Herramientas de prevención

PorMagda Lenartowicz, MD, Altais Health Solutions
Revisado/Modificado may 2023 | Modificado oct 2023
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Existen muchas herramientas de prevención, incluyendo las siguientes herramientas principales:

  • La adopción de un estilo de vida saludable, que incluya hábitos saludables tales como abrocharse el cinturón de seguridad, llevar una dieta sana, hacer suficiente ejercicio físico, utilizar protección solar y no fumar.

  • Vacunarse para prevenir enfermedades infecciosas tales como la gripe, la neumonía neumocócica y las enfermedades infecciosas infantiles

  • Seguir las recomendaciones relacionadas con los cribados para la detección temprana de enfermedades tales como la hipertensión y el cáncer.

  • Si la persona presenta un riesgo elevado de desarrollar ciertos trastornos (como la ateroesclerosis) o sufre un trastorno de este tipo, debe tomar los medicamentos recomendados para evitar que el trastorno se desarrolle o empeore (lo que se denomina terapia preventiva con medicamentos o quimioprevención)

La terapia de medicación preventiva incluye lo siguiente:

¿Sabías que...?

  • Mantener una dieta sana, realizar ejercicio físico con regularidad y dejar de fumar ayudan a prevenir las tres principales causas de muerte en Estados Unidos (enfermedades cardíacas, cáncer y accidentes cerebrovasculares).

Estilo de vida saludable

El estilo de vida y la enfermedad están claramente relacionados. Por ejemplo, una dieta poco saludable (alta en calorías, grasas saturadas y ácidos grasos trans y deficiente en ciertos otros nutrientes), no realizar ejercicio con regularidad, y el tabaquismo aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, cáncer y accidentes cerebrovasculares, las tres principales causas de muerte en los Estados Unidos. La modificación de los hábitos de vida poco saludables puede ayudar a prevenir trastornos particulares y/o mejorar la condición física y la calidad de vida. Las conversaciones con el médico y otros profesionales de la salud pueden ayudar a tomar las decisiones adecuadas y a adquirir hábitos saludables. No obstante, adquirir y mantener un estilo de vida saludable es algo que solo puede hacer la propia persona interesada. Llevar metódicamente una dieta sana y realizar suficiente ejercicio físico resulta difícil para muchas personas, pero quienes lo consiguen reducen el riesgo de desarrollar enfermedades graves y suelen sentirse mejor y con más energía.

Llevar una dieta sana contribuye a prevenir o controlar enfermedades como la hipertensión, las cardiopatías, la diabetes, la osteoporosis y algunos tipos de cáncer. Las recomendaciones incluyen

  • Llevar una dieta que incluya en abundancia verdura, fruta, cereales integrales y pan integral, en parte porque una dieta de tales características aporta un alto contenido en fibra.

  • Reducir el consumo de grasas saturadas (como las de la mantequilla, el queso, la carne de res, el cerdo, las aves de corral con piel y algunos alimentos preparados) y evitar los ácidos grasos trans

  • Sustituir las grasas saturadas por grasas más saludables (como las del pescado azul, por ejemplo el atún, el salmón, la caballa y el arenque, así como las del aceite de oliva y ciertos aceites vegetales [aceites de linaza, de colza y de soja], las semillas de lino y las nueces)

  • Controlar bien las calorías para mantener el peso corporal recomendado (véase la tabla Índice de masa corporal [IMC])

  • Limitar la cantidad de sal que se consume.

  • Tomar suficiente calcio y vitamina D (en la dieta o mediante suplementos).

