Las infecciones de la garganta y/o las amígdalas son frecuentes, particularmente entre los niños.
Las infecciones de garganta suelen estar causadas por un virus, pero también pueden deberse a bacterias como los estreptococos.
Los síntomas incluyen dolor intenso al tragar y amígdalas rojas e inflamadas.
El diagnóstico se basa en la exploración de la garganta.
Si no se trata, la infección de la garganta causada por bacterias puede provocar la formación de un absceso en las amígdalas.
Tomar analgésicos alivia el dolor; la infección por estreptococos se trata con antibióticos.
A veces es necesario extirpar quirúrgicamente las amígdalas.
Las amígdalas contienen tejido linfático que forma parte del sistema de defensa inmunitario del cuerpo. Las amígdalas interceptan microorganismos infecciosos que penetran por la nariz y la garganta y a veces causan infecciones de las amígdalas y del tejido faríngeo cercano.
Incluso después de la extracción de las amígdalas, todavía pueden contraerse infecciones de garganta.
Causas de la infección de la garganta
Las infecciones de la garganta suelen estar causadas por un virus. Muy a menudo se trata de uno de los virus que causan el resfriado común, tales como rinovirus, adenovirus, el virus de la gripe o el virus sincitial respiratorio. Otros virus están implicados con menor frecuencia, como el virus de Epstein-Barr (que causa la mononucleosis) o el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
En aproximadamente un tercio de las personas, las infecciones de garganta están causadas por una infección bacteriana. Los estreptococos del grupo A son las bacterias más comunes que causan faringitis estreptocócica; la faringoamigdalitis estreptocócica suele aparecer en niños de 5 a 15 años de edad. La faringoamigdalitis estreptocócica es menos frecuente en los menores de 3 años y en los adultos de edad avanzada.
La faringoamigdalitis estreptocócica por lo general se resuelve en 7 días, incluso sin antibióticos. Sin embargo, sin tratamiento, puede causar complicaciones que incluyen la celulitis de la amígdala o un absceso amigdalino, la fiebre reumática y la inflamación de los riñones (glomerulonefritis).
Con muy poca frecuencia, algunas infecciones bacterianas, como la gonorrea y la difteria, causan infecciones de la garganta.
Síntomas de la infección de garganta
Las personas con una infección de la garganta sienten un dolor intenso al tragar y por lo general también al hablar. A veces también se siente dolor en los oídos. Algunas personas tienen fiebre, cefalea y malestar gástrico. Las amígdalas están enrojecidas e hinchadas, y en ocasiones están recubiertas de manchas blancas. Los ganglios linfáticos situados en el cuello aumentan de tamaño y son dolorosos al tacto.
En las personas con infecciones frecuentes de las amígdalas, los pequeños hoyos habituales en las amígdalas a veces se llenan de secreciones blancas endurecidas parecidas a piedras pequeñas. Estas piedras pueden contener bacterias causantes de mal olor, lo que provoca mal aliento crónico, y predisponer a los afectados a episodios posteriores de amigdalitis.
DR P. MARAZZI/SCIENCE PHOTO LIBRARY
Las personas con resfriado común a menudo presentan goteo nasal, congestión nasal y tos. Las personas que sufren mononucleosis suelen sentirse muy cansadas y presentan muchos ganglios linfáticos inflamados; la inflamación amigdalina va en aumento y puede empezar a obstruir la entrada de aire cuando la persona respira, lo que provoca una respiración ruidosa.
Diagnóstico de la infección de garganta
Evaluación médica
En algunas ocasiones, pruebas para detectar faringitis estreptocócica
Los médicos reconocen una infección de la garganta al observarla. Sin embargo, como la garganta a menudo tiene el mismo aspecto en las infecciones víricas y en las bacterianas, es difícil para los médicos saber si la causa es una infección vírica o bacteriana simplemente mirando la garganta. A pesar de ello, las personas con secreción nasal y tos presentan mayores probabilidades de tener una infección viral.
La faringitis estreptocócica requiere antibióticos, por lo que debe identificarse. Para detectarlo, los médicos toman un frotis de la garganta de la persona y hacen pruebas para identificar la bacteria estreptococo. A menudo, los médicos realizan pruebas a la mayoría de los niños, pero sólo realizan pruebas a los adultos si encajan con ciertos criterios, tales como tener manchas blancas en las amígdalas (exudados de las amígdalas), ganglios linfáticos inflamados y sensibles en el cuello, fiebre y una ausencia de tos. Sin embargo, no todos los expertos están de acuerdo en el momento en que deben hacerse las pruebas, o incluso en el momento en que se deben administrar antibióticos.
