Hipotensión arterial

(Hipotensión)

PorLevi D. Procter, MD, Virginia Commonwealth University School of Medicine
Revisado/Modificado may 2024
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Datos clave

La hipotensión es una presión arterial lo suficientemente baja como para producir síntomas como mareo y desmayos. Una presión arterial muy baja puede dañar los órganos, lo que se conoce como choque (shock).

  • Varios medicamentos, drogas ilícitas, y trastornos pueden afectar el sistema corporal que controla la presión arterial.

  • Cuando la presión arterial es demasiado baja, el cerebro ve afectado su funcionamiento y pueden producirse desmayos.

Normalmente el organismo mantiene la presión de la sangre en las arterias dentro de un margen estrecho. Si la tensión arterial es demasiado alta, puede dañar los órganos y los vasos sanguíneos. La hipertensión arterial puede incluso producir la ruptura de un vaso sanguíneo, lo que originaría una hemorragia u otras complicaciones.

Si la tensión arterial es demasiado baja, no llega la suficiente cantidad de sangre a todas las zonas del organismo. Por consiguiente, las células no reciben suficiente oxígeno y nutrientes y los productos de desecho no son eliminados de forma adecuada. Por lo tanto, las células afectadas y los órganos en los que se encuentran dichas células comienzan a funcionar mal. Una tensión arterial muy baja puede poner en riesgo la vida porque puede provocar un choque (shock), en el que los órganos sufren un daño debido a la ausencia de flujo sanguíneo.

Las personas sanas con una tensión arterial baja pero dentro de los límites normales (cuando la medida se toma en reposo) tienden a vivir más tiempo que las personas con una tensión arterial que se encuentra en la parte alta de los valores normales.

El cuerpo dispone de varios mecanismos para hacer regresar la presión arterial a la normalidad después de que aumente o disminuya durante la realización de actividades normales, como el ejercicio o el sueño. Dichos mecanismos incluyen

  • Variaciones en el diámetro de las arterias pequeñas (arteriolas) y, en menor medida, de las venas

  • Variaciones en la cantidad de sangre bombeada desde el corazón hacia el cuerpo (gasto cardíaco)

  • Variaciones en el volumen de sangre que fluye por los vasos sanguíneos

  • Variaciones en la posición del cuerpo

Variaciones en el diámetro de las arteriolas y las venas

El tejido muscular (llamado músculo liso) situado en el interior de las paredes de las arteriolas permite que estos vasos sanguíneos se dilaten (dilatación) o se estrechen (constricción). Cuanto más constreñidas se encuentren, mayor será su resistencia al flujo de sangre y más elevada la tensión arterial. La constricción de las arteriolas aumenta la tensión arterial, puesto que se requiere una mayor presión para hacer que la sangre pase por un espacio más estrecho. Del mismo modo, la dilatación de las arteriolas disminuye la resistencia al flujo de sangre, con lo cual la tensión arterial desciende. El grado en que las arteriolas se constriñen o se dilatan viene determinado por

  • Los nervios que contraen el músculo liso en las arteriolas, lo que reduce su diámetro

  • Las hormonas, generadas mayoritariamente por los riñones

  • Ciertos medicamentos y sustancias ilícitas

Las venas también desempeñan un papel en el control de la presión arterial, aunque su efecto sobre la presión arterial es mucho menor que el de las arteriolas. Las venas se pueden dilatar y constreñir para modificar la cantidad de sangre que pueden contener (capacidad). Cuando las venas se constriñen, se reduce su capacidad de contener sangre, permitiendo que una mayor cantidad retorne al corazón y sea bombeada hacia las arterias. Como consecuencia, se produce un aumento de la presión arterial. Contrariamente, cuando las venas se dilatan, su capacidad de contener sangre se ve aumentada, por lo que la cantidad que retorna al corazón será menor. Como resultado, se produce un descenso de la presión arterial.

Variación del gasto cardíaco

Cuanta más sangre salga del corazón por minuto (es decir, cuanto mayor sea el gasto cardíaco), más elevada será la tensión arterial, siempre que el diámetro de las arterias permanezca constante. La cantidad de sangre bombeada en cada latido cardíaco puede variar en función de

  • La rapidez con la que late el corazón

  • La fuerza con la que el corazón se contrae

  • Cuánta sangre entra al corazón procedente de las venas

  • La presión arterial contra la que el corazón tiene que bombear

  • La capacidad de las válvulas cardíacas para expulsar la sangre y evitar su flujo retrógrado

