La alcalosis consiste en un exceso de alcalinidad sanguínea (una medida del pH de la sangre) causado por la presencia de demasiado bicarbonato o por una carencia de ácido en la sangre (alcalosis metabólica), o por una concentración baja de dióxido de carbono en la sangre a consecuencia de una respiración rápida o profunda (alcalosis respiratoria).
Los síntomas son irritación, sacudidas o calambres musculares, o incluso espasmos musculares.
El diagnóstico de alcalosis se basa en los resultados de los análisis de sangre.
El tratamiento de la alcalosis metabólica está enfocado a reponer agua y sales minerales como sodio y potasio (electrólitos) o a corregir la causa.
La alcalosis respiratoria se trata corrigiendo su causa.
(Véase también Introducción al equilibrio ácido-básico.)
pH de la sangre
La acidez y la alcalinidad de una disolución cualquiera, incluyendo la sangre, se expresan mediante la escala del pH, que va desde 0 (ácidos fuertes) a 14 (bases o álcalis fuertes). El centro de la escala de pH lo ocupa el valor denominado neutro, es decir, 7,0.
Si el pH se encuentra entre 7,35 y 7,45, la sangre es ligeramente básica. Por lo general, el organismo mantiene el pH de la sangre próximo a 7,40.
Causas de la alcalosis
Si la concentración de bicarbonato en la sangre es excesivamente alta, una pérdida de ácido de la sangre o un bajo nivel de dióxido de carbono en la sangre sobrepasa los sistemas de control ácido-base del cuerpo, y la sangre se vuelve alcalina. Alcalosis se clasifica en función de su causa primaria como
Metabólico
Respiratoria
Alcalosis metabólica
La alcalosis metabólica aparece cuando el organismo
Pierde demasiado ácido
Gana demasiada base (álcali)
Por ejemplo, se pierde ácido del estómago cuando los vómitos persisten durante mucho tiempo o cuando se aspira el ácido del estómago con una sonda (como se hace en los hospitales).
En casos excepcionales, la alcalosis metabólica es el resultado de ingerir demasiadas sustancias alcalinas, como el bicarbonato sódico.
También puede ser consecuencia de una pérdida excesiva de líquidos y de eléctrolitos (como sodio o potasio), que afecta a la capacidad renal para mantener el equilibrio ácido-básico de la sangre. Por ejemplo, una carencia de potasio lo suficientemente grave como para provocar alcalosis metabólica puede deberse a la hiperactividad de una glándula suprarrenal o a la ingesta de diuréticos (por ejemplo, tiacidas, furosemida o ácido etacrínico).
Alcalosis respiratoria
La alcalosis respiratoria aparece cuando
Una respiración rápida y profunda (hiperventilación) provoca una eliminación excesiva de dióxido de carbono de la sangre
La ansiedad es la causa más frecuente de hiperventilación y, por tanto, de alcalosis respiratoria. Otras causas de hiperventilación y, por consiguiente, de alcalosis respiratoria son el dolor, concentraciones bajas de oxígeno en la sangre, fiebre y sobredosis de ácido acetilsalicílico (que también puede dar lugar a acidosis metabólica).
Síntomas de la alcalosis
La alcalosis puede causar
Irritabilidad
Espasmos musculares y calambres
Hormigueo en los dedos de manos y pies y alrededor de los labios
El hormigueo (parestesia) son habituales en los casos de hiperventilación causada por la ansiedad. A veces, la alcalosis no causa ningún síntoma en absoluto. Si es grave, pueden producirse dolorosos espasmos musculares (tetania).
Diagnóstico de la alcalosis
Análisis de sangre
Análisis de orina
Un médico evalúa el equilibrio ácido-base de una persona mediante la medición del pH de la sangre, y los niveles de dióxido de carbono (un ácido) y bicarbonato (una base) en la sangre. Para averiguar más sobre la causa de la alcalosis, también se miden las concentraciones de electrólitos en muestras de sangre y orina.
Tratamiento de la alcalosis
Tratamiento de la causa
En la alcalosis metabólica, restitución de los niveles de agua y electrolitos
En la alcalosis respiratoria, administración de oxígeno si es necesario, o bien tranquilizar a la persona que está hiperventilando debido a la ansiedad
Casi siempre, el tratamiento de la alcalosis va dirigido a la causa que la provoca. Los médicos raramente se limitan a administrar ácidos, tal como ácido clorhídrico, para invertir la alcalosis.
Por lo general, el tratamiento de la alcalosis metabólica consiste en reponer el agua y los electrólitos (sodio y potasio) a la vez que se resuelve la causa. En raras ocasiones, cuando la alcalosis metabólica es muy grave, se administra ácido diluido por vía intravenosa.
En la alcalosis respiratoria, el primer paso es asegurarse de que la persona tiene suficiente oxígeno. Luego, el médico busca una causa grave, como una infección. Si el dolor es la causa de la respiración rápida, suele ser suficiente con aliviarlo.
Cuando la alcalosis respiratoria es consecuencia de la ansiedad o de un ataque de pánico, el esfuerzo consciente por tranquilizarse y ralentizar la respiración puede provocar que la anomalía desaparezca. La tranquilidad y el apoyo emocional pueden ayudar. A veces las personas intentan ralentizar su respiración respirando en una bolsa de papel, lo que puede contribuir a elevar la concentración de dióxido de carbono en sangre a medida que la persona respira dióxido de carbono nuevamente después de exhalarlo. Sin embargo, esto no se recomienda porque puede provocar otros problemas (por ejemplo, empeoramiento de problemas cardíacos o pulmonares debido a que se respira menos oxígeno).