Trombosis venosa profunda

(Trombosis venosa profunda)

PorJames D. Douketis, MD, McMaster University
Revisado/Modificado dic 2023
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Datos clave

La trombosis venosa profunda consiste en la formación de coágulos de sangre (trombos) en las venas profundas, por lo general en las piernas.

  • Estos trombos se forman cuando las venas están lesionadas, cuando algún trastorno provoca que la sangre coagule o cuando algún impedimento retrasa el retorno de la sangre al corazón.

  • Los trombos pueden causar que una pierna o un brazo se hinchen.

  • Se pueden desprender y desplazar hasta los pulmones, lo que se denomina embolia pulmonar.

  • La ecografía Doppler y los análisis de sangre permiten detectar la trombosis venosa profunda.

  • Se administran anticoagulantes para prevenir el crecimiento del coágulo y una embolia pulmonar.

Existen dos tipos principales de venas, las superficiales y las profundas. Las venas superficiales estan situadas en la capa de grasa que se encuentra debajo de la piel. Las venas profundas se encuentra en los músculos y a lo largo de los huesos. (Véase también Introducción al sistema venoso.)

Los coágulos de sangre (trombos) pueden formarse en venas profundas, lo que se denomina trombosis venosa profunda, o en venas superficiales, lo que se conoce como trombosis venosa superficial (TVS). Las venas superficiales también suelen estar inflamadas pero en ausencia de coágulos (trombosis), la combinación de coagulación e inflamación se denomina tromboflebitis superficial.

El tromboembolismo venoso se refiere a un coágulo de sangre que comienza en una vena y luego se libera en el torrente sanguíneo, viajando por lo general a los pulmones (embolia pulmonar). Debido a que casi cualquier coágulo (trombo) puede desprenderse y convertirse en una embolia, los médicos a veces se refieren a la trombosis venosa profunda como enfermedad tromboembólica.

La trombosis venosa profunda se produce con mayor frecuencia en las piernas o en la pelvis, pero también puede presentarse de forma ocasional en los brazos.

Causas de la trombosis venosa profunda

Tres factores principales contribuyen a la aparición de una trombosis venosa profunda:

  • Lesión del revestimiento de la vena

  • Una mayor tendencia de la sangre a coagularse

  • Reducción de la velocidad del flujo sanguíneo

Lesión venosa

Las venas pueden resultar dañadas durante una intervención quirúrgica, como consecuencia de una lesión en un brazo o en una pierna, por la inyección de sustancias irritantes, por inflamación o por ciertos trastornos, como la tromboangitis obliterante (enfermedad de Buerger). También pueden lesionarse por un trombo, que hace más probable que se forme un segundo trombo.

Aumento de la tendencia a la coagulación de la sangre

Algunos trastornos, como el cáncer y ciertos trastornos hereditarios de la coagulación, provocan que la sangre coagule cuando no debería hacerlo. Determinados medicamentos, como los anticonceptivos orales, los estrógenos u otros fármacos que actúan igual que los estrógenos (como el tamoxifeno y el raloxifeno) pueden provocar que la sangre se coagule con más facilidad. El tabaquismo también es un factor de riesgo. A veces, la sangre se coagula con mayor facilidad tras un parto o tras una intervención quirúrgica. A edad avanzada, la deshidratación es una de las causas más frecuentes de una coagulación rápida y contribuye a la generación de una trombosis venosa profunda.

Reducción de la velocidad del flujo sanguíneo

Tras un periodo prolongado de reposo en cama, durante el que las piernas no se mueven de la forma habitual, el flujo sanguíneo se vuelve más lento porque la persona está acostada y los músculos de la pantorrilla no se contraen y no empujan la sangre hacia el corazón. Por ejemplo, la trombosis venosa profunda puede aparecer tras haber padecido un infarto de miocardio u otros trastornos severos (tales como insuficiencia cardíaca, enfermedad pulmonar obstructiva crónica [EPOC] o accidente cerebrovascular) y haber permanecido en cama en un hospital durante varios días, sin mover las piernas lo suficiente; o en personas con parálisis de la parte inferior del cuerpo y de las piernas (parapléjicos). También se puede padecer tras una cirugía mayor, en particular de la pelvis, de la cadera o de la rodilla. O incluso en personas sanas que permanecen sentadas durante largos periodos, por ejemplo, durante viajes en coche o en vuelos muy largos en avión, pero es poco frecuente en tales circunstancias y suele producirse en personas que tienen otros factores de riesgo.

