Varias rickettsias, transmitidas por garrapatas, causan fiebres maculosas similares a la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas pero más leves. Provocan una pequeña úlcera en la zona de la picadura de garrapata, hinchazón en los ganglios linfáticos cercanos y una erupción de color rojo.
Las fiebres maculosas se desarrollan a partir de la picadura de una garrapata portadora de la infección.
La infección causa fiebre, fatiga, dolores musculares y cefalea, todo ello seguido, a los pocos días, de una erupción cutánea.
Las fiebres maculosas se tratan con un antibiótico.
La mejor manera de prevenir la infección es evitar las picaduras de garrapata.
Las rickettsias son un tipo de bacteria que puede vivir sólo dentro de las células de otros organismos.
Entre las fiebres maculosas se incluyen las siguientes:
Fiebre africana transmitida por garrapatas (tifus africano transmitido por garrapatas)
Fiebre maculosa mediterránea (fiebre botonosa)
REickettsiosis transmitida por garrapatas de Asia del Norte
Tifus de Queensland transmitido por garrapatas
Rickettsiosis por Rickettsia parkeri
Del mismo modo que la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas, pueden aparecer otras fiebres maculosas, tanto en Estados Unidos como en otras partes del mundo (véase la tabla Algunas infecciones producidas por rickettsias e infecciones relacionadas). La enfermedad suele aparecer entre marzo y septiembre, cuando las garrapatas adultas están activas y es más probable que las personas se hallen en áreas infestadas por ellas. En algunas regiones, la enfermedad se produce durante todo el año. La fiebre maculosa del Mediterráneo puede aparecer durante todo el año en la región mediterránea, ya que se transmite por la garrapata marrón del perro y por lo tanto puede adquirirse en interiores.
Síntomas de otras fiebres maculosas
Los síntomas de estas fiebres maculosas son similares y, por regla general, más leves que los de la fiebre maculosa de las montañas Rocosas.
Entre 5 y 7 días después de sufrir una picadura, aparecen fiebre, fatiga, dolores musculares y dolor de cabeza; los ojos se enrojecen, y los afectados tienen sensación de malestar general. En la zona de la mordedura, aparece una pequeña úlcera similar a un botón, cubierta por una costra negra (escara). Por lo general, los ganglios linfáticos cercanos están hinchados. Alrededor de 4 días después del inicio de la fiebre, aparece una erupción de color rojo en los antebrazos y se extiende a la mayor parte del cuerpo, incluyendo las palmas de las manos y plantas de los pies. La fiebre suele durar más de una semana.
Cuando se tratan adecuadamente, estas infecciones no suelen causar problemas graves ni la muerte. Es más probable que aparezcan problemas en personas de edad avanzada y en personas que ya estén muy enfermas.
Diagnóstico de otras fiebres maculosas
Evaluación médica
Biopsia y análisis de la erupción
Análisis de sangre
Los síntomas sugieren el diagnóstico de una fiebre maculosa.
Para confirmar el diagnóstico, se puede realizar un ensayo de inmunofluorescencia, donde se emplea una muestra procedente de la erupción cutánea (biopsia). O pueden usar la técnica de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para permitirles detectar las bacterias más rápidamente.
Pueden llevarse a cabo análisis de sangre que detectan anticuerpos contra la bacteria. Sin embargo, hacer la prueba solo una vez no es suficiente. La prueba debe repetirse de 1 a 3 semanas después para verificar si hay un aumento de la concentración de anticuerpos. Por lo tanto, las pruebas de anticuerpos no ayudan a los médicos a diagnosticar la infección inmediatamente después de que alguien se ponga enfermo, pero sí pueden ayudar a confirmar el diagnóstico más adelante.
Tratamiento de otras fiebres maculosas
Un antibiótico
Si sospechan que el diagnóstico puede ser una fiebre maculosa, los médicos prescriben un antibiótico en función de los síntomas y la posibilidad de exposición a garrapatas infectadas, aunque los resultados de laboratorio no estén aún disponibles. El antibiótico se administra durante 5 días.
Prevención de otras fiebres maculosas
Para prevenir estas infecciones, deben tomarse medidas para evitar las picaduras de garrapatas.
Evitar el acceso de la garrapata a la piel, para lo cual se recomienda
Permanecer en caminos y senderos
Introducir los bajos de los pantalones en las botas o calcetines
Vestir camisas de manga larga
Aplicar un repelente con dietiltoluamida (DEET) sobre la piel
La DEET debe utilizarse con precaución en niños muy pequeños, ya que se han comunicado casos de reacciones tóxicas. La permetrina en la ropa resulta efectiva para matar las garrapatas. En las zonas endémicas donde son frecuentes las infecciones transmitidas por garrapatas es esencial comprobar con frecuencia que no se lleve ninguna garrapata encima, especialmente en las zonas corporales con pelo y en el caso de los niños.
Retirar las garrapatas hinchadas con cuidado y no aplastarlas entre los dedos, ya que el hecho de aplastar la garrapata puede facilitar la transmisión de enfermedades. No debe apretarse ni aplastarse el cuerpo de la garrapata. Para extraer la garrapata, se recomienda ejercer una tracción gradual sobre la cabeza con unas pequeñas pinzas. El punto por el que había estado fijada a la piel se debe limpiar con alcohol. La vaselina, los fósforos encendidos y las sustancias irritantes no son formas eficaces para extraer las garrapatas de la piel y no se deben utilizar.
No se dispone de medios prácticos para eliminar áreas enteras de garrapatas. Sin embargo, la cantidad de garrapatas puede reducirse en áreas donde son habituales haciendo que el ambiente sea menos atractivo para los animales que las portan. Por ejemplo, se puede conseguir que las zonas sean menos atractivas para los ratones eliminando las pilas de madera y la hojarasca, podando las hierbas altas y barriendo alrededor de las casas, especialmente las áreas de recreo. Los ratones pueden esconderse y anidar en dichos lugares.