La actividad y el ejercicio físico ayudan a prevenir la obesidad, la hipertensión, las cardiopatías, el accidente cerebrovascular, la diabetes, algunos tipos de cáncer, el estreñimiento, las caídas y otros problemas de salud. La mejor rutina consiste en practicar actividad física moderada durante un total de 150 minutos semanales o bien actividad aeróbica intensa durante 75 minutos semanales (o una combinación de ambas). Los períodos de ejercicio deben durar al menos 10 minutos y lo ideal es que se repartan a lo largo de la semana. No obstante, incluso algo menos de ejercicio es mejor que nada. Por ejemplo, incluso quienes no pueden dedicar más de 10 minutos al ejercicio físico unas pocas veces por semana pueden obtener importantes beneficios al realizarlo, sobre todo si el ejercicio es vigoroso. Caminar es un ejercicio sencillo y muy eficaz, que agrada a muchas personas. Algunos tipos de ejercicio también pueden servir para superar o tratar algunos problemas específicos. Por ejemplo, los estiramientos mejoran la flexibilidad, lo cual ayuda a prevenir las caídas. Los ejercicios aeróbicos pueden disminuir el riesgo de infarto de miocardio y de angina de pecho.

Dejar de fumar también es importante si se quiere llevar un estilo de vida saludable. El médico puede proporcionar ánimos y consejo sobre las distintas maneras de dejar de fumar, incluyendo información y recomendaciones sobre el uso de productos sustitutivos de la nicotina, el bupropión y la vareniclina (medicamentos que ayudan a reducir el deseo de fumar), y otras herramientas.

Mantener relaciones sexuales seguras también es importante. La clave en las relaciones sexuales consiste en evitar las parejas de riesgo y permanecer mutuamente monógamos. Las personas que tienen más de una pareja sexual pueden reducir considerablemente el riesgo de contraer una infección de transmisión sexual mediante el uso adecuado de un preservativo de látex cada vez que mantienen relaciones sexuales. Las personas alérgicas al látex pueden utilizar otros tipos de preservativos.

Limitar el consumo de alcohol es otra medida importante. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan que los adultos en edad legal para consumir alcohol no beban alcohol o limiten la cantidad a 2 bebidas o menos al día para los hombres o 1 bebida o menos al día para las mujeres aquellos días en los que se consuma alcohol. (Se considera una copa como 341mL de cerveza, 142 mL de vino o 43 mL de licor con mayor concentración alcohólica, como el whisky.) No está claro si beber, incluso pequeñas cantidades de alcohol, tiene algún beneficio para la salud. Además, beber incluso pequeñas cantidades de alcohol puede aumentar el riesgo de efectos nocivos.

La prevención de lesiones es crucial para mantener un estilo de vida saludable. Puede reducirse el riesgo de lesiones adoptando determinadas precauciones como el uso de equipo de protección adecuado (incluidos los cinturones de seguridad). Para las personas mayores, lo siguiente puede ayudar a reducir el riesgo de caídas:

  • Retirar las alfombras

  • Tener buena iluminación en casa

  • Practicar ejercicio (especialmente para mejorar el equilibrio y la fuerza muscular)

  • Acudir con regularidad a revisarse la visión, mantener las gafas bien graduadas y usarlas

  • Hacer que un médico, un profesional de la enfermería o un farmacéutico revise todos los medicamentos que pueden contribuir a las caídas cada vez que se añaden recetas o se modifican

Dormir lo necesario también es una parte fundamental de un estilo de vida saludable, sobre todo en lo que se refiere al humor y al estado mental. La falta de sueño es un factor de riesgo de padecer lesiones.

Seguridad 101

La adopción de las medidas de seguridad dictadas por el sentido común ayuda a evitar lesiones. Algunos ejemplos son:

Seguridad general

  • Aprender primeros auxilios.

  • Preparar o comprar un botiquín de primeros auxilios.

  • Aprender a aplicar la reanimación cardiorrespiratoria y otros métodos para liberar la obstrucción de las vías respiratorias, como la maniobra de Heimlich.

  • Ponerse el casco para ir en bicicleta o en moto, y un equipo de protección adicional para la práctica de ciertos deportes, como muñequeras para patinar (roller o skate).

  • Guardar las armas de fuego en lugar seguro.

  • Practicar los procedimientos de seguridad en la natación y no nadar nunca solo.

