Estreñimiento

PorJonathan Gotfried, MD, Lewis Katz School of Medicine at Temple University
Revisado/Modificado may 2024
Vista para pacientes

La disquecia (que también puede denominarse disinergia, trastornode la evacuación, disfunción del piso de la pelvis o los esfínteres anales o trastornos defecatorios funcionales) es la dificultad para defecar. Los pacientes perciben la presencia de materia fecal y la necesidad de defecar, pero no pueden hacerlo. Se debe a la falta de coordinación de los músculos del suelo de la pelvis y los esfínteres anales. El diagnóstico requiere estudios anorrectales. El tratamiento es difícil, pero la biorretroalimentación puede ser beneficiosa.

El estreñimiento es el tránsito difícil o infrecuente de materia fecal, el aumento de la dureza de ésta o una sensación de evacuación incompleta. (Véase también Estreñimiento en niños).

No hay ninguna función orgánica más variable y sujeta a influencias externas que la defecación. Los hábitos evacuatorios varían considerablemente entre distintas personas y son afectados por la edad, la fisiología, la dieta y las influencias sociales y culturales. Algunos individuos se preocupan injustificadamente por el ritmo evacuatorio. En la sociedad occidental, la frecuencia evacuatoria normal varía de 2-3 deposiciones/día a 2-3/semana.

Muchas personas piensan, incorrectamente, que es necesaria la defecación diaria, y refieren estreñimiento si la evacuación es menos frecuente. Otros se preocupan por el aspecto (tamaño, forma, color) o la consistencia de las heces. En ocasiones, el motivo de consulta principal es la falta de satisfacción con el acto defecatorio o la sensación de evacuación incompleta después de la defecación. Se culpa al estreñimiento de numerosos síntomas (dolor abdominal, náuseas, cansancio, anorexia) que, en realidad, son síntomas de un problema de base (p. ej., síndrome del intestino irritable, depresión). Los pacientes no deben esperar que todos los síntomas remitan con la defecación diaria, y las medidas para favorecer la evacuación deben ser criteriosas.

Los pacientes obsesivo-compulsivos suelen sentir la necesidad de eliminar del cuerpo desechos "sucios”. A menudo, estos pacientes pasan demasiado tiempo en el baño o se convierten en consumidores crónicos de catárquicos.

Etiología del estreñimiento

El estreñimiento agudo sugiere una causa orgánica, mientras que el estreñimiento crónico puede ser orgánico o funcional (véase tabla Causas de estreñimiento).

En muchos pacientes, el estreñimiento se asocia con un movimiento lento de materia fecal a lo largo del colon. Este retraso puede deberse a medicamentos o drogas ilícitas (p. ej., opioides), cuadros orgánicos o a un trastorno de la función defecatoria (es decir, disfunción del suelo de la pelvis), o a un trastorno derivado de la dieta (véase tabla Alimentos que a menudo afectan a la función digestiva). Los pacientes con trastornos de la defecación no generan fuerzas propulsivas rectales apropiadas, no relajan el puborrectal ni el esfínter anal externo durante la defecación, o ambos. En el síndrome del intestino irritable, los pacientes tienen síntomas (p. ej., molestias abdominales y alteración del ritmo evacuatorio) pero, en general, el tránsito colónico y las funciones anorrectales son normales. De todos modos, pueden coexistir síndrome del intestino irritable y trastorno defecatorio.

El esfuerzo excesivo, quizás secundario a disfunción el suelo de la pelvis, puede contribuir a la patología anorrectal (p. ej., hemorroides, fisuras anales, prolapso rectal) y, posiblemente, incluso a síncope.

La retención fecal (fecaloma), que puede causar estreñimiento o ser secundaria a éste, también es común en adultos mayores, sobre todo en caso de reposo prolongado en cama o menor actividad física. Asimismo, es frecuente después de administrar bario por boca o enema.

Tabla
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Evaluación del estreñimiento

Anamnesis

Las anamnesis de la enfermedad actualdebe recabar los antecedentes del paciente respecto de la frecuencia, la consistencia de las heces y la necesidad de realizar esfuerzos o maniobras perineales (p. ej., comprimir el periné, la región glútea o la pared rectovaginal) durante la defecación. Debe evaluarse la satisfacción después de la defecación, incluida la frecuencia y la duración del uso de laxantes o enemas. También debe indagarse sobre la presencia de sangre en la materia fecal, la cantidad y la duración.

