Los quistes renales adquiridos son quistes simples, que deben distinguirse de causas más graves de enfermedad quística.
(Véase también Generalidades sobre la enfermedad quística renal).
Los quistes adquiridos suelen ser simples, es decir que son redondeados y bien delimitados, con paredes lisas. Pueden ser solitarios o múltiples.
Quistes renales solitarios
Los quistes aislados a menudo se detectan en forma incidental en los estudios por la imagen; se distinguen de otros trastornos quísticos renales y masas renales, como el carcinoma de células renales que, típicamente, es irregular o multiloculado características complejas como paredes irregulares, tabiques y áreas mal delimitadas o calcificadas. Su causa se desconoce. Suelen no ser clínicamente significativos, pero a veces causan hematuria o se infectan.
Quistes renales múltiples
Los quistes múltiples son más comunes en pacientes con enfermedad renal crónica, especialmente aquellos sometidos a diálisis durante muchos años. Su causa se desconoce, pero pueden estar ocasionados por una hiperplasia de compensación de nefronas funcionales residuales. Más del 50 a 80% de los pacientes que reciben diálisis durante > 10 años desarrollan enfermedad quística adquirida (con múltiples quistes adquiridos). El criterio habitual de diagnóstico es la presencia de ≥ 4 quistes en cada riñón detectados por ecografía o TC. Este trastorno por lo general puede diferenciarse de la enfermedad renal poliquística autosómica dominante por la ausencia de antecedentes familiares y por el tamaño pequeño o normal de los riñones.
Usualmente, los quistes adquiridos son asintomáticos, pero en ocasiones los pacientes presentan hematuria, hemorragia renal o perirrenal, infección o dolor lumbar. Los quistes adquiridos son importantes principalmente porque los pacientes tienen una alta incidencia de carcinoma de células renales; se desconoce si los quistes pueden transformarse en malignos. Por este motivo, algunos médicos controlan periódicamente a los pacientes con quistes adquiridos, para detectar carcinoma renal con ecografía o TC. Los quistes que causan sangrado persistente o infección pueden requerir drenaje percutáneo o, rara vez, nefrectomía parcial o total.