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Uso de sustancias en adolescentes

PorSarah M. Bagley, MD, MSc, Boston University Chobanian & Avedisian School of Medicine
Reviewed ByAlicia R. Pekarsky, MD, State University of New York Upstate Medical University, Upstate Golisano Children's Hospital
Revisado/Modificado nov 2024
Vista para pacientes

Recursos de temas

El consumo de sustancias entre los adolescentes varía desde la abstinencia hasta el uso esporádico y los trastornos por consumo de sustancias graves. Las consecuencias agudas y a largo plazo varían desde mínimas y menores hasta las que ponen en riesgo la vida, lo que depende de la sustancia, las circunstancias y la frecuencia de consumo. Sin embargo, incluso el uso ocasional puede poner los adolescentes en mayor riesgo de daño significativo, que incluye la sobredosis, los accidentes automovilísticos, y consecuencias de conductas de riesgo. El consumo de sustancias se asocia con consecuencias como tasas más altas de infecciones de transmisión sexual y desarrollo de trastornos por consumo de sustancias (1, 2).

El uso regular de alcohol, cannabis (marijuana), nicotina u otras drogas durante la adolescencia se asocia con mayores tasas de trastornos de salud mental, peor rendimiento en la edad adulta y mayores tasas de adicción.

Los adolescentes consumen sustancias por varias razones:

  • Para compartir una experiencia social o sentirse parte de un grupo social

  • Para aliviar el estrés

  • Para buscar nuevas experiencias y asumir riesgos

  • Para aliviar los síntomas de los trastornos de salud mental (p. ej., depresión, ansiedad)

Otros factores de riesgo incluyen el escaso autocontrol, la falta de vigilancia de los padres, y diversos trastornos del aprendizaje o de salud mental (p. ej., déficit de atención/hiperactividad, depresión). Las actitudes y los ejemplos que los padres dan en relación al consumo de alcohol, tabaco, fármacos recetados y otras sustancias son una influencia poderosa.

La pandemia de COVID-19 tuvo un impacto mixto sobre el uso de sustancias en adolescentes. Durante los períodos de permanencia en el hogar, las tasas de inicio de consumo disminuyeron, pero las tasas de consumo intenso aumentaron porque en algunos adolescentes, el mayor consumo de sustancias se constituyó en un mecanismo para hacer frente al estrés.

El tipo y la potencia de las sustancias utilizadas por los adolescentes varía según los factores individuales, locales y nacionales. En los Estados Unidos, las tendencias que han aumentado el riesgo de consecuencias tanto agudas como a largo plazo para los adolescentes incluyen la introducción de vapeo de nicotina y productos de cannabis de alta potencia y la mayor disponibilidad de opioides recetados y fentanilo.

Las tasas de sobredosis entre los jóvenes han aumentado significativamente (3). El aumento de la sobredosis se debe a la presencia de opioides sintéticos en el suministro de drogas ilícitas (4).

(Véase también Generalidades sobre los trastornos relacionados con sustancias.)

Referencias

  1. 1. Haider MR, Kingori C, Brown MJ, Battle-Fisher M, Chertok IA. Illicit drug use and sexually transmitted infections among young adults in the US: evidence from a nationally representative survey. Int J STD AIDS. 2020;31(13):1238-1246. doi:10.1177/0956462420950603

  2. 2. Gray KM, Squeglia LM. Research Review: What have we learned about adolescent substance use?. J Child Psychol Psychiatry. 2018;59(6):618-627. doi:10.1111/jcpp.12783

  3. 3. Miech RA, Johnston LD, Patrick ME, O’Malley PM: Monitoring the Future National Survey Results on Drug Use 1975-2023: Overview and Detailed Results for Secondary School Students. Ann Arbor, Institute for Social Research, University of Michigan, 2024.

  4. 4. Friedman J, Godvin M, Shover CL, Gone JP, Hansen H, Schriger DL. Trends in Drug Overdose Deaths Among US Adolescents, January 2010 to June 2021. JAMA. 2022;327(14):1398-1400. doi:10.1001/jama.2022.2847

Sustancias específicas

Las sustancias que más utilizan los adolescentes son el alcohol, la nicotina (en el tabaco o los productos de vaporización) y el cannabis.

