Caídas en las personas mayores

PorRichard G. Stefanacci, DO, MGH, MBA, Thomas Jefferson University, Jefferson College of Population Health;
Jayne R. Wilkinson, MD, MSCE, University of Pennsylvania, Perelman School of Medicine
Revisado/Modificado nov 2023
Vista para pacientes

Una caída se define como un evento que ocurre cuando una persona cae inadvertidamente al suelo u otro nivel inferior; a veces una parte del cuerpo golpea contra un objeto que pone fin a la caída. Típicamente, un evento causado por un trastorno agudo (p. ej., un accidente cerebrovascular o una convulsión) o riesgos ambientales desmedidos (p. ej., golpe contra un objeto en movimiento) no se considera una caída.

En personas ≥ 65 años, las caídas son la causa principal de muerte relacionada con lesiones y la séptima causa principal de todas las muertes (1).

En los Estados Unidos, alrededor de 14 millones (alrededor del 28%) de adultos ≥ 65 años informan haber caído cada año, lo que representa un total de alrededor de 36 millones de caídas cada año según los Centers for Disease Control and Prevention (CDC [2]). No todas las caídas causan una lesión, pero alrededor del 37% de las personas que caen informan una lesión que requirió tratamiento médico o que restringió su actividad durante al menos un día, lo que resulta en un estimado de 8 millones de lesiones por caídas cada año (3).

Las caídas ponen en riesgo la independencia de los ancianos y causan una cascada de problemas individuales y socioeconómicos. No obstante, los médicos muchas veces no advierten caídas en un paciente que no presenta lesiones porque la anamnesis y el examen físico en general no incluyen la búsqueda específica de este evento. Muchas personas ancianas se muestran reticentes a informar una caída porque la atribuyen al proceso de envejecimiento o porque tienen miedo de que limiten sus actividades o las internen. Es necesario informar las caídas a los médicos para prevenir futuras caídas. Cuando no se informan caídas y no se instituyen medidas preventivas, los pacientes presentan alto riesgo de volver a caer, lo que supone una carga significativa para el sistema de salud. Se espera que esta carga aumente dado el crecimiento proyectado de la población que envejece.

Referencias

  1. 1. Burns E, Kakara R: Deaths from falls among persons aged ≥ 65 years — United States, 2007–2016. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 67 (18):509–514, 2018. doi: 10.15585/mmwr.mm6718a1

  2. 2. CDC : Older Adult Falls Data. Accedido el 18/10/23.

  3. 3. Moreland B, Kakara R, Henry A: Trends in nonfatal falls and fall-related injuries among adults aged ≥ 65 years — United States, 2012–2018. MMWR Morb Mortal Wkly 69 (27):875–881, 2020.doi: 10.15585/mmwr.mm6927a5

Etiología de las caídas

El predictor más consistente de una caída es una caída previa. Sin embargo, las caídas en las personas ancianas rara vez tienen una sola causa o factor de riesgo. Una caída suele ser el resultado de una interacción compleja multifactorial entre los siguientes elementos:

  • Factores intrínsecos (deterioro de la función relacionado con la edad, trastornos y efectos adversos de fármacos)

  • Factores extrínsecos (riesgos ambientales)

  • Factores situacionales (relacionados con la actividad específica o las circunstancias de una actividad, p. ej., apresurarse para ir al baño en plena noche)

Factores intrínsecos

Los cambios relacionados con la edad pueden afectar los sistemas comprometidos en mantener el equilibrio y la estabilidad (p. ej., mientras el paciente está de pie, camina o está sentado) y aumentar el riesgo de caídas. La agudeza visual, la percepción de los contrastes y la profundidad y la adaptación a la oscuridad se reducen. La pérdida o los trastornos sensitivos y la disfunción cerebelosa pueden disminuir los reflejos posturales y afectar el equilibrio. Los cambios en los patrones de activación muscular y la capacidad de generar suficiente potencia y velocidad muscular pueden afectar la habilidad de mantener o recuperar el equilibrio en respuesta a los cambios (p. ej., dar pasos sobre una superficie irregular, recibir un golpe). De hecho, la debilidad muscular de cualquier tipo es un importante predictor de caídas. A medida que el deterioro cognitivo aumenta con la edad, también lo hace el riesgo de caídas, en parte porque los adultos mayores con deterioro cognitivo pueden no recordar que deben tomar medidas de seguridad para reducir las caídas.