¿Sabías que...?

  • Aunque poco frecuente, también pueden presentar trombosis las personas sanas que permanecen sentadas durante largos periodos, como ocurre en los viajes en coche o en los vuelos largos.

Complicaciones principales de la trombosis venosa profunda

Aunque la trombosis venosa profunda provoca molestias, la principal preocupación la constituyen las complicaciones asociadas, por ejemplo

  • Embolia pulmonar

  • Insuficiencia venosa crónica, que causa malestar e hinchazón de las piernas a largo plazo

  • Falta de flujo sanguíneo (isquemia) a la pierna, lo que provoca inflamación masiva y dolor (una complicación poco frecuente)

Embolia pulmonar

En los casos de trombosis venosa profunda, un trombo puede desprenderse de una vena afectada en una pierna. El trombo que se desprende recibe el nombre de émbolo. Este puede desplazarse por el torrente sanguíneo, a través del corazón y hasta los pulmones, donde se aloja en un vaso sanguíneo y, de esta forma, obstruye el flujo de sangre a una porción del pulmón. Esta obstrucción se llama embolia pulmonar y puede ser mortal, dependiendo del tamaño del propio émbolo y del grosor de la arteria pulmonar obstruida. Los pequeños trombos que se forman en la trombosis venosa superficial no se suelen convertir en émbolos. Por lo tanto, en general, solo los trombos de venas profundas son potencialmente peligrosos.

Los trombos en las piernas o en la pelvis tienen más tendencia a convertirse en émbolos que los de los brazos, tal vez por la acción compresiva de los músculos de la pantorrilla, que puede provocar el desprendimiento del trombo en una vena profunda.

Las consecuencias de la embolia pulmonar dependen del tamaño y de la cantidad de émbolos:

  • Un émbolo pequeño puede obstruir una arteria pulmonar de pequeño calibre, lo cual causa la muerte de un pequeño fragmento del tejido pulmonar (denominado infarto pulmonar).

  • Un émbolo pulmonar grande puede bloquear toda o casi toda la sangre que fluye desde el lado derecho del corazón a los pulmones, causando así hipotensión arterial y niveles bajos de oxígeno, y produciendo la muerte con rapidez.

Los émbolos muy grandes no son frecuentes, pero no se puede predecir cuándo una trombosis venosa profunda, si no se trata, va a evolucionar a una embolia masiva.

Pueden producirse diversos émbolos. Los émbolos múltiples suelen desplazarse a diferentes zonas de los pulmones.

A veces, se tiene una abertura anómala, llamada agujero oval permeable (persistente), entre las cavidades superiores derecha e izquierda del corazón (las aurículas). En este caso, un émbolo puede pasar a la circulación arterial y bloquear una arteria en otra parte del cuerpo, como en el cerebro, donde provocará un accidente cerebrovascular.

Insuficiencia venosa crónica

Algunos trombos se curan y se convierten en tejido cicatricial, lo que puede lesionar las válvulas de las venas. Estas válvulas dañadas impiden que las venas funcionen con normalidad, un trastorno llamado insuficiencia venosa crónica. En este trastorno, se acumula líquido (una afección denominada edema) en el tobillo y, en ocasiones, en la parte inferior de las piernas. La piel puede volverse escamosa, pruriginosa y de color marrón rojizo en la piel clara o púrpura y/o marrón en la piel oscura.

Isquemia (falta de flujo sanguíneo)

En contadas ocasiones, un gran trombo situado en una pierna causa tanto edema que bloquea el flujo de sangre de esa extremidad. La pierna se vuelve pálida o azul y el dolor es muy intenso. Puede aparecer gangrena (tejido muerto) si el flujo de sangre no se restablece.

