Cambios físicos durante el embarazo

PorRaul Artal-Mittelmark, MD, Saint Louis University School of Medicine
Revisado/Modificado sept 2024
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Datos clave

    El embarazo provoca muchos cambios en el cuerpo de la mujer. Muchos de los cambios son temporales y vuelven a un estado previo al embarazo en cuestión de días o semanas después del parto (por ejemplo, cuando el corazón late más rápido con el ejercicio, lo que es normal). Sin embargo, las mujeres que desarrollan un problema de salud o una complicación durante el embarazo pueden presentar síntomas que no son cambios normales del embarazo.

    Los síntomas que han de comunicarse de inmediato al médico si se manifiestan durante el embarazo son los siguientes (véase también Síntomas durante el embarazo):

    • Náuseas y vómitos que comienzan después del primer trimestre (o náuseas y vómitos intensos, incluso durante el primer trimestre)

    • Sangrado vaginal o manchado

    • Dolor o calambres en la parte inferior del abdomen

    • Fiebre, diarrea u otros signos de infección

    • Secreción vaginal maloliente, con prurito, de color amarillo o verde o teñida de sangre

    • Dolor al orinar o necesidad de orinar con mucha más frecuencia o urgencia

    • Fuga vaginal de líquido (si el líquido no parece orina)

    • Hinchazón de los pies o las piernas (especialmente si una pierna está más hinchada que la otra) o de las manos o la cara

    • Frecuencia cardíaca rápida (taquicardia) o dolor torácico

    • Dificultad respiratoria

    • Mareo leve

    • Cefaleas graves, persistentes o inusuales

    • Trastornos visuales

    • Disminución de la cantidad de orina

    • Convulsiones

    • Disminución de los movimientos fetales

    • Contracciones

    Si el trabajo de parto fue rápido en embarazos anteriores, la mujer debe informar a su médico tan pronto como se presentan indicios de que está comenzando.

    Salud general

    A menudo se siente fatiga, sobre todo en las primeras 14 semanas y, de nuevo, al final del embarazo. Las mujeres embarazadas pueden necesitar descansar más de lo habitual.

    Aparato reproductor

    A las 12 semanas de embarazo, el útero agrandado puede causar un leve abultamiento en el abdomen. El útero continúa agrandándose durante todo el embarazo. A las 20 semanas alcanza la altura del ombligo y, hacia las 36 semanas, el borde inferior de la caja torácica.

    La cantidad de secreción vaginal normal, que es clara o blanquecina, suele aumentar. Si la secreción tiene un color o un olor fuera de lo habitual o está acompañada de prurito vaginal, se debe acudir al médico. Estos síntomas pueden indicar una infección vaginal. La candidiasis vaginal (una infección por levaduras) es frecuente durante el embarazo y puede tratarse.

    Mamas

    Las mamas suelen agrandarse porque las hormonas (sobre todo, estrógenos) están preparándolas para producir leche. Cada vez hay más glándulas productoras de leche, que se preparan para esta función. Las mamas pueden notarse sensibles al tacto. Puede ser beneficioso usar un sujetador que se ajuste de forma adecuada y brinde el soporte necesario.

    Durante las últimas semanas de embarazo, puede que las mamas produzcan una fina secreción, amarillenta o lechosa, denominada calostro. El calostro también aparece durante los primeros días tras el parto, antes de la leche. Este líquido, que contiene gran cantidad de minerales y anticuerpos, es el primer alimento del bebé. La secreción por el pezón que está teñida de sangre no es normal y debe notificarse al médico.

    Corazón y flujo sanguíneo

    Durante el embarazo, el corazón de la mujer trabaja más porque, a medida que el feto crece, debe bombear más sangre al útero. Al final del embarazo, el útero recibe una quinta parte de todo el riego sanguíneo de la madre.

    Durante el embarazo, la cantidad de sangre que bombea el corazón (gasto cardíaco) aumenta entre un 30% y un 50%. A medida que esto ocurre, la frecuencia cardíaca en reposo asciende desde el valor normal de 70 latidos por minuto antes del embarazo hasta incluso 90 latidos por minuto. Al realizar un esfuerzo, el gasto y la frecuencia cardíacas aumentan más cuando una mujer está embarazada que cuando no lo está. Alrededor de las 30 semanas de embarazo, el gasto cardíaco disminuye ligeramente. Durante el parto, el gasto cardíaco aumenta en un 30% adicional. Pero después del parto disminuye primero con rapidez y, después, más lentamente. Vuelve al valor previo al embarazo unas 6 semanas después del parto.