Los trastornos crónicos y agudos (véase tabla Algunos trastornos que contribuyen al riesgo de caídas) y el uso de fármacos (véase tabla Algunos fármacos que contribuyen a aumentar el riesgo de sufrir una caída) son los principales factores de riesgo de experimentar caídas. Este riesgo aumenta en función del número de medicamentos que recibe el paciente. Varias clases de medicamentos aumentan el riesgo, pero los medicamentos psicoactivos son los reportados con mayor frecuencia como causantes de un aumento tanto del riesgo de caídas como de las lesiones relacionadas.

El riesgo de una caída traumática que provoca una fractura se incrementa debido a

  • Osteoporosis y cambios en la calidad ósea relacionados con la edad, que aumentan la fragilidad ósea

  • Pérdida de músculo (sarcopenia), que reduce las respuestas protectoras a las perturbaciones

Factores extrínsecos

Los factores ambientales pueden aumentar el riesgo de caídas en forma independiente o, lo que resulta más importante, a través de la interacción con los factores intrínsecos. El riesgo es máximo cuando las condiciones del medio requieren un mayor control postural y del movimiento (p. ej., al caminar sobre una superficie resbaladiza) y cuando el entorno no resulta familiar (tras una mudanza a un nuevo domicilio).

Factores situacionales

Algunas actividades o decisiones pueden aumentar el riesgo de caídas y de lesiones relacionadas. Algunos ejemplos son

  • Caminar mientras habla

  • Estar distraído por la realización de múltiples tareas y luego no notar un peligro ambiental (p. ej., un borde o un escalón)

  • Correr al baño (especialmente por la noche cuando no se está completamente despierto o cuando la iluminación puede ser inadecuada)

  • Apresurarse para responder al teléfono

La demencia puede exacerbar muchas de estas situaciones peligrosas que causan caídas. El deterioro de la cognición, el juicio y la conciencia de los peligros puede hacer que los adultos mayores se distraigan, se apresuren y no noten los peligros ambientales, lo que aumenta significativamente el riesgo de caídas.

Complicaciones

Las caídas, en particular las repetidas, aumentan el riesgo de lesiones, hospitalizaciones y muertes, sobre todo en ancianos debilitados, con enfermedades preexistentes (p. ej., osteoporosis) y dificultades para realizar las actividades de la vida cotidiana (p. ej., incontinencia). Las complicaciones a largo plazo pueden incluir una reducción de la capacidad física, el miedo de caer y ser institucionalizado.

Cada año, se informan aproximadamente 36 millones de caídas en adultos mayores, lo que resulta en más de 32.000 muertes, y cada año, los departamentos de emergencia tratan a aproximadamente 3 millones de adultos mayores por lesiones debido a caídas. La mayoría de las caídas no causan daños graves, pero alrededor del 20% causa lesiones graves, como fracturas o una lesión en la cabeza. Cada año, al menos 300.000 adultos mayores son hospitalizados por fracturas de cadera, que se deben a una caída en > 95% de los casos. Las mujeres tienden a caer más a menudo que los hombres, y alrededor del 75% de todas las fracturas de cadera ocurren en mujeres (1).

Alrededor del 50% de las personas ancianas que sufren una caída no logra levantarse sin ayuda (2). La permanencia en el suelo durante > 2 horas después de una caída aumenta el riesgo de deshidratación, lesiones por presión, rabdomiólisis, hipotermia y neumonía.

La función y la calidad de vida pueden deteriorarse drásticamente después de una caída; hasta el 60% de los adultos mayores no recuperan su nivel de movilidad previo (3). Después de caer, las personas ancianas pueden tener miedo de volver a sufrir un accidente, de manera que su movilidad muchas veces disminuye debido a la pérdida de la confianza. Algunos individuos pueden incluso evitar ciertas actividades (p. ej., ir de compras, limpiar) como resultado de este miedo. La disminución de la actividad puede aumentar la rigidez articular y la debilidad, lo que reduce la movilidad en forma adicional.

