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Reanimación cardiopulmonar (RCP) en lactantes y niños

PorShira A. Schlesinger, MD, MPH, Harbor-UCLA Medical Center
Reviewed ByDiane M. Birnbaumer, MD, David Geffen School of Medicine at UCLA
Revisado/Modificado Modificado dic 2024
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Vista para pacientes

A pesar del uso de la reanimación cardiopulmonar, las tasas de mortalidad por paro cardíaco fuera del hospital son de alrededor del 90% para los lactantes y los niños (1). Las tasas de mortalidad por paro cardíaco intrahospitalario en lactantes y niños oscilan alrededor del 65%. En el paro respiratorio solo, la tasa de mortalidad es de 20 a 25%. A menudo, hay compromiso neurológico grave.

Los protocolos de reanimación pediátrica son diferentes para los lactantes y los niños. Las pautas para lactantes se aplican a aquellos < 1 año, y los protocolos para niños se utilizan desde el año hasta alcanzar un peso de 55 kg o hallar signos de pubertad (definida como la aparición de mamas en las mujeres y vello axilar en los hombres). Los protocolos de reanimación de adultos se aplican a niños que han superado la edad de la pubertad o que pesen > 55 kg. Del 50 al 65% de los niños que requieren reanimación cardiopulmonar (RCP) tienen < 1 año; entre ellos, la mayoría tienen < 6 meses.

La reanimación neonatal empleada en el período perinatal inmediato se analiza en otra sección del libro. Cerca del 6% de los neonatos requieren reanimación en el parto; la incidencia aumenta significativamente si el peso al nacer es < 1.500 g.

La Escala pediátrica de categoría de rendimiento cerebral se utiliza para clasificar el resultado neurológico después de un paro cardíaco.

Tabla
Tabla

Se siguen los estándares y las directrices para la reanimación cardiopulmonar y niños de la American Heart Association (véase tabla Técnicas de reanimación cardiopulmonar para profesionales de la salud). Para el protocolo a seguir después de que un lactante o un niño sufren un colapso con posible paro cardíaco, véase la figura Atención Integral de emergencia cardíaca pediátrica.

Después de que se ha iniciado la reanimación cardiopulmonar, se hace desfibrilación y se identifica el ritmo cardíaco subyacente.

Atención integral de emergencia cardíaca pediátrica

*Si se cuenta con una cantidad adecuada de personal capacitado, la evaluación del paciente, la reanimación cardiopulmonar y la activación del sistema de respuesta de emergencia deben realizarse simultáneamente.

Basado en el Comprehensive Emergency Cardiac Care Algorithm de la American Heart Association.

Referencia general

  1. 1. Jayaram N, McNally B, Tang F, Chan PS: Survival After Out-of-Hospital Cardiac Arrest in Children. J Am Heart Assoc 4(10):e002122, 2015. doi:10.1161/JAHA.115.002122

Principales diferencias entre la reanimación cardiopulmonar pediátrica y del adulto

Previas al paro

La bradicardia en un niño con disnea se considera un signo de paro cardíaco inminente. Los neonatos, lactantes y niños pequeños tienen mayor probabilidad de presentar bradicardia por hipoxemia, mientras que los niños mayores tienden a presentar una taquicardia. En un lactante o un niño con una frecuencia cardíaca < 60/minuto y signos de mala perfusión que no mejora con apoyo respiratorio, deben iniciarse las maniobras de compresión torácica (véase figura Compresión torácica en lactantes y niños). Rara vez se ve una bradicardia secundaria a un bloqueo cardíaco.

Compresiones torácicas

Durante las compresiones torácicas en lactantes y niños (menores de la edad de la pubertad o < 55 kg), el tórax debe deprimirse un tercio del diámetro anteroposterior. Mide aproximadamente 4 a 5 cm. En adolescentes o niños > 55 kg, la profundidad de la compresión recomendada es la misma que en adultos, es decir, de 5 a 6 cm (véase también compresiones torácicas en adultos).

El método de compresión torácica también es diferente en lactantes y niños (ver la figura Compresión torácica en lactantes y niños). La tasa de compresión en bebés y niños es similar a la de los adultos, de 100 a 120 compresiones/min.

Compresión torácica en lactantes y niños

A: cuando hay 2 equipos de rescate, se prefiere la colocación de los pulgares lado a lado para las compresiones torácicas en recién nacidos y lactantes pequeños cuyo tórax puede rodearse por completo con las manos. En neonatos muy pequeños, los pulgares se deben superponer.

B: los rescatistas solitarios pueden usar 2 dedos para las compresiones del lactante. Durante la compresión deben mantenerse los dedos rectos. En los neonatos, esta técnica hace que la compresión se produzca debajo de la apófisis xifoides; la posición correcta es justo por debajo de la línea del pezón.

C: posición de la mano para compresión torácica en un niño.

(Adapted from American Heart Association: Standards and guidelines for CPR. Journal of the American Medical Association 268:2251–2281,1992. Copyright 1992, American Medical Association.)