Alcohol

El alcohol es la sustancia más utilizada por los adolescentes. La Encuesta de seguimiento del futuro sobre el consumo de drogas en Estados Unidos informó que, en 2023, el 46% de los adolescentes estudiantes de grado 12 había probado el alcohol en el último año, el 33% se había emborrachado en el último año, el 24,3% había consumido alcohol en los últimos 30 días y el 10% había tomado más de 5 copas seguidas en las 2 semanas anteriores (1).

El consumo excesivo de alcohol también es común, y los adolescentes que beben pueden tener intoxicación alcohólica. Casi el 90% de todo el alcohol consumido por los adolescentes se produce durante una borrachera, que los pone en riesgo de sufrir accidentes, lesiones, actividad sexual no deseada y otros resultados malos (2). La ingesta excesiva de alcohol se define como un patrón de consumo de alcohol que eleva el nivel de alcohol en sangre hasta 0,08 g/dL (17,37 mmol/L) (3). El número de tragos que constituyen una ingesta excesiva depende de la edad y el sexo y puede ser tan solo 3 tragos en 2 horas para las adolescentes más jóvenes.

En algunas sociedades, el consumo de alcohol se presenta en los medios como aceptable, moderno o incluso como un mecanismo saludable para controlar el estrés, la tristeza o los problemas de salud mental. A pesar de estas influencias, los padres pueden hacer una diferencia mediante la transmisión de expectativas claras a su adolescente en relación con la bebida, el establecimiento de límites constantemente, y el seguimiento. Por otro lado, los adolescentes cuyos familiares beben en exceso pueden pensar que este comportamiento es aceptable.

Algunos adolescentes que prueban el alcohol desarrollan un trastorno por consumo de alcohol (4). Los factores de riesgo conocidos para desarrollar un trastorno incluyen el inicio de beber a una edad temprana y la genética. Los adolescentes que tienen un familiar con un trastorno por consumo de alcohol deben recibir el apoyo adecuado para asegurar su bienestar actual y asesoramiento sobre su mayor riesgo de desarrollar un trastorno por consumo de sustancias.

Tabaco

La mayoría de los adultos que fuman cigarrillos empiezan a fumar durante la adolescencia. Los adolescentes que prueban cigarrillos a los 13 años o menos tienen más probabilidades que otros adolescentes de seguir fumando tabaco cuando son adultos (5).

Las tasas de consumo de cigarrillos de tabaco convencionales entre los adolescentes estadounidenses disminuyeron drásticamente en las décadas de 1990 y 2000 y continúan disminuyendo. El Monitoring the Future Survey comunicó que, en 2023, alrededor del 2,9% de los estudiantes de 12.° grado aceptó que consumía cigarrillos en ese momento (fumados en los últimos 30 días), frente al 28,3% en 1991; solo alrededor del 0,7% informó que fumaba todos los días.

Los factores de riesgo para el tabaquismo en adolescentes incluyen (6)

  • Influencia parental

  • Influencia de los compañeros

  • Vapear el tabaco (un factor de riesgo para fumar cigarrillos convencionales)

  • El consumo de alcohol u otras sustancias

  • Trastornos de salud mental o discapacidades de aprendizaje

  • Mal rendimiento escolar

  • Escasa autoestima

  • Disponibilidad de cigarrillos

Los adolescentes también pueden usar el tabaco en otras formas. Aproximadamente 2,5% de los estudiantes de 12° grado son consumidores actuales cigarrillos electrónicos de nicotina (1). El tabaco sin humo puede ser masticado (tabaco de mascar), colocado entre el labio inferior y la encía (sumergir el tabaco) o inhalado por la nariz (rapé). Fumar en pipa es relativamente raro en los Estados Unidos. El porcentaje de personas > 12 años que fuman cigarros ha disminuido.

Los padres pueden ayudar a prevenir que su adolescente fume y consuma productos de tabaco sin humo por ser modelos positivos (es decir, al no fumar o masticar), discutir abiertamente los peligros del tabaco y alentar a los adolescentes que ya fuman o mascan para que dejen de fumar, lo que incluye brindarles apoyo en la búsqueda de asistencia médica en caso de necesidad (véase Abandono del hábito de fumar en niños).

