La autoagresión no suicida es un acto autoinfligido que causa dolor o daño superficial, pero no tiene intenciones de causar la muerte.
A pesar de que los métodos utilizados a veces se superponen con los de los intentos de suicidio (p. ej., cortarse las muñecas con una hoja de afeitar), las autolesiones no suicidas son distintas de las suicidias ya que los pacientes no tienen la intención de que los actos sean letales. Los pacientes pueden indicar específicamente una falta de intención o esto puede ser inferido por el uso repetido de métodos evidentemente no letales. A pesar de la falta de letalidad inmediata, el riesgo a largo plazo de los intentos de suicidio y de los suicidios logrados se incrementa, y por lo tanto, la autolesión no suicida no debe tomarse a la ligera.
Los ejemplos más comunes de autolesión no suicida incluyen
Cortar o apuñalar a la piel con un objeto punzante (p. ej., cuchillo, cuchilla de afeitar, agujas)
Quemadura de la piel (por lo general con un cigarrillo)
Los pacientes a menudo se lesionan repetidamente en una sola sesión, con aparición de múltiples lesiones en el mismo sitio, por lo general en áreas que pueden ocultarse con facilidad pero que son accesibles (p. ej., antebrazos, cara anterior de los muslos). El comportamiento se repite con frecuencia y produce patrones de cicatrización extensos. Los pacientes suelen estar preocupados por pensamientos sobre los hechos lesivos.
La autolesión no suicida tiende a comenzar en la adolescencia temprana (1). Las tasas obtenidas de los estudios de población general son similares entre hombres y mujeres. La evolución natural es incierta, pero el comportamiento parece disminuir después de la edad adulta joven. La prevalencia también es alta en las poblaciones delictivas, que tienden a ser predominantemente masculinas.
Las motivaciones para la autolesión no suicida no están claras, pero la autolesión puede ser
Una forma de reducir la tensión o los sentimientos negativos
Una forma de resolver las dificultades interpersonales
Autocastigo por fallas percibidas
Una petición de ayuda
Algunos pacientes consideran a la autolesión como una actividad positiva y por lo tanto tienden a no buscar ni aceptar asesoramiento.
Las autolesiones no suicidas suelen asociarse con otros trastornos, sobre todo trastorno límite de la personalidad, trastorno de personalidad antisocial, trastornos alimentarios, alcohol, abuso de sustancias y autismo.
Referencia general
1. Klonsky ED, Victor SE, Saffer BY: Nonsuicidal self-injury: What we know, and what we need to know. Can J Psych 59(11):565-568, 2014. doi: 10.1177/070674371405901101
Diagnóstico de autolesión no suicida
Exclusión de conducta suicida
Evaluación de la autolesión
El diagnóstico de la autolesión no suicida debe excluir el comportamiento suicida.
La evaluación de la autolesión no suicidad, similar a la del comportamiento suicida, es esencial antes de comenzar el tratamiento.
Facilitar la discusión de la autolesión con el paciente es esencial para la evaluación adecuada y para ayudar a los médicos a planificar el tratamiento. Los farmacéuticos pueden facilitar este análisis a través de las siguientes acciones:
Validación de la experiencia del paciente mediante la comunicación que han oído de él y aceptación de las experiencias del paciente con seriedad
La comprensión de las emociones del paciente (p. ej., lo que confirma que las emociones y las acciones del paciente son comprensibles a la luz de las circunstancias del paciente)
La evaluación de la autolesión no suicida debe incluir lo siguiente:
Determinar qué tipo de autolesión y cuántos tipos de autolesiones ha infligido el paciente
Determinar con qué frecuencia se produce la autolesión no suicida y el tiempo que ha estado ocurriendo
Determinación de la función de las autolesiones no suicidas para el paciente
Comprobación de los trastornos psiquiátricos coexistentes
Estimación del riesgo de un intento de suicidio
La determinación de cuán dispuesto está el paciente a participar en el tratamiento
Tratamiento de la autolesión no suicida
Ciertas formas de psicoterapia (p. ej., terapia cognitivo-conductual, terapia dialéctica conductual, terapia grupal de regulación de las emociones)
Tratamiento de los trastornos coexistentes
La terapia cognitivo-conductual se realiza típicamente en forma ambulatoria e individual, pero también se puede hacer en grupos en un entorno de internación. Se logra mejoría cuando se ayuda a una persona a cambiar las formas en las que responde a sus pensamientos automáticos y al desvincular patrones negativos de pensamiento-comportamiento-estado de ánimo.
La terapia dialéctica conductual implica terapia individual y grupal durante al menos 1 año. Esta terapia se enfoca en identificar e intentar cambiar los patrones de pensamiento negativos y promover cambios positivos. Su objetivo es ayudar a los pacientes a encontrar formas más apropiadas de responder al estrés (p. ej., para resistir los impulsos de comportarse de forma autodestructiva).
La terapia grupal de regulación de las emociones consiste en sesiones grupales durante 14 semanas. Esta terapia implica enseñarles a los pacientes cómo aumentar la consciencia de sus emociones y les proporciona las habilidades para manejar sus emociones. La terapia grupal de regulación de las emociones ayuda a los pacientes a aceptar las emociones negativas como parte de la vida y, por lo tanto, a no responder a tales emociones de manera tan intensa e impulsiva.
No han sido aprobados medicamentos para el tratamiento de la lesión autoinducida con fines no suicidas. Sin embargo, la naltrexona y ciertos antipsicóticos de segunda generación han sido eficaces en algunos pacientes (1).
Los trastornos psiquiátricos coexistentes (p. ej., depresión, trastornos alimentarios, abuso de sustancias, trastorno límite de la personalidad, trastorno bipolar) deben ser tratados adecuadamente. Los pacientes deben ser derivados a un médico apropiado según sea necesario.
Las citas y de seguimiento deben agendarse.
Referencia del tratamiento
1. Turner BJ, Austin SB, Chapman AL: Treating nonsuicidal self-injury: a systematic review of psychological and pharmacological interventions. Can J Psychiatry. 2014 Nov;59(11):576-85. doi: 10.1177/070674371405901103
Más información
El siguiente recurso en inglés puede ser útil. Tenga en cuenta que el MANUAL no es responsable por el contenido de este recurso.
Self-Injury & Recovery Resources (SIRR): este sitio web fue creado por la Universidad de Cornell en 2003 para abordar el fenómeno emergente de las autolesiones entre los jóvenes y los adultos jóvenes y más adelante desarrolló una serie de recursos para educar al público general y a los profesionales sobre la autolesión no suicida, así como sobre la evaluación y las herramientas de recuperación para ayudar en el tratamiento de la autolesión no suicida.