Mastoiditis

PorRichard T. Miyamoto, MD, MS, Indiana University School of Medicine
Revisado/Modificado ene 2024
Vista para pacientes

La mastoiditis es una infección bacteriana de las celdillas aéreas de la apófisis mastoidea que, en general, aparece después de la otitis media aguda. Los síntomas incluyen eritema, dolor a la palpación, hinchazón y fluctuación sobre la apófisis mastoidea, con desplazamiento del pabellón auricular. El diagnóstico es clínico. El tratamiento consiste en antibióticos, como ceftriaxona y, si los antibióticos solos no son eficaces, mastoidectomía. La mastoiditis aguda con evidencia tomográfica de mastoiditis coalescente justifica la colocación urgente de un tubo de timpanostomía y la mastoidectomía.

En la otitis media aguda purulenta, la inflamación suele extenderse al antro mastoideo y a las celdillas aéreas en el hueso temporal, lo que da por resultado la acumulación de líquido. En algunos pacientes aparece una infección bacteriana en el líquido acumulado, en general con los mismos microorganismos que causan la otitis media; el más frecuente es el neumococo. La infección de la apófisis mastoidea puede causar osteítis de los tabiques, lo que conduce a la coalescencia de las celdillas aéreas (mastoiditis coalescente).

La infección puede descomprimirse a través de una perforación de la membrana timpánica o extenderse a través de la corteza mastoidea lateral para formar un absceso subperióstico retroauricular. Rara vez la infección se extiende en sentido central formando un absceso del lóbulo temporal o una trombosis séptica del seno lateral. En ocasiones, la infección puede erosionar a través del extremo de la apófisis mastoidea y drenar en el cuello (conocido como absceso de Bezold). Las consecuencias pueden incluir sordera, sepsis y/o meningitis.

Síntomas y signos de la mastoiditis

Los síntomas comienzan días a semanas después del inicio de la otitis media aguda e incluyen fiebre y otalgia punzante y persistente. Casi todos los pacientes tienen signos de otitis media y otorrea purulenta. Sobre la apófisis mastoidea puede haber eritema, hinchazón, dolor a la presión y fluctuación; es característico el desplazamiento en sentido lateral e inferior del pabellón auricular.

Diagnóstico de la mastoiditis

  • Evaluación clínica

  • Tomografía computarizada (TC)

El diagnóstico de la mastoiditis es clínico. Por lo general, se realiza una TC para confirmar el diagnóstico y definir la extensión de la infección, especialmente si se sospecha una complicación intratemporal o intracraneal. El material de drenaje del oído medio se envía al laboratorio para cultivo y antibiograma. La miringotomía puede realizarse con fines de cultivo si no se produce un drenaje espontáneo. El hemograma completo y la velocidad de eritrosedimentación pueden ser anormales, pero no son métodos sensibles ni específicos y agregan pocos datos al diagnóstico.

Tratamiento de la mastoiditis

  • Ceftriaxona IV

Se inicia de inmediato la antibioticoterapia IV con un antibiótico que penetre al sistema nervioso central, como ceftriaxona, 1 a 2 g (niños, 50 a 75 mg/kg) 1 vez al día durante 2 semanas; la vancomicina o la linezolida son alternativas. Puede ser aceptable el tratamiento oral con una quinolona. La elección antibiótica ulterior depende de los resultados del cultivo y el antibiograma.

El absceso subperióstico suele requerir la realización de mastoidectomía simple en la que se drena el absceso, se extirpan las celdillas infectadas y se establece el drenaje desde el antro de la apófisis mastoidea hacia la cavidad del oído medio. Si la membrana timpánica no se perfora espontáneamente, se coloca un tubo de timpanostomía para permitir que el líquido drene. Luego se trata a los pacientes con gotas de fluoroquinolona durante 2 a 3 semanas y se toman precauciones para mantener el oído seco. Las precauciones para mantener el oído seco incluyen la oclusión del conducto auditivo externo (p. ej., el uso de una bola de algodón cubierta con vaselina) durante el baño y las duchas y evitar la natación. Las gotas para los oídos que contienen aminoglucósidos (p. ej., neomicina, tobramicina) o polimixina no deben prescribirse a pacientes con la membrana timpánica perforada o un tubo de timpanostomía debido a la ototoxicidad potencial.

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