Pueden aparecer problemas en el recién nacido
Antes del nacimiento, mientras el feto está creciendo
Durante las contracciones y el parto
Después del nacimiento
Alrededor del 10% de los recién nacidos necesitan atención especial después del nacimiento debido a la prematuridad, problemas en la transición de la vida fetal a la del recién nacido, concentración baja de azúcar en la sangre, dificultad respiratoria, infecciones u otras anormalidades. La atención especializada se brinda a menudo en una unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN).
Edad gestacional
La edad gestacional se refiere al número de semanas de embarazo. Muchos problemas que afectan a los recién nacidos están relacionados con la edad gestacional porque reflejan el grado de madurez física del recién nacido al nacer.
La edad gestacional se determina mediante el recuento del número de semanas que han transcurrido entre el primer día del último período menstrual de la madre y el día del parto. Este marco temporal se puede ajustar a menudo de acuerdo con otra información que los médicos reciban, como los resultados de las primeras ecografías, que brindan información adicional con respecto a la edad gestacional. La estimación de la fecha en que nacerá un bebé (fecha probable del parto) se establece en una edad gestacional de 40 semanas. La fecha probable del parto es una estimación y solo un pequeño número de bebés nacen en esa fecha exacta. La mayoría de los bebés nacen pocas semanas antes o después de la fecha probable del parto.
Los recién nacidos se clasifican según su edad gestacional como
Prematuros: el parto se produce antes de las 37 semanas de gestación
A término: el parto se produce entre la semana 37 y antes de la 42 de gestación
Postérmino: nacido a las 42 semanas o más de gestación
Los médicos también usan los resultados de una exploración clínica y las características físicas del recién nacido (véase la barra lateral Características físicas de un recién nacido prematuro) para confirmar la edad gestacional.
Problemas antes del nacimiento
Los problemas en el recién nacido pueden haber comenzado antes del nacimiento.
Los problemas que aparecen antes del nacimiento pueden estar relacionados con afecciones maternas que existían antes del embarazo o que han aparecido durante éste o con afecciones en el feto.
La atención médica apropiada durante el embarazo puede ayudar a prevenir y diagnosticar muchos problemas de salud de la madre y del feto. Las mujeres embarazadas pueden mejorar las posibilidades de tener un bebé sano tomando vitaminas prenatales, recibiendo atención prenatal durante todo el embarazo y manteniendo una dieta y peso saludables (véase también Cuidado personal durante el embarazo).
Problemas de salud maternos
Si una mujer tiene problemas de salud que comienzan antes o durante el embarazo, esto puede afectar al feto y afectar negativamente a la salud del niño. Las mujeres embarazadas deben analizar con su médico los riesgos y beneficios de los diferentes tratamientos para sus condiciones de salud específicas.
La diabetes, especialmente cuando está mal controlada, puede dar lugar a un mayor riesgo de defectos congénitos o problemas de crecimiento en un feto (un bebé anormalmente pequeño o bien un bebé anormalmente grande). Las mujeres con diabetes que planean quedarse embarazadas o que están en una etapa temprana del embarazo deben visitar a su médico regularmente para recibir tratamiento y asegurarse de que el azúcar en sangre (glucosa) esté bien controlado. Los recién nacidos de madres con diabetes pueden presentar concentraciones bajas de azúcar en sangre (hipoglucemia), lo que requiere tratamiento urgente.
La epilepsia (un trastorno convulsivo) aumenta el riesgo de defectos congénitos. Parte del aumento del riesgo se debe a los medicamentos anticonvulsivos que pueden ser necesarios para controlar las convulsiones. Sin embargo, las convulsiones de la madre también pueden ser peligrosas para el feto. Las mujeres que están planeando un embarazo o están embarazadas deben comentar con su médico los riesgos y beneficios de los medicamentos anticonvulsivos que toman actualmente, a fin de determinar si estos deben continuarse, cambiarse o interrumpirse durante el embarazo.
La hipertensión arterial, la enfermedad cardíaca y la enfermedad renal pueden reducir el crecimiento del feto y causar otras complicaciones. Las mujeres que están planeando un embarazo o están embarazadas deben comentar con su médico los riesgos y beneficios de los medicamentos para la presión arterial que toman actualmente, a fin de determinar si estos deben continuarse o cambiarse durante el embarazo.