  • Si es necesario realizar movimientos repetitivos de muñeca (como teclear) hay que adoptar una posición que reduzca la probabilidad de padecer síndrome del túnel carpiano.

  • Practicar ejercicio regularmente y con seguridad.

  • Eliminar o limitar el consumo de alcohol.

Seguridad en el hogar

Prevenir caídas y lesiones producidas por caídas en los niños:

  • Instalar cierres de seguridad en las puertas de los sótanos.

  • Cerrar con pestillo las ventanas cuando haya niños presentes.

  • Reemplazar o proteger los cantos y perfiles de los muebles.

  • No utilizar caminadores infantiles.

  • Instalar protecciones en las ventanas, especialmente por encima del primer piso.

  • Utilizar barreras de seguridad en los extremos superior e inferior de las escaleras.

Para prevenir intoxicaciones:

  • No mezclar nunca productos de limpieza.

  • Mantener los productos limpiadores del horno y del baño, los pesticidas (plaguicidas), el alcohol y el anticongelante herméticamente cerrados y fuera del alcance de los niños.

  • Mantener los medicamentos en sus envases originales y utilizar frascos de píldoras con mecanismo de seguridad si viven niños pequeños en el hogar o si se encuentran allí de visita.

  • Siga las instrucciones sobre cómo desechar de forma segura los fármacos caducados y los medicamentos que ya no son necesarios (véase How to Dispose of Unused Medicines disponible en la página web de la Food and Drug Administration).

Para evitar incendios:

  • Instalar detectores de humos en todas las plantas de la casa, incluidos el sótano y todos los dormitorios.

  • Comprobar las baterías mensualmente e instalar baterías nuevas cada 6 meses.

  • Planificar una vía de salida de emergencia y ensayarla.

  • Tener un extintor de incendios en la cocina o muy cerca de ella.

  • Hacer revisar el sistema eléctrico por un profesional.

  • No dejar velas encendidas sin prestarles atención permanente.

  • No fumar en la cama.

Prevención del envenenamiento por monóxido de carbono:

  • Asegurar la ventilación correcta de las fuentes de combustión en espacios interiores (tales como hornos, calentadores de agua, estufas de leña o de carbón, y estufas de queroseno o de otros tipos).

  • Limpiar el tiro de las chimeneas regularmente y hacer revisiones periódicas para detectar posibles fugas.

  • Instalar un detector de monóxido de carbono en el hogar.

Para evitar la exposición al radón:

  • Mantener actualizado el control de radón en el hogar.

  • Asegurarse de que existe una ventilación adecuada, sobre todo en el sótano.

Para evitar la intoxicación por plomo:

  • Consultar al departamento de salud de la localidad y preguntar cómo detectar niveles tóxicos de plomo en el agua potable doméstica.

  • Averiguar si la pintura usada en la vivienda contiene plomo (es frecuente en las casas viejas); en caso de duda, arrancar un poco de pintura para hacer la prueba.

  • Comprobar el contenido en plomo de los platos de cerámica fabricados fuera de los Estados Unidos.

  • Si el pediatra lo recomienda, someter al niño a una prueba de comprobación de las concentraciones de plomo.

Para evitar las quemaduras:

  • No utilizar agua caliente a más de 54,4° C.

Seguridad alimentaria

  • Prestar atención a las indicaciones de caducidad en los envoltorios.

  • Meter en el refrigerador lo antes posible los alimentos perecederos.

  • No comprar alimentos enlatados ni ningún otro alimento con el envase abollado o con la tapa floja o abultada.

  • Mantener el refrigerador a 4,44° C y el congelador a -18° C.

  • Congelar los alimentos frescos (incluyendo el pescado y las aves) que no vayan a ser usados antes de 2 días.

  • Impedir que el jugo de la carne cruda gotee sobre otros alimentos.

  • Lavarse las manos antes de cocinar o manipular los alimentos.

  • Cocer los alimentos suficientemente.