Tabla
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Referencias de la etiología

  1. 1. Centers for Disease Control and Prevention (CDC): Keep on Your Feet—Preventing Older Adult Falls. Accedido el 18/10/23.

  2. 2. Gurley RJ, Lum N, Sande M, et al: Persons found in their homes helpless or dead. N Engl J Med 334 (26), 1710–1716, 1996, doi.org/10.1056/nejm199606273342606

  3. 3. Haslam-Larmer L, Donnelly C, Auais M, et al: Early mobility after fragility hip fracture: a mixed methods embedded case study. BMC Geriatr 21 (1):181, 2021. doi: 10.1186/s12877-021-02083-3

Evaluación de caídas

  • Evaluación clínica

  • Prueba de desempeño

  • En ocasiones, pruebas de laboratorio

Después del tratamiento de las lesiones agudas, la evaluación debe intentar identificar los factores de riesgo y las intervenciones apropiadas con el fin de reducir la incidencia de futuras caídas y de lesiones relacionadas (1).

Algunas caídas se reconocen fácilmente al hallar una lesión evidente relacionada con ella o ante la sospecha de una posible lesión. Sin embargo, dado que los adultos mayores a menudo no refieren haberse caído, se les debe preguntar sobre caídas o problemas de movilidad en cada consulta. Los médicos también deben preguntar sobre caídas previas, así como sobre las condiciones, los medicamentos y los factores situacionales que aumentan el riesgo de caídas.

Cuando un paciente informa que se cayó 1 sola vez, debe evaluarse si presenta problemas de equilibrio o de la marcha con la prueba básica de "Get-Up-and-Go Test" (Levántate y ve) (2). Esta prueba consiste en la observación del paciente mientras se levanta de un sillón común, camina 3 metros (alrededor de 10 pies) en línea recta, gira, vuelve a caminar hacia la silla y vuelve a sentarse. La evaluación puede identificar debilidad de los miembros inferiores, trastornos de equilibrio al pararse o sentarse o marcha inestable. A veces la prueba es cronometrada. Un tiempo de > 12 segundos indica un aumento significativo del riesgo de caídas.

Los pacientes que requieren un análisis más completo de los factores de riesgo de caer abarcan

  • Los que tienen dificultades en la prueba "Get-Up-and-Go Test"

  • Aquellos que informan haber tenido múltiples caídas

  • Los que se evalúan después de una caída reciente (tras la identificación y el tratamiento de lesiones agudas)

Anamnesis y examen físico

Cuando se requiere una evaluación más completa de los factores de riesgo de caída, ésta debe centrarse en la identificación de los factores intrínsecos, extrínsecos y situacionales que pueden reducirse mediante intervenciones específicas. Sin embargo, puede ser imposible eliminar por completo el riesgo de futuras caídas.

Se les debe formular a los pacientes preguntas amplias acerca de caídas recientes y luego preguntas más específicas sobre el momento y el lugar donde se produjeron las caídas y lo que estaban haciendo en ese momento. A continuación, deben realizarse las mismas preguntas a testigos. Asimismo, los pacientes deben informar si percibieron síntomas premonitorios o asociados (p. ej., palpitaciones, disnea, dolor torácico, vértigo, mareos), y si perdieron la consciencia. Se debe preguntar también al paciente si pueden identificar factores extrínsecos o situacionales evidentes. La anamnesis debe incluir preguntas sobre enfermedades pasadas y presentes, consumo de fármacos que se adquieren bajo prescripción médica y de venta libre, y consumo de alcohol o medicamentos psicoactivos. Debe preguntarse a los pacientes si pudieron volver a levantarse sin ayuda después de caer y si se produjo alguna lesión; el objetivo es reducir el riesgo de complicaciones debido a futuras caídas.