Síntomas de la trombosis venosa profunda

Alrededor de la mitad de los casos de trombosis venosa profunda son asintomáticos. En estas personas, el dolor torácico o la dificultad respiratoria causados por una embolia pulmonar pueden ser los primeros indicios de la presencia de un coágulo sanguíneo. En otros casos, si hay afectación de una vena profunda de la pierna, la pantorrilla se hincha y duele, es sensible a la palpación y está caliente. También pueden hincharse el tobillo, el pie o el muslo, según cuáles sean las venas afectadas. De modo similar, si está afectada una vena del brazo, este se hincha.

Diagnóstico de la trombosis venosa profunda

  • Ecografía Doppler

  • Análisis de sangre para medir el dímero-D

Puede ser difícil detectar una trombosis venosa profunda, sobre todo, si no hay dolor ni edema o son muy leves. Cuando se sospecha este trastorno, se suele utilizar la ecografía doppler para confirmar el diagnóstico.

A veces, se realiza un análisis de sangre para medir una sustancia denominada dímero-D, liberada por los trombos. Si la concentración de dímero-D en sangre no es elevada, es probable que no haya trombosis venosa profunda.

Prueba analítica

Si existen síntomas de embolia pulmonar, se realiza una angiografía por tomografía computarizada (TC) o raramente una gammagrafía pulmonar utilizando un marcador radiactivo, con el fin de detectar una posible embolia pulmonar. Se realiza una ecografía Doppler para detectar coágulos en las piernas. Estos procedimientos no se llevan a cabo si una persona se desmaya como consecuencia de una presión sanguínea muy baja o de unos niveles de oxígeno muy bajos. El colapso indica una embolia pulmonar masiva y requiere un tratamiento inmediato.

Tratamiento de la trombosis venosa profunda

  • Fármacos anticoagulantes

  • A veces, fármacos que disuelven los coágulos (trombolíticos)

El objetivo principal del tratamiento de la trombosis venosa profunda es la prevención de una embolia pulmonar. Al principio puede ser necesaria la hospitalización, pero en la mayoría de los casos este puede llevarse a cabo en el domicilio particular. No es necesario reposar en cama, pero alivia los síntomas. Se puede realizar tanta actividad física como se desee. La actividad física no aumenta el riesgo de que un coágulo de sangre se desprenda y cause una embolia pulmonar.

El tratamiento suele consistir en

  • Fármacos anticoagulantes (lo más habitual)

  • Fármacos que disuelven los coágulos (trombolíticos)

  • En raras ocasiones, un filtro para bloquear los coágulos (paraguas)

¿Sabías que...?

  • Las personas con trombosis venosa profunda pueden realizar tanta actividad física como deseen. La actividad física no aumenta el riesgo de que un coágulo de sangre se desprenda y cause una embolia pulmonar.

Tomar anticoagulantes

Los anticoagulantes se denominan a veces diluyentes sanguíneos. Disminuyen la capacidad de la sangre para coagularse, por lo que pueden evitar la formación de nuevos coágulos y pueden evitar que los coágulos existentes crezcan. No rompen ni disuelven los coágulos que ya se han formado. A todas las personas que sufren trombosis venosa profunda se les administra farmacos anticoagulantes.

Los médicos suelen usar una heparina inyectable (no fraccionada o de bajo peso molecular) o fondaparinux, también administrada mediante inyección subcutánea, seguida de un tratamiento a largo plazo con un medicamento anticoagulante por vía oral. El medicamento inyectable actúa de inmediato, pero si la persona va a usar warfarina, tarda varios días en ser completamente eficaz, de modo que la persona debe comenzar a tomarlo mientras sigue recibiendo el anticoagulante inyectable. Una vez que la warfarina ha surtido efecto, se deja de aplicar el medicamento inyectable. Los anticoagulantes orales directos son una alternativa a la warfarina. Rivaroxaban, apixaban, edoxaban, y dabigatran son anticoagulantes orales directos. Estos fármacos tienen un efecto anticoagulante más rápido que la warfarina, y son tan eficaces como ésta en el tratamiento de los coágulos sanguíneos. Sin embargo, se necesitan varios días de tratamiento con los inyectables antes de comenzar algunos de los anticoagulantes orales directos.