Tratamiento de la infección de garganta
Medicamentos para el dolor (analgésicos)
Para la faringitis estreptocócica, antibióticos
En algunas ocasiones, extirpación quirúrgica de las amígdalas
Se recomienda beber mucho líquido y descansar. A menudo se ha recomendado hacer gárgaras con agua tibia con sal, pero no se ha demostrado que sea de utilidad.
Los analgésicos por vía oral, como el paracetamol (acetaminofeno) y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), a menudo contribuyen a reducir el dolor en las personas que sufren infección de garganta. Si los síntomas son graves, algunos médicos administran también una dosis única de dexametasona (un corticoesteroide) por vía oral o mediante inyección. La dexametasona puede acortar la duración de los síntomas y aliviar el dolor, lo que permite a las personas comer más. También puede ayudar a reducir la obstrucción de las vías respiratorias causada por la inflamación. Sin embargo, algunos médicos no usan dexametasona ni ningún corticoesteroide, ya que los corticoesteroides pueden tener efectos secundarios nocivos.
Las pastillas para chupar y los aerosoles que contienen ingredientes como benzocaína, fenol o lidocaína pueden reducir el dolor. Sin embargo, deben utilizarse repetidamente y el consumo excesivo puede tener efectos nocivos. Además, a menudo afectan el gusto.
En caso de infección estreptocócica se administra un antibiótico, por lo general penicilina o amoxicilina.
Amigdalectomía
Las personas con infecciones estreptocócicas de las amígdalas recurrentes pueden requerir la extirpación quirúrgica de las amígdalas (amigdalectomía).
Por lo general, son los niños los que necesitan amigdalectomía. Los médicos consideran la amigdalectomía si el niño presenta cualquiera de los síntomas siguientes:
Infecciones estreptocócicas repetidas (6 veces en 1 año, más de 4 veces al año durante 2 años o más de 3 veces al año durante 3 años)
Una infección aguda que es grave y persistente a pesar de haber sido tratada con antibióticos
Bloqueo significativo (como puede ocurrir en la apnea obstructiva del sueño)
Un absceso periamigdalino recurrente
La amigdalectomía también se practica si los médicos sospechan cáncer.
En adultos no se utilizan estos criterios específicos para determinar cuándo llevar a cabo una amigdalectomía. Sin embargo, puede realizarse una amigdalectomía en los adultos en caso de mal aliento importante debido a la presencia de cálculos en las amígdalas.
En ambos casos, niños y adultos, los médicos deciden si recomiendan una amigdalectomía basándose en las diferencias individuales (como la edad de la persona, el estado general de salud y la facilidad con la que se ha recuperado de infecciones anteriores).
Existen numerosas técnicas efectivas para la amigdalectomía. El objetivo es extirpar total o parcialmente las amígdalas. Puede utilizarse un bisturí o un dispositivo de electrocauterización, o bien destruir las amígdalas mediante ondas de radio. Estas técnicas causan muy poco sangrado. En ocasiones se utiliza una técnica en la que se emplea un asa de alambre. Con esta técnica, el cirujano enlaza las amígdalas y las secciona con un alambre afilado. Todas estas técnicas alivian eficazmente la obstrucción de las vías respiratorias que causa los ronquidos y la interrupción del sueño, así como la amigdalitis recurrente. Las amígdalas no suelen volver a crecer.
Después de la cirugía pueden aparecer complicaciones.
Solo unas pocas personas, más adultos que niños, tienen complicaciones hemorrágicas después de una amigdalectomía. El sangrado se produce normalmente al cabo de 24 horas de la cirugía o después de aproximadamente 7 días. Las personas que sufran una hemorragia después de una amigdalectomía deben acudir al hospital.
Las vías respiratorias pueden obstruirse, con mayor frecuencia en niños menores de 2 años y que tenían apnea obstructiva del sueño grave y en personas que tienen obesidad mórbida o trastornos neurológicos o tenían una apnea obstructiva del sueño importante antes de la cirugía. Las complicaciones suelen ser más frecuentes y graves entre los niños pequeños.