  • No manipular nunca la carne cocinada con los mismos utensilios, ni depositarla en los mismos recipientes, que se han utilizado para la manipulación de la carne cruda.

  • Limpiar las mesas de la cocina, las tablas utilizadas para cortar y los utensilios culinarios con agua caliente y detergente después de usarlos.

Seguridad en el automóvil

  • Respetar los límites de velocidad y conducir en estado de alerta.

  • Asegurarse de que todos los pasajeros lleven abrochados los cinturones de seguridad.

  • Asegurar a los niños en el asiento con los dispositivos de seguridad adecuados a su estatura y peso.

  • No permitir en ningún caso que un bebé o un niño vayan sentados en el regazo de alguno de los pasajeros de un vehículo en marcha.

  • No beba alcohol ni use drogas recreativas o medicamentos que puedan producir somnolencia antes de conducir.

Vacunación

La vacunación ha supuesto una contribución muy importante para la salud. Enfermedades infecciosas peligrosas y a veces mortales, como la difteria, la tosferina, el tétanos, las paperas (parotiditis), el sarampión, la rubéola y la poliomielitis, han disminuido en más del 99% su número de casos gracias a la disponibilidad de vacunas eficaces y seguras, y a su empleo generalizado. Al mismo tiempo, las vacunaciones han supuesto en el coste de la atención médica un ahorro aproximado catorce veces superior a lo invertido en este tipo de prevención.

Se han atribuido muchos efectos secundarios a las vacunas (véase Preocupaciones relacionadas con la vacunación infantil). En realidad, los posibles efectos no deseados que pueden presentarse dependen de la vacuna, pero los más frecuentes suelen ser leves e incluyen hinchazón, dolor y reacciones alérgicas en el lugar de la inyección y, a veces, fiebre o escalofríos. También pueden presentarse otros efectos secundarios más graves. Incluyen reacciones autoinmunitarias (por ejemplo, el síndrome de Guillain-Barré, que causa debilidad o parálisis de forma temporal). No obstante, los efectos secundarios graves son muy poco frecuentes si las vacunas se utilizan adecuadamente.

Las investigaciones sistemáticas y amplias realizadas no han hallado ninguna relación entre las vacunas y otros efectos secundarios graves, como el autismo. Las informaciones que afirman que las vacunas provocan el sida o esterilidad, son «leyendas urbanas» que no tienen base real. Rechazar la vacunación para evitar efectos secundarios aumenta el riesgo de contraer una infección, que es una amenaza mucho mayor para la salud que los posibles efectos secundarios de la vacunación.

¿Sabías que...?

  • Las vacunas pueden beneficiar a otras personas además de a quienes se vacunan.

Los niños y adolescentes, los adultos mayores y las personas cuyo sistema inmunitario está deteriorado son a menudo los más vulnerables a infecciones que pueden prevenirse gracias a las vacunas. Si estas personas contraen este tipo de infecciones, también suelen ser las más propensas a presentar síntomas graves. Por ejemplo, la tosferina tiende a causar síntomas graves en los lactantes, pero puede ser tan leve como un resfriado en los adultos sanos. Si bien es importante la vacunación en las poblaciones más vulnerables, también es importante vacunar a las demás personas. De este modo no solo se evita la enfermedad en la persona vacunada, sino que además se reduce el número de personas de la comunidad que la podrían contraer y, por lo tanto, transmitirla a la población más vulnerable. De este modo, los fallecimientos y las complicaciones graves se reducen mediante la vacunación del mayor número posible de personas. Este efecto se denomina inmunidad colectiva o de grupo.

Cribado

La detección sistemática, o cribado, se dirige a las personas consideradas de riesgo para una determinada enfermedad y que están asintomáticas (véase también Decisiones sobre pruebas médicas, Pruebas de cribado). El cribado puede permitir a los médicos detectar un trastorno de forma precoz y comenzar el tratamiento también de forma precoz. El tratamiento en una fase temprana de la enfermedad evita en muchos casos una evolución que sería mortal. Por ejemplo, las anomalías en el cuello del útero (cérvix o cuello uterino) o en el colon pueden diagnosticarse y curarse antes de que se conviertan en cancerosas.

