Se recomienda la búsqueda sistemática de depresión, porque este problema es frecuente en los ancianos. Se pueden usar varias pruebas validadas para la depresión (p. ej., Geriatric Depression Scale, Hamilton Depression Scale, Patient Health Questionnaire-9 [PHQ-9]). La evaluación sistemática es relativamente sencilla y se diseñaron diversos instrumentos que no requieren la presencia de un médico para su administración. En los pacientes que se sienten solos o aislados, debe solicitarse la intervención de un asistente social que aumente los contactos sociales con el fin de evitar la morbilidad y prolongar la supervivencia. En los pacientes deprimidos, se justifica una intervención apropiada con psicoterapia o fármacos.
Una autoestima elevada puede ayudar a mejorar la salud. Se debe estimular a los pacientes a mantenerse productivos, participar en actividades recreativas, y contactarse con otras personas (véase también Aspectos sociales en los ancianos). Estas acciones pueden aumentar la autoestima. Sugerir actividades que incrementen la conexión social, como adquirir una mascota, contribuir en las tareas domésticas o participar en trabajo voluntario, puede ayudar a prevenir los problemas psicosociales (y la discapacidad física).
