Leucemia mieloide aguda (LMA)

(Leucemia mieloide aguda, leucemia mieloblástica aguda; leucemia mielocítica aguda)

PorAshkan Emadi, MD, PhD, West Virginia University School of Medicine, Robert C. Byrd Health Sciences Center;
Jennie York Law, MD, University of Maryland, School of Medicine
Revisado/Modificado oct 2023
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Datos clave

La leucemia mieloide aguda es una enfermedad potencialmente mortal, en la cual las células que se convierten en los varios tipos de glóbulos blancos llamados en neutrófilos, basófilos, eosinófilos y monocitos se transforman en cancerosas y reemplazan rápidamente a las células normales de la médula ósea.

  • Las personas afectadas están cansadas o pálidas, son propensas a desarrollar infecciones y fiebre, y sufren fácilmente hematomas y hemorragias.

  • Para el diagnóstico son necesarios análisis de sangre y un examen de médula ósea.

  • El tratamiento consiste en quimioterapia para lograr la remisión, además de quimioterapia adicional para evitar las recaídas y, algunas veces, trasplante de células madre.

(Véase también Introducción a la leucemia.)

La leucemia mieloide aguda (LMA) es el tipo más frecuente de leucemia en los adultos, aunque puede aparecer a cualquier edad. A veces la causan la quimioterapia o la radioterapia administradas para tratar otro tipo de cáncer.

En la leucemia mieloide aguda (LMA), las células leucémicas inmaduras se acumulan rápidamente en la médula ósea, destruyendo y reemplazando a las que producen glóbulos sanguíneos normales, incluyendo uno o más de los siguientes:

Los glóbulos blancos cancerosos no funcionan como los glóbulos blancos normales. Entonces, aunque la persona parece tener más glóbulos blancos, en realidad tiene menos glóbulos blancos normales y, por lo tanto, presenta problemas para combatir las infecciones.

Las células leucémicas son también liberadas al torrente sanguíneo y transportadas a otros órganos, donde continúan creciendo y dividiéndose.

Existen varios subtipos de leucemia mieloide aguda, que se identifican según las características de las células leucémicas.

La leucemia promielocítica aguda es un importante subtipo de leucemia mieloide aguda. En esta variante, las anomalías cromosómicas de los promielocitos (que son células en una etapa temprana del proceso de maduración que las transformará en neutrófilos) provocan una acumulación de estas células inmaduras. La leucemia promielocítica aguda afecta a un grupo de edad más joven (edad media de 31 años) y a una etnia particular (hispanos).

Síntomas de la leucemia mieloide aguda

Los primeros síntomas de la leucemia mieloide aguda son muy similares a los de la leucemia linfoblástica aguda y son consecuencia de la incapacidad de la médula ósea para producir suficientes células sanguíneas normales.

  • La fiebre y la sudoración excesiva pueden indicar una infección, que puede ser consecuencia de un número demasiado bajo de glóbulos blancos normales.

  • Debilidad, fatiga y palidez, que pueden ser consecuencia de un número insuficiente de glóbulos rojos (anemia). Algunas personas pueden presentar dificultad respiratoria, taquicardia o dolor torácico.

  • Tendencia a presentar hematomas y sangrados, a veces en forma de hemorragia nasal o sangrado de las encías, que puede ser consecuencia de un déficit en el número de plaquetas (trombocitopenia). En algunos casos, las personas pueden sangrar en el interior de su cerebro o su abdomen.

Las células leucémicas pueden invadir otros órganos. Las células leucémicas en la médula ósea pueden producir dolor óseo y articular. Cuando las células leucémicas agrandan el hígado y el bazo, se experimenta sensación de plenitud abdominal y a veces dolor. Las células leucémicas pueden formar pequeñas masas (cloromas) por todo el cuerpo, incluyendo dentro o debajo de la piel (lo que se denomina cutis leucémico), las encías o los ojos.