Los programas de cribado han reducido considerablemente el número de muertes causadas por algunos trastornos. Sirva como ejemplo el dato estadístico de Estados Unidos, donde, de modo similar a lo ocurrido en otros países desarrollados, la mortalidad por cáncer de cuello de útero se ha reducido en un 75% desde 1955. Sin embargo, la disminución varía de una zona a otra, dependiendo de la disponibilidad y la asequibilidad del cribado y otros factores. El cribado también permite detectar enfermedades que no tienen cura pero sí pueden tratarse antes de que produzcan grandes daños (por ejemplo, la hipertensión).

Las recomendaciones de detección provienen por lo general de organizaciones gubernamentales o profesionales y se basan en la mejor investigación disponible. Sin embargo, las distintas organizaciones algunas veces establecen diferentes recomendaciones. El hecho de que haya diferentes recomendaciones obedece a varias razones. Incluso los mejores resultados de una investigación no siempre son concluyentes. Además, las recomendaciones de detección sistemática deben tener en cuenta cuánto riesgo y cuánto gasto están dispuestas a aceptar las personas afectadas, factores que no pueden conocerse con certeza. Por lo tanto, las decisiones sobre el cribado son individualizadas. Las personas deben comentar las pruebas de cribado con su médico para determinar qué es lo mejor para ellos.

¿Sabías que...?

  • Algunas pruebas diagnósticas realizadas antes de que aparezcan síntomas (pruebas de cribado) pueden causar más daños que beneficios.

Es fácil pensar que debe realizarse cualquier exploración capaz de diagnosticar una enfermedad grave. El cribado ofrece grandes beneficios. Sin embargo, también puede crear problemas. Por ejemplo, algunas veces los resultados de las pruebas de cribado son positivos en personas que no sufren la enfermedad. Como consecuencia, algunas de estas personas se someten a pruebas de seguimiento y/o tratamientos adicionales que son innecesarios, a menudo costosos y a veces dolorosos o peligrosos.

A veces, también, el cribado descubre anomalías que no pueden o no deben tratarse. Por ejemplo, en los hombres de edad avanzada, el cáncer de próstata evoluciona tan lentamente que es improbable que llegue a afectar su salud antes de que se produzca la muerte por otras causas. En estos casos, el tratamiento puede ser peor que la enfermedad. Otro ejemplo implica el uso de la tomografía computarizada (TC) de cuerpo entero para la detección sistemática (cribado) del cáncer en todas las personas. Este enfoque no es recomendable porque no conlleva beneficios (tales como salvar vidas) que superen los riesgos asociados (como, por ejemplo, el desarrollo de trastornos causados por la exposición a la radiación, incluido el cáncer). Además, cuando se comunica a una persona que puede sufrir una enfermedad grave, puede desarrollar un estado de ansiedad perjudicial para su salud.

Teniendo en cuenta estas situaciones, el cribado solo es aconsejable en los siguientes casos

  • Cuando la persona tiene un riesgo real de desarrollar una enfermedad.

  • Si la prueba de detección es muy certera.

  • Cuando la enfermedad puede ser tratada más eficazmente si se diagnostica antes de que se desarrollen los síntomas.

  • Si los beneficios para la salud derivados de una prueba de detección adecuada justifican realmente su precio (coste-eficacia).

