Los trastornos renales a menudo no empeoran durante el embarazo; los trastornos renales no infecciosos suelen exacerbarse solo cuando coexiste hipertensión no controlada. Sin embargo, una insuficiencia renal imporante (creatinina sérica > 3 mg/dL [> 270 micromol/L] o nitrógeno ureico en sangre > 30 mg/dL [> 10,5 mmol urea/L]) antes del embarazo en general no permite que la mujer mantenga su embarazo hasta el término.
La insuficiencia renal materna puede causar
Después de un trasplante renal, a menudo es posible un embarazo no complicado a término si las mujeres presentan lo siguiente:
Un trasplante renal en su sitio por > 2 años
Función renal normal
Sin episodios de rechazo
Presión arterial normal
El tratamiento de la falla renal durante el embarazo requiere una consulta con un nefrólogo. La presión arterial y el peso se miden cada 2 semanas; el nitrógeno ureico en sangre y los niveles de creatinina más la depuración de creatinina se miden a menudo, en intervalos que están dictados por la gravedad y la progresión de la enfermedad. Se administra furosemida sólo si es necesaria para controlar la presión arterial o el edema excesivo; algunas mujeres requieren otros fármacos para controlar la tensión arterial. Aquellas con insuficiencia renal graven pueden requerir internación después de la semana 28 de gestación para reposo en cama, control de la presión arterial y monitorización fetal estricta. Si los resultados o las pruebas antenatales siguen siendo normales y tranquilizadores, el embarazo continúa.
En general, el parto se realiza antes del término debido a preeclampsia, restricción del crecimiento fetal o insuficiencia uteroplacentaria. A veces, la amniocentesis para controlar la madurez pulmonar fetal puede ayudar a determinar cuándo debe realizarse el parto; una relación lecitina/esfingomielina de > 2:1 o la presencia de fosfatidilglicerol indican madurez. La cesárea es muy común, aunque el parto vaginal puede ser posible si el cuello está maduro y no hay impedimentos para el parto normal.
Enfermedad renal terminal
Los avances en el tratamiento de diálisis han aumentado la esperanza de vida para las pacientes con enfermedad renal terminal, mejoraron los resultados del embarazo, e incrementaron la fertilidad. La tasa de supervivencia de los fetos de mujeres embarazadas que reciben hemodiálisis ha mejorado del 23% (aproximadamente en 1980) a casi 90% en la actualidad. La razón es, probablemente, el aumento sustancial de la dosis de hemodiálisis utilizado durante el embarazo; ahora, la hemodiálisis de alto flujo y alto rendimiento se hace típicamente 6 veces/semana. La diálisis puede ser ajustada en función de los hallazgos de laboratorio, ecográficos y clínicos (p. ej., hipertensión severa, náuseas o vómitos, edema, aumento de peso excesivo, polihidramnios persistente).
Aunque los resultados del embarazo han mejorado, las tasas de complicaciones para las pacientes con enfermedad renal terminal se mantienen altos.
Conceptos clave
Las mujeres que tienen una insuficiencia renal significativa antes del embarazo generalmente no pueden mantener un embarazo a término.
En las mujeres embarazadas con falla renal, medir la presión arterial y el peso se miden cada 2 semanas y medir el nitrógeno ureico en sangre y los niveles de creatinina más la depuración de creatinina a menudo, en intervalos que están dictados por la gravedad y la progresión de la enfermedad.
Consulta con un nefrólogo cuando se trata unja mujer embarazada con insuficiencia renal; el parto generalmente debe efectuarse antes del término.
Los avances en el tratamiento de diálisis han aumentado la esperanza de vida para las pacientes con enfermedad renal terminal, mejoraron los resultados del embarazo, e incrementaron la fertilidad, pero las tasas de complicaciones para estas pacientes siguen siendo altas.