Productos de cigarrillos electrónicos (productos de vapeo)

Los cigarrillos electrónicos (en forma de cigarrillos o vaporizadores) utilizan calor para volatilizar un líquido que contiene el ingrediente activo, típicamente nicotina o tetrahidrocannabinol (THC). Los cigarrillos electrónicos ingresaron inicialmente en el mercado como alternativas al tabaquismo para los fumadores adultos, y los modelos iniciales no fueron muy utilizados por los adolescentes. Desde entonces han pasado a usar el "vapeo", que les ha llamado mucho la atención y se ha vuelto cada vez más popular entre los adolescentes en los últimos años, especialmente entre los adolescentes de nivel socioeconómico medio y alto. El consumo actual de cigarrillos electrónicos (vapeo de nicotina, sin contar otras sustancias) entre los estudiantes de 12° grado aumentó notablemente del 11% en 2017 al 25,5% en 2019. Sin embargo, según la Encuesta de Monitorización del Futuro, en 2023 el uso de cigarrillos electrónicos disminuyó al 16,9%. Según la misma encuesta, en 2023 aproximadamente el 22,1% de los estudiantes de 12º grado probaron los cigarrillos electrónicos (nicotina y otras sustancias) (1).

Los cigarrillos electrónicos causan diferentes efectos adversos en comparación con fumar tabaco. Otros productos químicos contenidos en los productos de vapeo pueden causar lesión pulmonar, que puede ser aguda, fulminante o crónica y, en su forma más grave, letal. Además, estos productos pueden administrar concentraciones muy altas de nicotina y THC. El THC y la nicotina son altamente adictivos y la toxicidad es posible. Los cigarrillos electrónicos son la forma inicial de exposición de los adolescentes a la nicotina, pero su efecto sobre la tasa de tabaquismo adulto no está claro. Además se desconocen otros riesgos potenciales a largo plazo de los cigarrillos electrónicos (7).

Cannabis (marijuana)

La encuesta Monitoring the Future (Monitorización del futuro) informó que en 2023 la prevalencia del consumo de cannabis entre los estudiantes de 12º grado fue del 18,4%, lo que supone un descenso con respecto al 22,3% de 2019. Aproximadamente el 36,5% de los alumnos de 12.º grado informaron haber consumido cannabis 1 o más veces en su vida (1). En 2010, la tasa de consumo actual de cannabis superó por primera vez la tasa de consumo actual de tabaco.

El aumento más significativo en el consumo de cannabis es en el vapeo de THC. El número de estudiantes de 12° grado que informaron un aumento del vapeo de THC actual, aumentó del 4,9% en 2017 al 14% en 2019 (véase también productos del vapeo). Este porcentaje disminuyó al 13,7% en 2023 (1).

Otras sustancias

El uso de sustancias distintas al alcohol, la nicotina y el cannabis durante la adolescencia es relativamente raro.

En el informe 2023 Monitoring the Future Survey, los siguientes porcentajes de estudiantes de secundaria informaron el uso de sustancias ilícitas una o más veces en su vida (1):

A nivel nacional, el 1,4% de los estudiantes de secundaria había utilizado una aguja para inyectarse alguna droga ilegal (7).

Los fármacos prescritos utilizados con mayor frecuencia en forma incorrecta incluyen analgésicos opioides (p. ej., oxicodona), estimulantes (p. ej., para el trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) como metilfenidato o dextroanfetamina), y sedantes (p ej., benzodiazepinas).

Los medicamentos de venta libre que se venden sin receta que se usan habitualmente incluyen medicamentos para la tos y el resfriado que contienen dextrometorfano. Los medicamentos de venta libre para la tos y el resfriado están ampliamente disponibles.

El uso de esteroides anabólicos es más común entre los atletas, pero los no deportistas también pueden usarlos.

Referencias sobre sustancias específicas

  1. 1. Miech RA, Johnston LD, Patrick ME, O’Malley PM: Monitoring the Future National Survey Results on Drug Use, 1975-2023: Secondary School Students. Ann Arbor, Institute for Social Research, University of Michigan, 2024.

  2. 2. National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism: Get the Facts About Underage Drinking: Underage Drinking Statistics. Accessed October 22, 2024.

  3. 3. National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism: Alcohol's Effects on Health: Binge Drinking. Accessed October 22, 2024.