Algunas pruebas de cribado (como las de detección del cáncer de cuello de útero o del cáncer de colon) son recomendables para todas las personas de una edad o un sexo determinados. A las personas que presentan un mayor riesgo debido a otros factores de riesgo se les pueden recomendar pruebas a una edad más temprana o a intervalos más frecuentes de lo que se recomendaría a las personas con riesgo medio, o bien se les pueden recomendar pruebas adicionales. Por ejemplo, a una persona con antecedentes familiares de cáncer colorrectal o con una enfermedad que aumenta las posibilidades de desarrollar cáncer colorrectal, como la colitis ulcerosa, hay que aconsejarle que se someta a una colonoscopia con más frecuencia de la que es normal en la población con un riesgo medio. A las mujeres con parientes cercanos que han sufrido cáncer de mama (antecedentes familiares) se les recomienda el cribado del cáncer de mama con resonancia magnética nuclear (RMN) además de la mamografía.

Algunas medidas de cribado son recomendables para las personas que padecen ciertos trastornos o enfermedades. Por ejemplo, las personas diabéticas deben examinarse los pies por lo menos una vez al día para detectar zonas eritematosas y ulceradas que, si no se tratan a tiempo, podrían provocar una infección grave y finalmente la amputación.

Tabla
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Terapia farmacológica preventiva

La terapia farmacológica preventiva (también llamada quimioprofilaxis o quimioprevención) es el uso de fármacos para prevenir la enfermedad. Para que esta terapia sea recomendable, la persona debe estar en situación de riesgo de contraer la enfermedad y tener un riesgo bajo de padecer efectos secundarios asociados a los fármacos considerados.

La quimioprofilaxis está claramente indicada en casos como, por ejemplo, la prevención de una infección en personas afectadas por determinadas enfermedades (como el sida), la prevención del dolor de cabeza en personas que padecen migrañas y en otras muchas situaciones específicas. Aunque la quimioprofilaxis solo es efectiva en situaciones determinadas, algunas de estas circunstancias son frecuentes, por lo que este tipo de terapia es útil para muchas personas. Por ejemplo, para los adultos con riesgo de arteriopatía coronaria o accidente cerebrovascular suele ser recomendable la aspirina (ácido acetilsalicílico). A los recién nacidos se les aplican unas gotas oculares para prevenir la infección gonocócica en los ojos. En las mujeres con alto riesgo de desarrollar cáncer de mama, la terapia quimiopreventiva suele ser beneficiosa (por ejemplo, con el fármaco tamoxifeno).

Tres niveles de prevención

Hay tres niveles de prevención: primaria, secundaria y terciaria.

En la prevención primaria se impide el desarrollo de una enfermedad.

Los tipos de prevención primaria incluyen los siguientes:

  • Vacunaciones

  • Asesoramiento para cambiar comportamientos de alto riesgo

  • A veces, quimioprevención

En la prevención secundaria la enfermedad se detecta y se trata pronto, a menudo antes de que aparezcan los síntomas, lo que minimiza las consecuencias graves.

Los tipos de prevención secundaria incluyen los siguientes:

  • Los programas de cribado, como la mamografía para detectar el cáncer de mama y la densitometría ósea (DXA, por sus siglas en inglés, o absorciometría dual de rayos X) para detectar la osteoporosis.

  • Rastrear a las parejas sexuales de una persona con diagnóstico de infección de transmisión sexual (localización de contactos) y, si es necesario, tratar a estas personas para minimizar la propagación de la enfermedad.

En la prevención terciaria se trata una enfermedad ya existente, generalmente crónica, para evitar complicaciones o daños mayores.

Los tipos de prevención terciaria son los siguientes:

  • Para las personas con diabetes: control del azúcar en sangre, cuidado minucioso de la piel, exploración frecuente de los pies y práctica frecuente de ejercicio para prevenir trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos

  • Para las personas que han sufrido un accidente cerebrovascular: tomar aspirina (ácido acetilsalicílico) para evitar que se produzca un segundo accidente cerebrovascular

  • Prestación de servicios de apoyo y rehabilitación para evitar el deterioro y maximizar la calidad de vida, tales como la rehabilitación tras una lesión, un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular

  • Prevención de complicaciones en las personas con discapacidad, como la prevención de las úlceras por presión en las personas que están confinadas en la cama.

Tabla
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