La rehabilitación pretende facilitar la recuperación tras una pérdida de la función. (Véase también Generalidades sobre la rehabilitación).
Artritis
Los pacientes con artritis pueden beneficiarse con actividades y ejercicios para aumentar la amplitud de movimiento y la fuerza articulares y con estrategias para proteger las articulaciones. Por ejemplo, puede aconsejarse a los pacientes de
Deslizar una olla de agua hirviendo con pastas en lugar de llevarla de la hornalla al fregadero (para evitar el dolor excesivo y la tensión en las articulaciones)
Entrar y salir de la tina (bañera) de manera segura siguiendo los pasos específicos
Conseguir un asiento elevado de retrete y un banco de bañera (para reducir el dolor y la tensión en las articulaciones de los miembros inferiores)
Envolver con esponja, tela o cinta las asas de objetos (p. ej., cuchillos, ollas de cocina y sartenes) para amortiguar la empuñadura
Se deben usar férulas para proteger las articulaciones inflamadas, inestables o dolorosas
Utilizar herramientas con mangos grandes y diseño ergonómico
Estas instrucciones pueden darse en el ámbito ambulatorio, en el hogar a través de una agencia de atención sanitaria en el domicilio o en el consultorio privado.
Ceguera
A los pacientes ciegos se les enseña a confiar más en los otros sentidos, a desarrollar habilidades específicas y a usar dispositivos específicos (p. ej., Braille, bastón, máquina para leer). La terapia tiene como objetivo ayudar a los pacientes a funcionar al máximo y ser independientes, a restablecer la seguridad psicológica y a enfrentar e influir sobre la actitud de otras personas. La terapia varía según la forma en que se perdió la visión, de repente o de modo lento y progresivo, el grado de pérdida de la visión, las necesidades funcionales del paciente y las deficiencias coexistentes. Por ejemplo, los pacientes con neuropatía periférica y disminución de la sensación táctil de los dedos pueden tener dificultades para leer braille. Muchas personas ciegas necesitan tratamiento psicológico (en general, terapia cognitivo-conductual) para ayudarles a sobrellevar mejor su enfermedad.
Para la deambulación, la terapia puede implicar a aprender el uso de un bastón; los bastones utilizados por los ciegos suelen ser blancos y más largos y delgados que los habituales. Las personas que utilizan una silla de ruedas se les enseña a usar un brazo para operar la silla de ruedas y el otro para usar un bastón. Las personas que prefieren utilizar un perro entrenado en lugar de un bastón reciben enseñanza para manejar y cuidar al perro. Cuando una persona ciega camina junto a una persona con visión, puede apoyarse en el codo flexionado de esa persona, en lugar de usar una ayuda para la deambulación. Una persona ciega no debe ser guiada de la mano porque esta acción podría ser percibida como dominante y controladora.
Lesión encefálica
El término traumatismo encefalocraneano (TEC) a menudo se utiliza como sinónimo de lesión cerebral traumática (TBI, traumatic brain injury). Las alteraciones varían y pueden incluir debilidad muscular, espasticidad, incoordinación y ataxia; es frecuente la disfunción cognitiva (p. ej., pérdida de memoria, pérdida de habilidades para la resolución de problemas, trastornos del lenguaje y visuales).
Es indispensable la intervención temprana por especialistas en rehabilitación para lograr la máxima recuperación funcional. Este tipo de intervención incluye la prevención de las discapacidades secundarias (p. ej., lesiones por presión, contracturas o retracciones articulares), la prevención de neumonía y la instrucción de la familia. Tan pronto como sea posible, los especialistas en rehabilitación deben evaluar a los pacientes para establecer los hallazgos basales. Más tarde, antes de iniciar la terapia de rehabilitación, los pacientes deben ser evaluados nuevamente; los nuevos hallazgos se comparan con los basales para ayudar a priorizar el tratamiento. Los pacientes con disfunción cognitiva grave requieren terapia cognitiva amplia, que a menudo se inicia de inmediato después de la lesión y continúa durante meses o años.