    Dado que el corazón debe trabajar más, pueden aparecer ciertos soplos e irregularidades en la frecuencia cardíaca. Tales cambios son normales durante el embarazo. A veces, una mujer embarazada puede notar estas irregularidades y debe comentarlo con su médico para ver si es necesario realizar pruebas para detectar trastornos cardíacos. Algunos ruidos y ritmos cardíacos anormales requieren tratamiento.

    Por lo general, la presión arterial disminuye durante el segundo trimestre, pero vuelve al valor previo al embarazo durante el tercer trimestre.

    El volumen de sangre aumenta casi en un 50% durante el embarazo. La cantidad de líquido presente en la sangre aumenta más que el número de glóbulos rojos (que son las células encargadas de transportar el oxígeno). Por lo tanto, incluso aunque haya más glóbulos rojos, los análisis de sangre indican una anemia leve que se considera normal. Por motivos desconocidos, el número de glóbulos blancos (leucocitos), que son las células que combaten las infecciones, aumenta ligeramente durante el embarazo y de forma notoria durante el parto y los primeros días siguientes al parto.

    El agrandamiento del útero ejerce presión sobre las venas de la zona pélvica y puede ralentizar el retorno de la sangre desde las piernas y la zona pélvica al corazón. Como resultado, es frecuente la hinchazón (edema) de los pies y los tobillos. Sin embargo, la hinchazón grave de los pies o de las pantorrillas o de los muslos, de las manos o de la cara debe notificarse de inmediato a un médico.

    Pueden aparecer varices en las piernas y en la zona que rodea el orificio vaginal (vulva). Estas a veces causan molestias.

    Las siguientes medidas no solo alivian las molestias, sino que también pueden reducir la hinchazón de las piernas y ayudar a que las varices desaparezcan con más facilidad tras el parto:

    • Usar medias elásticas compresivas

    • Reposar a menudo con las piernas elevadas

    • Acostarse sobre el lado izquierdo

    Acostarse sobre el lado izquierdo alivia la presión que el útero agrandado ejerce sobre la vena principal que transporta la sangre desde las piernas. Como resultado, el flujo sanguíneo mejora.

    ¿Sabías que...?

    • El volumen de sangre de la mujer aumenta casi en un 50% durante el embarazo.

    Vías urinarias

    Al igual que el corazón, los riñones trabajan más durante el embarazo. Se encargan de filtrar el mayor volumen de sangre. El volumen de sangre filtrado por los riñones alcanza su valor máximo entre las 16 y las 24 semanas y permanece en este valor hasta justo antes del parto. Entonces, la presión que ejerce el útero agrandado puede disminuir ligeramente el aporte de sangre a los riñones.

    En condiciones normales, la actividad de los riñones aumenta al acostarse y disminuye al ponerse de pie. Esta diferencia se amplifica durante el embarazo y es una de las razones por las que una mujer embarazada puede despertarse para orinar durante la noche. En el tercer trimestre, acostarse sobre el lado izquierdo alivia la presión que el útero agrandado ejerce sobre la vena principal que transporta la sangre desde las piernas. Como resultado, el flujo sanguíneo mejora y la actividad renal aumenta.

    El útero presiona la vejiga y reduce su tamaño, de forma que esta se llena de orina más rápidamente de lo habitual. Por este motivo, la mujer embarazada necesita orinar con mayor frecuencia y de forma más imperiosa. Además, ejerce presión sobre los uréteres (conductos que transportan la orina desde los riñones hasta la vejiga). Esta presión aumenta el riesgo de infección renal (pielonefritis), que puede ser peligrosa en una mujer embarazada.

    Aparato respiratorio

    La concentración elevada de progesterona, una hormona que se produce de forma continua durante el embarazo, envía señales al cerebro para que el cuerpo respire de forma más rápida y profunda. Como resultado, una mujer embarazada exhala más dióxido de carbono para mantener baja su concentración. (El dióxido de carbono es un producto de desecho que se desprende durante la respiración). La mujer también puede respirar más rápido porque el útero agrandado ejerce presión sobre el diafragma (debajo de las costillas) y limita la expansión de los pulmones cuando inspira. El diámetro torácico de la mujer aumenta ligeramente.

    La mayoría de las mujeres embarazadas tienen sensación de ahogo cuando realizan algún esfuerzo, en especial hacia el final del embarazo. En situaciones que requieren esfuerzo, la frecuencia respiratoria aumenta más cuando una mujer está embarazada que cuando no lo está.