  4. 4. Dawson DA, Goldstein RB, Chou SP, Ruan WJ, Grant BF. Age at first drink and the first incidence of adult-onset DSM-IV alcohol use disorders. Alcohol Clin Exp Res. 2008;32(12):2149-2160. doi:10.1111/j.1530-0277.2008.00806.x

  5. 5. Sharapova S, Reyes-Guzman C, Singh T, Phillips E, Marynak KL, Agaku I. Age of tobacco use initiation and association with current use and nicotine dependence among US middle and high school students, 2014-2016. Tob Control. 2020;29(1):49-54. doi:10.1136/tobaccocontrol-2018-054593

  6. 6. Wellman RJ, Dugas EN, Dutczak H, et al. Predictors of the Onset of Cigarette Smoking: A Systematic Review of Longitudinal Population-Based Studies in Youth. Am J Prev Med. 2016;51(5):767-778. doi:10.1016/j.amepre.2016.04.003

  7. 7. Centers for Disease Control and Prevention: Youth Risk Behavior Surveillance—United States, 2021. MMWR Suppl 72(1):1–99, 2023.

Detección sistemática de uso de sustancias en adolescentes

  • Evaluación clínica, incluido el examen de detección de rutina

  • Preguntas de cribado y pruebas de detección de drogas

En los adolescentes debe hacerse de rutina el cribado de consumo de sustancias y, cuando sea necesario y ante la sospecha, evaluar el consumo actual de sustancias.

Algunos comportamientos deben hacer que los padres, los maestros u otras personas involucradas con un adolescente se preocupen por un posible trastorno por uso de sustancias. Otros comportamientos son inespecíficos, como por ejemplo

  • Depresión o cambios de humor

  • Un cambio en los amigos

  • Declinación del rendimiento escolar

  • Pérdida de interés en pasatiempos

Los adolescentes que exhiben cualquiera de estos comportamientos deben someterse a una evaluación médica completa de salud mental y de uso de sustancias. Los trastornos por uso de sustancias deben considerarse como posibles causas de estos comportamientos, incluso si el cribado es negativo. Los trastornos por uso de sustancias se diagnostican sobre la base de criterios clínicos.

Cribado de uso de sustancias en adolescentes

La detección sistemática del consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, incluido el uso indebido de medicamentos recetados, forma parte del control de salud tradicional. El cribado universal para detectar el uso de sustancias puede normalizar las discusiones sobre el uso de sustancias, reforzar comportamientos y elecciones saludables, identificar a los adolescentes en riesgo de consumo problemático de sustancias, guiar las intervenciones e identificar a los adolescentes que necesitan derivación para el tratamiento.

Hay varias herramientas de cribado validadas. El National Institute on Drug Abuse (NIDA) recomienda dos de estas herramientas electrónicas de detección disponibles para pacientes de 12 a 17 años, la herramienta Brief Screener for Tobacco, Alcohol, and other Drugs (BSTAD) y la herramienta Screening to Brief Intervention (S2BI). Cada herramienta de detección sistemática puede ser implementada por el mismo paciente o administrada por un profesional de la salud. Se recomienda la autoadministración porque los adolescentes la prefieren. Las herramientas comienzan con preguntas sobre la frecuencia de consumo de tabaco, alcohol y de cannabis en el último año. Una respuesta positiva genera preguntas sobre tipos adicionales de uso de sustancias. Las herramientas clasifican a los adolescentes en una de tres categorías de riesgo para un trastorno por uso de sustancias: sin uso informado, menor riesgo y mayor riesgo. Sobre la base de los resultados, las herramientas ofrecen un plan de acción basado en la orientación y derivada de consensos de expertos. Aunque los tiempos pueden variar según el método de administración y el número de preguntas de seguimiento, estas herramientas pueden completarse en menos de 2 minutos.

El cuestionario CRAFFT es una herramienta de detección sistemática validada más antigua para el diagnóstico del uso de alcohol y drogas. Debido a que el cuestionario CRAFFT original no detecta el consumo de tabaco, no proporciona información sobre la frecuencia de uso ni discrimina entre el uso de drogas y alcohol, ya no se usa en forma amplia y se han desarrollado otras herramientas de detección, incluyendo el cuestionario cuestionario CRAFFT 2,1+N actualizado, que tiene una pregunta sobre el uso de tabaco y nicotina.

Detección del consumo de alcohol en adolescentes

Para una detección más específica y completa del consumo de alcohol, el National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism (NIAAA) ha desarrollado una guía que sugiere comenzar con dos preguntas de cribado. Las preguntas y la interpretación de las respuestas varían según la edad (véase tabla Preguntas para la detección de alcohol de NIAAA para niños y adolescentes).