La evaluación por aparatos y sistemas debe buscar síntomas de los trastornos causales, como un cambio en el calibre de las heces o sangre en materia fecal (posiblemente debida a cáncer). También se deben investigar síntomas sistémicos que sugieren enfermedades crónicas (p. ej., pérdida de peso).

Los antecedentes personales deben consignar la información acerca de causas conocidas, como cirugía abdominal previa y síntomas de trastornos metabólicos (p. ej., hipotiroidismo, diabetes mellitus) y neurológicos (p. ej., enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, lesión de la médula espinal). Hay que evaluar de forma exhaustiva el uso de fármacos prescritos y de venta libre, y preguntar específicamente sobre el uso de agentes anticolinérgicos y opiáceos.

Examen físico

Se realiza un examen físico en busca de signos de enfermedad sistémica, como fiebre y caquexia.

Deben buscarse masas abdominales mediante palpación.

Debe efectuarse un examen rectal no sólo para detectar fisuras, estenosis, sangre o masas (incluido un fecaloma), sino también para evaluar el tono anal en reposo (la "elevación" del músculo puborrectal cuando los pacientes contraen el esfínter del ano), el descenso perineal durante la evacuación simulada y la sensibilidad rectal. Los pacientes con trastornos defecatorios pueden tener mayor tono anal en reposo (o anismo), reducción (es decir, < 2 cm) o aumento del descenso perineal (es decir, > 4 cm) o contracción paradójica del puborrectal durante la evacuación simulada.

Signos de alarma

Ciertos hallazgos plantean la sospecha de una etiología más grave del estreñimiento crónico:

  • Abdomen distendido, timpánico

  • Vómitos

  • Sangre en materia fecal

  • Pérdida de peso

  • Estreñimiento intenso de comienzo reciente/agravamiento en adultos mayores

Interpretación de los hallazgos

Ciertos síntomas (p. ej., una sensación de obstrucción o defecación difícil o prolongada, necesidad de desimpactación digital), en particular cuando se asocia con movimiento perineal anormal (es decir, aumentado o reducido) durante la evacuación simulada, sugieren un trastorno defecatorio. Un abdomen tenso, distendido, timpánico, sobre todo si hay náuseas y vómitos, sugiere una obstrucción mecánica.

El estreñimiento crónico con molestias abdominales modestas en un paciente que ha usado laxantes durante un período prolongado sugiere estreñimiento por tránsito lento.

El estreñimiento agudo coincidente con el comienzo de toma de un fármaco con propiedades astringentes sugiere que la causa es la medicación.

El estreñimiento de comienzo reciente que persiste durante semanas o aparece en forma intermitente con frecuencia o intensidad en aumento, en ausencia de una causa conocida, sugiere un tumor colónico u otras causas de obstrucción parcial.

El esfuerzo defecatorio excesivo o la defecación prolongada o insatisfactora, con o sin introducción de los dedos en el ano, sugiere un trastorno defecatorio.

Los pacientes con fecalomas pueden presentar cólicos y eliminar moco o material fecal acuoso alrededor de la masa retenida, lo que simula una diarrea (diarrea por rebosamiento).

Por lo general, los pacientes con síndrome del intestino irritable tienen dolor abdominal, con alteración del ritmo evacuatorio. Los pacientes con estreñimiento crónico que no cumplen los criterios para el síndrome del intestino irritable pueden tener estreñimiento funcional (1).

Estudios complementarios

Los estudios complementarios dependen de la presentación clínica y los antecedentes de la dieta del paciente.

El estreñimiento de etiología clara (fármacos, traumatismos, reposo en cama) puede tratarse sintomáticamente sin estudios adicionales. Los pacientes con síntomas de obstrucción intestinal requieren radiografías simples de abdomen en decúbito y de pie, quizás un enema con contraste hidrosoluble para evaluar una posible obstrucción colónica y tal vez una TC o una radiografía de intestino delgado con contraste baritado (véase también diagnostico de la obstrucción intestinal). La mayoría de los pacientes sin una etiología clara deben someterse a una colonoscopia y una evaluación de laboratorio (hemograma completo, tirotrofina, glucosa en ayunas, electrolitos y calcio).

