Es muy probable que usted o alguien que conoce haya tenido un zumbido en los oídos en algún momento. Es una experiencia común que generalmente no requiere atención urgente. Más de 50 millones de estadounidenses experimentan algún tipo de zumbido o pitido en los oídos, conocido por los médicos como acúfenos, y unos 20 millones experimentan acúfenos crónicos.
Para la mayoría de las personas, los acúfenos son temporales y desaparecen rápidamente. Pero algunas formas de acúfenos son duraderas y pueden estar relacionadas con trastornos subyacentes que requieren tratamiento médico. Comprender las causas frecuentes de los acúfenos y sus síntomas asociados puede ayudarlo a tratar y manejar esta afección de forma eficaz. Estos son cinco datos sobre los acúfenos que debe conocer antes de solicitar ayuda a un profesional médico.
1. Hay dos tipos principales de acúfenos
Los acúfenos son un ruido generado en la cabeza y no en el entorno. Pueden originarse en múltiples lugares del cuerpo, incluidos el oído o el mismo cerebro, y a lo largo de la vía entre el oído y el cerebro. El ruido no necesariamente tiene que ser un zumbido o pitido, también puede ser un sonido de rugido, silbido o siseo. Determinar el tipo de acúfenos que está experimentando es el primer paso para descubrir la causa y tratarlo de forma eficaz.
Hay dos tipos principales de acúfenos:
Los acúfenos no pulsátiles (subjetivos) se deben a una actividad anormal en la corteza auditiva del cerebro responsable del procesamiento del sonido. Las personas que tienen acúfenos no pulsátiles experimentan diferentes ruidos, incluidos sonidos, tonos o estática, que pueden cambiar de tono o calidad. A menudo se deben a que el cerebro intenta rellenar la información sensorial que falta, algo similar a una persona con un pie amputado que puede afirmar que todavía siente el pie porque el cerebro está generando esa sensación.
Los acúfenos pulsátiles (objetivos) son de naturaleza vascular y por lo general suponen sonidos provenientes de los vasos sanguíneos cercanos al oído. Las personas con acúfenos pulsátiles oyen sus latidos o pulso en el oído. Los acúfenos pulsátiles suelen deberse a vasos sanguíneos anormales o a problemas vasculares anormales, como tumores. Son mucho menos frecuentes que los acúfenos no pulsátiles.
2. La pérdida auditiva y el envejecimiento son causas frecuentes de acúfenos
La causa más frecuente de los acúfenos no pulsátiles es la pérdida auditiva, pero también pueden deberse a trastornos relacionados con el oído o a la exposición a ruidos fuertes. Las personas con pérdida auditiva neurosensorial —daño irreparable a las células del oído interno— a menudo experimentan acúfenos. El nervio auditivo solo puede transmitir información sonora al cerebro, por lo que cuando hay una anomalía, el cerebro la percibe como ruido en lugar de dolor. En otros casos de pérdida auditiva menos grave, puede ser difícil determinar dónde se genera el sonido.
Los acúfenos pulsátiles suelen estar causados por cambios en los vasos sanguíneos. A medida que los vasos sanguíneos se vuelven menos flexibles, el canal más estrecho provoca turbulencias a medida que la sangre pasa por el canal, y eso genera un sonido. Imagine que bloquea la boquilla de una manguera de jardín con el dedo. La misma cantidad de agua pasa a través de la manguera, pero el diámetro de escape es más estrecho, lo que obliga al agua a moverse más rápido y produce un siseo. En los vasos sanguíneos, esto también puede deberse a un tumor vascular o a una conexión anormal entre arterias y venas llamada fístula arteriovenosa.
3. Algunas formas de acúfenos requieren atención médica
La mayoría de las personas experimentan acúfenos en algún momento de su vida. Los acúfenos temporales que son iguales en ambos oídos y que desaparecen después de unos segundos no son motivo de preocupación. Si persisten o hay síntomas adicionales, como pérdida auditiva, dolor de oído, mareos o dolor de cabeza, se recomienda realizar una prueba auditiva, o audiograma, para determinar si existe pérdida auditiva u otras afecciones que deban ser tratadas. Los acúfenos pulsátiles deben ser evaluados por un médico de nariz, garganta y oído (otorrinolaringólogo) que pueda determinar si es necesario obtener estudios por imágenes.
Otra señal de advertencia es si los acúfenos o la pérdida auditiva se producen en un solo oído. Su médico debe realizar una evaluación auditiva además de un examen físico para evaluar cuidadosamente la causa de la pérdida auditiva. En los casos en los que también hay presencia de mareos o vértigo, puede ser necesaria una evaluación adicional con resonancia magnética (RM) para determinar si la causa es un neurinoma del acústico, un tumor benigno que se desarrolla en los nervios que van desde el oído interno hasta el cerebro. La aparición repentina de acúfenos en un oído también puede indicar pérdida auditiva neurosensorial repentina —pérdida auditiva moderada a grave—, que se desarrolla rápidamente y debe tratarse en forma urgente.
4. Los acúfenos pueden tratarse o suprimirse
Los acúfenos pueden mejorar o resolverse, pero es casi imposible predecir si eso ocurrirá o cuándo ocurrirá. Cuando se producen acúfenos con pérdida auditiva, los audífonos pueden enmascarar e incluso suprimir los acúfenos al amplificar el sonido en el oído. Para los acúfenos persistentes sin pérdida auditiva, los dispositivos de enmascaramiento que producen un sonido de fondo son una primera línea de tratamiento habitual. Los generadores de sonido y las máquinas de ruido, o incluso un ventilador o la radio, pueden ayudar a distraer el cerebro y aportar más estímulos sonoros para enmascarar los acúfenos. Los audífonos también se pueden utilizar para personas que experimentan acúfenos molestos si se han realizado todas las evaluaciones médicas adecuadas.
Otro enfoque para tratar los acúfenos es eliminar la respuesta emocional de una persona al sonido a través de diversas terapias. Hay una vía directa entre el sonido y la audición y la parte del cerebro que da contexto emocional a la información sensorial. El sistema límbico asocia sensaciones con recuerdos y respuestas emocionales que pueden ser buenas o malas, como el olor de galletas recién horneadas que lo hacen pensar en su abuela o una canción que lo transporta a un determinado lugar en el tiempo. Con los acúfenos, las personas pueden experimentar un sonido bastante leve pero tener una respuesta emocional intensa que lo vuelve insoportable. Eliminar la respuesta emocional puede ayudar a convertir los acúfenos en ruido de fondo y que así pasen desapercibidos.
5. Hay formas de reducir el riesgo de acúfenos
El mundo es intrínsecamente ruidoso, y el solo hecho de vivir en lugares ruidosos como los centros urbanos es un factor de riesgo para los acúfenos. Pero hay precauciones que puede tomar para proteger su audición y reducir el riesgo. Utilice siempre protección auditiva en entornos ruidosos o mientras usa equipos ruidosos, como herramientas eléctricas o armas de fuego, y limite el tiempo que pasa en cercanía de ruidos fuertes. Otra práctica sencilla es ajustar los auriculares a volúmenes más bajos cuando se escucha audio.
Los acúfenos en ambos oídos casi nunca son peligrosos y se pueden tratar. Las personas con acúfenos suelen dejar de notar el ruido a pesar de que todavía está ahí. Conocer las diferentes causas y los signos de advertencia de los acúfenos puede ayudarlo a determinar cuándo acudir a la consulta del médico.
Para obtener más información sobre los acúfenos, visite la página de los Manuales o la página de Datos rápidos sobre el tema.