La rinitis es la inflamación de la mucosa nasal, con la resultante congestión nasal, rinorrea y síntomas variables asociados según la etiología (p. ej., prurito, estornudos, rinorrea acuosa o purulenta, anosmia). La rinitis se clasifica en alérgica y no alérgica. La causa de la rinitis no alérgica suele ser viral, aunque pueden ocasionarla los irritantes. El diagnóstico suele ser clínico. El tratamiento incluye la humidificación del aire ambiental, las aminas simpaticomiméticas y los antihistamínicos. La sobreinfección bacteriana requiere el tratamiento antibiótico adecuado.
Hay varias formas de rinitis no alérgica. (Véase también Rinitis alérgica estacional)
Rinitis aguda
La rinitis aguda, que se manifiesta con edema y vasodilatación de la mucosa nasal, rinorrea y obstrucción, suele ser el resultado de un resfriado común; otras causas son las infecciones estreptocócicas, neumocócicas y estafilocócicas.
Rinitis crónica
La rinitis crónica es generalmente una prolongación de la rinitis viral infecciosa o inflamatoria subaguda (resuelto en 30 a 90 días). También puede aparecer con escasa frecuencia en la sífilis, la tuberculosis, el rinoescleroma, la rinosporidiosis, la leishmaniasis, la blastomicosis, la histoplasmosis y la lepra, todas las cuales son infecciones caracterizadas todas por la formación de granuloma y la destrucción de tejidos blandos, cartílago y hueso. Como consecuencia, se produce obstrucción nasal, rinorrea purulenta y hemorragia frecuente. El rinoescleroma causa obstrucción nasal progresiva a partir del tejido inflamatorio indurado en la lámina propia. La rinosporidiosis se caracteriza por pólipos sangrantes. Tanto la baja humedad como los irritantes transmitidos por el aire pueden producir rinitis crónica.
Rinitis atrófica
La rinitis atrófica, una forma de rinitis crónica, produce atrofia y esclerosis de la mucosa; la mucosa cambia de ser un epitelio cilíndrico seudoestratificado ciliar a uno plano estratificado, y la lámina propia se reduce en cantidad y vascularidad. La rinitis atrófica se asocia con la edad avanzada, la granulomatosis con poliangeítis (GPA, antes llamada granulomatosis de Wegener), y la extirpación iatrogénica excesiva de tejido nasal. Si bien se desconoce la etiología exacta, con frecuencia participa la infección bacteriana. En los adultos mayores, se produce la atrofia de la mucosa nasal.
Rinitis vasomotora
La rinitis vasomotora, también llamada rinitis no alérgica, es una alteración crónica en la que se observa la ingurgitación vascular intermitente de la mucosa nasal, que produce rinorrea acuosa y estornudos. La etiología es incierta y no puede identificarse una causa alérgica. Al parecer, la sequedad ambiental agrava el cuadro.
Signos y síntomas de la rinitis no alérgica.
La rinitis aguda produce tos, fiebre de baja intensidad, congestión nasal, rinorrea y estornudos.
Las manifestaciones de la rinitis crónica son similares a las de la rinitis aguda, pero en casos prolongados o severos, los pacientes también pueden tener secreción mucopurulenta espesa y maloliente; costras en la mucosa y/o sangrado.
La rinitis atrófica causa aumento del tamaño de las cavidades nasales, formación de costras y colonización bacteriana maloliente, congestión nasa, anosmia y epistaxis, que pueden ser recidivantes y graves.
La rinitis vasomotora produce estornudos y rinorrea acuosa. La mucosa turgente varía de rojo brillante a violeta. La enfermedad se caracteriza por períodos de remisión y exacerbación.
Diagnóstico de la rinitis no alérgica
Las diferentes formas de rinitis se diagnostican por la clínica. Es innecesario realizar estudios complementarios.
Se diferencia de las infecciones específicas virales y bacterianas de la nariz por la falta de exudado purulento y formación de costras. Se diferencia de la rinitis alérgica por la ausencia de un alérgeno identificable.
Tratamiento de la rinitis no alérgica
Para la rinitis viral, descongestivos o antihistamínicos
Para la rinitis atrófica, tratamiento tópico con antibióticos, estrógenos y vitaminas A y D
Para la rinitis vasomotora, humidificación y a veces corticosteroides tópicos y seudoefedrina oral
La rinitis viral puede tratarse en forma sintomática con descongestivos (ya sea para producir vasoconstricción con una amina simpaticomimética tópica, como oximetazolina cada 8 a 12 horas o fenilefrina al 0,25% cada 3 a 4 horas durante no más de 3 días, o aminas simpaticomiméticas sistémicas, como seudoefedrina 30 mg por vía oral cada 4 a 6 horas). La oximetazolina intranasal no debe usarse durante más de 3 días para evitar la congestión mucosa nasal de rebote.
Los antihistamínicos pueden ser útiles en el tratamiento de la rinitis viral, pero los que tienen propiedades anticolinérgicas secan las mucosas y, en consecuencia, pueden aumentar la irritación. (Véase también Resfriado comun.) Los estabilizadores de los mastocitos intranasales (p. ej., cromoglicato) y el ipratropio o los estabilizadores de los mastocitos/antihistamínicos de doble acción (p. ej., azelastina, olopatadina) pueden ser más eficaces (véase tabla Estabilizadores de los mastocitos intranasales). Los descongestivos también pueden aliviar los síntomas de la rinitis bacteriana aguda y de la rinitis crónica, mientras que la infección bacteriana de base requiere la realización de cultivo, la identificación del patógeno, el antibiograma y el tratamiento antimicrobiano adecuado. Si los síntomas persisten, costrosa y atrófica, puede ser necesaria una biopsia para descartar el cáncer.
El tratamiento de la rinitis atrófica está dirigido a reducir la formación de costras y a eliminar el olor con irrigación nasal, antibióticos tópicos (p. ej., mupirocina), estrógenos tópicos o sistémicos y vitaminas A y D. La oclusión o la reducción de la permeabilidad de las cavidades nasales quirúrgicamente disminuye la formación de costras causada por el efecto de secado del aire que fluye por la mucosa atrófica.
El tratamiento de la rinitis vasomotora se hace por ensayo y error, y no siempre es satisfactorio. Los pacientes se benefician con aire humidificado, que puede ser proporcionado por un sistema de calefacción central humidificado o un vaporizador en el lugar de trabajo o en el dormitorio. Los corticosteroides tópicos (p. ej., mometasona, 2 pulverizaciones 2 veces al día) y los antihistamínicos por vía nasal pueden brindar cierto beneficio. Las aminas simpaticomiméticas sistémicas (p. ej., para adultos, seudoefedrina, 30 mg por vía oral cada 4 a 6 horas según necesidad) alivian los síntomas, si bien no se recomiendan para el uso a largo plazo pues engrosan el moco y pueden causar taquicardia y nerviosismo. Se trata de evitar los vasoconstrictores tópicos porque hacen que la vasculatura de la mucosa nasal pierda su sensibilidad a otros estímulos vasoconstrictores, como humedad y temperatura del aire inspirado. La congestión de rebote puede ocurrir después de 3 días de uso continuo; el uso crónico y la dependencia se conocen como rinitis medicamentosa.