Las células de leucemia mieloide aguda pueden diseminarse a las capas de tejido que recubren el encéfalo y la médula espinal (meninges), dando lugar a una meningitis leucémica, que puede causar

  • Dolor de cabeza (cefalea)

  • Vómitos

  • Accidente cerebrovascular (ictus)

  • Alteraciones de la visión, la audición y los músculos faciales (meningitis leucémica)

En el subtipo de LMA llamado leucemia promielocítica aguda, a menudo se producen problemas de sangrado o de coagulación de la sangre.

Diagnóstico de la leucemia mieloide aguda

  • Análisis de sangre

  • Examen de la médula ósea

El diagnóstico de leucemia mieloide aguda es similar al diagnóstico de la leucemia linfoblástica aguda. Se lleva a cabo un hemograma completo, que incluya el número y la proporción de los diferentes tipos de glóbulos blancos o leucocitos. Para confirmar el diagnóstico, y para diferenciar la leucemia mieloide aguda de otros tipos de leucemia, casi siempre es necesario realizar un examen de la médula ósea. Se analizan los glóbulos blancos inmaduros (blastos) para comprobar si existen posibles anomalías cromosómicas; esta información ayuda a los médicos a determinar el tipo de leucemia y qué medicamentos utilizar para tratarla.

Se realizan también análisis de sangre (incluyendo análisis de marcadores tumorales y de anomalías electrolíticas) y de orina para detectar otras anomalías relacionadas con la leucemia mieloide aguda.

Igualmente pueden ser necesarias pruebas de diagnóstico por la imagen. Se realiza una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética nuclear (RMN) si la persona tiene síntomas que indican la presencia de células leucémicas en el cerebro. Puede hacerse una tomografía computarizada (TC) de tórax para determinar si hay células leucémicas en el área que rodea los pulmones. Asimismo, puede realizarse una TC, una RMN o una ecografía del abdomen para determinar si los órganos internos están aumentados de tamaño. Se puede hacer un ecocardiograma (ecografía del corazón) antes de comenzar la quimioterapia porque los medicamentos quimioterápicos a veces afectan al corazón.

Tratamiento de la leucemia mieloide aguda

  • Quimioterapia

  • Trasplante de células madre (progenitoras)

El tratamiento de la leucemia mieloide aguda se dirige a conseguir una pronta remisión, con destrucción de la gran mayoría de las células leucémicas. Sin embargo, el tratamiento a menudo hace que el estado de las personas afectadas empeore antes de que inicien una mejoría.

El tratamiento inhibe la actividad de la médula ósea, reduciendo de forma drástica el número de glóbulos blancos (leucocitos), en particular de neutrófilos. Cuando hay muy pocos neutrófilos, aumenta la probabilidad de contraer infecciones. El tratamiento también altera las mucosas (como el revestimiento de la boca), lo que facilita que las bacterias entren en el cuerpo. Hay que ser muy meticuloso para prevenir las infecciones, y si se produjera alguna, deberá tratarse desde el primer momento. Suele ser necesario realizar transfusiones de glóbulos rojos y de plaquetas.

La quimioterapia de inducción es la primera fase del tratamiento de la LLA. Los quimioterápicos generalmente incluyen citarabina durante 7 días, administrada en infusión continua intravenosa o y daunorubicina (o idarubicina) por vía intravenosa durante 3 días. Otros fármacos que se pueden administrar son midostaurina o gemtuzumab ozogamicina. En los adultos mayores o en aquellos con varios problemas médicos, se pueden usar otros medicamentos como decitabina, azacitidina, venetoclax o glasdegib.

La quimioterapia de consolidación se administra cuando la leucemia mieloide aguda está en remisión. Las personas suelen recibir varios ciclos adicionales de quimioterapia a las pocas semanas del tratamiento inicial para asegurar la destrucción de la mayor cantidad posible de células leucémicas.

