La fiebre de Lassa es una infección por arenavirus, a menudo mortal, que aparece con mayor frecuencia en África Occidental. Puede comprometer múltiples sistemas. El diagnóstico se basa en pruebas serológicas y PCR (polymerase chain reaction). El tratamiento se realiza con ribavirina por vía intravenosa.
El virus de Lassa es un virus RNA monocatenario de la familia Arenaviridae. Se informaron brotes de fiebre de Lassa en Nigeria, Liberia, Guinea, Togo, Benin, Ghana y Sierra Leona. Hay importación de casos a Estados Unidos, Alemania, Suecia y el Reino Unido. Aunque los casos pueden ocurrir en cualquier momento del año en los países endémicos, se observa un pico estacional entre febrero y fines de marzo. Los profesionales de la salud deben estar preparados para un aumento de la carga de pacientes en los hospitales, y la vigilancia debe intensificarse durante ese tiempo.
El reservorio son las ratas Mastomys natalensis, M. erythroleucus, y Hylomyscus pamfi. El ratón pigmeo (Mus baoulei) ha sido recientemente implicado como una especie reservorio en África Occidental y todos ellos en general habitan en casas en África. La mayoría de los casos en seres humanos se deban a la contaminación de los alimentos con orina, saliva o heces de roedor, aunque la transmisión de una persona a otra puede ocurrir a través de la exposición a la orina, las heces, la saliva, el vómito o la sangre de personas infectadas. La transmisión intrahospitalaria de persona a persona es común cuando el equipo de protección personal no está disponible o no se usa.
Con base en los datos serológicos, los pueblos indígenas en las zonas endémicas tienen una muy alta tasa de infección muy superior a su tasa de hospitalización por fiebre de Lassa, lo que sugiere que muchas infecciones son leves y autolimitados. Sin embargo, algunos estudios observacionales de misioneros enviados a zonas endémicas demuestran que tienen tasas mucho más altas de enfermedad grave y mortalidad. Los Centers for Disease Control and Prevention (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) estiman que alrededor del 80% de las personas infectadas tiene enfermedad leve y cerca de un 20% sufre enfermedad grave multisistémica (1).
Referencia
1. Aloke C, Obasi NA, Aja PM, et al: Combating Lassa Fever in West African Sub-Region: Progress, Challenges, and Future Perspectives. Viruses 15(1):146, 2023. Publicado el 3 de enero de 2023. doi:10.3390/v15010146
Síntomas y signos de la fiebre de Lassa
El período de incubación de la fiebre de Lassa oscila entre 5 y 16 días.
Los síntomas de la fiebre de Lassa comienzan con fiebre que avanza gradualmente, debilidad, malestar general, síntomas gastrointestinales (p. ej., náuseas, vómitos, diarrea, disfagia, epigastralgia), a menudo también con signos y síntomas de hepatitis. Durante los 4 a 5 días subsiguientes, los síntomas progresan y el paciente presenta postración con odinofagia, tos, dolor torácico y vómitos. La odinofagia es más intensa durante la primera semana y pueden verse parches de exudado blanco o amarillo sobre las amígdalas, que con frecuencia coalescen formando una seudomembrana.
En casos graves, puede desarrollarse edema facial, acumularse líquido en la cavidad pulmonar, sangrado a través de la boca, la nariz, la vagina o el tubo digestivo e hipotensión arterial (véase Organización Mundial de la Salud [OMS]: Lassa fever).
En ocasiones, los pacientes presentan acúfenos, epistaxis, exantema maculopapuloso, tos y vértigo.
El 20-30% desarrolla hipoacusia neurosensorial (1) que a menudo es permanente.
Los pacientes que se recuperan dejan de tener fiebre en 4 a 7 días. La progresión al cuadro grave produce shock, delirio, estertores, derrame pleural y, en ocasiones, convulsiones generalizadas. A menudo, se encuentra una pericarditis. La magnitud de la fiebre y la concentración de aminotransferasa se correlacionan con la gravedad de la enfermedad.
Las secuelas tardías incluyen alopecia, iridociclitis y ceguera transitoria.
Referencia de los signos y los síntomas
1. Cummins D, McCormick JB, Bennett D, et al. Acute sensorineural deafness in Lassa fever. JAMA 264(16):2093-2096, 1990
Diagnóstico de la fiebre de Lassa
PCR (polymerase chain reaction) o pruebas serológicas
La fiebre de Lassa se sospecha en pacientes con antecedentes de posible exposición que presentan un prodromo viral seguido por una enfermedad en algún sistema de etiología desconocida.
