La electrocardiografía (ECG) es un auxiliar útil para otras pruebas pulmonares porque proporciona información acerca de las cavidades derechas del corazón y, por consiguiente, de los trastornos pulmonares, como hipertensión pulmonar crónica y embolia pulmonar.
(Véase también Electrocardiografía en trastornos cadiovasculares).
La hipertensión pulmonar crónica que conduce a la hipertrofia y la dilatación crónicas de la aurícula y el ventrículo derechos puede manifestarse con ondas P de mayor amplitud (P pulmonar) y depresión del segmento ST en las derivaciones II, III y aVF, desviación hacia la derecha del eje QRS, desviación inferior del vector de la onda P y disminución de la progresión de las ondas R en las derivaciones precordiales.
Los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica suelen tener voltaje bajo debido a la interposición de pulmones hiperexpandidos entre el corazón y los electrodos del ECG.
La embolia pulmonar (submasiva o masiva) puede causar sobrecarga o insuficiencia aguda del ventrículo derecho, que se manifiesta clásicamente (pero no comúnmente) como desviación del eje a la derecha (R > S en V1), con onda S profunda en la derivación I, onda Q profunda en la derivación III y elevación del segmento ST e inversión de la onda T en la derivación III y las derivaciones precordiales (patrón S1Q3T3). A veces, también se produce el bloqueo de la rama derecha del haz. La taquicardia sinusal es el hallazgo más frecuente en el ECG en la embolia pulmonar.