El examen físico debe ser bastante completo para excluir causas intrínsecas evidentes de caídas. Si la caída fue reciente, debe medirse la temperatura para determinar si la fiebre contribuyó al accidente. También es preciso determinar la frecuencia y el ritmo cardíaco con el fin de detectar bradicardia, taquicardia en reposo o arritmias. La presión arterial debe medirse con el paciente en decúbito supino y después de permanecer de pie durante 1 y 3 minutos para excluir hipotensión ortostática. La auscultación puede detectar muchos tipos de trastornos valvulares cardíacos. La agudeza visual debe examinarse con lentes correctoras en caso de necesitarlas. El paciente con disminución de la agudeza visual requiere un examen visual más detallado a cargo de un optometrista o un oftalmólogo. El cuello, la columna vertebral y los miembros (en especial, las piernas y los pies) deben evaluarse para identificar debilidad, deformidades, dolor y limitación de la amplitud del movimiento.

Un examen neurológico debe comenzar con un examen del estado mental para controlar el deterioro cognitivo. El examen neurológico también comprende pruebas de la función motora (como la fuerza muscular y el tono y la amplitud de movimiento), la sensibilidad (como la propiocepción), la coordinación (como la función cerebelosa), el equilibrio estacionario y la marcha. El control postural básico y los sistemas propioceptivo y vestibular se evalúan con la prueba de Romberg (en la cual el paciente se para con los pies juntos y los ojos abiertos y luego cerrados). Las pruebas para examinar el equilibrio son la permanencia en un pie y la marcha en línea recta. Si el paciente puede permanecer parado en un pie durante 10 segundos con los ojos abiertos y lograr caminar en línea recta a través de una distancia de 3 metros (10 pies) sin tambalear, lo más probable es que la deficiencia del control postural intrínseco sea mínima. Los médicos deben evaluar la función vestibular posicional (p. ej., con la maniobra de Dix-Hallpike, —véase Nistagmo).

Pruebas de desempeño

La Evaluación de la Movilidad Orientada al Desempeño o la prueba Get-Up-and-Go (Levántate y ve) permiten identificar problemas de equilibrio y estabilidad durante la marcha y otros movimientos que pueden indicar un mayor riesgo de caídas. Estas pruebas son especialmente útiles si el paciente tuvo dificultades para hacer la prueba básica Get-Up-and-Go.

La prueba de Evaluación de la Movilidad Orientada al Desempeño incluye la puntuación cuantitativa de varios aspectos del equilibrio y la marcha y requiere entre 10 y 15 minutos para realizarse. Las puntuaciones bajas predicen un mayor riesgo de caídas (véase tabla Evaluación de la movilidad orientada al rendimiento).

Pruebas de laboratorio

No existe una evaluación diagnóstica de laboratorio estándar para determinar la causa exacta de una caída. La evaluación debe basarse en la anamnesis y en los resultados del examen y ayuda a descartar varias causas. Las pruebas incluyen

  • Hemograma completo para anemia o leucocitosis

  • Medición de glucemia para detectar hipoglucemia o hiperglucemia

  • Medición de electrolitos para la deshidratación

Se recomiendan algunas pruebas como electrocardiograma (ECG), monitorización cardíaca ambulatoria y ecocardiografía sólo cuando se sospecha una causa cardíaca. El masaje carotídeo en condiciones controladas (con una vía intravenosa y monitorización cardíaca) se propuso para identificar hipersensibilidad carotídea y, en definitiva, para detectar a personas que pueden responder al tratamiento con un marcapasos. Las radiografías vertebrales y la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM) de cráneo solo se solicitan cuando la anamnesis y el examen físico detectan trastornos neurológicos nuevos.

Referencias de la evaluación

  1. 1. U.S. Preventive Services Task Force (USPSTF): Final Recommendation Statement: Falls Prevention in Community-Dwelling Older Adults: Interventions. Accedido el 18/10/23.

  2. 2. Podsiadlo D, Richardson S: The timed "Up & Go": A test of basic functional mobility for frail elderly persons. J Am Geriatr Soc 39 (2), 142–148, 1991. https://doi.org/10.1111/j.1532-5415.1991.tb01616.x

Prevención de las caídas

El objetivo debe ser prevenir o reducir el número de caídas y lesiones relacionadas en el futuro y evitar sus complicaciones, aunque manteniendo la función y la independencia del paciente tanto como sea posible. En el examen físico o de salud periódico, se les debe pedir a los pacientes información sobre caídas en el último año y dificultades con el equilibrio o la deambulación (1).