Variaciones en el volumen de sangre

Cuanto mayor sea el volumen de sangre en las arterias, más elevada será la presión arterial, siempre que el diámetro de las arterias permanezca constante. El volumen de sangre en las arterias puede variar en función de

  • La cantidad de líquido en el cuerpo (hidratación)

  • La presencia de fugas de líquido en las arterias de pequeño calibre (por ejemplo, si las concentraciones de proteínas en la sangre son muy bajas y/o existe una lesión en la pared interior de las arterias de pequeño calibre, se filtrará líquido desde las arterias hacia los tejidos)

  • La cantidad de líquido que los riñones extraen de la sangre para que se excrete en la orina

  • Ciertos fármacos, particularmente diuréticos (medicamentos que ayudan a los riñones a eliminar el agua del organismo)

Variaciones en la posición del cuerpo

La presión arterial puede variar en las distintas zonas del cuerpo, como consecuencia de la acción directa de la gravedad. Cuando una persona está de pie, la presión arterial es mayor en las piernas que en la cabeza, del mismo modo que la presión del agua en el fondo de una piscina es mayor que la presión en la parte superior. Cuando una persona se tumba, la presión arterial tiende a igualarse en todo el cuerpo.

Cuando una persona se pone de pie, la sangre de las venas de las piernas tiene más dificultades para conseguir volver al corazón. Como resultado, el corazón dispone de menos sangre para bombear y la presión arterial puede descender temporalmente por todo el cuerpo. Cuando una persona se sienta o se acuesta, la sangre puede volver más fácilmente al corazón, con lo que pueden aumentar el gasto cardíaco y la presión sanguínea. La elevación de las piernas por encima del nivel del corazón puede incrementar el retorno de la sangre al corazón, lo que aumenta el gasto cardíaco y aumenta la presión arterial.

Seguimiento y control de la presión arterial

Los barorreceptores son células especializadas situadas dentro de las arterias que actúan como sensores de la presión arterial. Los receptores que están en las grandes arterias del cuello y el tórax son especialmente importantes. Cuando los barorreceptores detectan un cambio en la presión arterial, desencadenan una reacción del organismo enfocada a mantener una presión arterial estable (véase también Control de la presión arterial por parte del organismo). Los nervios conducen señales, desde estos sensores y desde el cerebro, hacia

  • El corazón, que recibe señales para que modifique la frecuencia y la fuerza de los latidos (se modifica así la cantidad de sangre bombeada). Este cambio es uno de los primeros y corrige rápidamente la tensión arterial baja.

  • Las arteriolas, que reciben señales para que se constriñan o se dilaten (se modifica así la resistencia de los vasos sanguíneos).

  • Las venas, que reciben señales para que se constriñan o se dilaten (de este modo se modifica su capacidad para retener sangre).

  • Los riñones, que reciben señales para cambiar la cantidad de líquido excretado (cambiando así el volumen de sangre en los vasos sanguíneos) y para cambiar la cantidad de hormonas que producen (con lo que envían la señal a las arteriolas de que deben constreñirse o dilatarse, y variaciones en el volumen de sangre). Este cambio tarda mucho en producir resultados y, por lo tanto, es el mecanismo más lento de entre los que dispone el cuerpo para controlar la presión arterial (véase también Regulación de la presión arterial).

Por ejemplo, cuando una persona tiene una hemorragia, el volumen sanguíneo disminuye, por lo cual disminuye también la tensión arterial. En tales casos, los sensores activan múltiples procesos para evitar que la presión arterial disminuya en exceso:

  • La frecuencia cardíaca aumenta y el corazón late con más fuerza con cada contracción, lo que aumenta la cantidad de sangre bombeada

  • Las venas se contraen, lo que reduce su capacidad para retener sangre en partes menos importantes del cuerpo

  • Las arteriolas se contraen, aumentando su resistencia al flujo sanguíneo

Si la hemorragia se detiene, los líquidos del resto del organismo se trasladan a los vasos sanguíneos para que comience a restablecerse el volumen sanguíneo y de este modo, la tensión arterial. Los riñones disminuyen la producción de orina. Así, contribuyen a que el organismo retenga todo el líquido que sea posible para que retorne a los vasos sanguíneos. Finalmente, la médula ósea y el bazo producen células sanguíneas nuevas y el volumen sanguíneo se restablece totalmente.

Sin embargo, las formas en que el cuerpo puede monitorizar y controlar la presión arterial tienen limitaciones. Por ejemplo, si una persona pierde una gran cantidad de sangre rápidamente, el organismo no puede compensarlo con suficiente rapidez, de modo que la presión arterial desciende radicalmente y los órganos empiezan a funcionar de forma inadecuada (choque).