Medicamentos

Para los ritmos no desfibrilables, después de establecer la RCP (Reanimación cardiopulmonar) y una oxigenación y ventilación adecuadas, el medicamento de elección es la adrenalina (véase Medicamentos de primera línea) y debe administrarse lo antes posible después de establecer un acceso intravenoso (IV) o intraóseo (IO). La dosis de adrenalina es de 0,01 mg/kg IV, que se pueden repetir cada 3 a 5 minutos. Las guías recomiendan la colocación inmediata de una vía IO y la administración de adrenalina para los ritmos no desfibrilables, ya que la evidencia indica que la restauración de la circulación espontánea y la tasa de supervivencia en niños se correlacionan con la rapidez con la que se recibe la primera dosis de adrenalina (1).

Para ritmos desfibrilables (fibrilación ventricular [FV] o taquicardia ventricular sin pulso), si la desfibrilación no tiene éxito, se continúa la reanimación cardiopulmonar y se administra adrenalina (0,01 mg/kg IV) cada 3 a 5 minutos. Si la desfibrilación no tiene éxito después de la adrenalina, se puede administrar amiodarona 5 mg/kg IV en bolo. Puede repetirse amiodarona hasta 2 veces para la fibrilación ventricular (FV) refractaria o la taquicardia ventricular sin pulso (TV). Si la amiodarona no está disponible, la lidocaína se puede administrar a una dosis de carga de 1 mg/kg IV seguida de una infusión de mantenimiento de 20 a 50 mcg/kg/min. Ni la amiodarona ni la lidocaína han demostrado mejorar la supervivencia hasta el alta hospitalaria.

Tensión arterial

Debe medirse la tensión arterial con un manguito de tamaño adecuado, pero en niños con compromiso grave es precinecesaria una monitorización directa invasiva de la tensión arterial.

Como la tensión arterial varía con la edad, una guía sencilla para recordar los límites inferiores normales de la tensión arterial sistólica (< percentil 5) por edad es la siguiente:

  • < 1 mes: 60 mmHg

  • 1 mes a 1 año: 70 mmHg

  • > 1 año: 70 + (2 × edad en años)

De este modo, en un niño de 5 años, la hipotensión se define por una tensión arterial < 80 mmHg (70 + [2 × 5]). Es importante remarcar que los niños mantienen la tensión arterial durante más tiempo debido a mecanismos compensatorios más fuertes (aumento de la frecuencia cardíaca y de la resistencia vascular periférica sistémica). Una vez que se produce una hipotensión, rápidamente puede progresar al paro cardiorrespiratorio. Debe intentarse por todos los medios comenzar el tratamiento cuando se observan los signos compensatorios de shock (p. ej., aumento de la frecuencia cardíaca, extremidades frías, llenado capilar > 2 s, pocos pulsos periféricos), antes de que aparezca la hipotensión.

Equipo y entorno

El tamaño del equipo, la dosificación del fármaco y los parámetros de reanimación cardiopulmonar varían con la edad y el peso del paciente (véase tablas Técnicas de reanimación cardiopulmonar para profesionales de la salud, Medicamentos utilizados habitualmente para la reanimación, y Guía de reanimación pediátrica). Entre el equipamiento que debe tener distintos tamaños están las paletas del desfibrilador o las almohadillas de los electrodos, las mascarillas, el ambú, las vías aéreas artificiales (tubos endotraqueales, tubos de Mayo, máscaras laríngeas), las ramas del laringoscopio, y las sondas de aspiración.

Debe pesarse correctamente al niño y no se debe especular; también existen cintas de medición disponibles en el comercio calibradas para medir el peso normal del paciente de acuerdo con la talla. Algunas cintas tienen impresas las dosis de fármacos recomendadas y el tamaño adecuado del equipamiento para cada peso. Las dosis deben redondearse; p. ej., un niño de 2 años y medio debe recibir la dosis de un niño de 2 años.

Tabla
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Manejo de temperatura

Los lactantes y los niños son más susceptibles a la pérdida de calor corporal porque tienen una mayor superficie corporal en relación con la masa y menos tejido subcutáneo. Un ambiente externo térmicamente neutro (que mantenga la temperatura corporal del lactante y un estado metabólico estable con un uso mínimo de oxígeno y energía) es crucial durante la reanimación cardiopulmonar y el período posreanimación. La hipotermia con temperatura central < 35° C dificulta la reanimación.

Para los niños comatosos reanimados de un paro cardíaco intrahospitalario y extrahospitalario, las guías de la American Heart Association y la American Association of Pediatrics aconsejan la hipotermia terapéutica (32 a 36° C) o la normotermia (36 a 37,5° C; 2, 3). La fiebre debe tratarse en forma agresiva.