La hipertensión arterial es una de las principales características de la preeclampsia, un problema de salud que ocurre algunas veces durante el embarazo. Puede causar problemas graves a la madre y al feto. Esta enfermedad puede causar que la presión arterial de la madre se eleve de forma grave y puede afectar los riñones, el hígado, el cerebro y otros órganos maternos. La placenta también puede verse afectada y el trastorno puede afectar al crecimiento del feto o hacer que la placenta se desprenda de la pared del útero. Para prevenir o controlar tales complicaciones, los médicos pueden recomendar el adelanto del parto. La eclampsia, una complicación grave de la preeclampsia, es la aparición de convulsiones en una mujer con preeclampsia.
El asma no suele afectar al feto, siempre y cuando los síntomas de la madre estén bien controlados. Sin embargo, algunas mujeres embarazadas sufren crisis asmáticas frecuentes o graves que causan concentraciones bajas de oxígeno, lo que puede provocar que el feto no reciba suficiente oxígeno. En tales casos, las mujeres embarazadas deben recibir un tratamiento adecuado para protegerse a sí mismas y al feto.
La enfermedad tiroidea que provoca una concentración baja de hormona tiroidea (hipotiroidismo) puede causar daño cerebral en el feto y conducir a problemas neurológicos a largo plazo si no se diagnostica poco después del nacimiento. La enfermedad tiroidea que causa una concentración elevada de hormona tiroidea (hipertiroidismo) puede provocar que el feto y el recién nacido tengan una glándula tiroidea hiperactiva. En la mayoría de los Estados de Estados Unidos, se examinan los recién nacidos para detectar la enfermedad tiroidea.
Las mujeres embarazadas que sufren trastorno por anemia de células falciformes (anemia drepanocítica o drepanocitosis) pueden presentar un aumento de crisis de la enfermedad durante el embarazo. Si cualquiera de los progenitores es portador del gen de la anemia de células falciformes o está afectado por la anemia de células falciformes, existe un riesgo de anemia de células falciformes en el niño. Las pruebas realizadas a los progenitores antes del embarazo pueden determinar su riesgo de tener un niño con anemia drepanocítica. Los genes que causan la anemia de células falciformes pueden detectarse en el feto durante el embarazo, pero la enfermedad no comienza hasta varios meses después del nacimiento.
El lupus (lupus eritematoso sistémico) es un trastorno autoinmunitario. Durante el embarazo, el lupus aumenta el riesgo de aborto espontáneo y prematuridad y puede causar una frecuencia cardíaca anormalmente lenta en el feto.
Consumo materno de medicamentos y de sustancias
A muchas mujeres les preocupa tomar medicamentos durante el embarazo que puedan tener efectos negativos en el desarrollo del feto. Sin embargo, las mujeres que planean quedarse embarazadas o que están embarazadas pueden necesitar tomar ciertos medicamentos para proteger su salud o la salud del feto. Por lo general, estos medicamentos son necesarios para tratar un problema de salud en curso, como la hipertensión arterial o la diabetes. Las mujeres embarazadas deben consultar a su médico antes de comenzar cualquier medicamento nuevo o cambiar los medicamentos actuales.
Algunos medicamentos recetados de uso frecuente que pueden provocar problemas en el feto son
Insulina cuando no se toma según lo prescrito
Algunos antidepresivos (los riesgos y beneficios deben comentarse con un médico)
Medicamentos anticonvulsivos (medicamentos que controlan las convulsiones)
El tabaquismo o el hecho de ser fumadora pasiva durante el embarazo pueden reducir el crecimiento del feto. Tanto como sea posible, las mujeres embarazadas no deben fumar y deben evitar la exposición a otras fuentes de humo de tabaco.
El alcohol es particularmente peligroso para el feto. El alcohol aumenta el riesgo de aborto espontáneo, muerte fetal, falta de crecimiento del feto, prematuridad y defectos congénitos. Un efecto particularmente devastador del alcohol es el síndrome de alcoholismo fetal, que causa discapacidades intelectuales, de desarrollo y de conducta durante toda la vida. No se puede hablar de una cantidad inofensiva de alcohol durante el embarazo.