Cuando el médico cree que los coágulos están relacionados con el cáncer, muchas veces prefiere indicar medicamentos inyectables o un anticoagulante oral directo en lugar de warfarina. Sin embargo, la warfarina es una alternativa razonable para estos casos.

La duración del tratamiento anticoagulante (con la warfarina o con el fármaco inyectable) varía según el grado de riesgo. Si la trombosis venosa profunda es secundaria a una causa específica y temporal (como una cirugía o un medicamento que se ha dejado de tomar), se debería continuar con el tratamiento farmacológico de 3 a 6 meses. Si no se ha encontrado una causa específica, debe tomarse anticoagulantes durante al menos 6 meses. Los anticoagulantes deben mantenerse de forma indefinida si la causa no es temporal (por ejemplo, un trastorno de la coagulación de la sangre) o si la persona en cuestión ha sufrido dos o más episodios de trombosis venosa profunda.

La administración de anticoagulantes aumenta el riesgo de hemorragia, tanto interna como externa. Para minimizar este riesgo, las personas que toman warfarina deben someterse a análisis de sangre periódicos para determinar la cantidad de sangre anticoagulada. La dosis de warfarina se ajusta en función de los resultados. Los análisis de sangre se realizan una o dos veces a la semana durante 1 o 2 meses, y a partir de entonces entre cada 4 y 6 semanas.

Muchos medicamentos y alimentos diferentes cambian la forma en que el cuerpo degrada la warfarina (véase también Interacciones farmacológicas). Algunos medicamentos y alimentos incrementan su descomposición, lo que provoca que una dosis de warfarina sea menos eficaz y aumenta el riesgo de sufrir otro coágulo de sangre. Otros medicamentos y alimentos reducen la velocidad de descomposición de la warfarina, por lo que cada dosis resulta más eficaz y tiene también más probabilidades de causar una hemorragia. Algunas personas también son más sensibles a la warfarina, de manera que los médicos pueden indicar pruebas de sensibilidad a la warfarina para ayudarles a ajustar sus concentraciones.

El efecto de los anticoagulantes orales directos sobre la sangre de las personas es más predecible que el efecto de la warfarina. Por lo tanto, a diferencia de las personas que toman warfarina, las personas que toman anticoagulantes orales directos no necesitan someterse a análisis de sangre frecuentes para ajustar la dosis. Además, los anticoagulantes orales directos tienden a causar menos episodios de sangrado grave que la warfarina. Sin embargo, el sangrado causado por los anticoagulantes orales directos puede ser más difícil de detener porque los antídotos para estos fármacos no están tan ampliamente disponibles como los antídotos para la warfarina.

La hemorragia excesiva, que puede ser potencialmente mortal, es la complicación más común de los fármacos anticoagulantes. Los factores de riesgo de la hemorragia excesiva incluyen tener 65 años o más o tener

A las personas en tratamiento con warfarina se les puede administrar vitamina K, transfusiones de plasma (que contiene los factores de coagulación) o concentrado de complejo de protrombina para revertir los efectos de la warfarina y detener la hemorragia. Los médicos pueden administrar protamina a las personas que están tomando heparina, a fin de revertir parcialmente sus efectos.

Los médicos pueden prescribir andexanet alfa o concentrado de complejo de protrombina a las personas que toman algunos de los anticoagulantes orales directos a fin de revertir los efectos de dichos anticoagulantes orales directos y detener el sangrado.

Filtro de bloqueo de coágulos

Con muy poca frecuencia y como alternativa a los fármacos anticoagulantes, los médicos colocan un filtro (anteriormente llamado paraguas) dentro de una vena grande situada entre el corazón y el área afectada por la trombosis venosa profunda, como es el caso de la vena cava inferior. La vena cava inferior es una vena grande que devuelve la sangre de la parte inferior del cuerpo al corazón. El filtro atrapa los émbolos y evita así que lleguen a los pulmones.

Sin embargo, a diferencia de los fármacos anticoagulantes, los filtros no impiden la formación de nuevos coágulos. Los filtros suelen reservarse para las personas en las que la terapia anticoagulante no es posible o no es eficaz.

