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Enfermedad de Alzheimer

PorJuebin Huang, MD, PhD, Department of Neurology, University of Mississippi Medical Center
Reviewed ByMichael C. Levin, MD, College of Medicine, University of Saskatchewan
Revisado/Modificado feb 2025
Vista para pacientes

La enfermedad de Alzheimer produce un deterioro cognitivo progresivo y se caracteriza por depósitos de beta-amiloide y ovillos neurofibrilares en la corteza cerebral y la sustancia gris subcortical. El diagnóstico es clínico; se utilizan por lo general las pruebas de laboratorio y de imágenes para buscar hallazgos específicos que sugieran una enfermedad de Alzheimer y para identificar otras causas tratables de demencia. El tratamiento consiste en una combinación de medidas paliativas y farmacoterapia. Los medicamentos incluyen inhibidores de la colinesterasa, memantina y terapias con anticuerpos monoclonales antiamiloide en pacientes seleccionados.

Recursos de temas

(Véase también Generalidades sobre el delirio y la demencia y Demencia).

La enfermedad de Alzheimer, un trastorno neurocognitivo, es la causa más frecuente de demencia; representa el 60 al 80% de las demencias en los adultos mayores. En los Estados Unidos, se estima que el 11% de las personas ≥ 65 años tiene la enfermedad de Alzheimer. El porcentaje de personas con enfermedad de Alzheimer aumenta con la edad (1):

  • Edad 65 a 74 años: 5%

  • Edad 75 a 84 años: 13%

  • Edad ≥ 85 años: 33%

Esta enfermedad es 2 veces más frecuente entre las mujeres que en los hombres, en parte porque éstas tienen una expectativa de vida mayor. Se espera que la prevalencia en los países industrializados aumente a medida que la proporción de adultos mayores también lo hace.

Referencia general

  1. 1. 2024 Alzheimer's disease facts and figuresAlzheimers Dement 2024;20(5):3708-3821. doi:10.1002/alz.13809

Etiología de la enfermedad de Alzheimer

La mayoría de los casos de enfermedad de Alzheimer son esporádicos, con un inicio tardío ( 65 años) y una etiología poco clara. El riesgo de desarrollar la enfermedad es mejor predicho por la edad. Sin embargo, alrededor del 5 al 15% de los casos son familiares; el 50% de estos casos tiene un inicio temprano (presenil) (< 65 años) y habitualmente se relacionan con mutaciones genéticas específicas.

Por lo menos 5 locus genéticos distintos, localizados en los cromosomas 1, 12, 14, 19 y 21, influyen en la iniciación y la progresión de la enfermedad de Alzheimer.

Las mutaciones en los genes para las proteínas precursoras del amiloide, presenilina I y presenilina II pueden conducir a formas autosómicas dominantes de enfermedad de Alzheimer, habitualmente con comienzo temprano. En los pacientes afectados, el procesamiento de la proteína precursora amiloide está alterado y conduce al depósito y la agregación fibrilar de beta-amiloide. Esta sustancia es el principal componente de las placas neuriticas (seniles), que consisten en prolongaciones axónicas o dendríticas degeneradas, astrocitos y células gliales que rodean un núcleo amiloide. El Beta-amiloide también puede alterar las actividades de la cinasa y la fosfatasa de manera que con el tiempo conducen a la hiperfosforilación de tau (una proteína que estabiliza los microtúbulos) y la formación de ovillos neurofibrilares.

Otros determinantes genéticos incluyen a los alelos de la apolipoproteína (apo) E (epsilon). Las proteínas apo E influyen en el depósito de beta-amiloide, la integridad del citoesqueleto y la eficiencia de la reparación neuronal. El riesgo de enfermedad de Alzheimer está sustancialmente aumentado (hasta 15 veces) en las personas con 2 alelos epsilon-4 (ApoE4) y puede estar disminuido en aquellas que tienen el alelo epsilon-2 (1).

Los factores de riesgo vasculares, como la hipertensión, la diabetes, la dislipidemia y el tabaquismo, pueden aumentar el riesgo de enfermedad de Alzheimer. Evidencia creciente sugiere que el tratamiento agresivo de estos factores de riesgo tan temprano como en la mitad de la vida puede atenuar el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo en la edad avanzada.

