La microsporidiasis es una infección por microsporidias. La enfermedad sintomática aparece predominantemente en pacientes con virus de inmunodeficiencia humana (HIV) terminal y se caracteriza por diarrea crónica, infección generalizada y enfermedad corneana. La infección también puede ocurrir en individuos inmunocompetentes y las manifestaciones consisten en diarrea (a menudo autolimitada) y queratitis. El diagnóstico se basa en la identificación del microorganismo en muestras de biopsia, heces, orina, otras secreciones o material obtenido por raspado corneano. El tratamiento consiste en albendazol o fumagilina oral (lo que depende de la especie infecciosa y del síndrome clínico) o con fumagilina tópica y albendazol oral para la enfermedad ocular.
(Véase también Generalidades sobre las infecciones por protozoos intestinales y microsporidios.)
Las microsporidias son parásitos intracelulares obligados que forman esporas y se consideran hongos o están relacionados estrechamente con ellos. Los microsporidios solían clasificarse como protozoos.
Al menos 15 de las > 1.400 especies de microsporidios se asocian con enfermedades en el ser humano. Las esporas de los microorganismos se adquieren por las siguientes vías de infección:
Ingestión
Inhalación
Contacto directo con la conjuntiva
La transmisión de Microsporidios se produce principalmente a través de los alimentos, incluidos los peces y los crustáceos. La transmisión también se produce a través del agua, sea de mar, potable y otras fuentes ambientales.
Dentro del huésped, estos parásitos se fijan a una célula con una estructura en forma de arpón denominada túbulo o filamento polar e inoculan el esporoplasma infeccioso en la célula. Dentro de ella, el esporoplasma se divide y se multiplica, produciendo esporoblastos que maduran y se convierten en esporas, capaces de diseminarse por todo el cuerpo o de ingresar en el medioambiente a través de aerosoles respiratorios, heces u orina. Cuando las células huéspedes liberan las esporas, se desencadena una respuesta inflamatoria.
Los microsporidios están surgiendo como importantes patógenos oportunistas. La infección también se produce en individuos inmunocompetentes. La microsporidiosis asociada con la infección por HIV ha disminuido desde la introducción de la terapia antirretroviral eficaz. Las manifestaciones clínicas de la microsporidiosis son diversas y varían según la especie causal, el estado inmunitario del huésped y la vía de la infección. Los microsporidios pueden infectar los ojos, el hígado, las vías biliares, los senos, los músculos, las vías respiratorias, el sistema genitourinario y el sistema nervioso central. De ellas, la diarrea asociada con Enterocytozoon bieneusi es la más frecuente. La infección diseminada puede ser letal.
Signos y síntomas de la microsporidiosis
La enfermedad provocada por microsporidios varía según
La especie del parásito
El estado inmunitario del huésped
Vía de infección
En pacientes inmunocompetentes, los microsporidios pueden causar una infección asintomática o una diarrea acuosa autolimitada. También pueden ocurrir infecciones oculares que causan queratoconjuntivitis y se informan cada vez con mayor frecuencia en individuos sanos (1).
En los pacientes con HIV, varias especies de microsporidios producen diarrea crónica, malabsorción, consunción muscular, colangitis, queratoconjuntivitis punteada, peritonitis, hepatitis, miositis o sinusitis. Se describieron infecciones renales y de la vesícula biliar. Vittaforma corneum, Nosema ocularum, y varias otras especies pueden ocasionar infecciones oculares que van desde la queratopatía punteada con enrojecimiento ocular e irritación hasta la queratitis estromal grave que amenaza la visión.
Referencia de los signos y los síntomas
1. Tu EY, Joslin CE: Microsporidia and Acanthamoeba: the role of emerging corneal pathogens. Eye (Lond). 2012;26(2):222-227. doi:10.1038/eye.2011.315
Diagnóstico de la microsporidiosis
Microscopia óptica o electrónica con tinciones especiales
En ocasiones inmunofluorescencia o ensayos basados en PCR (polymerase chain reaction)
Los microorganismos infecciosos pueden identificarse en muestras del tejido afectado obtenidas por biopsia o en las heces, la orina, el líquido cefalorraquídeo, el esputo o material de raspado corneal. Los microsporidios se reconocen mejor con técnicas de tinción especiales. Pueden emplearse potenciadores del brillo de la fluorescencia (fluorocromos) para detectar esporas en los tejidos y los frotis. La técnica cromotrópica rápida de Gram es la que permite obtener el diagnóstico con mayor celeridad.
