocinética de las sulfonamidas
La mayoría de las sulfamidas se absorbe bien por vía oral, y por vía tópica cuando se las aplica sobre quemaduras. Se distribuyen por todo el cuerpo. Se metabolizan principalmente en el hígado y se excretan en los riñones. Estos fármacos compiten con la bilirrubina por los sitios de unión a la albúmina.
Indicaciones de los sulfamidas
La sulfamidas son activas contra
Un amplio espectro de bacterias grampositivas y muchas gramnegativas
Especies de los géneros Plasmodium y Toxoplasma
La sulfasalazina puede usarse por vía oral para la enfermedad inflamatoria intestinal.
La sulfamidas se usan más frecuentemente en combinación con otros antibióticos (p. ej., para tratar nocardiosis, infecciones del tracto urinario y malaria causada por P. falciparum resistente a cloroquina).
Las sulfamidas tópicas se usan para tratar:
Quemaduras: sulfadiazina de plata y acetato de mafenida
Vaginitis: crema y óvulos vaginales con sulfanilamida
Infecciones oculares superficiales: sulfacetamida oftálmica
Contraindicaciones para las sulfonamidas
Las sulfamidas están contraindicadas en pacientes que han tenido reacciones alérgicas con exposiciones previas o que padecen porfiria.
Estos antibióticos no erradican los estreptococos de grupo A en pacientes con faringitis, y no deben usarse para tratar este cuadro.
Uso de sulfonamidas durante el embarazo y la lactancia
La evidencia que avala una asociación entre las sulfonamidas y el desarrollo de defectos congénitos es controvertida. Los estudios en animales con sulfonamidas muestran cierto riesgo y no se han realizado estudios adecuados en mujeres embarazadas.
Está contraindicada su administración cerca del parto y en madres que amamantan, así como el uso en pacientes < 2 meses de vida (excepto como terapia combinada con pirimetamina para tratar la toxoplasmosis congénita). Si se utilizan a corto plazo durante el embarazo o en neonatos, estos fármacos aumentan las concentraciones plasmáticas de bilirrubina conjugada e incrementan el riesgo de kernícterus en el feto o el neonato.
Las sulfamidas pasan a la leche materna.
Efectos adversos de las sulfonamidas
Los efectos adversos de las sulfamidas pueden producirse con la administración oral o a veces tópica de las sulfamidas; estos efectos incluyen
Reacciones de hipersensibilidad, como exantemas, síndrome de Stevens-Johnson, vasculitis, enfermedad del suero, fiebre asociada con fármacos, anafilaxia y angioedema
Cristaluria, oliguria y anuria
Reacciones hematológicas, como agranulocitosis, trombocitopenia y anemia hemolítica en pacientes con deficiencia de glucosa-6-fosfato dehidrogenasa (G6PD)
Kernícterus en neonatos
Fotosensibilidad
Efectos neurológicos, como insomnio y cefaleas
Pueden aparecer hipotiroidismo, hepatitis y reactivación de lupus eritematoso sistémico en pacientes tratados con sulfamidas. Estos fármacos pueden exacerbar las porfirias.
La incidencia de los efectos adversos difiere para las distintas sulfamidas, pero es frecuente la sensibilidad cruzada.
La sulfasalazina puede reducir la absorción intestinal de folato (ácido fólico). Por ello, este medicamento puede desencadenar una deficiencia de folato en pacientes con enfermedad intestinal inflamatoria, que también reduce la absorción, en especial si la ingesta en la dieta es inadecuada.
La mafenida puede causar acidosis metabólica mediante la inhibición de la anhidrasa carbónica.
Consideraciones de dosificación para las sulfonamidas
Para evitar la cristaluria, el médico debe hidratar bien al paciente (p. ej., para producir una diuresis de 1.200 a 1.500 mL/día). Las sulfamidas pueden usarse en pacientes con insuficiencia renal, pero es necesario medir las concentraciones plasmáticas máximas, y la concentración de sulfametoxazol no debe exceder los 120 mcg/mL.
Las sulfamidas pueden potenciar a las sulfonilureas (lo que se traduce en hipoglucemias), la fenitoína (con un incremento de los efectos adversos) y los anticoagulantes cumarínicos.