No se ha establecido la relación de otros factores, como las concentraciones bajas de estrógeno y la exposición a metales pesados, con la enfermedad de Alzheimer.

Referencia de la etiología

  1. 1. Raulin AC, Doss SV, Trottier ZA, Ikezu TC, Bu G, Liu CC. ApoE in Alzheimer's disease: pathophysiology and therapeutic strategies. Mol Neurodegener 2022;17(1):72. doi:10.1186/s13024-022-00574-4

Fisiopatología de la enfermedad de Alzheimer

Las 2 características patológicas de la enfermedad de Alzheimer son

  • Depósitos de beta-amiloide extracelular (en las placas neuriticas)

  • Ovillos neurofibrilares intracelulares (filamentos helicoidales en pares)

El depósito de beta-amiloide y ovillos neurofibrilares conduce a la pérdida de sinapsis y neuronas, lo que provoca una atrofia macroscópica de las áreas afectadas del encéfalo, por lo general desde el lóbulo temporal mesial.

El mecanismo por el cual el péptido beta-amiloide y los ovillos neurofibrilares causan tal daño no se conoce bien. Existen varias teorías.

La hipótesis amiloide postula que la acumulación progresiva de beta-amiloide en el encéfalo desencadena una cascada compleja de eventos que terminan con la muerte de las células neuronales, la pérdida de sinapsis neuronales, y déficits progresivos de neurotransmisores; todos estos efectos contribuyen a ocasionar los síntomas clínicos de demencia.

Se observó una respuesta inmunitaria sostenida e inflamación en el cerebro de pacientes con enfermedad de Alzheimer. Algunos expertos han propuesto que la inflamación es la tercera característica patológica de la enfermedad de Alzheimer (1).

Se ha demostrado que un trastorno del metabolismo de la glucosa desempeña un papel potencialmente importante en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer (2).

Se identificaron mecanismos de priones en la enfermedad de Alzheimer. En las enfermedades priónicas, una proteína encefálica normal de la superficie celular llamada prión se pliega mal en una forma patógena denominada prión. El prion luego induce a otras proteínas priónicas a plegarse mal en forna similar, lo que resulta en un aumento marcado de las proteínas anormalesyque conduce a un daño cerebral. En la enfermedad de Alzheimer, se cree que el beta-amiloide en los depósitos amiloides cerebrales y tau en los ovillos neurofibrilares tienen propiedades autorreplicantes como priones.

Referencias de fisiopatología

  1. 1. Kinney JW, Bemiller SM, Murtishaw AS, et al: Inflammation as a central mechanism in Alzheimer's disease. Alzheimers Dement (NY) 4:575–590, 2018. doi: 10.1016/j.trci.2018.06.014

  2. 2. González A, Calfío C, Churruca M, Maccioni RB: Glucose metabolism and AD: evidence for a potential diabetes type 3. Alzheimers Res Ther 14(1):56, 2022. doi: 10.1186/s13195-022-00996-8

Signos y síntomas de la enfermedad de Alzheimer

Los pacientes con enfermedad de Alzheimer tienen síntomas y signos de demencia.

La primera manifestación más común de la enfermedad de Alzheimer es

  • Pérdida de memoria a corto plazo (p. ej., haciendo preguntas repetitivas, con frecuencia extravían objetos u olvidan citas)

Otros déficits cognitivos tienden a afectar múltiples funciones, como por ejemplo las siguientes:

  • Deterioro del razonamiento, dificultades para el manejo de tareas complejas y falta de criterio (p. ej., ser incapaz de gestionar la cuenta bancaria, mal manejo de las decisiones financieras)

  • Disfunción del lenguaje (p. ej., dificultad para pensar en palabras comunes, errores al hablar y/o escribir)

  • Disfunción visuoespacial (p. ej., incapacidad para reconocer rostros u objetos comunes)

Los síntomas de la enfermedad de Alzheimer progresan gradualmente, pero pueden mantenerse estables durante ciertos períodos.

Los trastornos de conducta (p. ej., vagar, agitación, gritos, ideación persecutoria) son frecuentes.

Diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer

  • Similar al de otras demencias

  • Examen formal del estado mental

  • Anamnesis y examen físico

  • Pruebas de laboratorio

  • Estudios por imágenes neurológicas

En general, el abordaje inicial del diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer es similar al diagnóstico de otras demencias. Sin embargo, a pesar de las características clínicas específicas y de las pruebas de laboratorio y estudios de diagnóstico por imágenes, el diagnóstico definitivo de la enfermedad de Alzheimer solo puede confirmarse mediante la evaluación histológica post mortem del tejido encefálico.

La evaluación incluye una historia clínica exhaustiva, examen neurológico y pruebas cognitivas (p. ej., Miniexamen del Estado Mental) (1, 2, 3). Los estudios adicionales para apoyar el diagnóstico y excluir otras etiologías incluyen análisis del LCR, pruebas de laboratorio y de biomarcadores y estudios de imagen por PET.

Los criterios clínicos pueden ayudar a diferenciar la enfermedad de Alzheimer de otras formas de demencia, como la demencia vascular y la demencia con cuerpos de Lewy.

Los criterios diagnósticos tradicionales para la enfermedad de Alzheimer incluyen todos los siguientes:

  • Demencia clínicamente establecida y documentada mediante un examen formal del estado mental

  • Déficits en 2 áreas de la cognición

  • Inicio gradual (es decir, en meses a años, en lugar de en semanas o meses) y empeoramiento progresivo de la memoria y otras funciones cognitivas

  • Sin trastornos de la consciencia

  • Inicio después de la edad de 40 años, generalmente después de los 65

  • No hay trastornos sistémicos ni encefálicos (p. ej., tumor, accidente cerebrovascular) que puedan explicar los déficits progresivos en la memoria y la cognición

Sin embargo, las desviaciones de estos criterios no excluyen un diagnóstico de enfermedad de Alzheimer, sobre todo porque los pacientes pueden tener una demencia de tipo mixta.

Las guías de diagnóstico de la National Institute on Aging-Alzheimer Association (2) también incluyen biomarcadores para el proceso fisiopatológico de la enfermedad de Alzheimer:

  • Bajo nivel de beta-amiloide en líquido cefalorraquídeo

  • Depósitos de beta-amiloide en el cerebro detectados mediante tomografía por emisión de positrones (PET) utilizando un trazador radiactivo que se une específicamente a las placas de beta-amiloide (p. ej., compuesto B de Pittsburgh [PiB], florbetapir)

Otros biomarcadores indican degeneración o lesión neuronal posterior:

  • Niveles elevados de proteína tau en el LCR o depósitos de tau en el cerebro detectados por imágenes de PET usando un marcador radiactivo que se une específicamente a tau

  • Disminución del metabolismo cerebral en la corteza temporoparietal medido mediante TEP con desoxiglucosa marcada con flúor-18 (18F) (fluorodesoxiglucosa o FDG)

  • Atrofia local en los lóbulos temporales mediales, basales y laterales y la corteza parietal medial, detectada mediante RM

Estos resultados aumentan la probabilidad de que la demencia se deba a la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, las guías (2, 4) no recomiendan el uso rutinario de estos biomarcadores para el diagnóstico debido a que la estandarización y disponibilidad son limitadas. Además, ellos no recomiendan las pruebas de rutina para el alelo epsilon-4 apo.

Se realizan pruebas de laboratorio (p. ej., hormona tiroideoestimulante, niveles de vitamina B12) y neuroimágenes (RM o TC) para buscar otras causas tratables de demencia y trastornos que pueden empeorar los síntomas. Cuando los hallazgos clínicos sugieren otro trastorno subyacente (p. ej., HIV o sífilis), están indicadas pruebas para estos trastornos.

Diagnósticos diferenciales

Distinguir la enfermedad de Alzheimer de otras demencias es difícil. La puntuación isquémica de Hachinski modificada a veces se utiliza para ayudar a distinguir la demencia vascular (principalmente, demencia multiinfarto) de la enfermedad de Alzheimer; tiene una utilidad clínica limitada, pero es útil cuando no se dispone de neuroimágenes (5). Las características principales pueden ayudar a distinguir la enfermedad de Alzheimer de la demencia multiinfarto, un tipo de deterioro cognitivo vascular y de demencia vascular (véase tabla Diferencias entre el deterioro cognitivo, la demencia vasculares y la enfermedad de Alzheimer). Las fluctuaciones en la capacidad cognitiva, los síntomas parkinsonianos, las alucinaciones visuales bien formadas y la preservación relativa de la memoria a corto plazo sugieren una demencia con cuerpos de Lewy (véase la tabla Diferencias entre la enfermedad de Alzheimer y la demencia con cuerpos de Lewy).