Por lo general, se reservan estudios adicionales para pacientes con hallazgos anormales en los estudios mencionados antes o que no responden al tratamiento sintomático. La actual 2013 medical position statement on constipation (declaración de posición médica sobre el estreñimiento) de la American Gastroenterological Association (Asociación Estadounidense de Gastroenterología) sugiere probar la administración de fibra y/o laxantes de venta libre. Si este ensayo fracasa, debe realizarse una manometría anorrectal con expulsión del balón para identificar trastornos del suelo pélvico y defecación disinérgica (2). Si la manometría es negativa y la causa principal es la defecación infrecuente, deben medirse los tiempos de tránsito colónico con marcadores radiopacos (marcadores de Sitz), gammagrafía o una cápsula de motilidad inalámbrica. En los pacientes con estreñimiento crónico, es importante distinguir entre el estreñimiento por tránsito lento (resultado anormal del estudio con marcador Sitz) y la disfunción muscular del suelo de la pelvis (marcadores retenidos sólo en el colon distal). (Véase también the American College of Gastroenterology's 2021 clinical guidelines for the management of benign anorectal disorders.)

Referencias de la evaluación

  1. 1. Lacy BE, Mearin F, Chang L, et al: Bowel disorders. Gastroenterology 150(6):1393–1407, 2016. doi: 10.1053/j.gastro.2016.02.031

  2. 2. Rao SCS, Tanisa Patcharatrakul T: Diagnosis and treatment of dyssynergic defecation. J Neurogastroenterol Motil 22(3):423–435, 2016. doi: 10.5056/jnm16060

Tratamiento del estreñimiento

  • Posiblemente, suspensión de los fármacos causales (algunos pueden ser necesarios)

  • Aumento de la fibra en la dieta

  • Posiblemente, prueba con un curso breve de laxantes osmóticos

Debe tratarse cualquier cuadro identificado.

Véase tabla Agentes usados para tratar el estreñimiento a modo de resumen. Deben utilizarse con prudencia los laxantes. Algunos (p. ej., fosfato, salvado, celulosa) se unen a otros fármacos e interfieren con la absorción. El tránsito fecal rápido puede llevar algunos fármacos y nutrientes más allá de su lugar absortivo óptimo. Las contraindicaciones para el uso de laxantes y catárquicos son el dolor abdominal de origen desconocido, los trastornos intestinales inflamatorios, la obstrucción intestinal, la hemorragia digestiva y el fecaloma. La evidencia disponible sobre la eficacia, el costo y los posibles efectos adversos de los medicamentos debe tenerse en cuenta durante el tratamiento de los pacientes y ha sido abordada por las guías de las sociedades profesionales (1).

Dieta y conducta

La dieta debe contener suficiente fibra (en general, 15-20 g/día) para garantizar un volumen de materia fecal adecuado. La fibra vegetal, que es en gran medida indigerible e inabsorbible, aumenta el volumen de las deposiciones. Ciertos componentes de la fibra también absorben líquido, lo que torna más blanda la materia fecal y facilita su eliminación. Las frutas y las verduras son fuentes recomendadas, así como los cereales que contienen salvado. Los suplementos de fibra son particularmente eficaces para tratar el estreñimiento de tránsito normal, pero no son muy útiles en el estreñimiento de tránsito lento o los trastornos defecatorios.

Los cambios conductuales pueden ser de ayuda. Los pacientes deben intentar defecar todos los días a la misma hora, preferiblemente de 15 a 45 minutos después del desayuno, porque la ingestión de alimentos estimula la motilidad colónica. Los esfuerzos iniciales por lograr evacuaciones regulares, sin prisa, pueden ayudarse con supositorios de glicerina.

Los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo requieren tratamiento para dicho trastorno. Además, los médicos deben explicar que la evacuación diaria no es esencial, sino que se le debe dar al intestino una oportunidad para que funcione, de manera que el uso frecuente de laxantes o enemas (> 1 vez cada 3 días) le niega al intestino dicha oportunidad.

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Tipos de laxantes

Los agentes formadores de volumen (p. ej., psyllium, policarbófilo de calcio, metilcelulosa) actúan lenta y suavemente, y son los agentes más seguros para promover la evacuación. El uso apropiado implica un aumento gradual de la dosis, idealmente tomada 3 o 4 veces al día con suficiente líquido (p. ej., 500 mL/día de líquido extra) para prevenir la impactación, hasta obtener deposiciones más blandas, más voluminosas. Es posible reducir la distensión titulando gradualmente la dosis de fibra dietética hasta la dosis recomendada o rotando a un preparado de fibra sintética, como la metilcelulosa.

Los agentes osmóticos contienen iones polivalentes que se absorben poco (p. ej., magnesio, fosfato, sulfato), polímeros (p. ej., polietilenglicol) o hidratos de carbono (p. ej., lactulosa, sorbitol) que permanecen en el intestino, lo que aumenta la presión osmótica intraluminal y, por ende, arrastra agua hacia el intestino. El mayor volumen estimula la peristalsis. Por lo general, estos agentes actúan dentro de las 3 h.

