La ecografía utiliza ultrasonidos que producen imágenes de los órganos internos (véase también Ecografía).
Una ecografía muestra el tamaño y la forma de muchos órganos, como el hígado y el páncreas, y también zonas anómalas en su interior, como quistes y algunos tumores. Asimismo, permite visualizar la presencia de líquido en la cavidad abdominal (ascitis). La ecografía con una sonda colocada en el exterior del abdomen no es un buen método para examinar el revestimiento o la pared del tubo digestivo. Sin embargo, la ecografía endoscópica muestra la pared del tubo digestivo o ciertos órganos abdominales con mayor claridad, dado que la sonda se coloca en el extremo de un endoscopio.
La ecografía es indolora y no tiene ninguna complicación.
La ecografía endoscópica entraña similares riesgos de complicación que la endoscopia.