La impedancia esofágica es un tipo de prueba que utiliza una sonda que infla un globo dentro del esófago y mide la cantidad de presión que se necesita para expandirlo una cierta cantidad. Un esófago más rígido o más suelto de lo normal puede indicar la presencia de un trastorno.
Antes de la prueba, las personas no comen ni beben nada durante 4 horas.
En esta prueba, los médicos pasan un tubo delgado de plástico (catéter) a través de la nariz de la persona hasta el esófago (el tubo hueco que va desde la garganta hasta el estómago). El tubo se cubre con un globo lleno de agua salada (solución salina). El globo se utiliza para medir el área a través del interior de una parte del tubo digestivo, como el esófago, así como la presión dentro de dicha parte. A medida que el globo se infla, los sensores a lo largo del globo miden la presión y el diámetro del esófago. Los cables de los sensores transmiten los resultados a un registrador de datos que lleva la persona. Las mediciones y los datos de la presión ayudan a los médicos a evaluar mejor a las personas que tienen problemas en el tubo digestivo, como dificultad para tragar. También se puede realizar una impedanciometría esofágica para detectar cualquier líquido que salga del estómago en el esófago, independientemente de la acidez, de modo que se pueden medir tanto el reflujo ácido (con monitores de pH) como el reflujo no ácido hacia el esófago.
A veces, la impedanciometría esofágica se combina con una manometría, otra prueba que mide la presión.
Las pruebas de impedancia se utilizan para diagnosticar una variedad de trastornos gastrointestinales, en particular en el esófago. Por ejemplo, esta prueba se puede utilizar para evaluar problemas en los nervios que controlan las contracciones rítmicas del esófago (acalasia), evaluar un trastorno inflamatorio en el que la pared del esófago se llena de un gran número de glóbulos blancos (esofagitis eosinófila), y posiblemente evaluar el flujo retrógrado del contenido del estómago hacia el esófago (enfermedad por reflujo gastroesofágico [ERGE]). Puede proporcionar a los médicos información diagnóstica útil si no se puede establecer un diagnóstico mediante manometría o si la persona no puede tolerar la manometría.
Además, las pruebas de impedancia a veces se realizan durante y después de recibir algún tratamiento para un trastorno digestivo. Por ejemplo, las personas que se someten a un tratamiento para la acalasia (como una cirugía) realizan de nuevo la prueba porque puede determinar si el tratamiento está funcionando y puede ayudar a los médicos a decidir qué tratamiento adicional se necesita. La prueba también se puede llevar a cabo en personas que han tenido cirugía bariátrica o bien cirugía para el reflujo (fundoplicatura).
Las complicaciones de las pruebas de impedancia son relativamente poco frecuentes y consisten en lesiones en la nariz, la garganta o el esófago.