Medicamentos para el tratamiento del ácido estomacal

PorNimish Vakil, MD, University of Wisconsin School of Medicine and Public Health
Revisado/Modificado mar 2023
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El ácido del estómago desempeña un papel importante en una serie de trastornos del estómago, como úlcera péptica, gastritis, y enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE). Aunque en las personas con estos trastornos la cantidad de ácido presente en el estómago suele ser normal, la reducción de la cantidad de ácido en el estómago es importante para tratar el daño del estómago y los intestinos, así como para aliviar los síntomas.

Tabla
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Inhibidores de la bomba de protones

El estómago secreta ácido a través de un proceso químico denominado bomba de protones. Los inhibidores de la bomba de protones son los fármacos más potentes para reducir la producción de ácido. Estos fármacos favorecen la curación de úlceras en un porcentaje mayor de casos y en un tiempo más breve que los bloqueantes de la histamina-2 (H2) y, por tanto, se acostumbran a preferir a los bloqueantes de la histamina (H2) para el tratamiento de las úlceras. Se utilizan para las formas graves de gastritis (como cuando hay sangrado) y para la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) grave. Los inhibidores de la bomba de protones también son muy eficaces en el tratamiento de trastornos que producen una secreción excesiva de ácido gástrico, como el síndrome de Zollinger-Ellison.

Estos fármacos se pueden administrar por vía oral o por vía intravenosa. Por lo general, estos medicamentos se toleran muy bien, pero pueden provocar diarrea, estreñimiento y dolor de cabeza. El uso prolongado de inhibidores de la bomba de protones puede reducir la absorción de vitamina B12, hierro, magnesio y calcio.

Bloqueantes de la histamina-2 (H2)

La histamina es una sustancia con varias funciones que se produce de forma natural en el organismo. La histamina es una de las principales sustancias responsables de las reacciones alérgicas, por lo que los antihistamínicos (bloqueantes de la histamina) se administran a las personas que presentan una reacción alérgica. La histamina también estimula la producción de ácido gástrico, razón por la cual se utiliza cierto tipo de antihistamínico, llamado bloqueante de la histamina-2, para disminuir la acidez gástrica. Por lo tanto, los bloqueantes H2 y los inhibidores de la bomba de protones se utilizan para muchos trastornos similares.

Los bloqueantes H2 se toman una o dos veces al día y pueden administrarse por vía oral o vía intravenosa (IV). Los bloqueantes de la histamina (H2) normalmente no causan reacciones adversas graves. Sin embargo, todos los bloqueantes de la histamina (H2) pueden causar diarrea, erupción cutánea, fiebre, dolores musculares y confusión. La cimetidina, un inhibidor de H2, puede causar aumento de las mamas y disfunción eréctil en los hombres. Además, la cimetidina, y en menor grado los otros bloqueantes (H2), pueden afectar a la eliminación de ciertos fármacos por parte del organismo, como el antiasmático teofilina, el anticoagulante warfarina y el anticonvulsivo fenitoína.

Antiácidos

Los antiácidos son sustancias químicas que neutralizan el ácido del estómago que ya ha sido secretado y por lo tanto aumentan el pH en el estómago (es decir, lo hacen menos ácido). Los antiácidos pueden utilizarse solos cuando los síntomas causados por el ácido gástrico son leves. Pero por sí mismos, los antiácidos no son un tratamiento adecuado para los trastornos graves relacionados con el ácido estomacal, como úlceras y gastritis grave. En esos trastornos, los antiácidos generalmente se toman además de los inhibidores de la bomba de protones o los bloqueantes de la histamina (H2) para ayudar a aliviar los síntomas en la etapa temprana del tratamiento. La efectividad de los antiácidos varía según la dosis que tome la persona y la cantidad de ácido que produzca. Casi todos los antiácidos pueden adquirirse sin prescripción médica y están disponibles en forma de comprimidos, masticables suaves o líquidos. Sin embargo, los antiácidos pueden interferir en la absorción de muchos fármacos, por lo que antes de tomarlos es conveniente consultar al farmacéutico o médico acerca de las posibles interacciones entre fármacos.

El bicarbonato sódico y el carbonato de calcio, los antiácidos más potentes, se pueden tomar en algunos casos para obtener un rápido alivio a corto plazo. Sin embargo, dado que son absorbidos por el torrente sanguíneo, el uso constante de estos antiácidos puede volver la sangre demasiado alcalina (alcalosis) y producir náuseas, dolor de cabeza y debilidad. Por lo tanto, estos antiácidos no deben tomarse en grandes cantidades más que durante unos pocos días. Estos antiácidos también contienen bastante sal y no deben ser utilizados por personas que necesitan seguir una dieta baja en sodio o que sufren insuficiencia cardíaca o hipertensión arterial.

El hidróxido de aluminio es un antiácido de uso frecuente y relativamente inocuo. Sin embargo, el aluminio se puede unir con el fosfato en el tubo gastrointestinal reduciendo el calcio corporal y los valores de fosfato en sangre y provocando debilidad, náuseas y pérdida de apetito. El riesgo de estas reacciones adversas es mayor en personas que padecen alcoholismo, en las que están desnutridas y en personas con enfermedad renal, incluidas las que siguen tratamiento con diálisis. El hidróxido de aluminio también puede causar estreñimiento.

El hidróxido de magnesio es un antiácido más eficaz que el hidróxido de aluminio. Además, actúa de forma rápida y neutraliza eficazmente los ácidos. Sin embargo, el magnesio también es un laxante. Por lo general, las deposiciones se mantienen regulares si solo se toman unas pocas cucharadas al día. Más de 4 dosis al día pueden causar diarrea. Dado que se absorben pequeñas cantidades de magnesio en el torrente sanguíneo, las personas con afecciones renales deben tomar hidróxido de magnesio solo en pequeñas dosis. Para limitar la diarrea, muchos antiácidos contienen tanto hidróxido de magnesio como hidróxido de aluminio.

Las personas con cardiopatía, hipertensión o un trastorno renal deben consultar con su médico antes de elegir y tomar un antiácido.

Otros fármacos para el ácido gástrico

El sucralfato puede actuar formando una capa protectora en la base de la úlcera para favorecer la cicatrización. Funciona bien en las úlceras gastroduodenales y es una alternativa razonable a los antiácidos. El sucralfato se toma de 2 a 4 veces al día y no se absorbe al torrente sanguíneo, así que causa pocas reacciones adversas. Sin embargo, puede provocar estreñimiento y, en algunos casos, reducir la efectividad de otros fármacos.

El misoprostol puede utilizarse para reducir la probabilidad de desarrollar úlceras gastroduodenales causadas por los antiinflamatorios no esteroideos (AINE). El misoprostol puede actuar reduciendo la producción de ácido gástrico y haciendo que la mucosa gástrica sea más resistente al ácido. Las personas de edad avanzada, las que toman corticoesteroides o las personas con antecedentes de úlceras o de complicaciones causadas por úlceras tienen un riesgo más alto de desarrollar una úlcera cuando toman AINE. En estos casos pueden tomar misoprostol con la comida y su AINE. Sin embargo, el misoprostol causa diarrea y otros problemas digestivos en el 30% de las personas que lo toman. Además, este fármaco puede causar abortos espontáneos en mujeres embarazadas. Existen alternativas al misoprostol para las personas que toman aspirina (ácido acetilsalicílico), AINE o corticoesteroides. Estos tratamientos alternativos, como los inhibidores de la bomba de protones, son igualmente efectivos para reducir la probabilidad de desarrollar una úlcera y además causan menos reacciones adversas.

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