Vía aérea y ventilación

La anatomía de las vías respiratorias superiores en los niños difiere de la de los adultos. La cabeza es más grande, la cara, la mandíbula y las narinas son más pequeñas y el cuello es relativamente corto. La lengua es relativamente grande en relación con la boca, y la laringe se ubica más arriba en el cuello y tiene una angulación más anterior. La epiglotis es larga, y la porción más delgada de la tráquea se ubica por debajo de las cuerdas vocales en el anillo cricoides, lo que permite el uso de tubos endotraqueales sin manguito. En niños pequeños, una rama de laringoscopio recta permite visualizar las cuerdas vocales mejor que una curva, pues la laringe es más anterior y la epiglotis es más elástica y redundante. La evidencia disponible en lactantes y niños que tienen un paro cardíaco fuera del hospital no indica mejores resultados con intervenciones avanzadas de la vía aérea en comparación con la ventilación con bolsa-válvula-máscara (4).

Si solo hay un reanimador y no se ha colocado una vía aérea avanzada en lactantes y niños sometidos a reanimación, la relación compresión:ventilación recomendada es de 30:2; si hay más de un reanimador, la relación es de 15:2. Esta recomendación contrasta con la de los adultos, donde la relación compresión: ventilación es siempre de 30:2 y es independiente del número de rescatatistas.

En caso de inserción de una vía aérea avanzada, las pautas del 2020 International Liaison Committee on Resuscitation (ILCOR) para la reanimación del paro cardíaco pediátrico recomiendan una frecuencia de ventilaciones de 20 a 30 respiraciones por minuto (con una frecuencia más rápida en los lactantes (3). Sin embargo, esta recomendación revisada se basa en un estudio de pacientes hospitalizados y sigue siendo controvertida en la atención prehospitalaria (5). Muchos investigadores de la atención prehospitalaria pediátrica siguen recomendando una frecuencia de 10 respiraciones por minuto.

Desfibrilación

En la asistolia, no se utiliza atropina ni marcapasos.

Fibrilación ventricular (FV) y taquicardia ventricular (TV) sin pulso en alrededor del 15 al 20% de los paros cardíacos pediátricos (6). No se usa vasopresina. Cuando se utiliza cardiodesfibrilación, la dosis de energía absoluta es menor que para el adulto; la onda puede ser bifásica (preferida) o monofásica. Con cualquier tipo de onda, la dosis de energía recomendada es de 2 joules/kg para el primer choque, y se aumenta a 4 joules/kg en los siguientes intentos (en caso necesario—véase desfibrilación en adultos). La dosis máxima recomendada es de 10 joules/kg o la dosis máxima para adultos (200 joules para un desfibrilador bifásico y 360 joules para un desfibrilador monofásico).

Los desfibriladores externos automáticos con cables para adultos pueden utilizarse en niños, pero es preferible usar los desfibriladores con cables pediátricos en niños de entre 1 y 8 años (shock bifásico máximo de 50 joules). Las pautas actuales recomiendan la desfibrilación manual si es posible para los pacientes pediátricos, pero un cardiodesfibrilador automático (con o sin cables pediátricos) se puede utilizar si no se dispone de un desfibrilador manual en forma inmediata (3). Para colocar la almohadilla, véase desfibrilación en adultos.

Referencias del tratamiento

  1. 1. Topjian AA, Raymond TT, Atkins D, et al: Part 4: Pediatric Basic and Advanced Life Support: 2020 American Heart Association Guidelines for Cardiopulmonary Resuscitation and Emergency Cardiovascular Care. Circulation 142(16_suppl_2):S469–S523, 2020. doi:10.1161/CIR.0000000000000901

  2. 2. Granfeldt A, Holmberg MJ, Nolan JP, Soar J, Andersen LW; International Liaison Committee on Resuscitation (ILCOR) Advanced Life Support Task Force: Targeted temperature management in adult cardiac arrest: Systematic review and meta-analysis. Resuscitation 167:160–172, 2021. doi:10.1016/j.resuscitation.2021.08.040

  3. 3. Maconochie IK, Aickin R, Hazinski MF, et al: Pediatric Life Support: 2020 International Consensus on Cardiopulmonary Resuscitation and Emergency Cardiovascular Care Science With Treatment Recommendations. Resuscitation 156:A120–A155, 2020. doi:10.1016/j.resuscitation.2020.09.013

  4. 4. Jarvis JL, Panchal AR, Lyng JW, et al: Evidence-Based Guideline for Prehospital Airway Management. Prehosp Emerg Care 28(4):545–557, 2024. doi:10.1080/10903127.2023.2281363

  5. 5. Sutton RM, Reeder RW, Landis WP, et al: Ventilation Rates and Pediatric In-Hospital Cardiac Arrest Survival Outcomes. Crit Care Med 47(11):1627–1636, 2019. doi:10.1097/CCM.0000000000003898

  6. 6. López-Herce J, García C, Domínguez P, et al: Characteristics and outcome of cardiorespiratory arrest in children. Resuscitation 63(3):311–320, 2004. doi:10.1016/j.resuscitation.2004.06.008

Más información

El siguiente recurso en inglés puede ser útil. Tenga en cuenta que el MANUAL no es responsable del contenido de este recurso.

  1. American Heart Association 2020 CPR and ECC Guidelines: estas pautas para la reanimación cardiopulmonar (RCP) y la atención cardiovascular de emergencia (ECC) se basan en la revisión más reciente de la ciencia, los protocolos y la educación sobre la reanimación.

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