Los opiáceos, ya sean medicamentos recetados o drogas ilícitas (como heroína, morfina, opio, oxicodona, codeína, hidrocodona, fentanilo, hidromorfona, meperidina, buprenorfina y metadona) afectan al crecimiento del feto y pueden causar síntomas de abstinencia en el recién nacido desde pasadas unas horas hasta varios días después del nacimiento. Las mujeres embarazadas deben conocer los ingredientes de cualquier analgésico que toman. Las personas con trastorno por uso indebido de opiáceos pueden tomar metadona o buprenorfina para tratar su dependencia de los opiáceos. Las mujeres embarazadas que toman estos medicamentos deben consultar regularmente a un médico especialista en el tratamiento de la drogodependencia durante el embarazo. Los recién nacidos con síndrome de abstinencia de la metadona pueden necesitar un tratamiento más prolongado que los recién nacidos con síndrome de abstinencia de otros opiáceos.
La cocaína aumenta el riesgo de crecimiento deficiente del feto y de prematuridad. La separación prematura de la placenta de la pared del útero (desprendimiento de la placenta) es más común entre las consumidoras de cocaína y puede causar muerte fetal o privación de oxígeno y daño cerebral en el feto. La cocaína estrecha los vasos sanguíneos, por tanto puede causar un accidente cerebrovascular o dañar otros órganos en el feto.
Problemas fetales
Los defectos congénitos o las anomalías genéticas pueden afectar a casi cualquier parte del cuerpo. La ecografía prenatal o las pruebas genéticas fetales se usan para diagnosticar muchos de estos defectos antes del nacimiento.
Problemas después del nacimiento
Algunos recién nacidos, especialmente aquellos que so prematuros, tienen problemas que aparecen o se descubren después del nacimiento. Los trastornos pueden afectar varios sistemas de órganos del cuerpo.
Algunos trastornos que afectan los pulmones y la respiración incluyen
Algunos trastornos que afectan la sangre incluyen
Algunos trastornos que afectan las hormonas incluyen
Algunos trastornos que afectan el tubo digestivo y el hígado incluyen
También existen enfermedades que afectan a otros sistemas orgánicos del recién nacido, como la retinopatía del prematuro, que afecta los ojos de algunos recién nacidos prematuros.
Diagnóstico
Antes del nacimiento, ecografía, análisis de sangre y, a veces, pruebas de diagnóstico por la imagen
Después del nacimiento, varias pruebas
Algunos problemas del recién nacidos pueden diagnosticarse antes del nacimiento si la madre recibe atención prenatal regular. Otros problemas se diagnostican después del nacimiento.
El diagnóstico de problemas antes del nacimiento es particularmente útil para fetos con ciertos defectos congénitos. Los progenitores y sus médicos pueden planear el parto de estos bebés en un hospital capaz de proporcionar un mayor nivel de atención al recién nacido, incluyendo el hecho de disponer de una unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN).
Pruebas diagnósticas antes del nacimiento (atención prenatal)
La ecografía se usa durante el embarazo para detectar muchos problemas y controlar el crecimiento y el desarrollo del feto. La ecografía ayuda a los médicos a detectar anomalías en el útero, confirmar la edad gestacional, identificar la presencia de gemelos o trillizos (o más fetos), detectar ciertos defectos congénitos y determinar el sexo del feto. El hecho de conocer la edad gestacional del feto ayuda a los médicos a rastrear el crecimiento fetal y saber lo que es normal en cada etapa del embarazo. La identificación de los defectos congénitos ayuda a los progenitores y a los médicos a saber qué esperar, a planificar el embarazo y a prepararse para los problemas que puedan surgir después del nacimiento. Sin embargo, la ecografía no es precisa al 100%. Algunos bebés nacen con defectos congénitos que no se detectaron mediante ecografía.
Existen varios tipos de análisis de sangre de cribado que se pueden hacer para detectar anomalías genéticas y de otro tipo en el feto durante el embarazo. Por lo general, se realizan durante el primer o el segundo trimestre. Un tipo de análisis de sangre se denomina ácido nucleico fetal sin células (cfDNA). En esta prueba (cfDNA) se analizan pequeños fragmentos de ADN del feto que están presentes en la sangre de la mujer embarazada en pequeñas cantidades. Los resultados de la prueba pueden ser anormales si el feto presenta una anomalía genética como síndrome de Down (trisomía 21), trisomía 18, y muchas otras anomalías.
Se pueden realizar otros tipos de análisis de sangre para medir las concentraciones de ciertas hormonas y proteínas (véase Pruebas de cribado del primer trimestre y véase Pruebas de cribado del segundo trimestre). Los resultados de la prueba pueden ser anormales si el feto presenta una anomalía genética como síndrome de Down (trisomía 21), trisomía 18, un problema en la formación de la médula espinal llamado espina bífida y muchas otras anomalías.
