La conjuntiva recubre la parte posterior de los párpados (conjuntiva palpebral o tarsal), atraviesa el espacio entre el párpado y el globo ocular (conjuntiva fornicial) y luego se pliega sobre sí misma y se extiende sobre la esclerótica hasta la córnea (conjuntiva bulbar). La conjuntiva contribuye a la película lagrimal y protege el ojo de cuerpos extraños e infecciones.
La esclerótica es la esfera blanca y gruesa de tejido conectivo denso que engloba el ojo y mantiene su forma. Por adelante, la esclerótica se fusiona con la córnea en el limbo, y por atrás se mezcla con las meninges en el punto en el que el nervio óptico abandona el globo ocular. El espesor varía de 0,83 mm en la cara anterior a 1 mm en la cara posterior. Tiene 0,43 mm en el ecuador y 0,3 mm por debajo de los músculos, su punto más delgado.
La epiesclera es una fina membrana vascular entre la conjuntiva y la esclerótica.
Los trastornos más frecuentes son infecciosos o inflamatorios (p. ej., conjuntivitis, epiescleritis, escleritis). La conjuntivitis puede ser aguda o crónica, y de origen infeccioso, alérgico o irritativo. La epiescleritis y la escleritis suelen ser el resultado de una enfermedad inmunológica, aunque en la escleritis también es posible una infección. La epiescleritis no suele amenazar la visión, pero la escleritis puede destruir la visión y el ojo. Los síntomas importantes de las diferentes conjuntivitis (p. ej., hiperemia conjuntival) son similares. Es importante un diagnóstico precoz y preciso.
Hallazgos oculares seleccionados en los trastornos conjuntivales
El edema de la conjuntiva bulbar conduce a una conjuntiva difusamente translúcida, azulada y engrosada. El edema macroscópico con abalonamiento de la conjuntiva, que a menudo conduce a prolapso de la conjuntiva, se conoce como quemosis.
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El edema de la conjuntiva tarsal (típico de la conjuntivitis alérgica) se manifiesta con proyecciones diminutas y finas (papilas) que dan a la conjuntiva tarsal aspecto aterciopelado.
La hiperplasia de los folículos linfoides en la conjuntiva puede aparecer en la conjuntivits viral o por clamidias. Se presenta como agrupaciones pequeñas con centros pálidos, semejantes a un empedrado. Ocurre principalmente en la conjuntiva tarsal inferior.