Con frecuencia, los pacientes con enfermedad de Alzheimer están mejor aseados y más limpios que aquellos con otras demencias.

Tabla
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Referencias del diagnóstico

  1. 1. NICE: National Institute for Health and Care Excellence: Dementia: assessment, management and support for people living with dementia and their carers. NICE guideline [NG97]. Published: 20 June 2018

  2. 2. Jack CR Jr, Andrews JS, Beach TG, et al: Revised criteria for diagnosis and staging of Alzheimer's disease: Alzheimer's Association Workgroup. Alzheimers Dement 20(8):5143–5169, 2024. doi:10.1002/alz.13859

  3. 3. Alzheimer's Association: 2018 Alzheimer's Association Dementia Care Practice Recommendations. January 18, 2028. Accessed February 3, 2025.

  4. 4. Chételat G, Arbizu J, Barthel H, et al: Amyloid-PET and 18 F-FDG-PET in the diagnostic investigation of Alzheimer's disease and other dementias. Lancet Neurol 19:951–962, 2020. doi: 10.1016/S1474-4422(20)30314-8

  5. 5. Hachinski VC, Iliff LD, Zilhka E, et al: Cerebral blood flow in dementia. Arch Neurol 32(9):632–637, 1975. doi: 10.1001/archneur.1975.00490510088009

Tratamiento de la enfermedad de Alzheimer

  • Medidas de seguridad y sintomáticas

  • Posiblemente, inhibidores de la colinesterasa y memantina

  • En pacientes seleccionados, terapia con anticuerpos monoclonales anti-amiloide

Las medidas sintomáticas y de seguridad para la enfermedad de Alzheimer son las mismas que las de todas las demencias. Por ejemplo, el medio ambiente debe ser brillante, alegre, y familiar, y debe ser diseñado para reforzar la orientación (p. ej., colocación de grandes relojes y calendarios en la habitación). Deben implementarse medidas para garantizar la seguridad del paciente (p. ej., sistemas de monitorización de la señal para los pacientes que deambulan).

También es importante la ayuda para los cuidadores, que pueden experimentar estrés significativo. Las enfermeras y los asistentes sociales pueden enseñarles a los cuidadores el mejor modo de cubrir las necesidades del paciente. Los profesionales de la salud deben vigilar los síntomas incipientes de estrés y agotamiento del cuidador y, cuando sea necesario, sugerir servicios de apoyo.

Tratamiento sintomático de la enfermedad de Alzheimer

Los inhibidores de la colinesterasa mejoran modestamente la función cognitiva y la memoria en algunos pacientes. En general, el donepezilo, la rivastigmina y la galantamina son igualmente eficaces.

  • El donepezilo es un agente de primera línea porque tiene una dosificación de 1 vez al día y es bien tolerado. El tratamiento debe continuarse si los deterioros funcionales son evidentes después de varios meses, pero de otro modo deben ser suspendidos. Los efectos adversos más frecuentes son gastrointestinales (p. ej., náuseas, diarrea). Pocas veces ocurren mareos y arritmias cardíacas. Los efectos adversos a menudo pueden ser minimizados si se aumenta la dosis gradualmente (véase tabla Fármacos para la enfermedad de Alzheimer).

  • La rivastigmina está disponible en solución líquida y en parche.

  • La galantamina modula los receptores nicotínicos. Parece estimular la liberación de acetilcolina y aumentar su efecto. Galantamina puede ser más beneficiosa para los síntomas conductuales que otros fármacos.

La memantina, un antagonista del receptor de N-metil-d-aspartato (NMDA), parece mejorarla función cognitiva y la capacidad funcional de los pacientes con enfermedad de Alzheimer de moderada a grave. Para los pacientes con insuficiencia renal, la dosis debe ser reducida o debe evitarse el fármaco. La memantina puede ser utilizada con un inhibidor de la colinesterasa.