Si los resultados de la ecografía y los análisis de sangre indican un posible problema en el feto, los médicos pueden hacer pruebas adicionales en las células del feto utilizando muestras tomadas con una aguja del líquido amniótico (amniocentesis), la placenta (biopsia de vellosidades coriónicas) o el cordón umbilical (toma de muestras de sangre umbilical percutánea [cordocentesis]). Algunos padres que corren un mayor riesgo de tener un bebé con anomalías genéticas (basándose en los resultados de las pruebas genéticas de los padres o en función de la edad materna) pueden optar por someterse a una amniocentesis o a una biopsia de vellosidades coriónicas sin realizar primero análisis de sangre.
Se puede realizar una ecocardiografía fetal, un examen detallado del corazón con un ecógrafo especializado, para detectar ciertos defectos cardíacos.
Se puede emplear la resonancia magnética nuclear (RMN) para evaluar algunas anomalías fetales que se han detectado primero mediante ecografía. La RMN puede ofrecer información adicional sobre una anomalía y puede ser útil para evaluar las opciones de tratamiento.
La fetoscopia es una prueba invasiva que rara vez se realiza. En esta prueba, los médicos insertan un pequeño tubo de visualización (endoscopio) en el útero. Al principio del embarazo, el endoscopio puede insertarse a través del cuello uterino de la madre. En fases posteriores del embarazo, el endoscopio se inserta a través de una pequeña incisión practicada en el abdomen de la madre y luego a través de otra incisión practicada en el útero. El endoscopio permite a los médicos observar directamente la placenta y el feto para identificar (y en ocasiones tratar) trastornos fetales.
Diagnóstico después del nacimiento
Después del nacimiento, el personal de enfermería y los médicos realizan una exploración física rutinaria del recién nacido, miden las concentraciones de oxígeno en sangre y realizan las pruebas de cribado sistemáticas. Si los resultados de las pruebas son anormales, se pueden indicar pruebas adicionales como análisis de sangre, radiografías, ecografías y otros.
Se necesitan pruebas adicionales si el feto o la madre tienen un problema de salud conocido o si hubo una complicación durante el proceso del parto.
Según su edad gestacional, los recién nacidos se clasifican como prematuros, a término, postérmino o posmaduros.
También se pueden necesitar pruebas adicionales si el recién nacido está fuera del rango normal de peso o tamaño. Los recién nacidos se clasifican en tres grupos según cuánto pesan en comparación con otros recién nacidos de la misma edad gestacional. Los tres grupos son
Apropiado para su edad gestacional: peso entre el percentil 10 y el 90, lo que significa que se encuentran entre los 82 bebés en el rango medio de peso
Pequeño para su edad gestacional: peso inferior al del percentil 10, lo que significa que estos bebés se encuentran entre los 9 bebés de más bajo peso de cada 100 nacidos con una determinada edad gestacional
Grande para su edad gestacional: peso superior al del percentil 90, lo que significa que estos bebés se encuentran entre los 9 con mayor peso de cada 100 nacidos con una edad gestacional concreta
La clasificación de la edad gestacional y el peso ayuda a los médicos a determinar el riesgo de diversas complicaciones. Por ejemplo, los recién nacidos prematuros corren un mayor riesgo de problemas respiratorios porque es posible que sus pulmones no estén completamente desarrollados. Los recién nacidos grandes para la edad gestacional pueden correr un mayor riesgo de presentar concentraciones bajas de azúcar en sangre (glucosa).
Tratamiento
El tratamiento médico de los trastornos específicos de los recién nacidos se trata en otro capítulo.
Muchos problemas de salud de los recién nacidos son menores y se resuelven por sí solos o necesitan atención de seguimiento en el consultorio de un médico durante las semanas posteriores al nacimiento. Algunos recién nacidos tienen problemas más graves. Los recién nacidos (neonatos) prematuros o con problemas graves de salud son atendidos en una unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN), donde este nivel de atención está disponible.