Deben solicitarse hepatograma, análisis de orina, pruebas serológicas y, hemograma completo. La proteinuria es frecuente. Las concentraciones de aspartato aminotransferasa (AST) y alanina aminotransferasa (ALT) aumentan (hasta 10 veces el valor normal), al igual que las concentraciones de la láctico deshidrogenasa.
La prueba de diagnóstico más rápida es la PCR, pero la identificación de anticuerpos IgM anti-Lassa o un aumento de 4 veces en el título de anticuerpos IgG con inmunofluorescencia indirecta también permite confirmar el diagnóstico.
Si bien el virus puede proliferar en cultivo celular, éstos no se indican en forma sistemática. Dado el riesgo de transmisión de la enfermedad, en particular en los individuos con fiebre hemorrágica, los cultivos sólo deben manipularse en laboratorios con un nivel 4 de bioseguridad.
En los pacientes en los que se sospecha compromiso pulmonar, la radiografía de tórax puede revelar neumonitis basilar y derrames pleurales.
Tratamiento de la fiebre de Lassa
Ribavirina
Si la administración de ribavirina se inicia dentro de los primeros 6 días de la enfermedad, puede reducirse la tasa de mortalidad hasta 10 veces.
Se intentó el plasma antifiebre de Lassa en pacientes muy enfermos, pero no se ha demostrado que sea beneficioso y en la actualidad no se recomienda.
El tratamiento sintomático, con corrección de los desequilibrios hidroelectrolíticos, resulta imperativo.
Para las mujeres embarazadas infectadas, el aborto reduce el riesgo de muerte materna.
Pronóstico de la fiebre de Lassa
La recuperación o la muerte sucede entre 7 y 31 días (promedio entre 12 y 15 días) después del comienzo de los síntomas. Aproximadamente el 15 al 20% de los pacientes hospitalizados por fiebre de Lassa grave muere a causa de la enfermedad (Centers for Disease Control and Prevention [CDC]: Lassa Fever Signs and Symptoms).
La enfermedad es grave durante el embarazo, en especial durante el tercer trimestre. La mayoría de las mujeres embarazadas infectadas pierde el embarazo (CDC: Lassa Fever Signs and Symptoms).
Prevención de la fiebre de Lassa
Cuando se tratan pacientes con fiebre de Lassa, se recomiendan precauciones universales, como el uso de equipo personal preventivo y otras medidas para el aislamiento respiratorio (p. ej., uso de gafas, mascarillas de alta eficiencia, habitación con presión negativa, respiradores con aire filtrado a presión positiva) y vigilancia de los contacto.
La transmisión primaria del virus Lassa de su huésped roedor a los seres humanos puede prevenirse en áreas endémicas si se evitan los alimentos, el agua y el medio ambiente contaminados por roedores infectados; sin embargo, la amplia distribución de estos huéspedes de roedores en África hace que el control completo de estos reservorios de roedores sea poco práctico. Hay guías cleaning up after rodents y trabajar en áreas con potenciales excrementos de roedores disponibles en los Centers for Disease Control and Prevention (CDC, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos).
No existe una vacuna contra la fiebre de Lassa.
Conceptos clave
La fiebre de Lassa se suele transmitir mediante el consumo de alimentos contaminados con excrementos de roedor, aunque la transmisión de una persona a otra puede ocurrir a través de la orina, las heces, la saliva, el vómito o la sangre infectados.
Los síntomas pueden progresar de fiebre, debilidad, malestar general y síntomas gastrointestinales a postración con dolor de garganta, tos, dolor torácico y vómitos; a veces con shock, delirio, estertores, y derrame pleural; y de vez en cuando con enfermedad grave y shock.
Para el diagnóstico más rápido, utilizar PCR, pero también se pueden utilizar pruebas para anticuerpos.
La fiebre de Lassa es grave durante el embarazo; la mayoría de las mujeres embarazadas infectadas pierden el feto.
Si se inicia la ribavirina dentro de los primeros 6 días, se puede reducir la mortalidad hasta 10 veces; el tratamiento sintomático, con corrección de los desequilibrios hidroelectrolíticos, resulta fundamental.