Atención médica durante el embarazo

PorRaul Artal-Mittelmark, MD, Saint Louis University School of Medicine
Revisado/Modificado sept 2024
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Datos clave

    Idealmente, las mujeres que planean quedarse embarazadas y sus parejas deben consultar a un médico u otro profesional de la salud antes del embarazo. En la visita se revisan los antecedentes médicos, obstétricos y familiares de la mujer y su pareja. El médico aconseja sobre cómo controlar las enfermedades crónicas o los medicamentos, o sobre cómo recibir las vacunas antes del embarazo. Se hace una derivación para asesoramiento genético, si corresponde.

    Para la prevención, todas las mujeres embarazadas y las que planean o pueden quedarse embarazadas deben tomar diariamente un suplemento que contenga de 400 a 800 microgramos de ácido fólico. Estas dosis a menudo están disponibles en productos de venta sin receta, como las multivitaminas o vitaminas prenatales. Si la concentración de ácido fólico en sangre de una mujer es demasiado baja, el riesgo de tener un bebé con un defecto congénito del cerebro o de la médula espinal (defecto del tubo neural), como la espina bífida, aumenta. Las mujeres que toman medicamentos que disminuyen el ácido fólico (como ciertos medicamentos para la epilepsia) o que han tenido un bebé con un defecto del tubo neural deben tomar 4000 microgramos de ácido fólico, comenzando 3 meses antes de la concepción y continuando hasta las 12 semanas de embarazo, una cantidad mucho mayor que la recomendada habitualmente.

    ¿Sabías que...?

    • Las mujeres que están pensando en quedar embarazadas deben comenzar a tomar un complejo multivitamínico que contenga ácido fólico (que ayuda a prevenir ciertas malformaciones congénitas) en lugar de esperar hasta quedarse embarazadas.

    Si la pareja decide tener un hijo, deben conversar con el médico sobre los pasos a seguir para que el embarazo sea lo más saludable posible. La mujer debe preguntar al médico acerca de los factores que pueden afectar a su salud o a la salud del feto.

    Los factores o las situaciones que se deben evitar son:

    • Consumo de tabaco, alcohol, cannabis o drogas ilícitas

    • Estar expuesto al humo de tabaco ajeno

    • Tocar arena de gatos o sus heces, a menos que estos animales no salgan de los límites de la casa y no se relacionen con otros de su misma especie, ya que el contacto puede transmitir la toxoplasmosis, una infección que daña el cerebro del feto.

    • Estar expuesto a altas temperaturas durante mucho tiempo (por ejemplo, en una bañera de hidromasaje o en una sauna)

    • Exponerse a productos químicos o a vapores de pintura

    • Tener contacto con personas que sufren infecciones víricas que puedan dañar al feto (como rubéola, varicela, o herpes zóster (culebrilla)), a menos que la mujer haya sido vacunada contra estas infecciones y se le haya realizado un análisis de sangre para confirmar que es inmune

    Conocer y hacer frente a estos factores antes del embarazo contribuye a reducir el riesgo de problemas durante el mismo (véase Factores de riesgo de complicaciones del embarazo). Además, la mujer puede hablar con el médico de su alimentación y de sus preocupaciones sociales, emocionales y médicas.

    Cuando una mujer visita al médico o a otro profesional de la salud antes de quedar embarazada, se le pueden aplicar las vacunas que necesite, como la vacuna contra la rubéola. Si todavía no está tomando ácido fólico, los médicos pueden recetarle multivitaminas prenatales que contienen la cantidad recomendada de ácido fólico o una mayor cantidad de ácido fólico, si es necesario.

    La primera visita prenatal

    La atención prenatal es importante para la salud de la mujer embarazada y del bebé.

    En la primera visita prenatal, por lo general entre las 8 y las 12 semanas de embarazo, el médico puede hacer una prueba de embarazo o una ecografía para confirmar el embarazo.

    Los médicos preguntan sobre el historial médico de la mujer, los medicamentos que toma y detalles sobre embarazos anteriores, incluyendo problemas que ocurrieron como diabetes gestacional, aborto espontáneo y defectos congénitos. Los médicos preguntan sobre enfermedades mentales actuales o pasadas o síntomas actuales de depresión o ansiedad. Habitualmente preguntan a las mujeres sobre la violencia de pareja, es decir, si está sufriendo abusos mentales, físicos o sexuales por parte de su pareja o de otra persona con la que vive.