Filtros de vena cava inferior: una manera de prevenir la embolia pulmonar

En los casos de trombosis venosa profunda, un trombo puede desprenderse de una vena afectada en una pierna y desplazarse por el torrente sanguíneo. El trombo que se desprende recibe el nombre de émbolo.

Este se desplaza hacia el corazón, atraviesa la aurícula y el ventrículo derechos y entra en una de las arterias pulmonares, que transportan la sangre a los pulmones. Si se aloja en una arteria del pulmón y bloquea el flujo sanguíneo, se produce una embolia pulmonar. La embolia pulmonar puede ser mortal, dependiendo del tamaño del émbolo y del tamaño de la arteria obstruida.

Para evitar la embolia pulmonar, los médicos suelen utilizar medicamentos que limitan la coagulación sanguínea (anticoagulantes). No obstante, en algunos casos se recomienda colocar un filtro (anteriormente denominado paraguas), de forma temporal o permanente, en la vena cava inferior. La vena cava inferior es una vena grande que devuelve la sangre de la parte inferior del cuerpo al corazón.

Este dispositivo está indicado cuando no se pueden utilizar anticoagulantes, por ejemplo, en presencia de hemorragia. El filtro puede aprisionar los émbolos antes de que lleguen al corazón, pero permite que la sangre circule libremente. En ocasiones, los émbolos atrapados se disuelven de forma espontánea.

Sin embargo, los filtros no eliminan por completo el riesgo de émbolos. A veces, otras venas de las piernas se agrandan, permitiendo que la sangre y los émbolos circunvalen el filtro. Además, los filtros pueden desprenderse o ser bloqueados por un coágulo. Los filtros son mucho menos eficaces en la prevención de la embolia pulmonar que el tratamiento con anticoagulantes.

Fármacos que disuelven los coágulos (trombolíticos)

De forma ocasional, los médicos utilizan medicamentos por vía intravenosa, como la alteplasa, para disolver los coágulos sanguíneos venosos. Estos medicamentos (también llamados trombolíticos, fibrinolíticos o anticoagulantes) se pueden administrar en caso de coágulos sanguíneos extensos si el coágulo de sangre ha estado presente durante menos de 48 horas y la persona afectada no presenta factores de riesgo de hemorragia excesiva. Pasado 48 horas, comienza a aparecer tejido cicatricial en el trombo, por lo que es menos probable que se disuelva. Los medicamentos que disuelven los coágulos tienen un mayor riesgo de complicaciones hemorrágicas.

A veces los médicos utilizan fármacos trombolíticos en combinación con métodos de extracción mecánicos en personas con coágulos grandes en la zona superior de la pierna. En tales casos, los médicos pueden colocar un tubo pequeño y flexible (catéter) en la vena bloqueada, eliminar toda la cantidad de coágulo posible con un instrumento y administrar el fármaco trombolítico a través del catéter.

Tratamiento de las complicaciones

En caso de embolia pulmonar, el tratamiento habitual consiste en la administración de oxígeno (por lo general, mediante una mascarilla facial o una cánula nasal), de analgésicos para aliviar el dolor y de anticoagulantes. Cuando la embolia pulmonar supone un peligro para la vida, se administran anticoagulantes o se practica una intervención quirúrgica para extraer el émbolo.

En algunos casos, las venas nunca se recuperan del todo después de una trombosis venosa profunda. Si aparece insuficiencia venosa crónica, el uso de medias elásticas de compresión por debajo de la rodilla puede ser útil.

Si se producen úlceras cutáneas dolorosas (úlceras de estasis venosa), los vendajes compresivos, colocados de forma adecuada, también ayudan. Cuando estos vendajes se colocan con cuidado una o dos veces por semana, la úlcera casi siempre cicatriza gracias a la mejora del flujo sanguíneo en las venas. Las úlceras se pueden infectar, de modo que cada vez que se cambia el vendaje se puede encontrar en el mismo pus y una secreción de olor fétido. El pus y las secreciones pueden eliminarse de la piel con agua y jabón. Las cremas para la piel, los bálsamos o los medicamentos tópicos de cualquier tipo tienen muy poco efecto.