Otros fármacos están siendo estudiados. La eficacia de la vitamina E en altas dosis, la selegilina, los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), los extractos de Ginkgo biloba y las estatinas es poco clara. El tratamiento con estrógeno no parece ser útil en la prevención o el tratamiento puede ser nocivo.

Tratamiento modificador de la enfermedad de Alzheimer

La terapia con anticuerpos monoclonales anti-amiloide puede ser adecuada para pacientes seleccionados con enfermedad leve. Los anticuerpos monoclonales antiamiloide demuestran la modificación de la enfermedad al reducir la carga de placa amiloide en el cerebro y ralentizar el deterioro cognitivo, aunque los beneficios clínicos observados han sido modestos. El mecanismo de acción de los anticuerpos anti-amiloide es unirse y eliminar el beta-amiloide agregado. Los ensayos clínicos de anticuerpos monoclonales antiamiloide mostraron una reducción estadísticamente significativa en la tasa de deterioro clínico, identificada por las medidas de resultados cognitivos y funcionales en pacientes con enfermedad de Alzheimer temprana y patología amiloide confirmada mediante exploración PET de amiloide o estudio del líquido cefalorraquídeo.

Lecanemab es un anticuerpo monoclonal anti-amiloide inmunoglobulina gamma 1 (IgG1) humanizado recombinante que se une a oligómeros amiloides, protofibrillas y fibrillas insolubles. En un ensayo aleatorizado, los pacientes con deterioro cognitivo leve y enfermedad de Alzheimer leve que recibieron lecanemab mostraron una reducción del 27% en el deterioro cognitivo a los 18 meses en comparación con el placebo, medido por la puntuación de la Escala de Suma de Cajas de Clasificación Clínica de Demencia (CDR-SB) (1).

El donanemab es un anticuerpo IgG dirigido al piroglutamato de las placas de beta-amiloide maduras. En otro ensayo aleatorizado que incluyó a pacientes con deterioro cognitivo leve y enfermedad de Alzheimer leve, el deterioro clínico, medido por la Escala de Clasificación de la Enfermedad de Alzheimer integrada (iADRS), se redujo en un 35% en los pacientes que recibieron donanemab en comparación con el placebo a los 18 meses (2).

Las terapias con anticuerpos monoclonales anti-amiloide están asociadas a efectos adversos significativos, como anomalías en las imágenes relacionadas con la presencia de amiloide (ARIA), que consisten en cambios en la señal de RM generados por edema cerebral (ARIA-E) y/o microhemorragias y hemosiderosis superficial (ARIA-H). En los ensayos aleatorizados antes mencionados, la anomalía de imágenes relacionada con amiloide-edema se desarrolló en el 12,6% de los pacientes que recibieron lecanemab y en el 24% de los sujetos que recibieron donanemab (1, 2). Además, ARIA-H ocurrió en el 17,3% de los pacientes que recibieron lecanemab y en el 19,7% de los que recibieron donanemab. Las anomalías de imágenes relacionadas con amiloide generalmente ocurrieron al principio del curso del tratamiento y no causaron síntomas en la mayoría de los pacientes. Sin embargo, hasta el 0,8 % de los pacientes tratados con lecanemab presentaron anomalías en las imágenes relacionadas con la presencia de amiloide (ARIA) con síntomas graves, incluyendo dolor de cabeza, confusión, alteraciones visuales, desorientación, alteraciones de la marcha y convulsiones (3). Hubo 3 muertes entre los pacientes que recibieron donanemab debido a ARIA grave. Se ha recomendado la vigilancia con RM cerebral seriada para el control de la ARIA en pacientes que reciben anticuerpos monoclonales anti-amiloide. Los pacientes portadores del alelo E4 del gen ApoE, particularmente los portadores homocigotos, tienen una tasa de incidencia significativamente mayor de anomalías de imágenes relacionadas con amiloide (3). Se recomienda realizar pruebas para determinar el estado de ApoEε4 antes de iniciar el tratamiento antiamiloide para evaluar el riesgo de desarrollar anomalías de las imágenes relacionadas con amiloide.