Por lo general, los agentes osmóticos son seguros aun si se usan en una base regular. Sin embargo, el fosfato de sodio no debe usarse para la limpieza intestinal, porque en ocasiones puede provocar insuficiencia renal aguda después de una administración única con este fin. Fundamentalmente, estos episodios se observaron en pacientes mayores, pacientes con enfermedad renal preexistente y pacientes medicados con fármacos que afectan la perfusión o la función renal (p. ej., diuréticos, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, bloqueantes del receptor de angiotensina II). Asimismo, el magnesio y el fosfato se absorben en forma parcial y pueden ser nocivos en ciertas condiciones (p. ej., insuficiencia renal). El sodio (de algunos preparados) puede exacerbar la insuficiencia cardíaca. En dosis altas o frecuentes, estos fármacos pueden alterar el equilibrio electrolítico. En otro método de limpieza intestinal para estudios diagnósticos o cirugía, o a veces en caso de estreñimiento crónico, se emplean grandes volúmenes de un agente osmótico equilibrado (p. ej., solución de polietilenglicol-electrolitos) administrados por vía oral o mediante sonda nasogástrica.

Los catárquicos secretores o estimulantes (p. ej., fenolftaleína, bisacodilo, antraquinonas, aceite de ricino) actúan por irritación de la mucosa intestinal o por estímulo directo del plexo submucoso y mientérico. El bisacodilo es un fármaco de rescate eficaz contra el estreñimiento crónico. Las antraquinonas presentes en la hoja de sen, cáscara sagrada, aloe y ruibarbo son componentes comunes de los laxantes vegetales y de venta libre. Ingresan sin modificaciones en el colon, donde el metabolismo bacteriano los convierten en formas activas.

Los efectos adversos son reacciones alérgicas, depleción de electrolitos, melanosis colónica y colon catárquico. La melanosis colónica es la pigmentación colorrectal marronácea de composición desconocida. El colon catárquico hace referencia a las alteraciones de la anatomía colónica observadas en el colon por enema en pacientes con uso crónico de laxantes estimulantes. El colon catártico puede causar estreñimiento que conduce a un mayor empleo de laxantes y, por lo tanto, a más estreñimiento, creándose un círculo vicioso. No se sabe si el colon catárquico, que se ha atribuido a la destrucción de las neuronas del plexo mientérico por las antraquinonas, es causado por los agentes existentes en la actualidad o por otros agentes neurotóxicos (p. ej., podofilina), que ya no se comercializan. El uso a largo plazo de antraquinonas no parece aumentar el riesgo de cáncer de colon.

Pueden utilizarse enemas, incluidas agua corriente y soluciones hipertónicas preparadas comercialmente.

Los agentes emolientes (p. ej., docusato, vaselina líquida) actúan lentamente para ablandar las heces, lo que facilita su evacuación. Sin embargo, no son estimulantes potentes de la defecación. El docusato es un agente tensioactivo, que permite que el agua ingrese en la masa fecal para ablandarla y aumentar su volumen.

Los antagonistas de los receptores opiáceos mu de acción periférica (PAMORA; p. ej., metilnaltrexona, naloxegol, naldemedina) se pueden utilizar para tratar el estreñimiento inducido por opiáceos que no se resuelve con otras medidas. Alvimopán es un antagonista mu-opiáceo disponible para el uso hospitalario a corto plazo en pacientes quirúrgicos para el tratamiento del íleo posoperatorio.

Bolo fecal

El tratamiento inicial del bolo fecal (fecaloma) consiste en enemas de agua corriente, seguidos de microenemas (100 mL) de soluciones hipertónicas preparadas comercialmente.

Si estas medidas no son eficaces, es posible que se requiera fragmentación manual y desimpactación de la masa. Este procedimiento es doloroso, de manera que se recomienda la aplicación peri e intrarrectal de anestésicos locales (p. ej., ungüento de lidocaína al 5% o ungüento de dibucaína al 1%). Algunos pacientes requieren sedación.

Referencia del tratamiento

  1. 1. Chang L, Chey WD, Imdad A, et al. American Gastroenterological Association-American College of Gastroenterology Clinical Practice Guideline: Pharmacological Management of Chronic Idiopathic Constipation. Gastroenterology. 2023;164(7):1086-1106. doi:10.1053/j.gastro.2023.03.214

Conceptos esenciales en geriatría: estreñimiento

El estreñimiento es frecuente en ancianos debido a dietas pobres en fibras, falta de ejercicio, enfermedades médicas coexistentes y uso de fármacos que causan estreñimiento. Muchos adultos mayores tienen falsas creencias acerca del ritmo evacuatorio normal y usan laxantes de manera regular.