Los pacientes que informan una sola caída y que no tienen problemas con el equilibrio o la marcha en la Prueba de Get-Up-and-Go o una prueba similar deben recibir información general sobre la reducción del riesgo de caídas. Debe incluir cómo utilizar los medicamentos de manera segura y reducir los riesgos ambientales (véase tabla Listado para la evaluación del domicilio).

Los pacientes que informan más de una caída o un problema con el equilibrio o la marcha deben someterse a una evaluación de las caídas para identificar los factores de riesgo y las oportunidades para disminuirriesgo.

Tabla
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Fisioterapia y ejercicio

Los pacientes que se caen más de 1 vez o los que, en la evaluación inicial, revelan inconvenientes para mantener el equilibrio y caminar, deben ser derivados a un fisioterapeuta o a un programa de ejercicios. Ambas medidas pueden llevarse a cabo en el domicilio del paciente si su movilidad es limitada.

Los fisioterapeutas personalizan los programas de ejercicios para mejorar el equilibrio y la marcha y para corregir problemas específicos y condiciones subyacentes que contribuyan al riesgo de caída (p. ej., enfermedad de Parkinson [2]).

Los programas de ejercicios más generales que se implementan en instituciones de atención de la salud o en ámbitos comunitarios también pueden mejorar la marcha y el equilibrio. Por ejemplo, la práctica de tai chi puede ser eficaz y puede realizarse en forma individual o grupal. Los programas de ejercicio más eficaces para reducir el riesgo de caídas son los que

  • Se adaptan al déficit del paciente

  • Son proporcionados por un profesional capacitado

  • Tener el componente necesario para evaluar el equilibrio

  • Se proporcionan en el largo plazo (p. ej., ≥ 4 meses)

Muchos centros de la tercera edad, YMCA, u otros gimnasios ofrecen clases de ejercicios grupales gratuitas o a bajo costo, adaptados a la tercera edad, y estas clases pueden ayudar con la accesibilidad y la adherencia. Los ahorros logrados por el menor gasto relacionado con las caídas superan los costos de estos programas (3).

Dispositivos de asistencia

Algunos pacientes se benefician con el uso de un dispositivo de asistencia (p. ej., bastón, caminador). Los bastones pueden ser adecuados para pacientes con compromiso muscular o articular unilateral mínimo, pero los caminadores, en particular los que tienen ruedas, son más apropiados para pacientes con mayor riesgo de caer debido a debilidad en ambas piernas o a un trastorno de la coordinación (los caminadores con ruedas pueden ser peligrosos en pacientes incapaces de controlarlos en forma apropiada). Los fisioterapeutas pueden ayudar a los pacientes a usar o a elegir el tamaño adecuado del dispositivo y pueden enseñarles a usarlo.

Tratamiento médico

Los fármacos que pueden aumentar el riesgo de caer deben suspenderse o ajustarse su dosis a la mínima efectiva (véase tabla Algunos fármacos que contribuyen a aumentar el riesgo de sufrir una caída). Debe buscarse osteoporosis y, en caso de diagnosticarse, tratarse para reducir el riesgo de fracturas en futuras caídas.

Si se identifica algún otro trastorno específico como factor de riesgo, es preciso implementar intervenciones adecuadas. Por ejemplo, los fármacos y la fisioterapia pueden disminuir el riesgo en pacientes con enfermedad de Parkinson. El tratamiento del dolor, la fisioterapia y, en ocasiones, el reemplazo de la articulación en forma quirúrgica pueden disminuir el riesgo en pacientes con artritis. La adquisición de lentes apropiadas (un solo par en lugar de lentes bifocales o trifocales) o la cirugía, en especial para corregir cataratas, pueden ser útiles en pacientes con compromiso visual.

Aunque los datos previos no apoyan el uso de suplementos de vitamina D para la prevención de caídas, los hallazgos del metanálisis de ensayos aleatorizados más exhaustivo sugieren que el uso de suplementos de vitamina D puede reducir significativamente la incidencia de caídas (4, 5).