Tabla
Tabla

Para pacientes de riesgo moderado y alto, pregunte sobre

  • Patrones de consumo de alcohol: consumo habitual y máximo

  • Problemas o riesgos causados por el consumo de alcohol: ausentismo escolar, peleas, lesiones, accidentes de tráfico

  • Uso de otras sustancias: cualquier otro elemento que se consuma para lograr el mismo efecto

La guía de NIAAA también proporciona estrategias útiles para abordar los problemas que se descubren.

Detección de drogas

La prueba de drogas puede ser útil para identificar el uso de sustancias, pero tiene limitaciones significativas. Cuando los padres exigen una detección de drogas, pueden crear un clima de confrontación que hace que sea difícil obtener una historia precisa del uso de sustancias y formar una alianza terapéutica con el adolescente. Las pruebas de detección (incluidas las pruebas domiciliarias) son generalmente inmunoensayos cualitativos rápidos en la orina que se asocian con un número de resultados falsos positivos y falsos negativos. Además, la detección no puede determinar la frecuencia y la intensidad del consumo de sustancia y, en consecuencia, no permite distinguir los usuarios ocasionales de aquellos con problemas más serios. El médico debe utilizar otras medidas (p. ej., anamnesis meticulosa, cuestionarios) para identificar el grado en el que el consumo de sustancias ha afectado la vida de cada adolescente.

Teniendo en cuenta estas preocupaciones y limitaciones, a menudo es útil consultar con un experto en el trastorno por uso de sustancias para ayudar a determinar si la detección de drogas se justifica en una situación dada. Sin embargo, la decisión de no realizar una prueba de detección de drogas no debe terminar prematuramente la evaluación de un posible trastorno por consumo de sustancias o un trastorno de salud mental. Los adolescentes con signos inespecíficos de un trastorno por uso de sustancias o un trastorno de salud mental deben ser derivados a un especialista para una evaluación completa.

Tratamiento del uso de sustancias en adolescentes

  • Terapia conductual adaptada para adolescentes

  • A veces farmacoterapia

  • Naloxona para sobredosis

Por lo general, los adolescentes con un trastorno moderado o grave por consumo de sustancias se derivan para su posterior evaluación y tratamiento, a menudo por un especialista en salud conductual, o, en algunos casos, a un programa de tratamiento especializado para el trastorno por uso de sustancias. En general, las mismas terapias conductuales utilizadas para los adultos con trastornos por uso de sustancias también puede ser utilizadas para los adolescentes. Sin embargo, estos tratamientos deben adaptarse. Los adolescentes no deben ser tratados en los mismos programas que los adultos; ellos deben recibir los servicios de programas para adolescentes y terapeutas con experiencia en el tratamiento de adolescentes con trastornos por uso de sustancias.

Los adolescentes de 16 años y mayores con trastorno por uso de opioides pueden tratarse con buprenorfina. Otros medicamentos se utilizan para usos no aprobados en los adolescentes, pero los datos son limitados con respecto a su eficacia.

Para los adolescentes existen fármacos que se utilizan para tratar los síntomas de abstinencia como resultado de la interrupción del uso de nicotina, THC y otras sustancias y estos pueden ser recetados por un médico de atención primaria.

Prevención de sobredosis

La sobredosis es la tercera causa de muerte entre los adolescentes en los Estados Unidos a pesar de la disminución de la prevalencia del consumo de sustancias. Como resultado, los médicos pueden proporcionar orientación anticipada para la prevención de la sobredosis y facilitar el acceso a la naloxona (el antídoto contra la sobredosis de opioides) (1). La naloxona ahora está disponible para la compra sin receta en los supermercados y farmacias en los Estados Unidos y en algunos otros países.

Referencia del tratamiento

  1. 1. Hadland SE, Schmill DM, Bagley SM. Anticipatory Guidance to Prevent Adolescent Overdoses. Pediatrics. 2024;153(5):e2023065217. doi:10.1542/peds.2023-065217

Más información

Los siguientes recursos en inglés pueden ser útiles. Tenga en cuenta que el MANUAL no es responsable del contenido de estos recursos.

  1. National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism (NIAAA): Alcohol Screening and Brief Intervention for Youth: A Practitioner's Guide

  2. National Institute on Drug Abuse (NIDA): Brief Screener for Tobacco, Alcohol, and other Drugs (BSTAD) tool

  3. NIDA: Screening to Brief Intervention (S2BI) tool

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