La rotura esofágica puede ser iatrogénica, durante procedimientos endoscópicos u otra instrumentación, o espontánea (síndrome de Boerhaave). Los pacientes están gravemente afectados, con síntomas de mediastinitis. El diagnóstico se realiza por esofagografía con agente de contraste hidrosoluble. Se requieren drenaje y reparación quirúrgica inmediatos.
(Véase también Generalidades sobre trastornos esofágicos y de la deglución).
Los procedimientos endoscópicos son la causa principal de rotura esofágica, pero también puede ser espontánea, relacionada por lo general con vómitos, arcadas o deglución de un bolo alimenticio grande.
La rotura espontánea es especialmente probable en pacientes con esofagitis eosinofílica no tratada.
La localización más frecuente de la rotura es el segmento distal del esófago del lado izquierdo. El ácido y otros contenidos gástricos causan una mediastinitis fulminante y shock. Es común el neumomediastino.
Signos y síntomas de la rotura esofágica
Los síntomas de la rotura esofágica son dolor torácico y abdominal, vómitos, hematemesis y shock.
El enfisema subcutáneo es palpable en algunos pacientes.
Puede haber crujido mediastínico (signo de Hamman), un sonido crepitante sincrónico con el latido cardíaco.
Diagnóstico de rotura esofágica
Radiografías de tórax y abdomen
Esofagografía
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Las radiografías de tórax y abdomen que muestran aire en el mediastino, derrame pleural o ensanchamiento del mediastino sugieren el diagnóstico.
El diagnóstico de la rotura esofágica se confirma mediante esofagografía con un agente de contraste hidrosoluble, que evita la posible irritación mediastínica por bario. La TC de tórax detecta aire y líquido en mediastino, pero no localiza bien la perforación. Una perforación pequeña puede pasar inadvertida en la endoscopia.
Tratamiento de la rotura esofágica
Endoprótesis intravascular endoscópica o reparación quirúrgica
Mientras se aguarda la reparación quirúrgica o la colocación de una endoprótesis intravascular, los pacientes deben recibir antibióticos de amplio espectro (p. ej., gentamicina más metronidazol o piperacilina/tazobactam) y reposición de líquidos según sea necesario para el shock.
Aun con tratamiento, la mortalidad es alta.