El trastorno de síntomas somáticos y los trastornos relacionados se caracterizan por síntomas físicos persistentes que están asociados con pensamientos, sensaciones y comportamientos excesivos e inadaptados en respuesta a estos síntomas y problemas de salud relacionados. Estos trastornos son angustiantes y a menudo interfieren con la funcionalidad.
(Véase también Generalidades sobre la somatización).
Los síntomas somáticos y los trastornos relacionados incluyen los siguientes:
Trastorno de conversión: típicamente, los síntomas incluyen deficiencias aparentes en la función motora voluntaria o sensitiva pero a veces incluyen movimientos temblorosos y consciencia deteriorada (lo que sugiere convulsiones) y posturas anormales de las extremidades (lo que sugiere otro trastorno neurológico o físico general). Los niños pueden presentar deterioro de la coordinación o el equilibrio, debilidad, parálisis de un brazo o una pierna, pérdida de sensibilidad en una parte del cuerpo, convulsiones, falta de respuesta, ceguera, diplopía, sordera, afonía, dificultad para tragar, sensación de una masa en la garganta y retención urinaria.
Trastorno facticio impuesto a otro (antes denominado síndrome de Munchausen por poder): los cuidadores (típicamente un padre) inventan de manera intencional o producen síntomas físicos en un niño. Por ejemplo, pueden agregar sangre u otras sustancias a las muestras de orina para simular una infección en la orina.
Trastorno facticio impuesto a sí mismo: el niño puede pretender tener síntomas físicos o hacerse algo para producir síntomas físicos.
Trastorno de ansiedad de la enfermedad: los niños tienen mucho miedo de padecer o adquirir un trastorno grave. Están tan preocupados con la idea de que están enfermos o que podrían enfermarse que su ansiedad afecta el funcionamiento cotidiano o provoca malestar significativo. Los niños pueden o no tener síntomas físicos, pero si los tienen, su preocupación es más acerca de las posibles implicaciones de los síntomas que de los síntomas en sí.
Trastorno por síntomas somáticos: los niños pueden desarrollar múltiples síntomas somáticos o solo un síntoma grave, por lo general dolor. Los síntomas pueden ser específicos (p. ej., dolor en el abdomen) o vagos (p. ej., fatiga). Cualquier parte del cuerpo puede ser el foco de preocupación. Los síntomas en sí o la preocupación excesiva sobre ellos es angustiante o interrumpe la vida cotidiana.
Los síntomas somáticos y los trastornos relacionados tienen una igual frecuencia entre los niños pequeños y las niñas, pero son más comunes entre las adolescentes que entre los adolescentes.
Los síntomas y el tratamiento del síntoma somático y los trastornos relacionados son muy similares a los de los trastornos de ansiedad. Los síntomas no son inventados conscientemente, y los niños realmente están experimentando los síntomas que describen.
Diagnóstico
Evaluación psiquiátrica
Criterios clínicos del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5-TR)
A veces estudios para descartar otros trastornos
El diagnóstico de un síntoma somático o de un trastorno relacionado se basa en los criterios del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition (DSM-5-TR). En general, para diagnosticar uno de estos trastornos, los síntomas deben causar angustia significativa y/o interferir con el funcionamiento diario, y los niños deben estar excesivamente preocupados por su salud y/o sus síntomas en sus pensamientos y acciones.
Como primer paso, los médicos indagan sobre todos los antecedentes (a veces consultan a miembros de la familia) y hacen un examen a fondo y con frecuencia pruebas para determinar si la causa es un trastorno físico. Como los niños con trastorno de síntomas somáticos pueden también desarrollar trastornos físicos concurrentes, los exámenes y las pruebas apropiadas deben realizarse siempre que los síntomas sufren cambios significativos o cuando aparecen signos objetivos. Sin embargo, generalmente se evitan extensas pruebas de laboratorio porque pueden convencer aún más a los niños de que existe un problema físico y las pruebas de diagnóstico innecesarias pueden traumatizar a los niños.
Si no se puede identificar un problema físico, los médicos pueden usar pruebas estandarizadas de salud mental para ayudar a determinar si los síntomas se deben a un trastorno somático o a otro relacionado. Los médicos también hablan con los niños y sus familiares para tratar de identificar problemas psicológicos subyacentes o relaciones familiares problemáticas.
Tratamiento
Psicoterapia
A veces fármacos para aliviar los síntomas
Los niños, incluso aquellos que tienen una relación satisfactoria con un médico de atención primaria, son derivados generalmente a un psicoterapeuta. Los niños pueden negarse a la idea de visitar a un psicoterapeuta porque creen que sus síntomas son puramente físicos. Sin embargo, la psicoterapia individual y familiar, a menudo utilizando técnicas cognitivo-conductuales, puede ayudar a los niños y a los miembros de la familia a reconocer patrones de pensamiento y conducta que perpetúan los síntomas. Los terapeutas pueden usar hipnosis, biorretroalimentación y terapia de relajación.
La psicoterapia generalmente se combina con un programa de rehabilitación que tiene como objetivo ayudar a los niños a volver a una rutina normal. Puede incluir fisioterapia, que ofrece los siguientes beneficios:
Puede tratar efectos físicos reales, como movilidad reducida o pérdida de músculo, causados por un síntoma somático o un trastorno relacionado.
Hace que los niños sientan que se está haciendo algo concreto para tratarlos.
Permite a los niños participar activamente en su tratamiento.
Los fármacos para tratar los trastornos psiquiátricos concurrentes (p. ej., depresión, ansiedad) pueden ayudar; sin embargo, la intervención principal es la psicoterapia.
Los niños también se benefician con una relación de apoyo con un médico de atención primaria, que coordine toda la atención médica, provea alivio sintomático, los evalúe regularmente y los proteja de pruebas y procedimientos innecesarios.
Conceptos clave
Los niños están preocupados excesivamente por su salud, síntomas físicos o la posibilidad de tener o adquirir una enfermedad grave.
Los niños pueden tener múltiples síntomas (p. ej., alteración de la coordinación o el equilibrio, debilidad, parálisis o pérdida de sensibilidad, convulsiones, ceguera, visión doble, sordera) o un síntoma grave, generalmente dolor.
Haga los exámenes y pruebas apropiadas inicialmente para descartar un trastorno físico como la causa de los síntomas y, si los síntomas cambian de manera significativa o se desarrollan signos objetivos, para detectar un nuevo trastorno físico.
El tratamiento puede incluir psicoterapia, generalmente combinada con un programa de rehabilitación que tiene como objetivo ayudar a los niños a volver a una rutina normal.