Referencias del tratamiento

  1. 1. van Dyck CH, Swanson CJ, Aisen P, et al: Lecanemab in Early Alzheimer's Disease. N Engl J Med 388(1):9–21, 2023. doi: 10.1056/NEJMoa2212948

  2. 2. Sims JR, Zimmer JA, Evans CD, et al: Donanemab in Early Symptomatic Alzheimer Disease: The TRAILBLAZER-ALZ 2 Randomized Clinical Trial. JAMA 330(6):512–527, 2023. doi: 10.1001/jama.2023.13239

  3. 3. Cummings J, Apostolova L, Rabinovici GD, et al: Lecanemab: Appropriate Use Recommendations. J Prev Alzheimers Dis 10(3):362–377, 2023. doi:10.14283/jpad.2023.30

Pronóstico de la enfermedad de Alzheimer

Aunque el ritmo de progresión varía en los pacientes con enfermedad de Alzheimer, la declinación cognitiva es inevitable. La supervivencia desde el momento del diagnóstico fue de 9 años en una gran cohorte (1), aunque esta cifra varía entre los estudios y es probable que esté influenciada por otros factores demográficos y clínicos. La supervivencia promedio en el momento en el que los pacientes ya no pueden caminar es de alrededor de 6 meses.

Cuestiones del final de la vida

Como la introspección y el juicio se deterioran en los pacientes con demencia, puede ser necesario citar a un miembro de la familia, un tutor o un abogado para que controle la parte económica. Al comienzo de la demencia, antes de que el paciente esté discapacitado, deben aclararse sus deseos y realizarse los arreglos económicos y legales (p. ej., un poder duradero de abogado para los cuidados de la salud). Cuando estos documentos se firman, debe evaluarse la capacidad del paciente y los resultados de la evaluación deben ser registrados. Las decisiones sobre la alimentación artificial y el tratamiento de los trastornos agudos es mejor realizarla antes de que se desarrolle la necesidad.

En la demencia avanzada, las medidas paliativas pueden ser más apropiadas que las intervenciones sumamente agresivas o los cuidados hospitalarios.

Referencia del pronóstico

  1. 1. de Melo Queiroz E, Marques Couto C, da Cruz Mecone CA, Souza Lima Macedo W, Caramelli P: Clinical profile and survival analysis of Alzheimer's disease patients in a Brazilian cohort. Neurol Sci 45(1):129–137, 2024. doi:10.1007/s10072-023-06937-z

Prevención de la enfermedad de Alzheimer

La evidencia observacional sugiere que el riesgo de enfermedad de Alzheimer puede estar disminuido por lo siguiente:

  • Seguir haciendo actividades mentales desafiantes (p. ej., aprender nuevas actividades, realizar palabras cruzadas) bien avanzada la edad adulta

  • Realizar actividad física en forma regular

  • Controlar la hipertensión

  • Reducir las concentraciones de colesterol

  • Consumir una dieta rica en ácidos grasos omega-3 y baja en grasas saturadas

Existe evidencia contradictoria con respecto al impacto del alcohol en la enfermedad de Alzheimer, con algunos estudios que indican un efecto protector y otros que sugieren un aumento del riesgo (1). Una vez que se desarrolla la demencia, generalmente se recomienda abstenerse de consumir alcohol porque esta sustancia puede empeorar los síntomas de la demencia.

Referencia de la prevención

  1. 1. Piazza-Gardner AK, Gaffud TJ, Barry AE: The impact of alcohol on Alzheimer's disease: a systematic review. Aging Ment Health 17(2):133–146, 2013. doi:10.1080/13607863.2012.742488

Conceptos clave

  • Aunque los factores genéticos pueden estar implicados, la mayoría de los casos de enfermedad de Alzheimer son esporádicos, siendo la edad del paciente el mejor predictor del riesgo.

  • Puede ser difícil diferenciar la enfermedad de Alzheimer de otras causas de demencia (p. ej., demencia vascular, demencia con cuerpos de Lewy), pero a menudo es mejor hacerlo utilizando criterios clínicos, que tienen un 85% de precisión para establecer el diagnóstico.

  • Trate la enfermedad de Alzheimer con una combinación de medidas de apoyo y farmacoterapia, que puede incluir inhibidores de la colinesterasa, memantina y terapias con anticuerpos monoclonales antiamiloide.

Más información

El siguiente recurso en inglés puede ser útil. Tenga en cuenta que el MANUAL no es responsable del contenido de este recurso.

  1. Alzheimer's Association

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