Hernia de disco

(Hernia de disco lumbar; disco intervertebral herniado, roto o prolapsado; núcleo pulposo herniado)

PorPeter J. Moley, MD, Hospital for Special Surgery
Revisado/Modificado nov 2024
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Se produce una hernia de disco cuando la cubierta resistente de un disco de la columna se desgarra o se rompe. El interior blando y gelatinoso del disco puede entonces sobresalir (herniar) a través de la cubierta.

  • El envejecimiento, las lesiones y el sobrepeso pueden causar una hernia de disco (hernia discal).

  • Cuando una hernia de disco causa dolor, este puede ser leve o debilitante.

  • Se requieren pruebas de diagnóstico por la imagen para realizar el diagnóstico.

  • El riesgo de hernia de disco se puede reducir practicando ejercicio, fortaleciendo los músculos y manteniendo un peso saludable.

  • El tratamiento incluye medidas para aliviar el dolor y a veces cirugía.

La columna vertebral se compone de vértebras. Hay discos amortiguadores entre cada una de las vértebras. Los discos tienen una capa externa resistente de fibrocartílago y un interior blando gelatinoso llamado núcleo pulposo.

Si se produce una compresión brusca de un disco entre las vértebras que se encuentran por encima y por debajo del mismo (como ocurre cuando se levanta un objeto pesado), se puede producir un desgarro en el anillo fibroso que causa dolor. El contenido del disco puede migrar a través del desgarro del anillo y protruir hacia el exterior (hernia). Este bulto puede comprimir, irritar e incluso dañar la raíz del nervio raquídeo o, a veces, la última porción de la médula espinal en el nivel L1-L2 de la columna vertebral (véase también Compresión de la médula espinal). Una rotura o hernia de disco en la zona lumbar suele causar dolor lumbar y ciatalgia. Puede provocar dolor cervical si la rotura o la hernia afecta un disco que está en el cuello (llamado disco cervical herniado).

La mayoría de las hernias de disco se producen en la zona lumbar. Son más frecuentes en las personas de 30 a 50 años de edad. Entre estas edades, el anillo fibroso se debilita. El interior gelatinoso (núcleo pulposo) sometido a alta presión, puede deslizarse a través de un desgarro o de una zona debilitada en el anillo y protruir. Pasada la quinta década de vida, el núcleo pulposo comienza a endurecerse, lo que hace menos probable las hernias.

Un disco puede herniarse a causa de un traumatismo súbito o de lesiones menores de repetición. El exceso de peso o levantar objetos pesados, en particular si se hace de forma incorrecta, aumenta la vulnerabilidad a la hernia de disco.

Hernia de disco

La cubierta resistente de un disco (anillo fibroso) puede desgarrarse (romperse) y causar dolor. El interior gelatinoso del disco puede entonces protruir (sobresalir, herniarse) a través del anillo causando más dolor. El dolor se produce porque la protrusión (protuberancia) ejerce presión sobre la raíz nerviosa espinal adyacente. A veces, la raíz nerviosa resulta inflamada o lesionada.

Síntomas de la hernia de disco

Con frecuencia, las hernias de disco, incluso aquellas que presentan una protrusión o una hernia evidente en las pruebas de diagnóstico por la imagen como la resonancia magnética nuclear (RMN) o la tomografía computarizada (TC), no ocasionan síntomas. Las hernias de disco asintomáticas son más frecuentes a medida que se envejece. Sin embargo, pueden provocar un dolor que puede ser desde ligero a debilitante. El movimiento a menudo intensifica el dolor, que empeora al toser, estornudar, esforzarse o inclinarse hacia adelante.

Donde ocurre el dolor depende de qué disco está herniado y qué raíz nerviosa espinal está afectada. El dolor se puede percibir a lo largo del trayecto del nervio comprimido por el disco herniado. Por ejemplo, una hernia de disco en la zona lumbar por lo general causa ciática (dolor a lo largo del trayecto del nervio ciático), en dirección distal (de arriba abajo) por la parte posterior de la pierna. Una hernia de disco en el cuello causa dolor cervical que a menudo se extiende por el brazo, a veces hasta la mano. El dolor que comienza en un solo lugar pero se desplaza a otro, generalmente a lo largo de la trayectoria de un nervio, se llama dolor referido o irradiado.