Además, a medida que se envejece, el cuerpo responde más lentamente a los cambios en la presión arterial.

Causas de la hipotensión

Por regla general, la hipotensión arterial es consecuencia de una o más de una de las circunstancias siguientes:

  • Dilatación de arterias de pequeño calibre (arteriolas)

  • Ciertas cardiopatías

  • Demasiado poco volumen de sangre

La dilatación de las arteriolas puede estar causada por

Los trastornos del corazón que alteran la capacidad de bombeo del corazón pueden reducir el gasto cardíaco, como por ejemplo

Un nivel insuficiente de sangre en el organismo puede ser consecuencia de

La hipotensión arterial también aparece cuando los nervios que conducen señales entre el cerebro y el corazón y los vasos sanguíneos se ven afectados por algunos trastornos neurológicos denominados neuropatías autónomas.

Cuando una persona se mueve rápidamente de una posición sentada a una posición erguida, la presión arterial en los vasos sanguíneos que van al cerebro disminuye, lo que provoca una sensación temporal de mareo o desmayo. Este fenómeno se denomina hipotensión ortostática. Puede ser más pronunciado en personas deshidratadas, en las que tengan una temperatura corporal relativamente elevada (al salir de un baño caliente, por ejemplo), en quienes sufran ciertas enfermedades o en las que hayan estado tumbadas o sentadas durante largos períodos de tiempo. La hipotensión ortostática puede incluso causar desmayos. En la mayoría de las personas, el cuerpo actúa rápidamente para aumentar la presión arterial y evitar que la persona se desmaye.

Tabla
Tabla

Síntomas de la hipotensión

Cuando la tensión arterial es demasiado baja, el primer órgano que ve afectado su funcionamiento suele ser el cerebro. Esto se debe a que está localizado en la parte superior del organismo y la sangre tiene que circular en sentido contrario a la gravedad para llegar hasta él. Por lo tanto, la mayoría de las personas con hipotensión arterial se sienten mareadas o aturdidas cuando están de pie y algunas hasta pueden desmayarse. Las personas que se desmayan caen al suelo, lo que generalmente hace que el cerebro quede al mismo nivel del corazón. Gracias a ello, la sangre puede fluir hacia el cerebro sin tener que contrarrestar la fuerza de la gravedad y el flujo de sangre hacia el cerebro aumenta, lo cual ayuda a protegerlo de las lesiones. Sin embargo, si la tensión arterial es muy baja, también puede producirse daño cerebral. Además, los desmayos pueden provocar lesiones graves en la cabeza u otras partes del cuerpo.

A veces, la hipotensión arterial produce ahogo o dolor torácico debido a una irrigación insuficiente del músculo cardíaco (un trastorno denominado angina de pecho).

Si la presión arterial llega a niveles lo suficientemente bajos y permanece baja, todos los órganos comienzan a funcionar de forma inadecuada. Esta situación se denomina choque.

El trastorno que causa la hipotensión puede originar muchos otros síntomas, que no son debidos a la propia hipotensión. Por ejemplo, una infección puede producir fiebre.

Algunos síntomas aparecen cuando el cuerpo intenta aumentar una presión arterial que se encuentra en niveles bajos. Por ejemplo, cuando se constriñen las arteriolas, disminuye el flujo de sangre hacia la piel, los pies y las manos. Estas zonas se pueden enfriar y adquirir un color azulado. Cuando el corazón late de forma más rápida y más enérgica, el individuo puede notar palpitaciones (conciencia de los latidos cardíacos).

Diagnóstico de la hipotensión

  • Medición de la presión arterial

  • Pruebas para determinar la causa

El médico mide la presión arterial y el pulso mientras la persona está tumbada durante unos minutos. Si la presión arterial no es baja y la persona se encuentra bien, el médico hace que se ponga de pie y vuelve a medir la presión arterial inmediatamente después de ponerse de pie y al cabo de unos minutos de estar de pie. Se pueden realizar otras pruebas para determinar la causa de la presión arterial baja, como:

Tratamiento de la hipotensión arterial

  • Tratamiento de la causa

  • Líquidos administrados por vía intravenosa

Se trata el trastorno que causa la hipotensión arterial. A menudo, si su corazón puede manejar el exceso de líquido, también administran líquidos por vía intravenosa.

Según la causa de los síntomas, los médicos pueden recomendar el uso de medias de compresión elásticas que cubren la pantorrilla y el muslo para ayudar a expulsar la sangre de las venas de las piernas y hacer que vuelva al corazón.

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