Trastorno de síntomas neurológicos funcionales

(Trastorno de conversión)

PorJoel E. Dimsdale, MD, University of California, San Diego
Revisado/Modificado ago 2022
Vista para pacientes

El trastorno de síntomas neurológicos funcionales, antes conocido como trastorno de conversión, consiste en síntomas o déficits neurológicos que se desarrollan en forma inconsciente e involuntaria y, en general, afectan una función motora o sensitiva. Las manifestaciones son incompatibles con los mecanismos fisiopatológicos o las vías anatómicas conocidos. El inicio, la exacerbación o el mantenimiento de los síntomas de conversión se atribuyen frecuentemente a factores mentales como el estrés o traumatismos. El diagnóstico se basa en los antecedentes después de haber excluido los trastornos físicos. El tratamiento comienza estableciendo una relación de apoyo coherente entre el médico y el paciente; la psicoterapia puede ayudar, al igual que la hipnosis y la fisioterapia.

(Véase también Generalidades sobre la somatización).

El trastorno de síntomas neurológicos funcionales es una forma de somatización, la expresión de fenómenos mentales en forma de síntomas físicos (somáticos).

El trastorno tiende a aparecer durante los últimos años de la infancia o el comienzo de la edad adulta, aunque puede aparecer a cualquier edad. Es más frecuente entre las mujeres.

Signos y síntomas

Los síntomas de este trastorno a menudo se desarrollan abruptamente, y en ocasiones pueden ocurrir tras un evento estresante. Típicamente, los síntomas incluyen déficits aparentes de la función motora voluntaria o sensitiva pero a veces incluyen movimientos temblorosos y consciencia deteriorada (lo que sugiere convulsiones) y posturas anormales de las extremidades (lo que sugiere otro trastorno neurológico o físico general). Por ejemplo, los pacientes pueden presentar deterioro de la coordinación o el equilibrio, debilidad, parálisis de un brazo o una pierna, pérdida de sensibilidad en una parte del cuerpo, convulsiones, falta de respuesta, ceguera, diplopía, sordera, afonía, dificultad para tragar, sensación de una masa en la garganta y retención urinaria.

Los pacientes pueden haber sufrido un único episodio o episodios repetidos esporádicos; los síntomas pueden cronificarse. En general, los episodios son breves.

Diagnóstico

  • Evaluación clínica

El diagnóstico del trastorno de síntomas neurológicos funcionales se plantea solo después de que el examen médico completo y las pruebas hayan descartado la existencia de trastornos neurológicos o de trastornos médicos generales que puedan explicar completamente los síntomas y sus efectos. Una característica importante es que los síntomas y signos no se condicen con una enfermedad neurológica. Por ejemplo, quizá no concuerdan con las distribuciones anatómicas (p. ej., déficit sensoriales que involucran partes de múltiples raíces nerviosas), o los hallazgos pueden variar en los diferentes exámenes o cuando se evalúa de diferentes formas, como en lo siguiente:

  • Un paciente puede presentar marcada debilidad de la flexión plantar cuando se lo evalúa en la cama, pero puede caminar normalmente en puntas de pie.

  • En un paciente en decúbito supino, la mano del examinador bajo el talón de una pierna "paralizada" detecta presión descendente cuando el paciente levanta la pierna sana contra la resistencia (signo de Hoover).

  • El temblor cambia o desaparece cuando se distrae al paciente (p. ej., haciendo que el paciente copie un movimiento rítmico con la mano no afectada).

  • Se detecta resistencia a la apertura del ojo durante una convulsión aparente.

  • Un déficit del campo visual es tubular (visión de túnel).

Ademas, para cumplir con los criterios de este trastorno, los síntomas deben tener una intensidad suficiente como para provocar angustia o interrumpir el funcionamiento social, laboral o de otro tipo.

Tratamiento

  • A veces hipnosis o terapia cognitivo-conductual

Es esencial conseguir una relación médico-paciente de confianza y apoyo. El tratamiento cooperativo que involucra a un psiquiatra y un médico de otro campo (p. ej., neurólogo, internista) parece el más útil. Una vez que el médico ha excluido un trastorno médico general y que ha tranquilizado a los pacientes porque los síntomas no indican un trastorno subyacente grave, el paciente comienza a sentirse mejor y los síntomas pueden desaparecer.

Los siguientes tratamientos pueden ser útiles:

  • La hipnosis puede ayudar al permitir a los pacientes controlar los efectos del estrés y su estado mental sobre las funciones corporales.

  • El narcoanálisis es un procedimiento pocas veces utilizado similar a la hipnosis, excepto en que se administra un sedante a los pacientes para inducir un estado de semisueño.

  • La psicoterapia, que incluye la terapia cognitivo-conductual, es eficaz en algunos individuos.

  • La fisioterapia puede ayudar a algunas personas.

Debe tratarse cualquier trastorno psiquiátrico coexistente (p. ej., depresión).

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