El trasplante de células madre alogénico ("alogénico" significa que las células madre son de otra persona) se realiza después de la inducción y consolidación en algunas personas con riesgo de recaída. Sin embargo, el trasplante solo puede hacerse si las células madre se obtienen de una persona que tiene un tipo de tejido compatible (compatibilidad HLA; del inglés "human leukocyte antigen", antígeno leucocitario humano). El donante suele ser un hermano o una hermana, aunque a veces se utilizan células compatibles de donantes no emparentados, o células parcialmente compatibles de miembros de la familia o de donantes no emparentados, o células madre de cordón umbilical.

A diferencia de la leucemia linfocítica aguda, por lo general no se requiere un tratamiento preventivo para proteger el cerebro en los adultos, y tampoco se ha demostrado una mejoría en la tasa de supervivencia con el uso de quimioterapia en dosis bajas a largo plazo (terapia de mantenimiento).

Las personas con leucemia promielocítica aguda pueden ser tratadas con un tipo de vitamina A denominada ácido holo-trans-retinoico (tretinoína). La quimioterapia se combina frecuentemente con el ácido holo-trans-retinoico, sobre todo si la persona tiene un elevado número de glóbulos blancos (leucocitos) en el momento del diagnóstico o bien si el número de glóbulos blancos se eleva de forma brusca. El trióxido de arsénico es también especialmente eficaz contra este subtipo de leucemia mieloide aguda.

Recidiva (recaída)

Las personas que no responden al tratamiento, así como las personas jóvenes que están en remisión pero con alto riesgo de recaída (lo que generalmente se identifica por ciertas anomalías cromosómicas), reciben altas dosis de quimioterapia y a continuación un trasplante de células madre.

Cuando se produce una recaída, en especial en una persona que no es candidata a trasplante de células madre, la quimioterapia adicional es menos eficaz y a menudo mal tolerada. Iniciar otro ciclo de quimioterapia resulta más eficaz en las personas jóvenes y en aquellas cuya remisión inicial tuvo una duración superior a 1 año. Los médicos suelen tener en cuenta muchos factores para recomendar un tratamiento de quimioterapia intensivo adicional para las personas que presentan una recaída de leucemia mieloide aguda.

Pronóstico de la leucemia mieloide aguda

Sin tratamiento, la mayoría de las personas con leucemia mieloide aguda mueren en pocas semanas o algunos meses después del diagnóstico. Con tratamiento, entre un 20 y un 40% sobreviven al menos 5 años, sin sufrir recaídas. Con tratamiento intensivo, entre el 40 y el 50% de las personas más jóvenes pueden sobrevivir al menos 5 años. Dado que las recaídas casi siempre se producen dentro de los primeros 5 años que siguen al tratamiento inicial, la mayoría de las personas que después de 5 años permanecen libres de leucemia se consideran curadas.

El predictor más fuerte de supervivencia es el tipo de anomalía genética presente en las células leucémicas. Las personas con peor pronóstico son las mayores de 65 años, las que presentan determinados hallazgos en los análisis de sangre, las que tienen un recuento elevado de glóbulos blancos, las que desarrollan leucemia mieloide aguda después de ser sometidas a quimioterapia o a radioterapia para otros cánceres y las que han sufrido anteriormente un síndrome mielodisplásico.

La leucemia promielocítica aguda fue considerada en el pasado la forma más maligna de leucemia, pero actualmente es una de las formas más curables de leucemia mieloide aguda. Más del 70% de los casos de leucemia promielocítica aguda pueden curarse. Es esencial realizar un diagnóstico rápido.

Más información

El siguiente recurso en inglés puede ser útil. Tenga en cuenta que el MANUAL no se hace responsable del contenido de este recurso.

  1. Leukemia & Lymphoma Society: Acute Myeloid Leukemia (Sociedad para la Leucemia & Linfoma: leucemia Mieloide Aguda): información general sobre muchos aspectos de la leucemia mieloide aguda, incluyendo el diagnóstico, las opciones de tratamiento y los últimos hallazgos de la investigación

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