    Como se bombea mayor cantidad de sangre, el revestimiento de las vías respiratorias recibe más sangre y se inflama levemente, lo que da lugar a cierto grado de estrechamiento de las vías. Como resultado, la nariz se siente congestionada en algunas ocasiones y las trompas de Eustaquio (que conectan el oído medio con la parte posterior de la nariz) se obstruyen. Estos efectos pueden cambiar sutilmente el tono y la calidad de la voz.

    Tubo digestivo

    Las náuseas y los vómitos, en especial por las mañanas (las llamadas náuseas matutinas del embarazo) son frecuentes durante el primer trimestre y, a veces, pueden continuar hasta el segundo e incluso el tercer trimestre. Se deben a las altas concentraciones de estrógenos y de gonadotropina coriónica humana, dos hormonas que ayudan a mantener la gestación.

    Las náuseas y los vómitos se pueden aliviar mediante cambios en la alimentación o en las pautas alimentarias, por ejemplo haciendo lo siguiente:

    • Beber y comer porciones pequeñas con frecuencia

    • Consumir alimentos blandos (como la sopa clara, el arroz y las galletas saladas)

    • Sorber una bebida carbonatada

    • Tener siempre galletas saladas junto a la cama y comer una o dos antes de levantarse

    En caso necesario se administran medicamentos para aliviar las náuseas. Los médicos eligen medicamentos que son inocuos durante las primeras etapas del embarazo. En primer lugar, se receta vitamina B6. Si es ineficaz, también se puede administrar otro medicamento (doxilamina, metoclopramida, ondansetrón o prometazina).

    A veces, las náuseas y los vómitos son tan intensos o persistentes que aparece deshidratación, pérdida de peso u otros problemas, un trastorno llamado hiperémesis gravídica. Las mujeres que presentan este trastorno pueden necesitar la administración de un tratamiento farmacológico que alivie las náuseas o bien una hospitalización temporal para recibir líquidos intravenosos.

    En ocasiones, en especial cuando se sufren naúseas del embarazo, también hay un exceso de saliva. Este síntoma, aunque inocuo, puede producir inquietud.

    La acidez estomacal y los eructos son frecuentes, posiblemente porque los alimentos permanecen en el estómago durante más tiempo. El aparato digestivo se mueve más lentamente debido al efecto de la progesterona y la presión del útero agrandado. Además, un músculo con forma de anillo situado en el extremo inferior del esófago tiende a relajarse, lo que permite el reflujo del contenido del estómago al esófago. Varias medidas pueden ayudar a aliviar el ardor de estómago:

    • Ingerir menos cantidad en las comidas

    • Permanecer erguido (sin inclinarse ni acostarse) durante varias horas después de comer

    • Evitar cafeína

    • Tomar antiácidos (las mujeres deben consultar con un médico antes de tomar cualquier medicamento)

    El ardor durante la noche puede aliviarse de la siguiente manera:

    • Comer varias horas antes de acostarse

    • Elevar la cabecera de la cama o utilizar almohadas que mantengan elevados la cabeza y los hombros

    A medida que avanza el embarazo, la presión que el útero ejerce en el recto y en la parte inferior del intestino puede causar estreñimiento. El estreñimiento puede agravarse porque la alta concentración de progesterona durante el embarazo ralentiza las contracciones musculares intestinales que desplazan los alimentos. Comer alimentos con gran contenido de fibra, beber abundante líquido y practicar ejercicio de forma periódica ayudan a prevenirlo.

    Las hemorroides, un problema frecuente, pueden deberse a la presión que ejerce el útero agrandado o al estreñimiento. Si las hemorroides duelen, se pueden utilizar ablandadores de heces, hamamelis, ungüentos tópicos para las hemorroides (que generalmente contienen medicamentos que encogen los vasos sanguíneos, disminuyen la inflamación y/o reducen el dolor).

    En algunas mujeres embarazadas aparece pica, un antojo por consumir alimentos poco habituales o sustancias no comestibles (como el almidón o la arcilla).

    Los cálculos biliares son más frecuentes durante el embarazo.

    Piel

    La cloasma (paño del embarazo) es un pigmento de color marrón, similar a una mancha, que aparece en la piel de la frente y de las mejillas. Puede que la piel que rodea los pezones (areola) también se oscurezca. A menudo, aparece una línea oscura (llamada línea nigra) en la mitad del abdomen. Estos cambios pueden deberse a que la placenta genera una hormona que estimula a los melanocitos, células que pigmentan la piel de color marrón oscuro (melanina).