Manejo ambiental y situacional

La corrección de los factores de riesgo ambientales en el domicilio puede reducir el riesgo de caída (véase tabla Listado para la evaluación del domicilio). Deben mitigarse o eliminarse los riesgos ambientales que suelen aumentar el riesgo de caídas (p. ej., alfombras, iluminación inadecuada, falta de barras de apoyo y pasamanos, muebles inestables, desorden (6).

Debe asesorarse a los pacientes para reducir el riesgo asociado con factores situacionales. Por ejemplo, el calzado debe tener taco plano, algún tipo de refuerzo en el tobillo y suelas firmes antideslizantes. Muchos pacientes con limitación crónica de la movilidad (p. ej., causada por artritis grave, o paresia) se benefician con estrategias médicas, de rehabilitación y ambientales combinadas. Las adaptaciones de las sillas de ruedas (p. ej., apoyapies rebatible para disminuir los tropiezos durante los traslados, frenos posteriores para prevenir el desplazamiento hacia atrás), cinturones removibles y asientos con cuñas pueden ser útiles para evitar que el paciente con escaso equilibrio en posición sedente o con debilidad significativa se caiga mientras permanece en esa posición o durante los traslados.

Las barreras para proteger al paciente de no caer pueden provocar más caídas y otras complicaciones, por lo cual no deben utilizarse. La vigilancia por parte de un cuidador o un acompañante es más eficaz. Pueden emplearse detectores de movimiento, pero en presencia de un cuidador que responda a la alarma cuando ésta suene.

Se demostró que los protectores de la cadera (almohadillas cosidas a ropa interior especial) reducen el riesgo de fracturas de cadera en pacientes con alto riesgo en instituciones con atención de enfermería, pero son menos eficaces en personas mayores que viven en la comunidad. Además, muchos pacientes son reacios a usar protectores indefinidamente. Un suelo adecuado (p. ej., firme de goma) puede ser útil para disipar la fuerza del impacto, pero un suelo demasiado blando (p. ej., de gomaespuma) puede desestabilizar al paciente.

A los pacientes también se les debe enseñar qué hacer si se caen y no pueden levantarse cuando están solos. Algunas técnicas útiles consisten en girar de la posición en decúbito supino a la de decúbito prono, levantarse con las rodillas y las manos apoyadas ("en cuadripedia"), arrastrarse hasta alcanzar una superficie firme de donde sostenerse y tirar de ella para levantarse. Lo siguiente puede disminuir el tiempo en el piso después de una caída:

  • Tener contacto frecuente con familiares o amigos

  • Un teléfono al que se pueda acceder desde el piso

  • Una alarma remota

  • Un dispositivo de alerta portátil

Las nuevas tecnologías (p. ej., relojes inteligentes, sistemas móviles de alerta médica, sensores de movimiento en el hogar) pueden detectar automáticamente las caídas y activar una llamada de auxilio. Se pueden utilizar parlantes inteligentes activados por voz y sistemas de cámaras controladas conIA (inteligencia artificial) para monitorizar a las personas mayores y alertar a los cuidadores sobre posibles caídas. La combinación del contacto humano, los dispositivos portátiles y la monitorización en el hogar puede optimizar la probabilidad de una respuesta oportuna ante una caída.

Referencias de la prevención

  1. 1. U.S. Preventive Services Task Force (USPSTF): Final Recommendation Statement: Falls Prevention in Community-Dwelling Older Adults: Interventions. Accedido el 08/10/23.

  2. 2. Allen NE, Sherrington C, Paul SS, Canning CG: Balance and falls in Parkinson's disease: A meta-analysis of the effect of exercise and motor training. Mov Disord 26 (9),1605–1615, 2011. doi.org/10.1002/mds.23790

  3. 3. Sherrington C, Fairhall N, Wallbank G, et al: Exercise for preventing falls in older people living in the community: an abridged Cochrane systematic review. Br J Sports Med 54 (15):885–891, 2020. doi: 10.1136/bjsports-2019-101512. Epub 2019 Dec 2. PMID: 31792067.