dolor crónico
El dolor crónico causado por enfermedades como la lumbalgia es una de las causas más frecuentes de discapacidad crónica. En forma típica, un fisiatra o un especialista en manejo del dolor se ocupa del manejo de los pacientes con dolor crónico, que es una condición compleja que se beneficia con el uso de un modelo biopsicosocial para guiar el tratamiento. Por lo tanto, un programa de rehabilitación puede consistir en una combinación de lo siguiente:
Ejercicios supervisados para el tronco y acondicionamiento de la postura
Ejercicios generales (en clases individuales o grupales)
Modalidades físicas
Educación en neurociencia del dolor
Terapias cognitivas (p. ej., terapia cognitivo-conductual, terapia de reprocesamiento del dolor)
Medidas farmacológicas
Procedimientos de inyección
Derivación quirúrgica cuando sea apropiado
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica
Los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica pueden beneficiarse con ejercicios para aumentar la resistencia y con estrategias para simplificar las actividades y así ahorrar energía. Las actividades y los ejercicios que fomenten el uso de los miembros superiores e inferiores se utilizan para aumentar la capacidad aerobia muscular, lo que disminuye el requerimiento global de oxígeno y facilita la respiración. La supervisión de los pacientes mientras participan en la actividad ayuda a motivar y los hace sentir más seguros. Estas instrucciones pueden darse en instalaciones médicas o en el domicilio del paciente.
Polineuropatía de la enfermedad crítica
La polineuropatía por enfermedad crítica puede presentarse con fracaso para el destete de la ventilación mecánica. En la insuficiencia multisistémica secundaria a sepsis, el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica, que podría deberse a la liberación de citocinas y radicales libres, altera la microcirculación de los nervios periféricos, lo que produce polineuropatía de los nervios mixtos o motores. La degeneración axónica no inflamatoria y la atrofia muscular neurógena resultante pueden causar debilidad del diafragma, los miembros y los músculos faciales y paraespinales. Las fibras sensitivas se ven mínimamente afectadas. Los niveles seriados de creatinina cinasa sérica y los estudios electrodiagnósticos seriados son útiles para controlar la evolución de la enfermedad en algunos pacientes. El tiempo de recuperación varía de 3 semanas a 6 meses.
La rehabilitación se centra en la prevención de las úlceras de decúbito, las contracturas y las neuropatías por compresión y el retorno de la función normal. Deben realizarse ejercicios de fortalecimiento, movilidad y reentrenamiento de las AVD (actividades de la vida diaria), así como la colocación de ortesis y equipos de adaptación apropiados en las etapas apropiadas de la recuperación.
Caída del pie
El diagnóstico diferencial de la caída del pie incluye neuropatía del nervio peroneo (fibular) común, polineuropatía periférica difusa (p. ej., causada por diabetes), radiculopatía L4 y/o L5, tumor, accidente cerebrovascular, esclerosis múltiple, lesión de la médula espinal y otras causas. Los pacientes pueden presentar debilidad de los dorsiflexores del tobillo, los evertores del tobillo y/o los extensores de los dedos del pie, así como posible caída del pie y marcha en estepaje (excesiva flexión compensadora de la cadera y la rodilla).
El tratamiento de la caída del pie incluye el tratamiento de la causa subyacente cuando sea posible; el entrenamiento en el uso de ortesis de tobillo-pie (AFO); el fortalecimiento de los dorsiflexores débiles del tobillo, los evertors del tobillo y/o los extensores del dedo del pie; el estiramiento de los flexores plantares del tobillo; y el entrenamiento de la marcha. La estimulación eléctrica funcional (EEF) se utiliza en la actualidad en pacientes con esclerosis múltiple para estimular el nervio peroneo durante la fase de balanceo de la marcha con el fin de ayudar a desplazar el pie.
Lesión de la médula espinal
La terapia de rehabilitación específica varía en función de las alteraciones del paciente, que dependen del nivel y la extensión (parcial o total) de la lesión spinal cord injury (véase Traumatismo espinal, en especial véase tabla Efectos de la lesión de la médula espinal por su localización). La capacidad funcional del paciente depende del nivel de la lesión (véase Generalidades sobre los trastornos medulares: síntomas y signos) y de la aparición de complicaciones (p. ej., contracturas articulares, úlceras por decúbito, neumonía e incontinencia intestinal/vesical).
El área afectada debe ser inmovilizada quirúrgica o médicamente tan pronto como sea posible y durante toda la fase aguda. Durante esta fase, la rutina diaria debe incluir medidas para prevenir las retracciones, las úlceras de decúbito y las neumonías; también deben tomarse todas las medidas necesarias para evitar otras complicaciones (p. ej., hipotensión ortostática, atelectasias, trombosis venosa profunda, embolia pulmonar). Colocar a pacientes en una camilla o mesa inclinable y aumentar el ángulo gradualmente hacia la posición vertical puede ayudar a restablecer el equilibrio hemodinámico. Las medias de compresión, el vendaje elástico o una faja abdominal pueden prevenir la hipotensión ortostática.