    Melasma
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    En algunas mujeres embarazadas aparece un pigmento de color marrón (melasma o mascarilla del embarazo) en la piel de la frente y las mejillas (como se muestra en esta foto).
    DR P. MARAZZI/SCIENCE PHOTO LIBRARY
    Linea Nigra
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    Durante el embarazo, puede aparecer una línea oscura (llamada línea nigra) en el abdomen medio.
    © Springer Science + Business Media

    A veces aparecen en el abdomen estrías oscuras, rosadas o blancas/plateadas. Es probable que este cambio sea consecuencia del rápido crecimiento del útero y de la mayor concentración de hormonas suprarrenales.

    También se pueden formar pequeños vasos sanguíneos de color rojo en la piel, en forma de arañas vasculares, habitualmente por encima de la cintura. Estas formaciones se denominan arañas vasculares.

    Pueden aparecer capilares de paredes delgadas, dilatados, sobre todo en la parte inferior de las piernas.

    Angiomas aracniformes (arañas vasculares)
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    Las arañas vasculares son pequeñas manchas de color rojo brillante rodeadas de vasos sanguíneos diminutos (capilares) que se asemejan a las patas de una araña. Son normales en muchas personas sanas. Suelen aparecer en mujeres embarazadas o mujeres que toman anticonceptivos orales y en personas con cirrosis hepática.
    Imagen proporcionada por Thomas Habif, MD.

    Algunas afecciones cutáneas ocurren solo durante el embarazo, como las erupciones con prurito intenso siguientes:

    • La erupción polimórfica del embarazo aparece por lo general durante las últimas 2 a 3 semanas de embarazo, pero puede aparecer en cualquier momento después de la semana 24. A veces, aparecen después del parto. Se desconoce su causa.

    • El penfigoide (herpes) gestacional puede aparecer en cualquier momento después de la semana 12 de embarazo o inmediatamente después del parto. Se cree que está causado por anticuerpos anómalos que atacan los propios tejidos del organismo, una reacción autoinmunitaria.

    Hormonas

    La concentración de estrógenos y de progesterona aumenta desde el comienzo del embarazo porque la gonadotropina coriónica humana, la principal hormona producida por la placenta, estimula a los ovarios para que segreguen continuamente dichas hormonas. Después de 9 o 10 semanas de embarazo, la placenta produce grandes cantidades de estrógenos y de progesterona. Los estrógenos y la progesterona que ayudan a mantener la gestación.

    El embarazo modifica el funcionamiento de muchas hormonas del organismo, sobre todo debido al efecto que causan las hormonas producidas por la placenta. Por ejemplo, la placenta produce una hormona que estimula a la glándula tiroidea para que su actividad sea más pronunciada y genere más cantidad de hormonas tiroideas. Cuando la actividad de la glándula tiroidea aumenta, el corazón puede latir más rápido, lo que provoca que la mujer sea más consciente de los latidos de su corazón (palpitaciones). Sin embargo, es poco frecuente que aparezca hipertiroidismo (hiperactividad de la glándula tiroidea) durante el embarazo.

    La placenta estimula a las glándulas suprarrenales para que produzcan más aldosterona y cortisol (que contribuyen a regular la cantidad de líquido que los riñones excretan). Como resultado, se retienen más líquidos.

    Durante el embarazo, los cambios hormonales influyen en la forma en que el organismo procesa el azúcar. En etapas avanzadas del embarazo, el cuerpo no responde tan bien a la insulina (una hormona que controla la concentración de azúcar [glucosa] en sangre) como lo hace normalmente. En consecuencia, el nivel de glucosa en sangre aumenta. El cuerpo necesita producir más insulina durante el embarazo. La diabetes, si existe, puede empeorar en el embarazo. De no existir, también puede comenzar en este periodo. Este trastorno se denomina diabetes gestacional.

    Articulaciones y músculos

    Las articulaciones y los ligamentos (cordones fibrosos y cartílagos que conectan los huesos) de la pelvis se aflojan y se vuelven más flexibles. Este cambio permite ganar espacio para que el útero pueda aumentar de tamaño y prepara el cuerpo de la mujer para el parto.

    Es muy frecuente que aparezcan dolores de espalda de diferente intensidad porque la columna vertebral se curva más para equilibrar el peso del útero agrandado. Evitar levantar pesos, doblar las rodillas (en lugar de la cintura) para recoger algo del suelo y mantener una buena postura son hábitos que pueden ayudar. El uso de zapatos planos con un buen soporte o con una banda de sujeción puede reducir la tensión en la espalda.

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