  4. 4. Thanapluetiwong S, Chewcharat A, Takkavatakarn K, et al: Vitamin D supplement on prevention of fall and fracture: A meta-analysis of randomized controlled trials. Medicine (Baltimore) 99 (34):e21506, 2020. doi: 10.1097/MD.0000000000021506. PMID: 32846760; PMCID: PMC7447507.

  5. 5, U.S. Preventive Services Task Force (USPSTF): Interventions to Prevent Falls in Community-Dwelling Older Adults. JAMA 319 (16):1696–1704, 2018. doi:10.1001/jama.2018.3097

  6. 6. Gill T, Williams CS, Robison JT, Tinetti MEGill T, Williams CS, Robison JT, Tinetti ME: A population-based study of environmental hazards in the homes of older persons. Am J Public Health, 89 (4), 553–556, 1999. doi.org/10.2105/ajph.89.4.553

Conceptos clave

  • Cada año en los Estados Unidos, aproximadamente uno de cada cuatro adultos ≥ 65 años informa una caída, lo que totaliza aproximadamente 14 millones de caídas.

  • No todas las caídas causan una lesión, pero alrededor del 37% de los adultos que caen informan una lesión que requirió tratamiento médico o restringió la actividad durante al menos un día.

  • Las causas son multifactoriales e incluyen declives funcionales relacionados con la edad (p. ej., visión reducida, tiempo de reacción más lento, debilidad muscular), enfermedades crónicas que deterioran el equilibrio y la movilidad (p. ej., enfermedad de Parkinson, artritis, demencia), efectos adversos de los medicamentos y riesgos ambientales.

  • Se pueden usar herramientas validadas como la prueba de Timed Up and Go para determinar la necesidad de una evaluación más completa de factores predisponentes intrínsecos, extrínsecos y situacionales.

  • En la medida de lo posible, optimizar el tratamiento de las comorbilidades y las condiciones contribuyentes, modificar o eliminar los medicamentos causantes y corregir los riesgos ambientales.

  • Se debe enfatizar la necesidad de eliminar los peligros ambientales que suelen aumentar el riesgo de caídas (p. ej., alfombras, iluminación inadecuada, falta de barras de apoyo y pasamanos, muebles inestables, desorden).

  • Se deben utilizar intervenciones multifactoriales para los pacientes que se han caído más de una vez o tienen anormalidades en la marcha o deterioro del equilibrio; las intervenciones incluyen la derivación a fisioterapia y programas de ejercicios, que son más eficaces cuando se adaptan y se mantienen durante ≥ 3 meses.

  • Los trastornos de alto riesgo como la enfermedad de Parkinson a menudo requieren tratamiento dirigido (p. ej., fisioterapia, dispositivos de asistencia) para reducir el riesgo de caídas.

  • Se les debe enseñar a los pacientes técnicas para levantarse después de una caída, especialmente cuando están solos, y la importancia de tener un teléfono o un dispositivo de alerta de emergencia accesible desde el piso.

Más información

Los siguientes recursos en inglés pueden ser útiles. Tenga en cuenta que el MANUAL no es responsable por el contenido de estos recursos.

  1. Cochrane: Interventions for preventing falls in older people living in the community: Podcast, transcript, and full article can be accessed from this web site; the effects of these interventions is also assessed.

  2. American Family Physician: Preventing falls in older persons: este artículo analiza las estrategias preventivas para varias poblaciones de adultos mayores (p. ej., adultos mayores que viven en la comunidad, aquellos que han caído). Proporciona un algoritmo para la evaluación del riesgo de caídas y las intervenciones en adultos mayores y se conecta con la información del paciente.

  3. Centers for Disease Control and Prevention: STEADI (Stopping Elderly Accidents, Deaths, & Injuries) (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades: STEADI [por las siglas en inglés de Detener los accidentes, muertes & lesiones de los mayores]): este sitio web incluye materiales para ayudar a los profesionales de la salud a detectar sistemáticamente, evaluar e intervenir para reducir el riesgo de caídas mediante intervenciones en adultos mayores adaptadas a sus necesidades.

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