Una vez que el flujo sanguíneo por las venas mejora, la úlcera se cura por sí misma. Tras la curación, llevar medias elásticas todos los días ayuda a prevenir una recidiva. Deben comprarse medias nuevas en cuanto las anteriores comiencen a aflojarse. Si es posible, deben adquirirse 7 medias o pares de medias (si ambas piernas están afectadas), uno para cada día de la semana, para que conserven su eficacia durante mucho más tiempo.

En escasas ocasiones, las úlceras que no se curan requieren un injerto de piel. Después de un injerto, se deben usar medias elásticas para evitar la reaparición de las úlceras.

Prevención de la trombosis venosa profunda

Aunque el riesgo de trombosis venosa profunda no puede eliminarse por completo, se puede reducir de diversas formas:

  • Evitar la inmovilidad

  • Tomar anticoagulantes

  • Utilizar dispositivos de compresión neumática intermitente

Las medidas preventivas se eligen según los factores de riesgo presentes y las características individuales.

Si el riesgo de trombosis venosa profunda es bajo, como, por ejemplo, cuando se debe estar temporalmente inactivo por largos periodos de tiempo, como durante un vuelo en avión, o cuando hay que someterse a una cirugía menor, pero no existen otros factores de riesgo, las medidas son sencillas. En estos casos, durante un vuelo largo, las piernas deben elevarse, los tobillos deben flexionarse y extenderse unas 10 veces cada 30 minutos, y hay que caminar y estirarse cada 2 horas mientras se esté despierto.

Si existe un riesgo mayor, es necesario administrar un tratamiento preventivo adicional. Entre estas personas se incluyen

  • Personas sometidas a cirugía menor que tengan factores de riesgo específicos para la trombosis venosa profunda (por ejemplo, el cáncer o la coagulación excesiva de la sangre)

  • Personas sin factores de riesgo que vayan a ser sometidas a cirugía mayor (especialmente cirugía ortopédica)

  • Personas que son hospitalizadas con una enfermedad grave (por ejemplo, un ataque al corazón o lesiones graves)

Las personas con dichos factores de riesgo deben mantener las piernas elevadas y empezar a moverse y a caminar lo antes posible. Además, se puede emplear anticoagulantes, como la heparina de bajo peso molecular, o un anticoagulante oral directo. Estos medicamentos previenen la aparición de una trombosis venosa profunda mediante la reducción de la capacidad de la sangre para coagularse, pero tienen un ligero riesgo de hemorragia excesiva.

En la compresión neumática intermitente (CNI) se utiliza una bomba para inflar y desinflar las medias de plástico hueco una y otra vez. Las mallas aprietan las pantorrillas y vacían las venas para evitar la formación de coágulos. Las mallas se pueden usar en combinación con los fármacos anticoagulantes o en lugar de los fármacos anticoagulantes en personas con alto riesgo de hemorragia, como las que han sufrido una lesión grave. En las personas que se someten a cirugía asociada a un riesgo elevado de hemorragia, las medias se colocan antes de la intervención y se mantienen durante y después de la misma, hasta que el paciente pueda volver a caminar.

Llevar de forma constante medias elásticas de gran compresión hace que las venas se estrechen ligeramente y que la sangre fluya más deprisa. Lo que disminuye la probabilidad de que se formen trombos. Sin embargo, las medias elásticas por sí solas no protegen de manera suficiente frente a la aparición de una trombosis venosa profunda. Además, pueden proporcionar una falsa sensación de seguridad y desalentar el uso de otros métodos de prevención más eficaces. Si no se emplean de forma correcta, pueden arrugarse y agravar el problema al obstruir el flujo de sangre por las piernas.

Más información

El siguiente recurso en inglés puede ser útil. Tenga en cuenta que el MANUAL no se hace responsable del contenido de este recurso.

  1. Vascular Cures: Deep vein thrombosis: información completa sobre los factores de riesgo, el diagnóstico y el tratamiento de la trombosis venosa profunda

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