Fascitis eosinófila

PorAlana M. Nevares, MD, The University of Vermont Medical Center
Revisado/Modificado nov 2024
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La fascitis eosinófila es una enfermedad reumática sistémica muy poco frecuente en la que la piel y el tejido que se encuentra debajo de la piel de los brazos y las piernas se hinchan y endurecen rápidamente.

  • La causa del síndrome de Reye es desconocida, pero puede estar ocasionado por una infección vírica asociada al uso de aspirina (ácido acetilsalicílico).

  • Los síntomas consisten en dolor, hinchazón e inflamación de la piel y de los tejidos debajo de la piel.

  • Se realiza una biopsia para extraer tejido para su examen y análisis.

  • Los corticoesteroides y, a veces, otros inmunosupresores son útiles.

La palabra eosinófila se refiere a las elevadas concentraciones iniciales en la sangre de un tipo de glóbulos blancos denominados eosinófilos. La palabra fascitis indica la inflamación de la fascia, un tejido fibroso muy resistente situado entre los músculos y encima de ellos.

Se desconoce la causa de la fascitis eosinófila, pero puede desencadenarse por ejercicio intenso o lesiones, enfermedad de Lyme o exposición a ciertos medicamentos y sustancias. La fascitis eosinófila puede ocurrir en algunas personas que sufren un trastorno sanguíneo, como la falta de producción de glóbulos rojos (llamada anemia aplásica) o un cáncer de células plasmáticas en la médula ósea (mieloma múltiple).

Se produce principalmente en varones de mediana edad, aunque también puede ocurrir en mujeres y niños.

Síntomas de la fascitis eosinófila

Los síntomas iniciales más habituales de la fascitis eosinófila son dolor, hinchazón e inflamación de la piel, sobre todo en el interior de los brazos y en la cara anterior de las piernas. La piel de la cara, el tórax y el abdomen rara vez se ven afectados y los dedos de las manos y los pies no se ven afectados.

Los síntomas suelen progresar de modo gradual. Semanas después, la piel inflamada comienza a endurecerse y con el tiempo adquiere una textura similar a la piel de una naranja. Algunas personas pueden notar una hendidura lineal sobre las áreas donde las venas están cerca de la superficie de la piel, por lo general cuando el brazo o la pierna están elevados.

A medida que la piel se endurece resulta difícil mover los brazos y las piernas, y Si la enfermedad no se trata pronto, con el tiempo, los brazos y las piernas pueden quedar permanentemente "congelados" en posiciones inusuales (contracturas). La fuerza muscular no suele disminuir, aunque puede producirse dolor muscular y articular. En raras ocasiones, si los brazos están afectados, la persona desarrolla el síndrome del túnel carpiano.

Son frecuentes la pérdida de peso y la fatiga.

Diagnóstico de fascitis eosinófila

  • Biopsia

  • Análisis de sangre

El diagnóstico de la fascitis eosinofílica se basa en toda la información que reúnen los médicos, incluidos los síntomas, los resultados de la exploración física y todos los resultados de las pruebas.

El diagnóstico se confirma mediante biopsia y análisis de la piel y la fascia afectadas. La biopsia debe incluir todas las capas de la piel hasta el músculo.

Prueba analítica

También se hacen análisis de sangre. Los análisis de sangre indican que el número de eosinófilos en la sangre y la velocidad de sedimentación globular (VSG) están aumentados. (La VSG es una prueba de inflamación y mide la velocidad con la que los glóbulos rojos se depositan en el fondo de un tubo de ensayo lleno de sangre.) Estos aumentos indican inflamación. Aunque los resultados de los análisis de sangre pueden ayudar a los médicos a diagnosticar la fascitis eosinofílica, por sí solos no pueden confirmar un diagnóstico definitivo de fascitis eosinofílica porque, a veces, las anomalías que detectan están presentes en personas sanas o en personas que tienen otros trastornos.

La resonancia magnética nuclear (RMN) también ayuda a establecer el diagnóstico, pero no es tan concluyente como la biopsia.

Tratamiento de la fascitis eosinófila

  • Corticoesteroides

El tratamiento de la fascitis eosinófila debe iniciarse lo más pronto posible para evitar cicatrización, pérdida de tejido (atrofia) y contracturas.

La mayoría de los afectados mejoran rápidamente cuando reciben dosis elevadas del corticoesteroide prednisona (un tipo de inmunodepresor). Los corticoesteroides no pueden curar el tejido que ya está atrofiado y cicatrizado. Las dosis se reducen gradualmente. Otros fármacos inmunodepresores (como el metotrexato o, como alternativa, la azatioprina o el micofenolato de mofetilo) pueden utilizarse en combinación con corticoesteroides.

Las contracturas y el síndrome del túnel carpiano pueden requerir tratamiento quirúrgico.

La fisioterapia puede ayudar a disminuir y prevenir más contracturas.

Los médicos continúan monitorizando a los pacientes mediante análisis de sangre de modo que, en caso de desarrollarse un trastorno sanguíneo, sea diagnosticado y tratado lo más pronto posible.

A las personas que reciben inmunosupresores también se les dan medicamentos para prevenir infecciones, por ejemplo por el hongo Pneumocystis jirovecii (véase prevención de neumonía en personas inmunocomprometidas) y vacunas contra infecciones comunes, como la neumonía, la gripe y la COVID-19.

Pronóstico de la fascitis eosinófila

El resultado a largo plazo es variable, pero la fascitis eosinófila puede resolverse después del tratamiento inmediato.

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