Una lesión en la vejiga casi siempre se produce cuando hay una herida en la pelvis, como puede suceder en un accidente de tráfico a gran velocidad o en una caída. Las heridas penetrantes, generalmente causadas por armas de fuego, en raras ocasiones lesionan la vejiga. Además, se puede producir de forma accidental una lesión en la vejiga durante una intervención quirúrgica en la parte inferior del abdomen y de la pelvis, (como por la extracción del útero [histerectomía], un parto por cesárea o la extracción del colon [colectomía]).
(Véase Introducción a las lesiones de las vías urinarias y de los genitales.)
Complicaciones
Si las lesiones de la vejiga no se tratan con prontitud, pueden desarrollarse complicaciones como las siguientes:
Infección
Sangrado persistente en la orina (hematuria)
Escape de orina desde las vías urinarias hacia los tejidos circundantes
Insuficiencia renal
Abertura anormal entre la vejiga y un órgano interno, como la vagina, el colon o el uréter (fístula)
Pérdida incontrolable de orina (incontinencia urinaria).
Síntomas de las lesiones de la vejiga
Los síntomas más frecuentes de una lesión en la vejiga son la presencia visible de sangre en la orina, la dificultad en la micción y el dolor y la distensión (hinchazón) en la pelvis y en la zona baja del abdomen o durante la micción. Si la parte más baja de la vejiga (donde está localizado el músculo que ayuda a controlar la micción) ha sido lesionada, la persona puede experimentar incontinencia urinaria.
Diagnóstico de las lesiones de la vejiga
Cistografía, por lo general con tomografía computarizada (TC) o radiografías convencionales
Para diagnosticar mejor una lesión de la vejiga y para localizar las fugas se realiza una cistografía, una técnica que consiste en inyectar en la vejiga un colorante (agente de contraste) radiopaco que es visible en las radiografías, seguido de una TC o una radiografía convencional para obtener imágenes que permitan localizar las fugas (véase Pruebas de diagnóstico por la imagen de las vías urinarias). Las lesiones de la vejiga que se producen durante una intervención quirúrgica suelen descubrirse rápidamente en el momento de la cirugía y por lo general no se precisan pruebas de diagnóstico por la imagen de la vejiga.
Tratamiento de las lesiones de la vejiga
Cateterización para vaciar la vejiga
En ciertas ocasiones, intervención quirúrgica
Las lesiones de la vejiga menores, ya sean producidas por contusiones o pequeños desgarros (laceraciones), pueden tratarse mediante la introducción de una sonda por la uretra durante 5 o 10 días. El catéter vacía continuamente la orina para que la vejiga no se llene, lo que facilita su curación.
Para lesiones más importantes de la vejiga o cualquier otro daño que tenga como resultado fugas de orina en la cavidad abdominal, debe realizarse una intervención quirúrgica para determinar el grado de lesión y reparar todos los desgarros. La orina puede drenarse de manera más efectiva desde la vejiga usando uno o, raramente, dos catéteres. Los catéteres se introducen en la uretra (sonda transuretral) y/o directamente en la vejiga a través de la piel que recubre la parte inferior del abdomen (catéter suprapúbico). Estas sondas se retiran después de 7 a 10 días, o una vez que la vejiga se ha curado satisfactoriamente. Si surgen complicaciones, deben tratarse.
Cuando se detecta una lesión de la vejiga durante una intervención quirúrgica, se debe tratar en ese momento.