La OMS y la American Academy of Pediatrics recomiendan la lactancia materna exclusiva durante alrededor de 6 meses, con introducción de alimentos sólidos de ahí en adelante. Otras organizaciones sugieren que los padres pueden introducir alimentos sólidos entre los 4 y los 6 meses mientras se prosigue con lactancia materna o alimentación por biberón. Antes de los 4 meses, no hay una necesidad nutricional de alimentos sólidos y el reflejo de extrusión, por el que la lengua trata de sacar cualquier cosa que se introduzca en la boca, dificulta la ingesta de sólidos. La introducción de alimentos sólidos. antes de los 4 meses y después de los 6 meses puede asociarse con un mayor riesgo de alergias alimentarias y enfermedad celíaca.
Evidencias crecientes sugieren que la introducción de alimentos sólidos entre los 4 y los 6 meses podría proteger contra el desarrollo de las alergias alimentarias. En 2008, la American Academy of Pediatrics publicó pautas que establecen que no existía evidencia que indique que el retraso en la introducción de alimentos sólidos (incluyendo alimentos alergénicos como huevo y cacahuate) más allá de los 4 a 6 meses sea protector contra el desarrollo de alergias alimentarias (1). Posteriormente, varios estudios han evaluado el beneficio potencial de la introducción temprana de alimentos alergénicos en los lactantes (2–4). Por lo tanto, la introducción de cualquier alimento sólido específico no necesita retrasarse más allá de 4 a 6 meses en la mayoría de los niños. De acuerdo con las pautas actuales para la prevención de la alergia al cacahuate (maní) en los EE. UU., los niños deben comenzar a incorporar alimentos que contienen cacahuates apropiados para la edad a los 4 a 6 meses para reducir el riesgo de alergia, e incluso los niños con riesgo elevado de eccema, alergia al huevo o ambos deben comenzar a probar alimentos que contienen cacahuate apropiados para la edad tan temprano como entre los 4 y los 6 meses, siempre que las mediciones de IgE específica contra el cacahuate y/o la prueba cutánea produzca resultados negativos (5).
Inicialmente, los alimentos sólidos deben introducirse después del amamantamiento o el biberón para asegurar una nutrición adecuada. El arroz enriquecido con hierro es el primer alimento introducido porque no es alergénico, es fácil de digerir y una fuente necesaria de hierro.
Por lo general, se recomienda introducir solo un alimento nuevo con un ingrediente único cada pocos días, de manera de poder identificar alergias alimentarias. No es necesario introducir los alimentos en ningún orden específico, aunque en general puede hacerse gradualmente por texturas cada vez más menos suaves: p. ej., de arroz a alimentos blandos a alimentos en trozos.
La carne, convertida en puré para prevenir la aspiración, es una buena fuente de hierro y cinc (cuyo aporte puede ser limitado en la dieta de un lactante alimentado por lactancia materna exclusiva) y, por consiguiente, es un buen alimento complementario temprano.
Los lactantes vegetarianos pueden obtener hierro adecuado de cereales y granos enriquecidos con hierro, verduras de hoja verde y legumbres secas, y cinc adecuado de panes integrales fermentados con levaduras y cereales enriquecidos para lactantes.
Las comidas caseras son equivalentes a las comerciales, pero los preparados comerciales de zanahorias, remolachas, nabos, verduras de hoja verde y espinaca son preferibles antes del año, si es factible, porque se conoce su contenido de nitratos. Las verduras contienen altas concentraciones de nitratos, que pueden inducir una metahemoglobinemia en niños pequeños cuando se las cultiva en zonas regadas con agua contaminada con fertilizantes.
Los alimentos que deben evitarse son
Miel hasta el año debido al riesgo de botulismo del lactante
Alimentos que, si son aspirados, podrían obstruir las vías respiratorias del niño (p. ej., frutos secos enteros, caramelos redondos, rosetas de maíz, salchichas con pan, carne a menos que esté procesada como puré, uvas a menos que se las corte en pequeños trozos)
Los frutos secos enteros deben evitarse hasta los 2-3 años, porque no se disuelven completamente con la masticación y pueden aspirarse pequeños trozos con obstrucción bronquial consiguiente o no, y causar neumonía y otras complicaciones.
Al año o después, los niños pueden comenzar a tomar leche de vaca entera; la leche de vaca descremada se evita hasta los 2 años, cuando su dieta es básicamente similar a la del resto de la familia. Debe aconsejarse a los padres que limiten la ingesta de leche a 480-720 mL en niños pequeños; la ingesta más alta puede reducir la de otros nutrientes importantes y contribuir a la deficiencia de hierro.
El jugo es una mala fuente nutricional, contribuye a las caries dentales y debe limitarse a 120-180 mL o evitarlo en absoluto.
Alrededor del año, la velocidad del crecimiento suele disminuir. Los niños requieren menos alimentos y pueden rechazarlos en algunas comidas. Se debe tranquilizar a los padres y aconsejarles que evalúen la ingesta del niño semanalmente en lugar de en una sola comida o durante un día. El aporte insuficiente de alimentos sólidos sólo es una preocupación cuando los niños no alcanzan los pesos previstos a una velocidad apropiada.
(Véase también Nutrición en lactantes).
Referencias
1. Greer FR, Sicherer SH, Burks AW, American Academy of Pediatrics Committee on Nutrition; American Academy of Pediatrics Section on Allergy and Immunology: Effects of early nutritional interventions on the development of atopic disease in infants and children: The role of maternal dietary restriction, breastfeeding, timing of introduction of complementary foods, and hydrolyzed formulas. Pediatrics 121:183–191, 2008. doi: 10.1542/peds.2007-3022
2. Du Toit G, Roberts G, Sayre PH, et al: Randomized trial of peanut consumption in infants at risk for peanut allergy. N Engl J Med 372:803–813, 2015. doi: 10.1056/NEJMoa1414850
3. Perkin MR, Logan K, Tseng A, et al: Randomized trial of introduction of allergenic foods in breast-fed infants. N Engl J Med 374:1733–1743, 2016. doi: 10.1056/NEJMoa1514210
4. Du Toit G, Sayre PH, Roberts G, et al: Effect of avoidance on peanut allergy after early peanut consumption. N Engl J Med 374:1435–1443, 2016. doi: 10.1056/NEJMoa1514209
5. Togias A, Cooper SF, Acebal ML, et al: Addendum guidelines for the prevention of peanut allergy in the United States: Report of the National Institute of Allergy and Infectious Diseases–sponsored expert panel. J Allergy Clin Immunol 139(1):29–44, 2017. doi: 10.1016/j.jaci.2016.10.010