Hacia 2020, en los Estados Unidos alrededor del 28% (14,7 millones) de los adultos mayores de la comunidad vivían solos, lo que incluye un 21% de hombres mayores y un 34% de mujeres mayores. El porcentaje de personas que viven solas aumenta con la edad (es decir, entre las mujeres ≥ 75 años, alrededor del 44% viven solas). En general, los hombres suelen morir antes que sus esposas, y los hombres viudos o divorciados tienen más probabilidades de volver a casarse que las mujeres viudas o divorciadas. Alrededor del 69% de los hombres mayores están casados, en comparación con el 47% de las mujeres mayores y, en 2021, el 31% de las mujeres mayores eran viudas (1). Sin embargo, en 2021, alrededor del 60% de las personas ≥ 65 años que vivían en la comunidad convivían con su cónyuge o pareja (2).
Las personas ancianas que viven solas tienden a presentar condiciones económicas menos favorables, en especial a medida que avanza su edad. Muchos informan sentimientos de soledad, y el 25% de los ≥ 65 años se consideran socialmente aislados (3). En las personas con problemas de salud o deficiencias sensoriales, el surgimiento de nuevos síntomas o el agravamiento de los ya existentes pueden pasar inadvertidos. Muchos pacientes encuentran dificultades para cumplir con los regímenes terapéuticos prescritos. Dado que presentan limitaciones físicas y que la alimentación es una actividad social, algunas personas ancianas que viven solas no se preparan comidas completas y balanceadas, por lo cual la desnutrición es un problema frecuente en esta población.
A pesar de estos problemas, la mayoría de las personas mayores que viven solas expresan un gran deseo de mantener su independencia. Muchos de ellos tienen miedo de depender de otros y, a pesar de la soledad, quieren seguir viviendo de esa manera. Para ayudarlos a conservar su independencia, los médicos deben alentarlos a practicar actividad física y mantener interacciones sociales en forma regular, y brindar asistencia social para ayudarlos en esta misión.
Los pacientes que viven solos encuentran dificultades a la hora de coordinar y recibir los servicios necesarios durante períodos de convalecencia. Los médicos deben asegurar la disponibilidad de la atención domiciliaria y recomendar otros servicios según se considere apropiado. Un dispositivo de emergencia pasivo o a demanda puede asegurar a los pacientes que recibirán ayuda si la necesitan.
Desde el inicio de la pandemia por COVID-19, muchos prestadores de salud mental y asistencia social de la comunidad han aumentado su cobertura y su servicio gracias a la tecnología.
Referencias
1. Caregiving in the U.S 2020: A focused look at family caregivers of adults age 50+. The National Alliance for Caregiving, 2020. Accedido el 21/03/23.
2. Administration on Aging: 2021 Profile of Older Americans. Administration for Community Living, 2022. Accedido el 21/03/23
3. National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine: Social isolation and loneliness in older adults: A consensus study report. The National Academies Press. https://doi.org/10.17226/25663
Más información
El siguiente recurso en inglés puede ser útil. Tenga en cuenta que el MANUAL no es responsable por el contenido de este recurso.
2021 Profile of Older Americans: en este informe, la Administration on Aging (AoA) proporciona datos sobre la población estadounidense ≥ 65 años.