Otros cambios que predisponen a los adultos mayores al estreñimiento son la mayor distensibilidad y la alteración de la sensibilidad rectales (de manera que se necesitan volúmenes más grandes para provocar el impulso defecatorio).

Conceptos clave

  • Las causas de la medicación son comunes (p. ej., uso de anticolinérgicos u opioides).

  • Cuando el estreñimiento es agudo y grave, esté atento a la posibilidad de obstrucción intestinal.

  • Si fracasa un ensayo con fibra y/o laxantes, debe realizarse una manometría anorrectal con expulsión del balón para excluir la disfunción del suelo pélvico.

Más información

Los siguientes recursos en inglés pueden ser útiles. Tenga en cuenta que el MANUAL no es responsable por el contenido de estos recursos.

  1. American Gastroenterological Association: Medical position statement on constipation (2013)

  2. American College of Gastroenterology: Clinical guidelines for the management of benign anorectal disorders (2021)

  3. American Gastroenterological Association-American College of Gastroenterology: Clinical Practice Guideline: Pharmacological Management of Chronic Idiopathic Constipation (2023)

Disquecia

Etiología de la disquecia

Normalmente, cuando una persona intenta defecar, la presión rectal aumenta en coordinación con la relajación del esfínter anal externo. Este proceso puede ser afectado por una o más disfunciones (p. ej., la alteración de la contracción rectal, la contracción excesiva de la pared abdominal, la contracción anal paradójica, la ausencia de relajación anal) de etiología poco clara. Los trastornos defecatorios funcionales pueden manifestarse a cualquier edad. En cambio, la enfermedad de Hirschsprung, que se debe a abolición del reflejo rectoanal inhibitorio, casi siempre se diagnostica en la lactancia o la infancia. Las personas que sufren síndrome del intestino irritable (SII) pueden presentar trastornos de la defecación ocasionados por el SII, que causan disquecia.

Síntomas y signos de disquecia

El paciente puede percibir, o no, la presencia de materia fecal en el recto. Pese al esfuerzo prolongado, la evacuación es tediosa o imposible, con frecuencia incluso en caso de materia fecal blanda o de enemas.

Los pacientes pueden referir sensación de obstrucción y extraer digitalmente materia fecal del recto o con la mano el periné o comprimir la vagina para poder evacuar.

Puede haber o no disminución de la frecuencia evacuatoria real.

Diagnóstico de disquecia

  • Manometría anorrectal y expulsión del balón rectal

El tacto rectal y el examen pélvico pueden revelar una hipertonía de los músculos del suelo de la pelvis y los esfínteres anales. Al pujar, los pacientes pueden no presentar la relajación anal ni el descenso perineal esperados. Con el esfuerzo excesivo, la pared rectal anterior se prolapsa hacia la vagina en las pacientes con alteración de la relajación anal; por consiguiente, los rectoceles suelen ser un trastorno secundario y no primario. La disquecia de larga evolución con esfuerzo crónico puede causar una úlcera rectal solitaria o diversos grados de prolapso rectal o descenso perineal excesivo o un enterocele.

Para diagnosticar el trastorno se requiere una manometría anorrectal y la expulsión de un balón rectal, en ocasiones suplementadas con una proctografía defecatoria o una resonancia magnética. (Véase también the American College of Gastroenterology's 2021 clinical guidelines for the management of benign anorectal disorders.)

Tratamiento de la disquecia

  • Biorretroalimentación

Como el tratamiento con laxantes es insatisfactorio, es importante evaluar las funciones anorrectales en pacientes con estreñimiento resistente al tratamiento.

El tratamiento de biorretroalimentación puede mejorar la coordinación entre la contracción abdominal y la relajación del suelo de la pelvis durante la defecación, lo que alivia los síntomas. Sin embargo, el reentrenamiento del suelo de la pelvis para trastornos defecatorios es altamente especializado y sólo se realiza en determinados centros. Se requiere un abordaje colaborativo (fisioterapeutas, dietistas, terapeutas conductistas, gastroenterólogos).

Más información

El siguiente recurso en inglés puede ser útil. Tenga en cuenta que el MANUAL no es responsable por el contenido de este recurso.

  1. American College of Gastroenterology: Clinical guidelines for the management of benign anorectal disorders (2021)

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