    La primera exploración física del embarazo es muy exhaustiva. Consiste en:

    • Medir el peso y la presión arterial

    • Exploración física general del corazón, los pulmones, el abdomen y las piernas

    • Exploración pélvica para determinar el tamaño y la posición del útero

    • Cribado del cáncer de cuello uterino mediante una prueba de Papanicolaou (Pap) y/o una prueba del virus del papiloma humano en muestras tomadas del cuello uterino

    • Pruebas para detectar infecciones de transmisión sexual: Hisopos del cuello uterino o de la vagina o una muestra de orina analizada para detectar gonorrea y clamidia; análisis de sangre para detectar sífilis, hepatitis y virus de inmunodeficiencia humana (VIH)

    • Análisis de sangre adicionales: hemograma completo, indicios de inmunidad contra la rubéola y la varicela y grupo sanguíneo, incluido el factor Rh (positivo o negativo)

    • Análisis de orina adicionales: análisis de orina para detectar infecciones y proteínas

    También se aconseja practicar pruebas cutáneas para detectar tuberculosis.

    También pueden hacerse otras pruebas, en función de la situación particular de cada mujer. Por ejemplo, los análisis de sangre para detectar o controlar los trastornos tiroideos se indican en mujeres con una o más de una de las características siguientes:

    • Síntomas u otras razones para que el médico sospeche una enfermedad tiroidea

    • Enfermedad tiroidea o antecedentes familiares de enfermedad tiroidea

    • Diabetes de tipo 1

    Si la mujer tiene sangre Rh negativa, se analiza su sangre para detectar anticuerpos contra el factor Rh (véase Incompatibilidad de Rh). El sistema inmunitario de la mujer produce estos anticuerpos si su sangre Rh negativa entra en contacto con sangre Rh positiva, por ejemplo, de un embarazo anterior con un feto que tiene sangre Rh positiva. Los anticuerpos (llamados anticuerpos Rh) pueden destruir los glóbulos rojos de un feto con sangre Rh positiva y causarle problemas graves (incluso la muerte). Si se detectan anticuerpos con la antelación suficiente en la sangre de una embarazada, se pueden adoptar las medidas necesarias para proteger al feto.

    A todas las mujeres con Rh-negativo se les administra inmunoglobulina Rh(D) inyectada en un músculo a las 28 semanas (o a las 28 y 34 semanas) de embarazo. También se les administra una inyección después de cualquier posible contacto entre su sangre y la del feto, por ejemplo, tras un episodio de sangrado vaginal, tras una amniocentesis y después del parto. La inmunoglobulina Rh(D) reduce el riesgo de que los glóbulos rojos del feto sean destruidos.

    Las mujeres de ascendencia africana deben someterse a pruebas que detecten la posible presencia de anemia de células falciformes (anemia drepanocítica o drepanocitosis) o de algún rasgo drepanocítico, si no las han realizado con anterioridad.

    Si cualquiera de los progenitores potenciales tiene una anomalía genética conocida o sospechada, la pareja debe ser derivada para asesoramiento y pruebas genéticas.

    ¿Sabías que...?

    • Durante el embarazo deben evitarse el tabaco, el humo del tabaco ajeno, el alcohol, el cannabis, las drogas ilícitas, la arena y las heces de gato y el contacto con personas que puedan tener varicela o herpes zóster.

    • Las mujeres embarazadas deben recibir vacunas contra COVID-19 y la gripe.

    Visitas prenatales en curso

    Después de la primera visita prenatal, una mujer embarazada debe visitar a su médico con la frecuencia siguiente:

    • Cada 4 semanas hasta las 28 semanas de embarazo

    • Luego cada 2 semanas hasta la semana 36

    • Semanal desde las 36 semanas hasta el nacimiento

    En cada visita prenatal se registran el peso y la presión arterial de la mujer y se analiza una muestra de orina para detectar proteínas. La presencia de proteínas en la orina puede indicar preeclampsia (un tipo de hipertensión arterial que aparece en el embarazo).

    Se mide el tamaño del útero para determinar si el feto está creciendo normalmente. El médico comprueba el latido cardíaco del feto. Por lo general se puede detectar alrededor de las 10 a 11 semanas con un dispositivo de ecografía Doppler manual. Cuando ya se ha detectado el latido cardíaco, el médico lo comprueba en cada visita para determinar si es normal.

    Los médicos examinan a todas las mujeres para detectar el tipo de diabetes que evoluciona durante el embarazo (diabetes gestacional). Este análisis de sangre se realiza entre la semana 24 y la 28. Se mide el nivel de azúcar (glucosa) en la sangre al cabo de 1 hora de beber un líquido que contiene una cierta cantidad de glucosa (llamada prueba de tolerancia a la glucosa). Si la mujer tiene factores de riesgo para la diabetes gestacional, esta prueba se realiza al principio del embarazo, preferentemente antes de las 12 semanas.