Unidad de cuidados intensivos neonatales
La unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN) es una instalación especializada que proporciona el equipo médico y la tecnología necesarios para la atención de recién nacidos con diversos trastornos. Los recién nacidos pueden necesitar dicha atención especializada debido a
Trastornos respiratorios
Concentración baja de azúcar (glucosa) en sangre
Infecciones graves (por ejemplo, sepsis)
Defectos congénitos que requieren atención o cirugía especializadas
El equipo de una unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN) generalmente está dirigido por neonatólogos (pediatras especialmente entrenados para manejar los problemas de los recién nacidos). Gran parte de los cuidados los realiza personal de enfermería especialista en atención neonatal. Entre los miembros del equipo también puede haber pediatras, terapeutas respiratorios, trabajadores sociales, farmacéuticos, terapeutas físicos y ocupacionales, logopedas y otro personal especializado. Muchas unidades de cuidados intensivos neonatales (UCIN) también tienen médicos y estudiantes en prácticas. Dependiendo de la atención que requiera el recién nacido, también suele participar personal médico y quirúrgico subespecialista.
En la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN), los recién nacidos son atendidos en incubadoras o calentadores radiantes, que los mantienen calientes y permiten al personal sanitario observarlos y tratarlos. Los recién nacidos suelen estar conectados a monitores que miden continuamente la frecuencia cardíaca, la respiración, la presión arterial y los niveles de oxígeno en sangre. Es posible que se les coloquen catéteres en el interior de una arteria o en la vena que entra en el cordón umbilical para permitir el control continuo de la presión arterial, la extracción repetida de muestras de sangre y la administración de líquidos y medicamentos.
Las UCIN son muy diversas. Algunas UCIN tienen pabellones en los que muchos bebés comparten un gran espacio, otras tienen módulos con unos cuantos bebés en un mismo espacio y otras tienen habitaciones privadas para una familia y su bebé. Con independencia del entorno, el personal de la UCIN se centra en satisfacer la necesidad de tiempo y privacidad que requieren los padres para familiarizarse con sus recién nacidos y así conocer la personalidad de su bebé, aquello que le gusta y lo que le desagrada y, en última instancia, satisfacer la necesidad de aprender cualquier tipo de cuidado especial que deban proporcionarle al bebé en casa. Las horas de visita varían, pero generalmente son flexibles para que las familias puedan pasar todo el tiempo que deseen con su bebé recién nacido. Algunos hospitales disponen de instalaciones para que los padres puedan pernoctar en el propio hospital o cerca. Muchas UCIN tienen cámaras, lo que permite a los padres ver a su bebé incluso cuando no pueden estar presentes en la UCIN.
En algunas ocasiones los padres sienten que tienen poco que ofrecer a su recién nacido en la unidad de cuidados intensivos neonatales. Sin embargo, su presencia, que incluye el contacto físico, hablar y cantar a su recién nacido es muy importante. Los recién nacidos oyen la voz de sus padres incluso antes del nacimiento y están acostumbrados a ella, por lo que a menudo responden mejor a los intentos de sus padres para calmarlos. El contacto piel con piel (también llamado método de la madre canguro) en el que se permite al recién nacido yacer sobre el pecho de un progenitor, es reconfortante para el recién nacido y mejora la calidad del vínculo.
La leche materna reduce significativamente el riesgo de enterocolitis necrosante (un trastorno intestinal grave que puede ocurrir en bebés prematuros) e infecciones en bebés prematuros, además de presentar una amplia gama de beneficios para la salud de todos los bebés (véase Beneficios de amamantar). El personal de la UCIN recomienda encarecidamente a las madres que amamanten directamente o proporcionen leche materna en un biberón cuando la condición del bebé lo permita. Según la edad gestacional y los problemas médicos, es posible que los bebés que están en una UCIN no puedan mamar o tomar leche materna de un biberón, pero, en la mayoría de los casos, todavía pueden recibir leche materna a través de una sonda de alimentación que se introduce por la nariz y se dirige al estómago. Los bebés prematuros no pueden succionar adecuadamente y no son capaces de coordinar la succión, la deglución y la respiración. Los bebés nacidos a término que están en la UCIN pueden tener problemas respiratorios u otras enfermedades que imposibiliten la lactancia. Pero, debido a que la leche materna es claramente el mejor alimento para los recién nacidos, se recomienda a las madres que extraigan su leche con un dispositivo de succión para que pueda administrarse a su bebé a través de una sonda de alimentación o pueda almacenarse para su uso posterior.
El personal de la UCIN entiende que los progenitores deben mantenerse al día sobre el estado de su bebé y el curso esperado, el plan de atención y el tiempo estimado de alta. Las conversaciones periódicas con el personal de enfermería y el equipo médico son beneficiosas. Muchas UCIN también cuentan trabajadores sociales que ayudan a comunicarse con los padres y a organizar la relación entre los servicios médicos y los familiares.