Se denomina parto prematuro al que ocurre antes de las 37 semanas de gestación.
Los bebés nacidos de forma prematura pueden sufrir graves problemas de salud.
El diagnóstico del parto prematuro se basa en los signos de que el parto comienza antes de las 37 semanas de embarazo.
El descanso y a veces algunos medicamentos pueden ser útiles para retrasar el parto.
Pueden ser necesarios antibióticos o corticoesteroides.
Las causas del trabajo de parto prematuro no están bien definidas. Sin embargo, existen situaciones que lo facilitan, tales como:
Partos prematuros anteriores
Infecciones genitales, entre ellas algunas enfermedades de transmisión sexual
Infecciones de los riñones o de las membranas que envuelven al feto (infección intraamniótica)
Debilidad estructural del cuello uterino (insuficiencia cervical)
Anomalías del útero, la placenta o el feto
Un estilo de vida saludable durante el embarazo reduce el riesgo de trabajo de parto prematuro, así como realizar visitas periódicas al médico o a la matrona, que pueden identificar pronto posibles problemas.
Los bebés nacidos prematuramente pueden sufrir problemas graves de salud, como hemorragia cerebral. Cuando se produce una hemorragia cerebral, es posible que el cerebro no pueda desarrollarse normalmente, causando problemas como una parálisis cerebral. Por tanto, los médicos intentan evitar o detener el trabajo de parto antes de la semana 34 de embarazo. Es difícil detener un trabajo de parto prematuro.
Diagnóstico del trabajo de parto prematuro
Evaluación médica
El diagnóstico de trabajo de parto prematuro se basa en las señales de que el parto está comenzando y en la duración del embarazo. Muchas mujeres con contracciones prematuras no están de parto y algunas mujeres a las que se les diagnostica parto prematuro no progresan hasta el parto.
Se toman muestras de la vagina, el cuello del útero y el ano para su cultivo. Los análisis de estas muestras pueden indicar una infección específica como causa del trabajo de parto prematuro.
Para detectar infecciones renales y vesicales puede analizarse y cultivarse (colocar en condiciones que estimulan el crecimiento de microorganismos) una muestra de orina.
Tratamiento del trabajo de parto prematuro
A veces se deja proseguir el trabajo de parto
Antibióticos hasta que se descarte la infección
Si es necesario retrasar el trabajo de parto, se indica descanso, líquidos, medicamentos que ralenticen el parto y corticoesteroides
Si se produce un sangrado vaginal o se han roto las membranas que envuelven al feto, lo mejor es dejar que continúe el parto.
Si no hay sangrado vaginal ni pérdidas de líquido amniótico (el líquido que rodea al feto en el útero), se aconseja a la mujer que repose y que limite sus actividades tanto como le sea posible, preferiblemente solo a las sedentarias. También se le administran líquidos y en ocasiones fármacos que pueden retrasar el parto. Estas medidas a menudo retrasan el parto, pero solo por corto tiempo.
Entre los fármacos que pueden retrasar el parto se encuentran:
Bloqueantes de los canales del calcio: estos fármacos se usan habitualmente para tratar la hipertensión arterial. En algunos casos producen dolores de cabeza e hipotensión en la mujer.
Inhibidores de las prostaglandinas: pueden reducir temporalmente la cantidad de líquido amniótico. No se usan después de las 32 semanas de gestación porque pueden provocar problemas cardíacos y daños renales en el feto.
Los antibióticos se administran hasta que se obtienen los resultados de los cultivos; si estos son negativos, se suspenden.
Si el cuello uterino se dilata más de 5 cm, el parto suele continuar hasta que nace el bebé.
Si la rotura de membranas se produce entre las 23 y las 34 semanas de gestación, se administran corticoesteroides a la madre para acelerar la maduración pulmonar del feto a menos que se espere pronto el parto. Los médicos también consideran la posibilidad de administrar a la mujer corticoesteroides si las membranas se rompen entre las 34 y las 37 semanas del embarazo, existe riesgo de parto prematuro y la mujer no ha recibido corticoesteroides al principio del embarazo.
El corticoesteroide ayuda a los pulmones y otros órganos del feto a madurar más rápidamente. También reduce el riesgo de que, después del nacimiento, el bebé tenga dificultad para respirar, lo que se conoce como síndrome de dificultad respiratoria neonatal (síndrome de distrés respiratorio del recién nacido) u otros problemas relacionados con el carácter prematuro (como una hemorragia cerebral).
Si la duración del embarazo es inferior a 32 semanas, se puede administrar a la madre sulfato de magnesio por vía intravenosa. Este fármaco parece reducir el riesgo de hemorragia cerebral y de los problemas derivados que afectan al desarrollo cerebral del recién nacido, como la parálisis cerebral.