Las fracturas de los huesos nasales o las lesiones cartilaginosas pueden producir edema, dolor puntual a la palpación, hipermovilidad, crepitación, epistaxis y hematomas periorbitarios. El diagnóstico suele ser clínico. El tratamiento puede incluir reducción, estabilización mediante taponamiento interno y ferulización. Un hematoma en el tabique se drena sin demora.
Los nasales son los huesos faciales que con más frecuencia se fracturan por su localización central y por su protusión. Según el mecanismo lesional, pueden producirse también fracturas del maxilar, la órbita y la lámina cribiforme y daños en los conductos nasolagrimales.
Las complicaciones incluyen deformidad estética y obstrucción funcional. Los hematomas del tabique son colecciones de sangre subpericondriales que pueden ocasionar necrosis séptica o avascular del cartílago con la consiguiente deformidad (nariz en silla de montar). Las fracturas de la lámina cribiforme pueden ser origen de meningitis o abscesos cerebrales. Afortunadamente, esta complicación es poco frecuente.
DR P. MARAZZI/SCIENCE PHOTO LIBRARY
Síntomas y signos de las fracturas nasales
Los traumatismos faciales que producen epistaxis pueden asociarse con una fractura nasal. Otros signos y síntomas incluyen una deformidad nasal más o menos evidente, edema, dolor puntual a la palpación, crepitación e inestabilidad. Las laceraciones, las equimosis (nasales y periorbitarias), el desplazamiento del tabique y la obstrucción nasal son otras posibilidades. El hematoma del tabique aparece como una protrusión púrpura en el tabique. La rinorrea del líquido cefalorraquídeo aparece como una secreción clara, aunque puede mezclarse con sangre, lo que dificulta su identificación.
Diagnóstico de las fracturas nasales
Examen físico
El diagnóstico se basa en el examen físico. Las radiografías simples de una fractura nasal no complicada no resultan útiles porque tienen muy baja sensibilidad y especificidad. Cuando se sospechan otras fracturas y complicaciones faciales, debe realizarse una TC de los huesos faciales. Las tiras reactivas de glucosa en la cabecera del paciente no identifican con precisión la rinorrea de líquido cefalorraquídeo y no se recomiendan.
Tratamiento de las fracturas nasales
Control sintomático
Para hematomas de tabique, drenaje inmediato
Para deformidades, reducción tardía
El tratamiento inmediato incluye control sintomático con hielo y analgésicos. Los hematomas del tabique deben abrirse y drenarse inmediatamente para evitar la infección y la necrosis del cartílago.
La reducción solo es necesaria en fracturas que causan una deformidad clínicamente evidente o una obstrucción de la vía aérea nasal. El objetivo de la reducción queda determinado por el aspecto clínico y la mejoría de la vía aérea. En general se posterga entre 3 y 5 días después de producida la lesión para permitir que el edema se reduzca, pero debe realizarse entre las 2 y 3 semanas, antes de que se forme el callo óseo. Las fracturas nasales en los adultos pueden reducirse con anestesia local, pero los niños requieren anestesia general.
Se introduce un elevador o separador romo a través de las narinas y se coloca bajo el hueso nasal deprimido, que se tracciona en sentido anterior y lateral al tiempo que se aplica presión al otro lado de la nariz para aproximar el dorso nasal a la línea media. La nariz puede estabilizarse con un taponamiento interno (con tiras de gasa impregnadas en antibiótico, esponjas de elastómero de silicona o productos similares), que debe introducirse en la parte alta del vestíbulo nasal, así como entablillado externo. Se deja un vendaje interno durante 4 a 7 días; el entablillado externo se deja durante 7 a 14 días. Es necesaria la profilaxis con antibióticos efectiva contra los estafilococos durante la colocación del taponamiento para disminuir el riesgo de síndrome del shock tóxico.
Con frecuencia, las lesiones cartilaginosas no requieren reducción. En los raros casos en los que persiste la deformidad tras desaparecer el edema, suele ser suficiente con la reducción y ferulización bajo anestesia local.
Las fracturas del tabique son difíciles de mantener en su posición y suele necesitarse una cirugía posterior para reparación.
Las fracturas de la lámina cribosa con pérdida de líquido cefalorraquídeo requieren hospitalización con reposo en cama, elevación de la cabeza, más colocación de un drenaje lumbar. La necesidad de antibióticos y el manejo del drenaje varían según la institución. Si la pérdida de líquido cefalorraquídeo no se resuelve, puede ser necesaria la reparación quirúrgica de la base del cráneo.
Conceptos clave
Las principales preocupaciones con fracturas nasales son hematoma septal, epistaxis, obstrucción nasal, problemas estéticos, y las fracturas inusuales de la placa cribiforme.
Las radiografías nasales son innecesarias.
Inmediatamente drenar hematomas septales.
Retrasar la reducción y algunos otros tratamientos durante 3 a 5 días para permitir que el edema se resuelva.