Algunas partes del cuerpo, como los dedos de las manos y los pies, pueden resultar cercenados (amputados). También es posible que el tejido muera porque la irrigación sanguínea haya quedado interrumpida a causa de un anillo o de otro elemento constrictivo. Por ejemplo, un dedo lesionado probablemente se hinchará. Por ese motivo, si el dedo lleva puesto un anillo, este debe quitarse lo antes posible, antes de que la extremidad se hinche. De la misma manera, debe retirarse cualquier otro objeto que rodee una parte del cuerpo antes de que se hinche. Para quitar los anillos se ejerce una tracción suave sostenida. El uso de agua y jabón puede reducir la fricción, lo que facilita su extracción. De lo contrario, se precisa asistencia médica inmediata.
A veces, las partes del cuerpo amputadas que se preservan adecuadamente pueden volver a implantarse en el hospital. Para prolongar la vida del tejido, la parte cercenada (amputada) se debe envolver con una gasa estéril, una toalla de papel húmeda o un paño y luego se debe colocar en el interior de una bolsa de plástico sellada y seca. La bolsa debe introducirse dentro de otra bolsa o recipiente con agua y hielo. No debe utilizarse hielo seco. La parte amputada no debe estar directamente en contacto con el agua.