Una hernia de disco también puede provocar entumecimiento y debilidad muscular. Si la presión sobre la raíz nerviosa es grande, los músculos afectados por ese nervio pueden debilitarse. En raras ocasiones, el disco puede ejercer presión sobre la médula, lo que puede causar debilidad o parálisis de ambas piernas. Si se afecta la cola de caballo (conjunto de nervios que salen de la porción más distal de la médula espinal en la zona lumbar) se puede perder el control de la vejiga y del intestino. Si se producen estos graves síntomas se requiere atención médica inmediata.

Diagnóstico de la hernia de disco

  • Pruebas de diagnóstico por la imagen

  • A veces, pruebas electrodiagnósticas

La resonancia magnética nuclear (RMN) y la tomografía computarizada (TC) son pruebas de diagnóstico por la imagen que se realizan para identificar la causa y determinar la ubicación de una hernia de disco. Con muy poca frecuencia, los médicos solicitan otra prueba de diagnóstico por la imagen llamada mielografía por TC cuando necesitan más detalles de la médula espinal y el hueso circundante de los que pueden proporcionar la RM o la TC solas o si no se puede realizar una RMN.

Las pruebas neurológicas y musculares (pruebas electrodiagnósticas), como los estudios de conducción nerviosa y la electromiografía, pueden ayudar a identificar la raíz del nervio raquídeo afectado.

Tratamiento de la hernia de disco

  • Medidas para aliviar el dolor

  • En ciertas ocasiones, intervención quirúrgica

Un disco herniado se encoge con el tiempo, por lo que los síntomas tienden a disminuir con independencia del tratamiento. La mayoría de las personas con dolor de espalda, independientemente de la causa, se recuperan sin cirugía en un plazo máximo de 6 semanas.

Medidas para aliviar el dolor

La aplicación de frío (como bolsas de hielo) o de calor (como una almohadilla térmica) o el uso de analgésicos de venta libre (como paracetamol [acetaminofeno] y fármacos antiinflamatorios no esteroideos [AINE]) pueden ayudar a aliviar el dolor. Si los síntomas no se alivian con analgésicos, los médicos pueden administrar corticoesteroides por vía oral o inyectarlos en el espacio epidural (entre la columna vertebral y la capa externa de tejido que cubre la médula espinal). Sin embargo, el beneficio de estas inyecciones es motivo de controversia.

Es recomendable dormir en una postura cómoda sobre un colchón mediano. Si se duerme boca arriba se puede colocar una almohada debajo de las rodillas. Si se duerme de lado se debe utilizar una almohada para apoyar la cabeza en una posición neutra (ni inclinada hacia la cama ni hacia el techo). Se debe colocar otra almohada entre las rodillas manteniendo las caderas y rodillas ligeramente flexionadas si hacerlo alivia el dolor de espalda. No se recomienda reposo prolongado en cama ni tracción.

A medida que el dolor disminuye, la fisioterapia y los ejercicios en el hogar pueden mejorar la postura y fortalecer los músculos de la espalda y, por lo tanto, reducir los movimientos de la columna que irritan o comprimen aún más la raíz nerviosa. (Véase también Prevención.)

Cirugía

Si una hernia discal ocasiona una ciatalgia persistente o crónica, debilidad, pérdida de sensibilidad o pérdida del control de la vejiga y del intestino (síndrome de la cola de caballo), es necesaria la extirpación quirúrgica de la parte que sobresale del disco (discectomía) y, en ocasiones, de parte de la vértebra (laminectomía lumbar). Habitualmente se requiere anestesia general. A menudo, para eliminar la porción herniada del disco se pueden utilizar técnicas microquirúrgicas, con una pequeña incisión y anestesia raquídea regional (que afecta solo a una parte concreta del cuerpo). Este procedimiento no suele requerir hospitalización. Después de cualquier procedimiento, la mayoría de las personas pueden reanudar sus actividades por completo al cabo de un periodo de tiempo comprendido entre 6 semanas y 3 meses. La cirugía tiende a dar lugar a una recuperación más rápida que el tratamiento sin cirugía. Sin embargo, después de aproximadamente un año o dos, las personas tratadas con o sin cirugía presentan más o menos el mismo grado de recuperación.

En el 10 al 20% de las personas sometidas a cirugía debido a ciática por una hernia de disco, se produce una hernia en otro disco.