    Los factores de riesgo para la diabetes gestacional consisten en una combinación de obesidad y uno o más de uno de los factores siguientes:

    • Inactividad física

    • Familiares de primer grado (como madre o hermanas) con diabetes

    • Raza o etnia de alto riesgo (por ejemplo, personas afroamericanas, latinas, nativas americanas, asiático-americanas, isleñas del Pacífico)

    • Diabetes gestacional o un bebé grande (con un peso de 4 kilos o más) en un embarazo anterior

    • Hipertensión arterial

    • Nivel alto de colesterol

    • Otras enfermedades asociadas a la resistencia a la insulina

    • Antecedentes de enfermedad cardiovascular

    • Presencia de azúcar en la orina durante un largo periodo de tiempo

    • Síndrome del ovario poliquístico con resistencia a la insulina

    Si los resultados de la prueba inicial son normales, a dichas mujeres en riesgo se les repiten las pruebas entre las semanas 24 y 28.

    Ultrasonidos

    La mayoría de los médicos recomiendan al menos una exploración mediante ecografía durante cada embarazo, idealmente entre las 16 y las 20 semanas. Se puede realizar una ecografía previa si existe incertidumbre sobre la fecha estimada del parto o si la mujer tiene síntomas (por ejemplo, sangrado vaginal o bien dolor pélvico).

    En este procedimiento se coloca un dispositivo que emite ondas sonoras (transductor) sobre el abdomen de la mujer. Las ondas sonoras se procesan y se forma una imagen que aparece en el monitor. A veces, sobre todo al principio del embarazo, se usa un dispositivo de ultrasonidos que se introduce en la vagina. La ecografía produce imágenes de gran calidad, en tiempo real, que muestran al feto en movimiento. Estas imágenes proporcionan información útil al médico y tranquilizan a la mujer embarazada.

    La ecografía también se utiliza para:

    • Confirmar el embarazo y comprobar si hay latidos cardíacos fetales, ya a las 5 semanas de embarazo

    • Identificar el sexo del feto ya a las 14 semanas de embarazo

    • Detectar si la mujer está gestando más de un feto (como gemelos o trillizos)

    • Identificar anomalías, como una placenta mal ubicada (placenta previa), exceso de líquido en el saco que contiene el feto (polihidramnios) o una posición anormal del feto

    • Detectar posibles anomalías congénitas (a veces)

    • Detectar indicios de síndrome de Down (y de algunos otros trastornos) mediante la medida de la amplitud del espacio lleno de líquido situado detrás del cuello del feto (lo que se denomina translucencia nucal del feto).

    • Guiar la colocación de instrumentos durante ciertas intervenciones, como las pruebas diagnósticas prenatales

    Hacia el final del embarazo, se puede utilizar la ecografía para confirmar la posición del feto (cabeza abajo o nalgas) o para evaluar al feto si existe preocupación sobre el crecimiento fetal u otras complicaciones del embarazo.

    Inmunizaciones (vacunación)

    Las vacunas durante el embarazo son tan efectiva en mujeres embarazadas como en aquéllas que no lo están.

    Las vacunas con virus vivos, como las de la rubéola o bien la varicela, no deben utilizarse durante el embarazo.

    Las mujeres embarazadas deben recibir las vacunas siguientes si no están al día de las mismas (véase Centers for Disease Control and Prevention [CDC]: Pregnancy and Vaccination [Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, CDC por sus siglas en inglés: Embarazo y Vacunación]):

    La administración de la vacuna contra VRS durante el embarazo ayuda a proteger al recién nacido del VRS durante unos 6 meses después del nacimiento porque los anticuerpos protectores se transfieren de la madre al feto a través de la placenta. La vacuna debe administrarse independientemente de la infección previa por virus respiratorio sincitial (VRS).

    Otras vacunas deben reservarse para situaciones en las que la mujer o el feto presentan un riesgo significativo de exposición a una infección peligrosa y el riesgo de efectos adversos de la vacuna es bajo. Por ejemplo, la vacunación neumocócica se recomienda para mujeres embarazadas con riesgo elevado de enfermedad neumocócica grave. Las vacunas contra el cólera, la hepatitis A, la hepatitis B, sarampión, paperas, la poliomielitis, la rabia, la fiebre tifoidea y la fiebre amarilla pueden administrarse durante el embarazo si el riesgo de infección es considerable.

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