En laboratorios especializados se dispone de ensayos de inmunofluorescencia (IFA) y basados en PCR. Los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) ofrecen ensayos de PCR específicos para E. bieneusi, Encephalitozoon intestinalis, Encephalitozoon hellem, y Encephalitozoon cuniculi.
En la actualidad, la microscopia electrónica de transmisión es la prueba más sensible, pero no está disponible para el diagnóstico habitual.
Los métodos moleculares se utilizan para la definición de la especie.
Tratamiento de la microsporidiosis
Para los pacientes con HIV (Virus de inmunodeficiencia humana) iniciación u optimización de la terapia antirretroviral
Para microsporidiosis gastrointestinal, de la piel, del músculo o diseminada, albendazol oral o fumagilina (donde esté disponible), dependiendo de la especie causante
Para queratoconjuntivitis, albendazol por vía oral y fumagilina tópica
La iniciación o la optimización de la terapia antirretroviral es importante para los pacientes con HIV (Virus de inmunodeficiencia humana). La duración del tratamiento antimicrobiano y el resultado dependen del nivel de reconstitución inmunitaria logrado con la terapia antirretroviral (1).
El tratamiento antimicrobiano de la microsporidiosis depende de las especies de microsporidios infectantes, el estado inmunitario del huésped humano y los órganos involucrados. Los datos sobre opciones terapéuticas son limitados. Se recomienda una interconsulta con un especialista.
El albendazol, un antihelmíntico de amplio espectro similar al bencimidazol, se utiliza para tratar infecciones por ciertos microsporidios, pero puede tener efectos adversos graves, como lesión hepática (hepatitis) en el 10% de los pacientes y, rara vez, recuento bajo de leucocitos.
El albendazol suele ser eficaz para controlar la diarrea en pacientes con infecciones entéricas o diseminadas debidas a E. intestinalis y otros microsporidios susceptibles. Estas infecciones en pacientes inmunocompetentes pueden resolverse espontáneamente o después de una semana de tratamiento.
El albendazol tiene una eficacia mínima para el tratamiento de E. bieneusi. Se ha utilizado albendazol para tratar la microsporidiasis de la piel, el músculo o diseminada debida a E. intestinalis y a cualquier otra especie de microsporidios susceptibles.
La fumagilina por vía oral ha sido utilizada para la infección intestinal por E. bieneusi, pero tiene efectos adversos potencialmente graves, incluyendo trombocitopenia grave reversible hasta en la mitad de los pacientes. La fumagilina oral no está disponible en los Estados Unidos.
La queratoconjuntivitis ocular por microsporidios puede ser tratada con albendazol por vía oral más gotas oculares de fumagilina. Las fluoroquinolonas tópicas, al igual que el voriconazol tópico, han sido eficaces en algunos pacientes. Cuando las terapias tópica y sistémica son ineficaces, puede ser útil la queratoplastia. El resultado suele ser muy bueno en pacientes inmunocompetentes; en pacientes con HIV, depende del nivel de reconstitución inmunitaria logrado con la terapia antirretroviral.
Referencia del tratamiento
1. Panel on Guidelines for the Prevention and Treatment of Opportunistic Infections in Adults and Adolescents with HIV: Guidelines for the Prevention and Treatment of Opportunistic Infections in Adults and Adolescents with HIV: Microsporidiosis. National Institutes of Health, Centers for Disease Control and Prevention, HIV Medicine Association, and Infectious Diseases Society of America. Accedido en abril de 2024.
Conceptos clave
La microsporidiasis se presenta principalmente en pacientes inmunodeprimidos, sobre todo aquellos con HIV (Virus de inmunodeficiencia humana) en etapa terminal, pero la queratoconjuntivitis se está informando cada vez más en personas sanas.
Las esporas de microsporidios pueden ser adquiridas a través de diversas vías y fuentes.
Las manifestaciones varían mucho según el microorganismo y el estado del sistema inmunitario del paciente, pero pueden producirse diarrea crónica, malabsorción, consunción muscular, colangitis, queratoconjuntivitis punteada, peritonitis, hepatitis, miositis o sinusitis.
Diagnóstico mediante microscopía óptica o electrónica con tinciones especiales; los ensayos de inmunofluorescencia y basados en PCR están disponibles en laboratorios especializados.
La iniciación o la optimización de la terapia antirretroviral es de importancia primordial para los pacientes con HIV (Virus de inmunodeficiencia humana).
El albendazol y la fumagilina oral o tópica pueden ser útiles, dependiendo de la especie causante y los órganos implicados; la fumagilina oral no está disponible en los Estados Unidos.