Prevención de la hernia de disco

No siempre es posible prevenir una hernia de disco, pero hay maneras de reducir el riesgo de desarrollarla:

  • Realizar ejercicio

  • Fortalecimiento y estiramiento de los músculos

  • Mantener un peso saludable.

  • Mantener una buena postura

  • Usar técnicas de levantamiento adecuadas

El ejercicio regular es una forma efectiva de reducir el riesgo de desarrollar una hernia de disco. Son beneficiosos el ejercicio aeróbico, el fortalecimiento muscular específico y los ejercicios de estiramiento.

El ejercicio aeróbico, como nadar y caminar, mejora la condición física y fortalece los músculos en general.

Los ejercicios específicos de fortalecimiento y estiramiento muscular del abdomen, los glúteos y la espalda (musculatura del tronco) ayudan a estabilizar la columna vertebral y a disminuir las tensiones que sufren los discos que amortiguan la columna vertebral y los ligamentos que la mantienen en su posición.

Los ejercicios de fortalecimiento muscular incluyen ejercicios de báscula pélvica y abdominales. Los ejercicios de estiramiento incluyen los estiramientos llevando la rodilla al tórax. Los ejercicios de estiramiento pueden aumentar el dolor de espalda en algunas personas, por lo que deben realizarse con precaución. Como regla general, se debe suspender cualquier ejercicio que origine o incremente el dolor de espalda. Los ejercicios deben repetirse hasta que la persona perciba que sus músculos están moderadamente fatigados, pero no totalmente extenuados. Es importante una respiración adecuada durante cada ejercicio. Las personas con dolor de espalda deben consultar con un médico antes de comenzar a practicar ejercicio.

Ejercicios para prevenir el dolor lumbar

Ejercicios de báscula pélvica

La persona se tumba de espaldas con las rodillas flexionadas, los talones apoyados sobre el suelo, y cargando peso sobre ellos. A continuación, apoya la espalda contra el suelo y contrae las nalgas (levantándolas aproximadamente un centímetro del suelo) y los músculos abdominales. Se mantiene esta posición contando hasta 10. Se repite el ejercicio 20 veces.

Abdominales

La persona se tumba de espaldas con las rodillas flexionadas y los pies sobre el suelo. Cruza las manos sobre el pecho. Contrae los músculos abdominales, elevando lentamente los hombros a unos 25 cm del suelo manteniendo la cabeza hacia atrás (el mentón no debe tocar el tórax). A continuación, relaja los músculos abdominales, bajando lentamente los hombros. Se hacen 3 series de 10 ejercicios.

Estiramientos llevando la rodilla al tórax

La persona se tumba de espaldas. Coloca las dos manos por detrás de la rodilla y la lleva hasta el tórax. Se mantiene en esta posición mientras cuenta hasta 10. Baja lentamente la pierna y repite el ejercicio con la otra. El ejercicio se realiza 10 veces.

El ejercicio también puede ayudar a las personas a mantener un peso deseable porque el sobrepeso aumenta la tensión sobre un disco.

Mantener una buena postura cuando se está de pie, sentado o durmiendo disminuye la tensión en la espalda. Se debe evitar estar encogido. Los asientos se deben colocar a una altura que permita que los pies estén apoyados en el suelo, con las rodillas ligeramente dobladas y la región lumbar apoyada contra el respaldo de la silla. Si la silla no proporciona apoyo a la región lumbar, se puede colocar una almohada en el respaldo. Es aconsejable sentarse con los pies en el suelo y no con las piernas cruzadas. Hay que evitar estar de pie o sentado durante periodos prolongados. Si esto es inevitable, cambiar frecuentemente de postura suele reducir la tensión sobre la espalda.

Aprender cómo levantar los objetos correctamente ayuda a prevenir las lesiones de la espalda. Las caderas deben estar alineadas con los hombros (es decir, no deben estar giradas hacia un lado). Las personas con dolor lumbar deben evitar inclinarse con las piernas casi estiradas y extender la mano con los brazos para recoger un objeto. En su lugar, se deben flexionar las caderas y las rodillas. De este modo se mantiene recta la columna, lo que permite alcanzar el objeto manteniendo los codos al costado. A continuación, se puede levantar el objeto (que se mantiene cercano al cuerpo) estirando las piernas. De esta manera, son las piernas y no la espalda las que levantan el objeto. Cuando se manipulan objetos por encima de la cabeza o se rota el tronco al levantar cargas, el riesgo de lesiones de espalda aumenta.

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